Un nuevo año, nuevas oportunidades

Por: Sebastián Zapata*

@sebastianzc

Como es de amplio conocimiento esté 2020 contó con la particularidad de comenzar con la posesión y entrada en tareas de más de mil alcaldes municipales y distritales, un extenso número de concejales, centenas de diputados y de más de treinta gobernadores. Los cuales fueron electos en franca lid- en su mayoría- en octubre pasado. 

Este nuevo cuatrienio de mandatos territoriales, sin lugar a duda, comienza con varias peculiaridades, caso la sensación positiva de contar con muchos nuevos liderazgos y la reducción de algunas estructuras políticas cuestionables. 

Pero a su vez, también inician estos mandatos con la incertidumbre de que algunos liderazgos emergentes y/o alternativos, especialmente algunos de ciudades capitales, tengan la posibilidad de caer en mandatos populistas y de pocos resultados. Durante la contienda electoral y los meses póstumos a la misma, algunos candidatos electos se han destacado por ser poco coherentes y concretos. 

Claramente también hay una incertidumbre que cobija el devenir de algunos departamentos, gracias a que varios gobernadores elegidos recibieron apoyos de grupos políticos ampliamente ilegítimos y cuestionados.

Sin embargo, este par de preocupaciones contrastan con las grandes oportunidades con que pueden contar los nuevos mandatarios en los años venideros. Es necesario, por ejemplo, que en casos puntuales como Atlántico y Barranquilla se continúe con las amplias transformaciones territoriales que tantos frutos positivos han traído; en una ciudad como Montería se siga por la senda de una capital organizada; que en Medellín no se detenga la consolidación de una urbe inteligente con grandes nichos turísticos y un sistema de transporte integral de talla mundial; que en departamentos como Cundinamarca y Valle del Cauca no se pare de apostarle al desarrollo territorial; entre algunos casos que vale la pena mencionar. 

Ahora, es de precisar que el rol de los ciudadanos, los medios informativos y los entes de control deberá ser más activo que nunca, porque, por ejemplo, en una ciudad como Bogotá está en juego la correcta y eficiente ejecución de varios billones de pesos que deben ejecutarse para desarrollar varias mega obras que demanda con urgencia la capital; Cali tiene una gran deuda con la seguridad de sus ciudadanos; Cartagena necesita de una vez por todas contar con una estabilidad administrativa; departamentos como Chocó, La Guajira y Córdoba necesitan prevenir de manera real la corrupción y malas prácticas en la gerencia pública; solo por mencionar algunos desafíos. 

Se debe aclarar que para salir triunfantes en estos retos territoriales se depende en gran medida de los éxitos del gobierno de Iván Duque -la correlación de lo local con lo nacional es innegable-. Por lo que se hace necesario que por fin se consoliden desde el Palacio de Nariño los cuatro elementos que todo poder ejecutivo debe desplegar: un gabinete adecuado- para eso es clave un verdadero remezón ministerial-; una agenda clara de gobierno; una real gobernabilidad- que se va a  materializar en gran parte por unas buenas relaciones con el legislativo-; y, una eficiente respuesta a las demandas ciudadanas. 

En últimas, este año para las personas que rigen las dinámicas de lo público en el país, trae consigo un sin número de desafíos, oportunidades y retos. Por ello es fundamental que todos estos funcionarios y servidores estén a la altura de sus cargos y respondan de manera adecuada a las necesidades y problemáticas de la Colombia contemporánea, solo así se podrán evitar que continúen los brotes de convulsión social que afectaron a la nación en días pasados, que si bien eras justificados por el inconformismo ciudadano, también fueron víctima de la apropiación inadecuada de políticos y ciertos grupos de presión que pretendían imponer una determinada agenda política.

*Miembro de número de la Dirección de Gestión de Territorios.

