
«El 83% de las personas quieren oír a los científicos en la crisis, no a los gobernantes»
Daniel Quiroga, director de Asuntos Públicos evalúa la comunicación y el manejo que ha dado el Gobierno a la crisis del COVID-19.

Daniel Quiroga, director de Asuntos Públicos evalúa la comunicación y el manejo que ha dado el Gobierno a la crisis del COVID-19.
Todas las poblaciones alrededor del mundo están viviendo la emergencia generada por el Covid-19 y las personas excombatientes de las antiguas FARC-EP no son la excepción. De cara a esta coyuntura, líderes e integrantes de los equipos técnicos de los proyectos productivos de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Icononzo en el Tolima, Pondores en la Guajira y Colinas en Guaviare1 consideran que la pandemia pone en riesgo la toma de decisiones colectivas de las cooperativas de los proyectos productivos, así como su comercialización. Para ellos y ellas, la emergencia también puede generar que estas iniciativas pasen a un segundo plano en la agenda de la cooperación internacional, dado que su mirada está girando hacia las necesidades en la atención de la salud.
La continuidad del funcionamiento de estos proyectos productivos es la piedra angular en el proceso de reincorporación económica de esta guerrilla, tal y como quedó establecido en el Acuerdo Final de Paz. Estas iniciativas han pasado diferentes etapas en la superación de barreras de formulación, financiación, acompañamiento técnico e incluso de administración.
Después de enfrentar estos retos y dificultades, en los ETCR se han logrado estructurar proyectos de carácter colectivo como tiendas comunitarias, cultivos de guayabas, sastrerías, crías de ganado vacuno y porcino, así como granjas agrícolas, entre otros. El informe más reciente del Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, destacó la aprobación de 1.255 proyectos productivos individuales y 52 proyectos productivos colectivos, estos últimos benefician a 2.544 exguerrilleros, incluidas 695 mujeres.
A raíz del COVID-19, los ETCR consultados, al igual que la mayoría, han tomado medidas para la seguridad y salud de los habitantes, incluyendo los integrantes de los proyectos productivos, como el distanciamiento social y la prohibición de reuniones con un número mayor a cinco personas. Al mismo tiempo, han adelantado una pedagogía entre sus habitantes frente a la higiene para la prevención de este virus. Respecto a las personas que no habitan los ETCR, han fijado una restricción de su ingreso. En los casos en que sea imprescindible que entren a estos espacios, se ha designado a un equipo de personas para que laven y desinfecten a los no residentes.
“Desde la junta de acción comunal que tenemos en nuestra comunidad, se han tomado medidas como la restricción de entrada de personal externo a la comunidad. Quienes sean miembros de la comunidad y tengan que cumplir tareas agropecuarias pueden entrar con un previo procedimiento de limpieza. Está prohibido el libre esparcimiento por la crisis sanitaria en cantinas, placa polideportiva, parque y demás zonas comunes. Frente al abastecimiento, nos unimos a la orientación del gobierno departamental en que las personas del campo van a San José a mercar únicamente los sábados”.
-Olga Flórez lideresa exguerrillera en el departamento del Guaviare.
Además del bienestar de los ETCR, lo que más preocupa a los excombatientes líderes e integrantes de los equipos técnicos de los proyectos productivos de los ETCR entrevistados son los retrasos que ha implicado la actual coyuntura en la toma de decisiones colectivas desde las cooperativas para los proyectos productivos, las labores de trabajo colectivo y la comercialización, en tanto eslabones de su cadena de valor han detenido o retrasado sus operaciones.
También, surge la inquietud frente al lugar de los ETCR en la agenda pública. Debido al gran problema de salud pública, se teme que tanto los presupuestos y agendas de Gobierno como de la cooperación internacional se transformen, lo que podría generar grandes retrasos en la reincorporación económica y, por esta vía, en la puesta en marcha del acuerdo de paz.
“Consideramos que la actual emergencia sanitaria afectara la implementación de los acuerdos en su conjunto. En materia de recursos, indudablemente la cooperación internacional enfocara sus prioridades y esfuerzos en temas como salud, infraestructura hospitalaria, entre otros, pasando el apoyo de la implementación de los acuerdos y la construcción de paz en Colombia a un segundo o tercer lugar”.
–Integrante equipo técnico de proyectos productivos ETCR de Pondores en la Guajira.
Si los ETCR dejan de ser un punto prioritario de la agenda pública, se corre el peligro que se ahonden los retos más titánicos de los proyectos productivos, que no se habían superado antes de la pandemia, siendo el de la propiedad de la tierra y la seguridad los más representativos.
