Tiempos de sol y dar y dad

Tiempos de sol y dar y dad

Por Carlos Orlas

El Covid-19 nos puso a pensar al borde del colapso: civilizatorio, económico, estatal. Y, además, quedó en evidencia la fragilidad biológica de los humanos en un contexto de cambio climático. Ante la vulnerabilidad se nos impone el alejamiento social, que según los expertos implica «reducir el contacto fuera del hogar, en la escuela o en el lugar de trabajo en un 75 %». El neoliberalismo y su lógica del sálvese quien pueda ya nos había impuesto un alejamiento social dado por las fronteras económicas y de movilidad social con que cuenta el mundo. Ahora todo se agudiza y la pandemia del hambre adquiere visos más alarmantes.

Dar es dar

En tiempos difíciles se despliegan dos fuerzas en pugna a través de la historia: la creatividad y la destrucción. O en otros términos: la ayuda mutua y el egoísmo. Esta dicotomía nos pone a tomar postura y la tomamos al servicio del pueblo. Es preciso retomar el sentido de la política en el arte de servir y en momentos como este desplegar nuestra solidaridad sin ruidos, tratando de movilizar esfuerzos y recursos para los que más lo necesitan.

El grito de la madre tierra de que nos hablan los indígenas Nasa, se acompaña con el clamor de los trabajadores informales, los desempleados, los del rebusque y el diario vivir. Los que al decir del poeta Jattin “le arrebatan a la vida un pan amargo y disputado como estos versos míos que le robo a la muerte”. De esos pasajeros sin memoria está hecho el pueblo que en este momento, además de padecer la precariedad económica, padece el confinamiento obligatorio y el sordo llamado de “quédate en casa” de los millones de acomodados (¡…!).

Las cadenas de whatsapp deberían trasladarse a ser cadenas de acción solidaria por el más necesitado, sin publicidad, en silencio, con decencia. Es que ayudar es un acto simple, un deber orgánico, ni siquiera se debe esperar las gracias. No es caridad sino solidaridad lo que se necesita, y la solidaridad también es un acto estético porque es bello no ser, no estar, no aparecer. Y, sobre todo, hacer sentir al otro como un igual, no como un desafortunado merecedor de la misericordia. Cultura pordiosera la que cargamos y de la que nos tenemos que sacudir como de un lastre, mecanismo fácil para lavar la conciencia con limosnitas.

La dicotomía

Ante la propagación, entre otras, de la estupidez masiva, “estupidez pura y dura propagándose a través de nuestros cuerpos” como dijo Juan Cárdenas en El País, queda planteada una dicotomía que nos pone a elegir entre dos actitudes posibles ante el absurdo de estar aquí: “aquella donde podemos prolongar nuestra experiencia de seres mortales o aquella donde ya no somos viables y la vida en el planeta debe continuar

sin nosotros; aquella donde aceptamos que somos animales solidarios, partes minúsculas de una red global de especies, donde nuestros limitados recursos intelectuales y materiales están al servicio de esa solidaridad, o aquella donde estamos solos, en la supuesta cúspide de la naturaleza, enfrascados en la ingrata labor de extinguirnos a nosotros mismos”

(https://elpais.com/sociedad/2020-03-20/estupidez.html).

*Miembro Dirección Construcción de Paz.

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¿Salvamos a avianca o a las pyme/mipymes?

¿Salvamos a avianca o a las pyme/mipymes?

En este programa en vivo contamos con dos invitados de lujo: Mauricio Olivera, director de Econometría Consultores y Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.

Tiempos de sol y dar y dad

¿Cuáles son las implicaciones del ingreso de Colombia a la OECD?

Por: Sebastián Trujillo
Director Asuntos OECD y Economía Internacional

La semana pasada Colombia se convirtió en el 37o miembro de la OECD. Sebastián Trujillo, director de Asuntos OCDE y Economía Internacional explica en esta videocolumna qué implicaciones tendrá esto para el país.

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Tiempos de sol y dar y dad

El dilema de los comerciantes.