Blockchain: Pasaporte a la nueva revolución tecnológica

Por: Juan Falkonerth*

Ante los innumerables avances de la ciencia y la tecnología, la palabra “confianza” va cobrando un valor de incalculables proporciones, a tal punto, que podríamos considerarla como el eje de la transformación digital y social. Esto se explica tan solo con observar el creciente número de usuarios de plataformas digitales, los cuales demandan cada vez por procesos más eficientes y, sobre todo, transparentes. Esto precisamente es lo que brinda la tecnología blockchain

Esto es posible a través de la blockchain, ya que la base de datos que esta a cargo de varios usuarios, esta contenida en bloques de transacciones descentralizadas y enlazadas entre sí, registrando cada acción que se realice y auditándose por el mismo sistema a través de complejos algoritmos, como bien lo señala Álex Preukschat, en su libro “Blockchain: la revolución industrial de Internet”. 

La revolución de esta tecnología consiste entonces, en que varios operadores o usuarios de la base de datos que se auditan entre sí no requieran de un intermediario confiable para dicha labor. Este factor innovador elimina los reprocesos, hace más eficiente el sistema y sobre todo reduce los costos, según lo expresa Emiliano B. Ocariz, en su libro “Blockchain y Smart Contracts, la revolución de la confianza”. Saifedean Ammous, por su parte, revisa varias startups y nos propone tres usos generalizados de esta tecnología: pagos digitales, contratos y bases de datos y gestión de registros, desarrollados en su libro “El patrón bitcoin, la alternativa descentralizada a los bancos centrales”

Lo más fascinante de esto, es quizá, la descripción que hace William Mougayar, en su libro “La tecnología Blockchain en los negocios, perspectivas, práctica y aplicación en Internet”, en la cual, hace el símil de cuando un usuario “googlea” para acceder a la información de interés en la Internet y como en un ejercicio idéntico podría consultarse y verificarse un sin fin de datos como identidades, títulos académicos, registros y demás; ilustrando la magnitud de la transformación que representa la blockchain.

El docente de la Escuela de Economía de la Universidad Sergio Arboleda, Carlos Meneses, hace también un interesante planteamiento sobre la blockchain, afirmando que es una puesta en marcha de la teoría de equilibrio del reconocido profesor Nash, al señalar que “buenos” y “malos” no tienen incentivos para alterar la información y quedar por fuera del sistema ya que todos quieren beneficiarse de él y le apuestan por mantenerse. Esta se convierte entonces, en otra garantía del sistema compuesto por nodos. 

Lo cierto de todo esto es, que la tecnología blockchain no se agota en sí misma y es mucho más que criptomonedas, como usualmente se le conoce o relaciona. Es una industria en crecimiento exponencial y aunque en Colombia su avance es aún incipiente, en América Latina los indicadores son alentadores. Según datos ofrecidos por la Cámara de Comercio de Bogotá, los países de la región que están a la vanguardia son México y Argentina. Para el caso nuestro se espera que el negocio pase de US$4,8 millones registrados en 2018 a US$92,7 millones en 2024. Del mismo informe se desprende que ya se ha puesto en práctica esta tecnología en procesos tales como votaciones electrónicas estudiantiles, registro de propiedad de tierras y registros académicos. 

Otro uso de avanzado de esta tecnogía lo encontramos en el país de la samba. En los estados de Bahía y Río Grande del Norte en Brasil, los agricultores quienes hasta hace poco no conocían los dispositivos electrónicos, pusieron en marcha la blockchain para agilizar los procesos de producción, distribución y de negocios, con tal éxito que ahora quieren implementarla para todo. Una muestra de la transformación digital en el campo.

La isla de Malta en Europa, aunque pequeña en extensión es grande en visión y por ese quiere ser la primera isla blockchain del mundo, por esta razón, adoptó un marco legislativo de avanzada que ya permite operar el bitcoin junto con un novedoso sistema transaccional, así mismo, extenderá proximámente estos procesos tecnológicos al sistema educativo, de transporte y hasta el político, para lo cual ya tiene en marcha varios planes pilotos. Ejemplos que resultan inspiradores.

Por eso, cuando se afirma que la puesta en escena de la blockchain puede desatar una revolución tecnológica de magnitudes similares a la registrada con la llegada del Internet, que cambió el mundo, no resulta traída de los cabellos y por el contrario invita a reflexionar sobre el fenómeno que ya esta cambiando el mundo a través de la “confianza” de los datos que navegan en la red y que puede resolver un sin fin de problemas de la humanidad. 

