A finales de abril de 2020, Liliana María Guaca, escribía para Al Centro una columna donde presentaba dos claves para el desarrollo en la educación en el país. Primero, educar constantemente a los docentes para que transmitan conocimiento actual a sus alumnos. Segundo, acercar la educación a la población por medio del gobierno y no solo esperar que esta se movilice hacia las enseñanzas.
Posteriormente en junio otras perspectivas llegarían a complementar y ampliar los horizontes entorno a la educación y el mundo digital.
Jairo Gómez, Director de Bienestar Escolar de Al Centro, presentaba en su video-columna los retos a afrontar de cara al regreso presencial de las clases en cientos de colegios privados desde el primero de Agosto, haciendo énfasis en la transformación metodológica de la enseñanza.
Por otro lado, Diego Tovar, presentó varios puntos interesantes sobre las transformaciones empresariales en medio de la pandemia. De las múltiples buenas ideas planteadas, rescato el cambio de la mentalidad victimizadora a la de responsabilidad personal por nuestro propio futuro, la inequidad como reto primordial que debe superar la civilización y las nubes de Clowdworking, propias de la sociedad 5.0.
Durante el mismo mes, Carlos Avilán, mostró una radiografía reveladora respecto a la situación de conectividad a nivel nacional y global. Para mencionar algunas cifras, cerca de 23.8 millones de colombianos no tienen conexión a internet en el país y aproximadamente 3.700 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a este servicio, que para muchos de nosotros es equiparable en prioridad al agua, la comida o la electricidad.
Ya para Julio, el director de Tecnologías de la Información para Al Centro, Juan José Ramírez, hacía un repaso por las iniciativas del gobierno en términos de cobertura de internet y sus avances, así como el camino pendiente a recorrer para realmente lograr una transformación de impacto por medio de las herramientas digitales.
Todas estas ideas parecen encontrarse en un lugar común y es la necesidad de revolucionar el sistema educativo pensando no solo en cubrir las necesidades esenciales, como enseñar a leer, resolver ecuaciones matemáticas o aprender inglés, sino en ofrecer herramientas para que nuestros ciudadanos compitan, y desde muy jóvenes, a escala global.
Estamos frente a una gran oportunidad para dejar de enseñar cápsulas de conocimiento destinadas exclusivamente a pasar exámenes y subir en los rankings. Es vital evolucionar enseñando ideas contextualizadas que se puedan aplicar, y rápido, en el mundo real dando paso a la experimentación.
Es empezar a premiar los fracasos excelentes y quitarle peso a los éxitos mediocres. Los fallos constantes son la constante del mundo digital y eso lo puede ver cualquiera cuando, frente a su computador, escribe su primera línea de código: hello world.
Ante esto, las universidades tradicionales deben cambiar a velocidades que antes del COVID no hubieran considerado.
Ya no compiten entre sí en las capitales. Compiten con plataformas globales que por una fracción del costo de un semestre universitario enseñan conceptos prácticos y aplicables, que una persona puede dominar en cuestión de semanas. Además te dan certificado.
Colombia es un país tradicionalmente exportador de materias primas. 70% de nuestro PIB depende del petróleo. La industrialización a nivel del primer mundo está lejos de ser el camino más eficaz para hacer de un país pobre pero rico en recursos naturales, un país competitivo.
La respuesta real está en tener ciudadanos educados en herramientas digitales, cuyo mercado abarca el planeta entero ofreciendo soluciones tecnológicas de primer nivel. Un activo, si así se puede considerar, que solo requiere implantar por medio de la educación moderna la semilla que produzca la motivación necesaria para nunca parar de aprender.
Este cambio incluso puede repercutir en la eficiencia del tiempo para los profesores, quienes dejarán de estar de alguna forma presos de las clases sincrónicas, a poder dejar su conocimiento en video y adelantar sus investigaciones y proyectos en paralelo.
Esta no es una columna de indignación, es de esperanza. Esperanza para millones de colombianos en condición de pobreza, que por un costo mínimo y sin incurrir en desplazamientos costosos a las urbes pueden adquirir el conocimiento del mundo y competir a escala global.
Si hay algo bueno que la pandemia produjo en la civilización ha sido acelerar, en todo el mundo, los cambios proyectados en décadas antes de la emergencia.
La diferencia la marcarán entonces las naciones que menos se llenen de excusas y se muevan de forma ágil, pasando de hablar de tendencias, a liderarlas y materializarlas.
FUENTES
Guaca, M. (2020) Claves para avanzar en el mejoramiento de la calidad educativa en las regiones.
Recuperado de https://www.alcentro.co/claves-para-avanzar-en-el-mejoramiento-de-la-calidad-educativa-en-las-regiones/
Gómez, J. (2020) Volver a clases después de la pandemia. [Archivo de video]. Recuperado de https://www.alcentro.co/volver-a-clases-despues-de-la-pandemia/
Tovar, D. (2020) Transformación organizacional, retos e impactos después del COVID. Recuperado de https://www.alcentro.co/transformacion-organizacional-retos-e-impactos-despues-del-covid/
Avilan, C. (2020) La brecha digital en Colombia como una oportunidad. Recuperado de https://www.alcentro.co/la-brecha-digital-en-colombia-como-una-oportunidad/
Ramírez, J. (2020) Una nueva visión para la transformación digital. Recuperado de https://www.alcentro.co/una-nueva-vision-para-la-transformacion-digital/
*Miembro Dirección Emprendimiento