Por: Diana Pérez
Decía Steve Jobs que: “Las cosas grandes en los negocios, nunca fueron hechas por una persona. Fueron hechas por un equipo” y esta frase bien puede ajustarse al papel de los gremios, que a lo largo de la historia han venido desarrollando en favor de la empresa como actividad privada, no sólo para mantenerla, sino porque es el motor de desarrollo de la economía, la competitividad y el empleo del país.
En 1872, fue constituida con el nombre de Sociedad de Agricultores Colombianos, la actual Sociedad de Agricultores de Colombia-SAC y transcurridos casi 150 años desde entonces, se han creado otros gremios que han realizado una gestión en pro de la actividad económica que representan. Por mencionar algunos, la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, desde su creación en 1927, ha sido promotor de un sistema adecuado de bienestar social para los productores de café. La Asociación Nacional de Empresarios de Colombia – Andi, desde 1944 participa activamente en la elaboración de estudios y criterios para orientar la política económica e industrial del país, convirtiéndola en uno de los más importantes e influyentes gremios en la actualidad. La Federación Nacional de Comerciantes-Fenalco, creada en 1945, ha buscado el desarrollo del sector del comercio a través de la eficiencia, fortalecimiento y modernización de los empresarios y, la Cámara Colombiana de la Construcción-Camacol, ha representado y articulado la cadena de valor de la Construcción, entre muchos otros, confirmando la importancia de la actividad gremial como interlocutor de los empresarios ante el Gobierno y su labor ante la sociedad.
Y es que el impacto de la actividad gremial ha sido, es y será transcendental para la construcción y articulación de políticas públicas sobre temas vitales como: asuntos laborales, educación, medioambiente, lucha contra la corrupción, desarrollo de tecnologías, comercio exterior, y otros tantos, que de no ser por los gremios, las empresas estarían como ruedas sueltas tocando diferentes puertas sin un lineamiento definido. Y no es para menos, pues la sinergia público-privada es un requisito indispensable para lograr los objetivos propuestos para el desarrollo de un país.
En esta situación coyuntural que estamos viviendo, el reto es grande y los gremios han venido implementando medidas de choque para lograr su reactivación. Cuando se esperaba un crecimiento económico del 4.0 %, llegó la crisis generada por la pandemia y la economía comenzó a decrecer. Según cifras de Fedesarrollo, el crecimiento va por el orden de 1.1%, con una tasa de desempleo que supera el 19% y con una expectativa de recuperación económica entre un 2% y un 3,1% prevista para el 2021, generando desconfianza y preocupación en todos los sectores empresariales, quienes a través de los gremios han presentado propuestas encaminadas a detener la inminente caída de la economía. Por ejemplo, Acopi, propuso y obtuvo que el Gobierno expidiera el decreto para el subsidio de nómina de pequeñas y medianas empresas, Cotelco celebró la exención transitoria del IVA para el sector turismo, a su vez, la Andi, Fenalco, Andesco y otros gremios, vienen participando activamente de la mano con Ministerio de Comercio y Ministerio de Salud, en la planeación estratégica para la reapertura gradual de varios sectores de la economía indispensables para comenzar dicha reactivación, quedando demostrado que sin la actividad gremial, el panorama en el manejo de la Covid habría sido diferente.
Ahora que estamos frente a un escenario complejo, se requieren más sinergias público-privadas, pues nada más conveniente para un gobierno que lograr articularse con el sector empresarial y avanzar en una verdadera política de desarrollo. En este sentido, vale la pena mencionar el nacimiento del gremio de las aplicaciones móviles, conocida como Alianza In, que llega para comenzar una valiosa labor de la mano con el sector público y hacer frente a la pandemia a través de la economía colaborativa, la innovación y el uso de las tecnologías de la información, con impacto social y enfocada en la reactivación económica.
Definitivamente, las agremiaciones han mostrado un gran poder de influencia, una visión de construcción de país y, sus propuestas de desarrollo económico, político y social serán indispensables para afrontar los retos que vienen después de la crisis. En tal sentido, debemos seguir incentivando más asociaciones de empresarios y apoyar a los líderes para que continúen asumiendo con responsabilidad y sentido de pertenencia el rol protagónico que les ha sido encomendado con el fin de recuperar la confianza y avanzar como sociedad. En momentos de oportunidad, la frase de Kofi Annan debería ser un lema para todos “Una asociación verdadera entre los gobiernos, el sector privado y la comunidad internacional alberga una gran promesa”.
*Directora Empresa, Industria y Competitividad