Aplicando esta tecnología a varios procesos gubernamentales se tendría un Estado más eficiente y transparente, contaríamos con un sector privado más competitivo y sobre todo, con una sociedad que pueda confiar más en la información de la red que se administra en estos eslabones. 

Mi invitación entonces, es para abrirle la puerta a la tecnonogía blockchain y ser un país de avanzada.

*Director de Emprendimiento del Tanque de Pensamiento Al Centro.

Fin de siècle y su hastío a la veneración del dinero

Por: Ernesto Forero
@ErnestoForero

Arranca el año 2020 y con él arranca oficialmente la segunda década del siglo XXI[1]. Los fines y principios de siglo han sido tradicionalmente épocas de transición que han marcado un fin y un principio de grandes ciclos en la sociedad global que involucran aspectos éticos, económicos, morales, sociales, intelectuales, y/o científicos.

El presente inicio de siglo no es la excepción. No obstante, sacar conclusiones sobre el siglo en curso nunca ha sido tarea fácil para quienes se encuentran inmersos en la realidad del siglo mismo, pues tal ejercicio exige una necesaria perspectiva temporal. La escasa lejanía que ofrece la segunda década del siglo XXI permite entrever solo algunas características de la nueva escala de valores que se encuentra en formación, en un proceso de construcción y deconstrucción constante como el lienzo de Penélope.

El dinero fue sin duda el principal protagonista del siglo XX. El individualismo, tan defendido por la generación de las décadas de la posguerra (cuyas exigencias eran: haz lo que quieras, prohibido prohibir, lo privado es político, la imaginación al poder) sirvió como plataforma moral para la consolidación de la idea de realización personal a través de la búsqueda y acumulación desmedida de riqueza[2], y todo, bajo la égida del capitalismo como modelo económico.

Como reacción a lo anterior (no podemos olvidar nunca el ciclo pendular de la historia), en estas dos primeras décadas del siglo XXI se ha ido consolidando de manera más o menos clara un hastío social hacia esa veneración al dinero[3], el cual ha empezado a estremecer los cimientos de la estructura ética y moral que dejó el siglo anterior, generado un reacomodamiento en la escala de valores de la sociedad actual.

Por ejemplo, se ha empezado a cuestionar el modelo tradicional de Milton Friedman según el cual, el rol de las sociedades comerciales se limitaba a maximizar las ganancias de sus accionistas[4]. En oposición a esta premisa, hoy vemos una tendencia hacia un modelo de gestión de los negocios en virtud del cual los grandes grupos empresariales mundiales son controlados por organizaciones sin ánimo de lucro conocidas como fundaciones industriales[5], las cuales destinan gran parte de sus utilidades a la financiación de proyectos filantrópicos. El documental de Netflix “Bill Gates, bajo la lupa”, por ejemplo, muestra cómo el fundador de Microsoft y otros billonarios han resuelto abandonar sus vidas como empresarios para dedicarse a proyectos que impacten radicalmente la vida de la población menos favorecida[6], en una forma de “democratización” de la riqueza desde lo privado.

Colombia no es del todo ajeno a esta nueva tendencia, pues incluso desde la institucionalidad se ha implantado la necesidad de que la propiedad privada tenga una función social. La reciente creación de la categoría de Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC[7]) ha hecho explícito el interés institucional de hacer que los beneficios derivados de la explotación económica de las sociedades comerciales e industriales trasciendan la órbita exclusiva de sus accionistas, e irradie a la comunidad, el medio ambiente y a sus respectivos empleados y sus familias.

Otra muestra del reacomodamiento de valores de la sociedad actual es la creciente preocupación por la protección del medio ambiente. Mientras el siglo anterior consideraba el deterioro del medio ambiente como una mera externalidad, hoy es considerado como una conducta grave y antiética, digna de repudio. El premio nobel en economía William Nordhaus[8] explica en su libro que la reversión de la tendencia incremental de la temperatura de la tierra, o incluso su simple estancamiento, es posible si, y solo si, se cuenta con el concurso de la mayoría de países y de las personas. Por lo anterior, una actitud renuente[9] o despreocupada frente a esta realidad es considerada como una conducta antiética. El reproche ético se fundamenta en que estaríamos, de manera activa o pasiva, contribuyendo a que las generaciones venideras reciban un mundo peor del que nos fue entregado, siendo conscientes de que pudimos evitarlo y por decisión propia no lo hicimos.   