Por: Cristhian Ladino

El barrio Restrepo, en Bogotá, es uno de los más importantes de la localidad numero 15 de Antonio Nariño y uno de los puntos comerciales más movidos de la ciudad. En él confluyen su famosa plaza de mercado (que data de 1969 durante la alcaldía de Virgilio Barco Vargas), una amplia zona bancaria con varias entidades financieras, comercio de diversos tipos como el almacén Only – que tiene tanta acogida en el sector que tiene dos puntos de venta – otras grandes y pequeñas empresas de confecciones, bares, servicios de todo tipo y como no, una zona en la que se encuentra establecido el sector más emblemático en su actividad comercial: la fabricación y venta de calzado.

Circular por esta zona en un día normal supone encontrarse con un comercio activo y dinámico, ventas formales e informales; sin embargo, en esta cuarentena sus calles son otra: locales cerrados, mercancía guardada, pocos visitantes y la promesa de futura normalidad ligada a lo incierto.

El sector del calzado en el Restrepo es la mejor representación de la integración de la mayoría de los eslabones de una cadena de producción, ya que allí se encuentran desde la venta de materias primas hasta la comercialización de productos terminados. Es decir, son muchas familias que en este momento se encuentran sin trabajar por la situación tan compleja que vivimos.

Don Gildardo, por ejemplo, tiene una fábrica de calzado en el famoso sector de la Valvanera: Ha dedicado toda su vida a un oficio transgeneracional con el cual ha sacado adelante a su familia como hicieron con él sus padres. Pero dado al confinamiento obligatorio, en la actualidad vive de los ahorros que tenía para invertir en material; Don Gildardo me cuenta que es una situación compleja ya que no sabe cuánto más aguantará sosteniendo los gastos del hogar y del negocio, puesto que aunque no funcione como antes, éste sigue “pidiendo” el pago de unos gastos fijos que se causan cada mes. Debe pagar el arriendo, las cuentas a sus proveedores y los salarios de sus empleados que más que eso son parte de su familia, pues la mayoría, lo han acompañado desde que inició como emprendedor en este sector. Cuenta que ya trató de buscar un crédito con varias entidades financieras, pero no ha encontrado aquella que le apruebe ese salvavidas para no tener que dejar de pagar sus deudas ya adquiridas.

Para este momento su situación es incierta, ya que a raíz de la medida del gobierno nacional que permitirá que las empresas manufactureras vuelvan a trabajar, para él y muchos pequeños y medianos empresarios se plantean dos escenarios: El primero como harán para comprar las materias primas, algunas de ellas importadas y poder volver a fabricar calzado si no tiene un apalancamiento financiero de ningún tipo; segundo ¿existirá realmente la demanda del producto, tanto de los clientes grandes como pequeños con quienes comerciaba, como para lograr una reactivación económica a corto plazo?

De acuerdo con Acopi (Asociación Colombiana de Micro, Pequeños y Medianos Empresarios) desde el cese de actividades (17 de marzo) por cuenta del coronavirus, las empresas han gastado $15,7 billones en nómina; sin embargo, dado que la caída ventas e ingresos supera el 76 %, advierten no poder continuar con el sostenimiento de sus trabajadores*. Y tal parece que la crisis para estas empresas seguirá por mucho tiempo, ya que las medidas que hasta ahora las cobijan no han sido suficientes y no han llegado a todos los sectores.

Es necesario que se planteen escenarios que vayan más allá de ofrecer créditos convencionales, que se facilite su desembolso y que involucren todas las variables que afectan a estos renglones de la economía

*Miembro Dirección Gestión de Territorios

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Nuestro campo, principal actor en tiempos de crisis

Por: Julián David Roberto

La coyuntura actual en torno a la crisis generada por el COVID-19, nos lleva a analizar y reflexionar sobre el campo colombiano y sobre sus campesinos, los verdaderos héroes por quienes hoy se abastecen los hogares colombianos. Es por sus manos y dedicación a su trabajo que hoy en medio de la crisis podemos estar tranquilos y ver una luz de esperanza al final del camino.

La obra de mano campesina es la única que en las actuales dificultades que afrontamos, continúa su labor sin cesar. Es a ellos a quienes en estos momentos agradecemos, analizando y reflexionando en la importancia de su quehacer ya que a pesar de que grandes empresas e industrias estén quietas lo más importante es contar con la comida para poder subsistir. Se siente la necesidad de reconocer su labor, no solo a través de redes sociales quedando en solas palabras bonitas adornadas para enaltecerlos, que quizás ni lleguen a sus verdaderos destinatarios; palabras expresadas muchas veces por grandes mandatarios a quienes apoyaron para llegar donde están. Es hora de retribuir con acciones verdaderas y concretas a través de las cuales se dignifique su trabajo. Es necesario el apoyo en infraestructura para poder procesar sus productos, es necesario facilitar los insumos a menores costos y sobre todo se hace necesaria una Colombia unida, con sentido de pertenencia que apoye al campesino comprando sus productos.