La propiedad de la tierra es un desafío que no se escapa a la problemática del campo en Colombia: una muy deficiente titulación, sumada a la problemática jurídica de un número considerable de predios. Si bien se está en el camino de establecer los ETCR como centros poblados y se ha planteado la iniciativa aún embrionaria de priorizar los predios donde se desarrollan los proyectos productivos en el catastro multipropósito, se evidencia que algunas de estas tierras presentan líos jurídicos e incluso la gran mayoría no son propiedad de las mismas cooperativas.
En cuanto a la seguridad de excombatientes, incluyendo integrantes activos de estos proyectos productivos, el asesinato de más de 190 también causa temores e incertidumbre del desenlace de los proyectos, la reincorporación y el mismo acuerdo de paz, pues sin ser en este caso una verdad de perogrullo, sin vida no hay proyectos, sin proyectos no hay reincorporación y sin reincorporación no existe la paz.
Sin duda, los proyectos productivos han permitido contribuir con la reconciliación y reconstrucción del tejido social de la vida que caracteriza estos territorios, y como parte de la política pública de reincorporación, se busca que estas iniciativas le aporten al desarrollo territorial, que también puede abarcar la formación técnica y complementaria conectada con estos proyectos. Todo esto solo se puede lograr a partir de la vinculación activa de la comunidad campesina en los proyectos, lo que ha sido una premisa de las personas excombatientes desde la formulación y la implementación de las iniciativas productivas.
“Ha sido muy interesante la compenetración con la gente de la región. Especialmente en algunos momentos de la producción agraria, el campesinado ha estado vinculado. El apoyo ha sido muy grande y también el estímulo de la gente de asociarse a procesos cooperativos.”
Isabela Sanroque, Excomandante del Bloque Oriental de las FARC-EP.
Para proteger los logros ya alcanzados por los proyectos productivos y evitar que se profundicen los retos que existían previamente a la emergencia por el Covid-19, es imperativo que el Gobierno Nacional y la cooperación internacional, particularmente la segunda misión de verificación de las Naciones Unidas, construyan un nuevo plan que contemple la continuidad de estas iniciativas en medio de esta coyuntura sin precedentes en el país y el mundo.
1 Para el ETCR Jaime Pardo Leal ubicado en la vereda Las Colinas del municipio de San José de Guaviare participó Olga Flórez Cedeño, quien se desempeña como el punto focal de genero de Farc, es Tesorera de una de las cooperativas, responsable técnica del cultivo de guayabas, entre otros cargos que desempeña. Para el ETCR Antonio Nariño ubicado en Icononzo en el departamento del Tolima, participó Isabela Sanroque quien por temas de estudio se ha radicado en Bogotá. Y para el ETCR de Amaury Rodríguez ubicado en Pondores en la Guajira, participó un miembro de su equipo técnico de proyectos productivos.
Héctor Manrique, nuestro director de Publicidad nos cuenta en esta nueva entrevista qué inspiró el diseño de la nueva imagen de AlCentro.
Por: John Jairo Ocampo
-¿A cuántas cuotas señor?
Difiérala a lo máximo, las 48 cuotas que permite el banco
-¿Seguro?
Sí no importa. Igual no sabemos qué va a pasar. Si esto se arregla púes miramos como pagamos y si esto sigue mal pues tendremos que esperar que el Gobierno o el banco nos ayude.
Esta conversación entre una cajera y un comprador en un supermercado de Bogotá deja mucha preocupación sobre la forma como el ciudadano está pensando manejar su situación personal o familiar en medio de la crisis
Este es el momento de la prudencia. Además de cuidar la salud es necesario cuidar el bolsillo y saber cómo financiar los gastos hacia un futuro con el horizonte lleno de nubarrones.
No deja de ser preocupante que en la mente del colombiano esté la idea que el Gobierno o los bancos arreglarán todos los problemas. Eso es una forma peligrosa de ver las cosas y podría terminar generando una situación más compleja en el futuro.
Una vez superado el riesgo de un contagio masivo de Covid-19 y que estemos lejos de situaciones como las de Estados Unidos, Italia, o España, la normalidad demorará en aparecer, no estará a la vuelta de la esquina.
Es cierto que esta emergencia sanitaria nos va a llevar a una crisis social y económica de inmensas proporciones. Ya el Fondo Monetario Internacional, FMI, sentenció que el mundo enfrentará un desequilibrio peor que el de la Gran Depresión de 1929.
También es cierto que esta situación nos golpeará a todos, pero lo que no puede pasar es cruzarnos de brazos y esperar que alguien arregle los problemas.
