LA PROFESIONALIZACIÓN DEL SERVICIO EXTERIOR EN COLOMBIA: UNA TAREA PENDIENTE

Por: JHOAN CAMILO MÉNDEZ LARA

Colombia cuenta con un servicio exterior que se ha destacado a nivel internacional gracias a la labor de grandes diplomáticos de carrera diplomática y consular, quienes han contribuido significativamente al prestigio del país, aumentando la capacidad de Colombia para influir en asuntos globales a través de la persuasión, la cultura y la diplomacia. Sin embargo, con la regulación actual, la profesionalización del servicio exterior aún es escaza y la dignificación de la carrera diplomática y consular está pendiente.

El Decreto Ley 274 de 2000 es la norma vigente que regula entre otras, la Carrera Diplomática y Consular; un régimen especial y jerarquizado creado precisamente para profesionalizar el servicio exterior del país. Sin embargo, existen diversas discusiones sobre esta norma, principalmente en lo que se refiere a la facultad que se le otorga al Presidente de la República para seleccionar discrecionalmente a quiénes representan al país en el extranjero, ya que se permite que el servicio exterior sea ejercido tanto por funcionarios de carrera; como por funcionarios de libre nombramiento y remoción.

Este polémico punto ha permitido que, desde la implementación del Decreto, la Cancillería se haya utilizado, en cierta medida, como una especie de “caja menor” para el pago de favores políticos a cambio de cargos públicos en planta interna o externa, principalmente embajadas y consulados. Uno de los casos más recientes y famosos, es el de Moisés Ninco Daza, quien fue nombrado por el presidente Gustavo Petro como embajador de Colombia en México sin contar con algún título universitario o experiencia en la materia, pero su paso por la Unidad de Trabajo Legislativo del exsenador Gustavo Bolívar y su activismo durante la campaña presidencial del Pacto Histórico a la presidencia, le fue suficiente para ser nombrado en tan importante cargo. Sin embargo, luego de 9 meses de estar ejerciendo el cargo, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca declararó nulo el Decreto que lo nombraba como embajador, por la expedición irregular de este acto administrativo.

Para entender lo grave que esto significa es muy importante contextualizar qué conlleva realmente la Carrera Diplomática y Consular. Los diplomáticos que forman parte de esta carrera en Colombia son profesionales que para ingresar debieron aprobar el concurso de selección y cursar satisfactoriamente el curso impartido en la Academia Diplomática Augusto Ramírez Ocampo. Además, su ascenso y permanencia se basan en el mérito y en pruebas relacionadas con sus funciones. Estos preceptos garantizan que quienes forman parte de este régimen cuenten con grandes conocimientos en la materia, y que al ascender de rango, lo hagan por su desempeño y experiencia.

Lo anterior es muy importante, ya que el mérito asegura que solo los profesionales más capacitados tengan la oportunidad de acceder y ascender en la carrera, impactando positivamente en el servicio exterior del país. Para ejemplificar esto, un diplomático de carrera debe contar con al menos 25 años de experiencia en la carrera para alcanzar el rango de embajador, que es el rango más alto de los siete que existen. Sin embargo, un funcionario de libre nombramiento y remoción puede ser designado para ocupar el cargo de embajador en una misión en el exterior directamente por Decreto Presidencial, sin cumplir con este tiempo de experiencia. Esta comparación demuestra una clara desigualdad en papel de los requisitos que tienen que cumplir cada una de las dos categorías, para ocupar estos cargos. Una desigualdad sin ninguna justificación razonable.

Pero ¿Qué beneficios conllevaría la profesionalización del servicio exterior? Para empezar, se tendría la certeza de que los funcionarios que ocupen las plazas disponibles, están capacitados y tienen los conocimientos necesarios en la materia a tratar. Adicionalmente, a pesar de la alternancia que deben cumplir los diplomáticos de carrera entre planta interna y externa, se presentaría una continuidad y consistencia en una política exterior de Estado, dejando de lado la volatilidad que se presenta en el sistema actual, en el cual la política exterior depende de los intereses y el sesgo ideológico del gobierno de turno.

Aunque a partir de lo anterior se pensaría que lo ideal es que el 100% de los funcionarios que sirven en el servicio exterior colombiano sean diplomáticos de carrera, la verdad es que la evidencia nos demuestra que esto tampoco es muy beneficioso. Según David Greiffenstein, “La profesionalización del servicio exterior impacta de manera positiva al desempeño de la política exterior hasta que llega a un punto de utilidad máxima” (Greiffenstein, 2021). A este punto de utilidad máxima se llega cuando la mayoría de diplomáticos son de carrera, pero también existe un cierto porcentaje mínimo de diplomáticos políticos de libre nombramiento y remoción. En este punto se logra una sinergia entre la búsqueda de intereses cercanos al Gobierno de turno, representado con diplomáticos de libre nombramiento y remoción, y enfoques en materia de política exterior estatal que logren perdurar en el tiempo, a partir de los diplomáticos de carrera.

Empero, si bien debe existir un número de funcionarios de carácter político en el servicio exterior colombiano, es menester que estos mismos estén calificados con al menos algunos de los requisitos que se deben tener para aspirar a la Carrera Diplomática y Consular; como un título universitario certificado y conocer además del español, un idioma de uso diplomático. Esto permitiría que los intereses y objetivos políticos, diplomáticos y técnicos se logren con mayor eficiencia y eficacia, evitando a su vez que se nombren personas sin experiencia o capacidad sólo por cumplir un favor político o por nepotismo, quienes al final no aportan mucho o nada al servicio del país.

Es a través de la consolidación de esta profesionalización, que el servicio exterior colombiano podrá continuar desempeñando un papel destacado en la promoción de los intereses del país en el ámbito internacional y en la construcción de relaciones internacionales sólidas, además de dignificar y recompensar aún más a aquellos diplomáticos de carrera que se han formado y han dado su vida al servicio exterior del país. Solo el tiempo dirá si será la voluntad política de un gobierno de turno quien logre esta necesaria profesionalización del servicio exterior o si solo será posible mediante una futura reforma al Decreto Ley.

REFERENCIAS:

Greiffenstein, D. (2021). La carrera y los políticos. Profesionalización del servicio exterior y política exterior en Suramérica: los casos de Venezuela, Colombia y Perú. Pontificia Universidad Javeriana. Disponible en https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/58940/Tesis%20David%20Greiffenstein.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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