Es así como cabe mencionar y resaltar los esfuerzos realizados por un país que hoy en día va a la vanguardia en temas agrícolas, gracias a sus estrategias de trabajo configuradas en la consecución de calidad en sus productos. Nos referimos a Holanda, país ejemplo que en corto tiempo llegó a posicionarse como potencia mundial agrícola. Según lo expone la base de datos del Instituto Español de Comercio Exterior, Holanda es el mayor exportador de productos agrícolas de Europa al priorizar la producción de calidad por encima de la cantidad y esto lo lograron con una política eficaz y sostenible donde se priorizó la ejecución de recursos dirigidos a la capacitación de los productores a las nuevas tecnologías y no solo eso, también se destinaron recursos a infraestructura en el área rural.

Adicional a esto, para año 2009 Holanda desarrolló la estrategia de utilización de menor cantidad de recursos para mayor productividad, la cual derivó en el año 2011 con el inicio de la estrategia de tecnología aplicada al trabajo del campo por medio de la iniciativa de sillicon valley de la agricultura llamada Food Valley. Esta iniciativa conformada no solo con entes del gobierno sino también con universidades y empresas.

Sin embargo, no estamos en Holanda, estamos en un país que tiene la viabilidad de constituirse al igual que Holanda en potencia mundial agrícola, ya que cuenta con grandes campos fértiles según lo expuesto en la base de datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) donde se señala que Colombia es el cuarto país con tierras disponibles para la producción agrícola, que de ser bien aprovechadas lo llevarían a formar una gran despensa alimentaria mundial en un futuro no muy lejano.

Para lograr lo anterior, se deben generar soluciones efectivas a nuestros campesinos, las cuales los motiven y fortalezcan su labor con programas de asociación campesina, de alternativas económicas que a la vez contribuyan al fortalecimiento del agroturismo, ecoturismo y turismo cultural. Para esto, se deben destinar más recursos hacia el desarrollo de infraestructura tecnológica para nuestros pequeños productores, ya que hoy se destinan 1,79 billones del rubro nacional hacia la agricultura.

Según la Organización de las Naciones Unidas para el año 2100 se proyecta una población de más de 11200 millones de personas, lo cual lleva a plantearse la probabilidad de que llegaría a existir una hambruna generalizada de la cual hoy en 2020, faltando 80 años a la proyección de la ONU, ya vemos escases de agua y alimentos, y adicional a esto, nuestros jóvenes nacidos en el campo día tras día ven poco atractivo proyectar una vida para perpetuar el legado de sus padres, y al contrario buscan lanzar su mirada hacia los centros urbanos donde muy seguramente llegarían a engrosar cinturones de pobreza y dificultad, a raíz de los niveles actuales de desempleo que se presentan en nuestra Nación, dejando el campo para nuestros viejos, que augura una gran disminución de la actividad agropecuaria en los años venideros.

En fin, miles de problemáticas agobian nuestros campos y pueden ser mayores si no se actúa rápido. Se debe estar en la constante búsqueda de soluciones dentro de las cuales, se debe priorizar el motivar a nuestros jóvenes y atraerlos hacia la producción de sus tierras mediante proyectos encaminados al emprendimiento agrícola que cuenten con el apoyo de universidades, empresas y los entes gubernamentales para así, unidos y mediante el trabajo en equipo y trabajo cooperativo llegar a la meta de ser la despensa agrícola del mundo que tanto soñamos.

 

*Director Temático de Boyacá 

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Tiempos de sol y dar y dad

La libertad de expresión en época de crisis

Por: Ernesto Forero

En 1938 el poeta francés André Bretón, proclamado padre del surrealismo, viajó a México con el propósito de visitar a Liev Davídovich, mejor conocido como León Trosky, quien se encontraba exiliado en ese país. La visita del francés tenía como propósito fundamental la elaboración de un manifiesto dirigido a los escritores y artistas revolucionarios con el que llamarían a la creación de una Federación Internacional de Artistas Revolucionarios, para cuya construcción acudía al sabio consejo del revolucionario exiliado.