Estos son solo dos ejemplos de los impactos que está teniendo en la sociedad, así como en la vida de quienes viven en ella, lo que hemos denominado la nueva escala de valores del siglo XXI, la cual se encuentra en una ebullición constructiva. Esta nueva estructura ética y moral tendrá por supuesto un impacto en el papel que el Estado estará llamado a jugar en el presente siglo, pues las personas elegirán como gobernantes, tarde o temprano, a quienes se identifiquen con su visión, necesidades y con sus nuevas convicciones.   

En un reciente artículo[10] de la revista The Economist se habla de un resurgimiento de las doctrinas “de izquierda” en los millennials, basado en incisivas críticas sobre lo que de una u otra manera ha salido mal en las sociedades occidentales (corrupción, quiebras de los sistemas financieros por escasa o nula regulación, conductas antiéticas, etc.). Este nuevo discurso exige del Estado soluciones y acciones concretas contra las inequidades y desigualdades de la sociedad actual, y a favor de la protección de los “nuevos” sujetos de derecho como el medio ambiente, los animales[11], las minorías, etc. En el discurso no se percibe un interés por que el Estado se apropie de los medios de producción, sino que exige de éste una intervención efectiva que pondere el interés de la comunidad frente a intereses particulares.

Esta nueva coyuntura ha llevado a personas de la talla de Minouche Shafik, Directora de Economía y Ciencia Política del London School of Economics, a plantear la necesidad de suscribir “un nuevo contrato social”[12]que tenga en consideración las nuevas preocupaciones de la ciudadanía. Incluso, el mismo Papa Francisco, un agudo observador de la realidad mundial, ha anunciado que planteará un nuevo modelo económico[13] que ha denominado “la Economía de Francisco” en honor a Francisco de Asís, cuyo contenido explicará en el mes de marzo de este año 2020 en el pueblo de Asís, en la región de Umbría, Italia. 

No podemos tener certeza de cuál será el desenlace de todo este interesante cóctel de situaciones, ni cuál será la escala de valores definitiva (si es que hay escalas de valores definitivas) que gobernará la vida de los moradores del siglo XXI. Lo que sí es seguro es que las capas tectónicas de la sociedad actual se están agitando, y debemos decidir si luchamos contra los cambios o los interiorizamos y procuramos que nuestra sociedad saque el mejor provecho de ellos. 

*Director Temático para el Departamento de Magdalena de Al Centro.


[1] De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española la segunda década arranca en 2021 https://twitter.com/RAEinforma/status/1204808284433264642. Para efectos de la presente columna la segunda década arranca en 2020.

[2] https://www.portafolio.co/economia/ha-terminado-la-era-de-la-acumulacion-de-riqueza-532430

[3] https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-50334737 Por qué hablar de dinero es tabú en Suecia (y cuáles son las ventajas e inconvenientes de esta costumbre)

[4] Colin Mayer, “Prosperity, better business makes the grater good”. Oxford University Press.

[5] https://www.blogsocietario.com/post/fundaciones-industriales-un-giro-copernicano

[6] https://www.gatesfoundation.org/

[7] https://alcentro.co/columnas-de-opinion/las-bic-el-deber-ser-de-toda-empresa/

[8] William D, Nordhaus. The Climate Casino: Risk, Uncertainty, and Economics for a Warming World.

[9] https://alcentro.co/columnas-de-opinion/cop25-y-ahora-que/

[10] https://www.economist.com/leaders/2019/02/14/millennial-socialism

[11] https://alcentro.co/columnas-de-opinion/politica-animal/

[12] https://www.elespectador.com/desigualdad-global-hacia-un-nuevo-contrato-social-articulo-898908

[13] https://theworldin.economist.com/edition/2020/article/17495/pope-francis-hopes-anoint-new-economic-model

Política pública y fortalecimiento empresarial para la transformación digital

Por Carlos Andrés Aguilera *
@Aguilera_Ariza

La política pública debe generar condiciones para impulsar el mercado digital, pero así mismo, para innovar y competir en este escenario, el sector empresarial requiere desarrollar capacidades para transformarse digitalmente.