Es necesario que los colombianos entiendan que no habrá fórmulas mágicas, después de que se levante la cuarentena, para superar todos los daños causados.
Pueda que se vea un alivio en la curva de contagios, pero hacia adelante se acentuarán los problemas macro y microeconómicos. Los esfuerzos, sin descuidar la salud, estarán en la reconstrucción de la azotada economía. ¿Cómo recuperar los empleos destruidos? ¿Cómo se recuperarán los bancos del aumento que tendrá la morosidad? ¿Cómo recuperarán su ingreso los trabajadores informales? ¿Los emprendedores cómo recuperarán su dinámica de negocios?
Es una equivocación, para el manejo de las finanzas personales, dejar de pagar las cuotas de los créditos, pedir refinanciación, no pagar los impuestos o no cumplir con las obligaciones cuando no se ha perdido el empleo y se mantiene el ingreso.
Según el estudio, “Vulnerabilidad del empleo a la emergencia de COVID-19 en Colombia”, realizado por la Universidad de los Andes, en el país hay cerca de 12 millones de trabajadores de sectores pocos vulnerables a ser afectados por cuenta de las restricciones que ha conllevado la emergencia por la pandemia.
Estos sectores son el agrícola y ganadero, el comercio al por menor de bienes básicos, empleados públicos, trabajadores del sector de la salud, educación y comunicaciones.
Así las cosas, tenemos que ser conscientes que no todos deben estar sentados esperando a ver cómo me cuelgo de las ayudas o dejo de pagar obligaciones esperando los beneficios que de manera desordenada ha adoptado el Gobierno. En otras palabras, aquí no aplica el dicho de las abuelas “al lado del enfermo come el alentado”.
Si se tiene con qué pagar no es buena opción diferir cuotas de créditos o pagos de tarjetas. Tampoco dejar de pagar los servicios públicos y mucho menos dejar de aportar a la pensión.
Quienes aplacen sus cuotas teniendo la capacidad para pagarlas, incurren en un error, pues eso no significa que se las dejen de cobrar. Seguro que les pasarán la cuenta más adelante y quizás con intereses y condiciones más onerosas
Tampoco es viable jugar con la estabilidad del sistema financiero. Lo que está en los activos de los bancos es el ahorro de millones de colombianos. Es necesario ser cuidadosos y tampoco sentarse a esperar cómo la entidad financiera ayuda, así no lo necesite.
Mientras se pueda, hay que mantener al día sus obligaciones y dejar que las ayudas lleguen primero a los que verdaderamente lo necesitan.
Tampoco deben sentarse a esperar los medianos y grandes empresarios, ni los bancos a que el Gobierno les tienda la mano. Es muy común escuchar a voceros de empresas y entidades financieras pidiendo que sea el Estado el que los ayude por vía de más beneficios tributarios o líneas especiales.
No todos necesitan apoyo. Las micro, pequeña y los emprendedores se están asfixiando por falta de caja y necesitan la mano tendida no solo del Ejecutivo, también de los bancos y de los proveedores. Escuchar a los dueños de grandes empresas pidiendo beneficios da grima y más cuando se revisan los balances que arrojan billonarias utilidades en 2019
Así como el Gobierno tendrá que reorientar gastos y de pronto aplazar grandes proyectos para reorientar los recursos hacía el apoyo de los que más necesitan, las grandes empresas y las entidades financieras deben hacer un esfuerzo y sacrificar parte de la repartición de utilidades para sostener sus nóminas e inyectar el capital necesario para reactivar su empresa, su sector y el país entero. Hay que reinvertir en su capital humano que por años ha multiplicado sus beneficios.
¡La crisis toco a todos, pero no todos deben esperar qué les darán!
#ConTodoRespeto: La avalancha de anuncios y la poca pedagogía realizada por el Gobierno y los propios medios de comunicación, hace creer que muchos ciudadanos no entienden y por eso la gran mayoría creen que la opción es sentarse a esperar.
(*) Periodista especializado en economía y director de Medios de Comunicación y Opinión Pública.
Por: Héctor Jaime Mayorga
Desde “Al Centro En Mi Barrio” queremos presentar una serie de crónicas de la situación que se vive en la escala local de Bogotá durante esta etapa de aislamiento preventivo obligatorio, con el fin de relatar diversos aspectos de las dinámicas que se pueden observar y que en gran medida se vieron paralizadas por los hechos que estamos viviendo, y sobre los cuales tenemos la obligación tomar las medidas necesarias para salvaguardar lo más preciado que tenemos, nuestras vidas.