Un punto sobre el cual estribaron muchas horas de discusión entre Trosky y Bretón fue el de la independencia que debían tener los artistas para desarrollar su arte sin presiones intelectuales y mucho menos materiales. Se clamaba por una libertad dentro de la cual todo estaba permitido en el arte; dicha libertad sería la única salvación, argumentaban. Una de las expectativas que con dicho manifiesto querían satisfacer era la de gritarle al público que el arte podría servir de contrapeso para las organizaciones estalinistas y fascistas que empezaban a pulular en Europa.

Ya se escuchaban en Europa los rugidos de los tanques rusos y alemanes que empezarían a invadir países al este y oeste del conteniente, dando inicio a lo que terminaría siendo la Segunda Guerra Mundial.

Esa libertad que en aquel entonces demandaban los artistas autodenominados revolucionarios es uno de los derechos, tal vez el más importante, sobre los cuales están cimentadas las democracias. Tal libertad no sólo debe extenderse a las expresiones artísticas, sino a cualquier tipo de expresión individual o colectiva. No es posible concebir una democracia real sin libertad de expresión, por incómoda que en ocasiones resulte.

Durante la crisis desatada por la pandemia del coronavirus (COVID-19) no han sido pocas las voces que han llamado a una unidad y a un cese de hostilidades (principalmente mediáticas) contra los gobernantes de turno. El propósito de tal llamado es evitar que los gobernantes se desconcentren y desvíen energías en responder a tales hostilidades en lugar de invertirlas en la adecuada administración de la crisis.

No obstante la intención loable del llamado, debemos tomarlo con guantes de seda ya que puede contener una bomba antidemocrática en su interior.

Un tema coyuntural de la presente crisis es que se desató en una época muy próxima a las elecciones regionales (antes de cumplirse los 100 días) en las cuales los actuales gobernantes resultaron elegidos. Es usual que, durante los primeros meses, incluso durante el primer año, los recién elegidos gobiernen con un aura de gloria y perfección. Los apoyos populares recién ratificados en las urnas crean gobernantes empoderados y casi dictatoriales, quienes, ayudados por audaces asesores mediáticos y de imagen, despiertan aplausos y vítores ensordecedores en redes sociales.

Esta situación crea, per sé, condiciones propicias para que los gobernantes henchidos de apoyo popular trasciendan ciertas fronteras legales o ética (a veces ambas) impuestas por la misma democracia, con el funesto argumento de representar la voz del pueblo; argumento esbozado de manera impajaritable por dictadores de todos los talantes. Si a lo anterior se añade un llamado a la unidad de la comunidad, que lleve implícito un pacto de no agresión contra los gobernantes de turno en virtud del cual la libertad de expresión se auto amordace, estaremos creando el escenario perfecto para la eclosión de ilegalidades o en el mejor de los casos extralimitación de funciones a diestra y siniestra.

Una crisis como la actual exige de los ciudadanos, independientemente de la ideología política que profesen, un cumplimiento estricto de la ley, la cual conlleva el someterse a las decisiones que de manera legal hayan tomado los gobernantes actuales. No es momento de cuestionar su legitimidad, pues esta discusión se realiza a través de las urnas. Sin embargo, no podemos dejar que el buque de la democracia se escore hasta hacer agua, restringiendo cualquier expresión de libertad bajo la égida de la conveniencia de estar unidos.

La opinión en contrario, la crítica, la exigencia a que las cuentas se rindan y en general la supervisión directa de la comunidad a la gestión de los gobernantes, resulta fundamental para la democracia en condiciones de normalidad, y más aun en condiciones de crisis, pues es en condiciones extraordinarias que los mandatarios tienden a relajar su propensión al cumplimiento de la ley. Los gobernantes deben gobernar con la tranquilidad y la legitimidad que les prodiga el haber sido elegidos democráticamente, pero sin desmejorar los derechos de la población que le sirven de contrapeso y equilibrio.

Así como en 1938 los artistas clamaban por una libertad artística que les permitiera desarrollar su arte sin sujeción a los modelos estéticos o de conveniencia partidista, durante el COVID-19 debemos clamar por una protección y sublimación del derecho de libertad de expresión de los ciudadanos.

 

*Director Temático del Magdalena

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