La evolución de la economía digital, así como sus dividendos sociales y económicos son el resultado de la interacción de diversos factores y actores del mercado. Un recurso de análisis para abordar el tema es el índice de evolución digital desarrollado por The Fletcher School – Tufts University. Este índice mide la transformación de las economías en el mundo avanzado y en desarrollo, mediante el análisis de los que considera como principales factores que rigen la evolución de un país en una economía digital: Demanda, oferta, entorno institucional e innovación.

De acuerdo con los resultados del índice 2013 y 2017, Colombia es clasificada en la zona de trayectoria donde se encuentran los países que tienen el potencial de desarrollar economías digitales fuertes. No obstante, ocupa la posición 44 del ranking que mide las trayectorias digitales de 60 países en su más reciente edición, en la cual, en los primeros lugares se ubican Noruega, Suecia y Suiza, y de América Latina la mejor posición la ocupa Chile en el puesto 30.

En este contexto, el CONPES 3975 de 2019 Política Nacional para la Transformación Digital e Inteligencia artificial, es un componente a tener en cuenta en el entorno institucional de Colombia para el avance de su economía digital. Entre las acciones definidas se encuentran la inclusión en la oferta del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, de servicios dirigidos a empresarios y emprendedores, para acompañar procesos relacionados con transformación digital, así como la articulación de iniciativas del Ministerio TIC en esa línea. De otra parte, indica que realizaran ajustes normativos para promover y consolidar un ecosistema de pagos electrónicos, así como para la actualización de la normativa relacionada con el surgimiento de modelos de negocios basados en nuevas tecnologías.

Es preciso señalar que el CONPES citado también considera un posible impacto de la transformación digital en la profundización de diferencias sociales e inequidad, teniendo en cuenta que “las industrias basadas en tecnologías de punta superan los niveles de productividad y rendimientos de las industrias tradicionales.

Frente a lo anterior, es necesario resaltar que la oferta nacional hace parte de un mercado global, por tanto, el sector empresarial requiere desarrollar capacidades que le permitan incorporar tecnologías digitales y uso de datos para evolucionar sus modelos de negocio, es decir, optimización de procesos, desarrollo de bienes y servicios, así como la forma de relacionamiento con los grupos de interés. Este escenario de transformación de las organizaciones y su operación implica también la necesidad de realizar ajustes de acuerdo con las normas vigentes y, prepararse para las que eventualmente se introduzcan.

Por su parte el Estado, no puede quedarse rezagado en “la actualización de la normativa relacionada con el surgimiento de modelos de negocios basados en nuevas tecnologías.” Colombia requiere acciones instituciones coordinadas y oportunas, tanto en materia normativa como en la promoción de la innovación, el desarrollo de nuevas industrias y la atracción de inversión en estos sectores fundamentales para el crecimiento y el desarrollo económico. Es estar a la vanguardia en el escenario de la cuarta revolución industrial, identificando cambios e incorporándolos en beneficio de las personas, y así mismo, para promover la generación de valor y oportunidades de mercado.

* Director de Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Tanque de Pensamiento AlCentro

Desarrollo humano y movilidad social

Por Carlos Andrés Aguilera *
@Aguilera_Ariza

El desarrollo humano es el reflejo del grado de responsabilidad del Estado con las personas, el goce de sus derechos, aspiraciones y proyección en cada momento de la vida. Este escenario, aunque pueda apreciarse como idealista, es en realidad el fin de un Estado Social de Derecho, y para ello se requieren acciones de política pública que cambien enfoques para atender situaciones de pobreza, y para garantizar la equidad en el acceso a oportunidades, para que el desarrollo del potencial de las personas en la sociedad no esté determinado por las condiciones socioeconómicas al momento de nacer.