En esta primera crónica presentamos un recorrido por algunos sectores del municipio de Soacha; tal vez pensando en voz alta, acerca de la situación que estarán pasando todas aquellas familias que viven de la economía informal y cuyas actividades se vieron paralizadas hace un par de semanas.
En Colombia el 47.3%1 de la población ocupada desarrolla una actividad económica informal, es decir que 5.6 millones de personas en nuestro país se levantan cada día a trabajar desarrollando labores que muchas veces están fuera de los esquemas de la economía formal, y a través de las cuales muchos colombianos de acuerdo a sus necesidades se auto emplean o se la “rebuscan” de una u otra forma, teniendo como premisa máxima buscar una fuente de ingreso para poder subsistir.
Son las 6 de la mañana y despierto como todos los días, con una sensación difícil de explicar, hoy es sábado 28 de marzo de 2020 y después de varios días de encierro podré sentir el sol como hace unos días lo sentía…
Hace unos meses, a finales del 2019 llegó una noticia que pasó desapercibida para mí, en una ciudad de China (Wuhan) que hasta ese momento no tenía idea que existía, mencionaban que un total de 27 personas de una zona comercial tenían un tipo de neumonía de causa desconocida – una noticia más que rellenaba el noticiero de medio día – pensé.
Ahora digo: ¿Quién iba a pensar que esta simple noticia nos iba a cambiar la vida así?
90 días después, de la noticia y de 22 de haber llegado el COVID-19 a nuestro país, me encuentro alistándome como si fuera a tener la cita más importante de la vida, como cuando
tienes la cita con esa persona que será el amor de tu vida o la entrevista para el trabajo que tanto anhelas.
Son las 9 a.m. y ya estoy listo, pero según el pico y cedula que viene operando desde hace ya ocho días aquí en Soacha debo esperar hasta la 1 p.m. y solo podré salir hasta las 2:30 p.m., disponiendo de hora y media para hacer todas las diligencias que debo hacer.
Para los que me conocen la puntualidad es algo que no me caracteriza, pero en esta ocasión hago una excepción salgo acatando todas las recomendaciones exigidas: tapabocas, guantes de látex y mi cédula de ciudadanía, normalmente al salir de casa saludo a mis vecinos que están en la puerta o con quienes coincido en mí recorrido por la calle. Sin embargo, hoy parece que estuviera en otra ciudad, no me encuentro con nadie y me pregunto ¿qué estarán haciendo?
La primera tarea es ir al cajero para sacar dinero, para eso debo ir al centro de mi querida Soacha. Para llegar al centro, primero debo caminar y cruzar por varios sitios conocidos de amigos que me ayudan en mi diario vivir y después de tantos días de encierro, espero con ansia encontrarlos. El primero es Raúl (el de la tienda) con su tapabocas apenas lo reconozco por su característica gorra y con un gesto (de esos que sólo sabemos hacer en Colombia) me saluda y me cuenta que el día esta difícil y que más que vender le preocupa la salud de su familia, ya que tiene abierto todo el día y no sabe si el que llega está infectado o no, incluso que algunos lo regañan porque ha cambiado sus habituales saludos y forma de atender.
Siguiendo con mi recorrido encuentro un ambiente desolador por dos razones, la primera veo que todos los negocios están cerrados y además lo que más me preocupa es ver la cantidad de gente que está en las calles, unos buscando claramente abastecer sus alacenas y otros buscan rutas al trabajo, aquel trabajo que por sus características no puede hacerse desde casa.
En el supermercado encuentro un aviso gigante con los horarios de atención según el último digito de la cédula, lo que me dice que no puedo comprar cuando yo quiera, justo al lado queda el café internet de José, un viejo amigo, veo con sorpresa que está cerrado y me pregunto ¿qué estará haciendo el viejo José?. Él es ingeniero de sistemas y lleva más de 15 años con su negocio que está ubicado en su propia casa, aunque él no paga arriendo su familia si depende totalmente de los ingresos de José, ¿qué estarán haciendo para sobrevivir en estos días?
Sin parar a detenerme en los pormenores de José sigo mi recorrido hacia el cajero; allí veo a Huguito, el que se atrevió hace unos años – después de quedarse sin su trabajo de repartidor de periódico – a emprender y montar su almacén de pinturas SOPINTURAS. Con su negocio logró comprar apartamento, carro y una moto con la que sigue haciendo los domicilios, pero esta vez de su empresa; afortunadamente le ha ido tan bien que su empresa actualmente tiene dos empleados, los cuales hoy también están en sus casas, ¿y Huguito como pensara pagar el arriendo de su local y el salario de sus empleados? ¿Y cómo sostendrá su familia en estos momentos?
