Por: David Luna
dluna@mit.edu
Primero, y antes de que me salten en masa, no se trata de una propuesta política ni mucho menos burocrática. De lo que quiero que hablemos hoy es de una propuesta revolucionaria. Decía Einstein: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”, bueno pues creo que en Bogotá hay que dejar la locura de proponer las mismas medidas para solucionar los problemas históricos que tenemos, empezar a salirnos de la caja y pensar algo diferente que pueda hacer de la ciudad un espacio más vivible. ¿Qué tal crear una Bogotá inteligente?
Hoy en día se habla de smart cities, safe cities, territorios digitales y sostenibles, entre otros. Una ciudad inteligente es aquella que a través de ideas innovadoras habilitadas por la tecnología mejora la calidad de vida de los habitantes, empoderando a los ciudadanos para que construyan la visión de ciudad y que sean sostenibles económica y ambientalmente.
Por ejemplo: Singapur es referente de transformación urbana, o Barcelona que es reconocida por haber desplegado sensores que permiten determinar con exactitud los lugares en los que hay parqueaderos disponibles o regular las luminarias públicas dependiendo de la necesidad de las personas y hora del día. El éxito de estas iniciativas es el resultado del desarrollo de un ecosistema en el que confluye todos los sectores sociales con un objetivo común. Pero para lograr alinear los intereses es preciso contar con un liderazgo de ciudad. Una institucionalidad fuerte, con presupuesto y dientes que haga también sostenible la visión de ciudad concertada y los proyectos: un Vice Alcalde con funciones de CIO (Chief Information Officer) o Jefe de Información y análisis.
En Bogotá existe la figura del Alto Consejero para las TIC, quien ejerce las funciones de Líder de Tecnología y tiene dentro de sus responsabilidades, las políticas de Gobierno Digital. Ha sido una buena iniciativa, sin embargo, le hace falta más dientes para enfrentar la transformación digital de la ciudad. Este tema debe ser labor de una institucionalidad robusta de la cual dependan áreas estratégicas y transversales de la ciudad.
El Vice Alcalde permitiría articular un equipo de gobierno alineado hacia un mismo objetivo y también a los demás sectores interesados en el desarrollo de soluciones de ciudad. Esta iniciativa apoyada en laboratorios de analítica de datos para tomar decisiones soportadas, y combinada con esquemas de crowd law que permita la participación ciudadana a través de la tecnología en la toma de decisiones sobre política pública, sería clave para hacer una verdadera transformación de ciudad.
Así tendríamos, por ejemplo, plataformas de ciudad que integren todos los servicios de la administración de cara al usuario, interoperabilidad real entre las cámaras de seguridad y movilidad para que se usen para monitorear ambas cosas, y sensores que determinen donde se está generando mayor contaminación del aire en la ciudad. Esto no es crear burocracia, es empezar a mirar más allá. Siempre pensamos que la tecnología es un tema de futuro, pero no nos damos cuenta que la tecnología es un tema del presente al que hay que saber sacarle jugo y poner al servicio de la gente. Lo último que nos tiene que dar miedo es pensar diferente. Entonces, ¿por qué no pensar en algo diferente como en un Vice Alcalde que asuma estas funciones y que haga de Bogotá una ciudad inteligente?