El Informe sobre Desarrollo Humano 2019 presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señala que, a pesar de los avances en la reducción de privaciones extremas, continúan las disparidades, y está surgiendo una nueva generación de desigualdades. Es decir, logros en capacidades básicas como supervivencia en primera infancia, enseñanza primaria y tecnología básica, contrastan con logros en capacidades aumentadas como la esperanza de vida a los 70 años, acceso a atención de salud de calidad en todos los niveles, educación de calidad en todos los niveles y acceso efectivo a tecnologías modernas. Así como hace énfasis el Informe, más allá de los promedios, que ubican a Colombia en la posición 79 -entre 189 países- con un valor de 0,761 de Índice de Desarrollo Humano (IDH), el reto para el país está en mejorar los resultados en las tres dimensiones básicas del desarrollo humano a partir de las cuales es calculado el índice: una vida larga y saludable, el conocimiento y un nivel de vida decente.     

La oferta social del Estado requiere la articulación efectiva de programas basados en transferencias monetarias, con iniciativas que contribuyan al fortalecimiento del tejido social. Las personas requieren capacitación y acompañamiento para la puesta en marcha de actividades productivas que generen ingresos para sus hogares, y así mismo, a través de mecanismos de participación comunitaria, generar opciones para que sean parte frente a retos de convivencia, ambientales y cada aspecto que contribuya a mejorar las condiciones de su entorno. Esta es una vía para reducir la dependencia de subsidios y programas de asistencia para atender privaciones extremas y en el mediano plazo trasladar recursos al desarrollo de capacidades aumentadas, como el mejor acceso y aprovechamiento de las tecnologías, de forma que los cambios en curso no amplíen las brechas, sino que por el contrario potencien las posibilidades de progreso social.

En la medida en que se cambien los enfoques y en consecuencia la destinación de recursos públicos, se evitará el uso de programas sociales con fines populistas a costa de comunidades vulnerables, y en cambio, se lograrán avances para sacar a las personas de esas trampas de pobreza, es decir, de esas condiciones que hacen que a lo largo de la vida empeore su situación y sea persistente en las siguientes generaciones.

Cambiar las dinámicas asociadas a la asistencia social en los territorios es apostarle a la movilidad social, a un ascenso social intergeneracional, entendido como la posibilidad de alcanzar mejores niveles de educación, ingresos y bienestar como resultado del esfuerzo de cada individuo y no sólo de las condiciones heredadas. En el nivel actual de movilidad intergeneracional, de acuerdo con el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OECD (2018) – ¿Un ascensor social descompuesto? Cómo promover la movilidad social -, se necesitaría en promedio en los países de la OECD de cuatro a cinco generaciones para que la descendencia de una familia de bajos ingresos alcance un nivel medio de ingresos, y en el caso de Colombia sería de 11 generaciones. Esto llama la atención sobre el ritmo al cual avanza cada persona en la sociedad y hasta dónde puede llegar, es una reflexión sobre la efectividad del Estado para garantizar la igualdad de oportunidades. Este es el contexto del descontento social, de voces cada vez más apartadas de sofismas ideológicos detrás de los cuales actores en extremos disonantes sólo persiguen sus intereses, es la ciudadanía que cada día se reconoce mejor como nación, para dar los siguientes pasos y promover objetivos comunes en las instancias democráticas de participación y representación.

*Director de Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Tanque de Pensamiento AlCentro

¿Cómo hablar del futuro de la radio colombiana en la 4RI?

Por: Juan José Ramírez*
@jujorare

El servicio de Radiodifusión Sonora es único en el sector de las telecomunicaciones en nuestro país al continuar ostentando una gran cobertura de todo el territorio colombiano (casi del 90%) e influencia en la transmisión de noticias. Aún somos de los pocos países donde nos enteramos con mediatez de lo que sucede, por la radio y no por twitter.

En Colombia, el servicio de la radio lleva 90 años donde se ha destacado como factor de comunicación esencial de todos los territorios, ya que nuestro país aún tiene metas por cumplir en cuanto a cobertura de Internet y transformación digital. No obstante, tal como se proyecta, estos factores crecerán en grandes proporciones, lo que generaría grandes ventajas para todos en un mundo digital, pero colocaría en riesgo la continuidad de servicios análogos como la radiodifusión sonora.