Por fin llego al cajero y veo en la esquina varios extranjeros tratando de hacer su agosto vendiendo tapabocas, que paradójicamente ellos no utilizan…Quería tomarme un tinto delicioso que venden en el marco del parque en un sitio que no tiene más de 3 meses de inaugurado y es de otro amigo, de Luis, un personaje que conozco desde que tenía escasos 6 años cuando la mamá vendía obleas en el parque, y de quien otro día contaré su grandiosa historia. Hoy en día y fruto de su esfuerzo logro lo inimaginable, montar un restaurante, frutería y cafetería de primer nivel en pleno parque de Soacha, el nuevo sitio para las reuniones importantes, donde se le invita a comer helado a la persona a la que uno está conquistando o a tomar tinto servido de una manera muy elegante, en una conversación de amigos hablando de política y cositas varias. Pero me veo que está cerrado y así mismo todos los locales del parque, únicamente abiertos están la droguería y la panadería. En este momento entro en pánico porque días atrás con un amigo conversaba y me preguntaba ¿cuánto había invertido Luis para montar el local de sus sueños en donde trabajaban cerca de 5 mujeres muy seguramente madres cabeza de familia que hoy ven su futuro incierto?
Llego al cajero y veo una fila enorme y empiezo a pensar si hago o no la fila ya que veo personas con tapabocas y otras sin él; por tantas noticias desconfió hasta de sí mi sombra tiene el virus o no, pero no tengo más remedio que hacer la fila de 30 min donde observo pasar a personal de la alcaldía con trajes especiales, quienes van a entregar mercados en la Comuna Cuatro que es uno de los sectores más vulnerables de mi ciudad. Ver esto me da la tranquilidad que al menos 2 mil de las familias vulnerables de Soacha tendrán un mercado, me pregunto hoy en mi municipio y en mi país, ¿Quién no es vulnerable? ¿Será que José, Luis o Hugo tienen que comer hoy?
Esperando en el cajero me veo con Lucho, un amigo que conocí haciendo política y quien trabajaba hasta hace unos meses como portero de un colegio, y que este año estaba a la
espera de la contratación de la alcaldía y por la pandemia, la contratación quedó en veremos y lleva 5 meses sin trabajo, ¿y quién le ayuda a Lucho?, y en ese momento llega Jhonny, que trabajaba en la alcaldía en la administración anterior como contratista y que actualmente también es desempleado y le cuenta a Lucho que hay una ayuda desde las caja de compensación a la que puede acceder, le preguntamos que si él (Jhonny) ya lo hizo pero nos dice que como contratista pagaba salud, pensión y ARL, y que no pagaba caja de compensación, por lo que no puede acceder a ese beneficio.
Con gran tristeza me devuelvo a la casa tratando de no encontrarme con nadie, y no por pensar en que pueda contagiarme de Covid-19 sino porque quiero evitar encontrarme con más historias de esas tan complejas como estas que agobiaron mi ser con un recorrido de solo 90 minutos.
Terminando de escribir este relato, el primero que desde la Dirección Al Centro En Mi Barrio publicamos, me dirijo a todos los que están leyendo este largo texto y traslado mis inquietudes a ustedes, para que desde su conocimiento juntos podamos responderlas:
¿Qué va a pasar con todas estas personas: emprendedores, pequeños empresarios, vendedores de tinto, contratistas de prestación de servicios o desempleados? Quienes sumados representan más del 40% de la población del país. ¿Cuántos Luis, José, Hugo o Jhonnys no conocen cada uno de ustedes? ¿Cómo los podemos ayudar en este momento a subsistir?
He estado pendiente de los decretos con fuerza de ley que ha expedido el Gobierno Nacional, pero hasta ahora veo que ellos con sus condiciones particulares no pueden acceder a las ayudas que hasta ahora se han formulado – ni subsidios, ni créditos ya que muchos no tienen acceso al sector financiero. Claramente una opción puede ser el no hacer nada (ya que como ellos estarán muchísimos colombianos), pero coyunturas como la actual deben motivarnos a sacar lo mejor de nosotros y formular soluciones efectivas para esta la población, pues somos conscientes que en los próximos meses la situación será compleja en todo el mundo y debemos ayudarnos.
*Miembro Dirección Gestión Territorial.
¿Qué tan cierto es que el gobierno va a tomar dinero de los fondos pensionales? Juan Andrés Páez, director de Finanzas Públicas, resuelve este interrogante en nuestra nueva entrevista.