De igual manera, los efectos de la Ley de Modernización del Sector TIC respecto al Servicio de Radiodifusión Sonora, traerá grandes retos de análisis e interpretación en los procesos de selección objetiva para la radio comercial frente a la maximización del bienestar social en la asignación de espectro radioeléctrico, el aumento de las concesiones del servicio a 20 años con prorrogas de este mismo plazo en relación al mercado del servicio de la radio y además el papel que jugara el nuevo regulador convergente como lo será la Comisión de Regulación de Comunicaciones en aspectos tan fundamentales para el servicio como análisis de fórmulas de contraprestación, compartición de infraestructura y estudios del mercado del servicio de la radio.

Ahora en pleno desarrollo de la cuarta revolución industrial donde el internet y la transformación digital han cambiado nuestra vida y la percepción de la misma, incluyendo como captamos las noticias, música y asuntos de interés, lo que ha producido grandes crisis en la continuidad de la prensa escrita, producción de libros en papel y algunos servicios, como el de la radiodifusión sonora que al ser un servicio análogo a nivel mundial debió evolucionar digitalmente en conjunto con nuevas tecnologías para continuar su operación, lo que no acontece en Colombia al permanecer totalmente análogo sin tener componentes digitales en su transmisión.

Por lo tanto, la radio al ser una tecnología análoga debe evolucionar en esta era digital, en conjunto con una regulación bien interpretada, regulación nueva adaptada a la era digital y desarrollo en su asignación y concesiones, se logrará que el servicio siga evolucionando al lado de tecnologías y mercados dinámicos tecnológicos.

Por lo tanto, estamos en el tiempo perfecto para cambiar las discusiones de la radio, no solo recordando la influencia y grandes aportes de este servicio o la importancia de las inversiones a las redes análogas existentes o aumento de más prestadores análogos, sino pensando en el desarrollo de las nuevas tecnologías de la radio en Colombia.

La radio se enfrente a un gran reto que es sobrevivir en la cuarta revolución industrial ya que si solo evoluciona en nuestro país como un servicio análogo donde la prioridad es crecer la oferta análoga y donde la única opción de pensar en el futuro digital, es transmitir radio a través de internet llegara prácticamente a su mayor crisis de continuidad.

En consecuencia todos los que intervienen en este maravilloso servicio deben pensar en la cuarta revolución industrial de la radio que son las nuevas tecnologías para este servicio como la radio hibrida, la radio digital, AM Estereo, instalación de chip F.M en dispositivos móviles, entre otras nuevas tecnologías digitales que están permitiendo a nivel mundial que el servicio de la radio evolucione al mundo digital sin perderse en el mundo del internet y donde este servicio continuaría su influencia esencial en los medios de comunicación ahora digitales.

Requerimos discursos y planteamientos de todos los sectores que hacen parte del servicio de la radiodifusión sonora frente a la obligatoriedad de evolucionar digitalmente no solo en la producción de contenidos sino en la forma de transmisión ya que de lo contrario tendríamos un servicio análogo fuera del mundo digital; mundo que sería en unos años el dominante en todos los sectores sociales y económicos.

Hablar de la necesidad de como evolucionamos digitalmente el servicio de la radio en Colombia no es fácil ya que debemos cambiar paradigmas en este servicio pero es necesario y obligatorio desde ya hacerlo porque esta evolución digital no solo trae efectos en la infraestructura del servicio como tal sino en los mismos usuarios ya que deben recibir estas señalas a través de nuevos receptores, nuevos formatos y cambios en la programación debido a las posibilidades que ofrecen estas tecnologías que a través de una sola frecuencia, se puedan recibir varias señales a la vez.

Nuestro país merece que la radio continúe y siga consolidándose, pero necesita que todos los sectores planteen y discutan programas y políticas que incluyan a los prestadores, órganos reguladores, entidades competentes y a los usuarios hacia una evolución digital de los servicios radiodifusión sonora a través de sus nuevas tecnologías.

*Director de Radiodifusión Sonora del Tanque de Pensamiento AlCentro.