La vida humana en el internet #mividaeninternet

La vida humana en el internet #mividaeninternet

Por: Juan Manuel Ramírez


Desde la creación del primer módem de internet, por parte de la compañía Bell; el inicio de ARPA, del Ministerio Estadounidense de Defensa de ideas relativas a una red global de computadores; y el anuncio público de la Word Wide Web (www), hasta llegar a una nueva era histórica, como lo es la cuarta revolución,  estamos viviendo un cambio fundamental en nuestras vidas que es, no solo el internet en la vida humana, sino la vida humana en el internet.

Era impensable que actividades como trabajar, ver televisión, educarnos, cocinar, ubicarnos, conciertos, comprar productos, enamorarnos entre otras actividades muy humanas, se desarrollen sin nuestra presencia física a través de todos nuestros sentidos. Pero casi desde el nacimiento de internet, una serie infantil: los supersónicos de los años 60´s , recreaban nuestro mundo y nos permitió experimentar imágenes de teletrabajo, clases online, compras digitales, telemedicina y muchos más avances que eran ciencia ficción pero que hoy son una realidad.

El internet llego para ser parte de nosotros, pero lo que estamos experimentando ahora es nuestra vida a través del internet y este fenómeno se ha potenciando aún más con el gran número de dispositivos móviles, internet de las cosas, crecimiento de la economía digital, el big data y en especial, las plataformas digitales.

Las plataformas, con las que que vivimos y convivimos,  son estructuras muy diversas, al incluirse las redes sociales, los motores de búsqueda, portales de servicios de pago o de contenidos audiovisuales, que componen las empresas digitales más importantes en la economía digital como Google Search, Wechat, Amazon, Twitter, Waze, TikTok, Facebook, Netflix, Uber, y otras de origen nacional como Rappi, no solo representan másde $60 billones de dólares en ingresos para el año 2025 sino se componen como un eje fundamental para el desarrollo económico de todos los países y de las personas.

La influencia de las plataformas ,como destaco no solo es la económica y los retos que le generan a los mercados tradicionales, sino que están transformando nuestras vidas en sentido digital al utilizar los humanos estas herramientas para ser más productivos y dinámicos no solo en nuestros trabajos o educación sino en nuestros actividades más humanas como enamorarnos, comer y divertirnos.

Por lo tanto, el sentido que le estamos dando al internet a través de las plataformas es humanizarlo ,y no esta mal, ya que nos ha permitido estar siempre acompañados, y participando activamente aun en nuestros eventos sociales y celebraciones, lo que ha sido un impacto para todos ya que considerábamos que cumpleaños, asistir a conciertos y demás eventos sociales solo eran válidos en nuestro pensamiento, si asistíamos presencialmente.

Este aislamiento nos enseñó que el internet nos acompaña no solo en el trabajo, estudio y servicios médicos, sino ahora en nuestra vida. Depende de como la utilicemos, esta nos puede proporcionar un gran tesoro que es tener herramientas para pasar más tiempo para invertir con nuestras familias.

Aunque esta humanización del internet y las plataformas no es fácil, ya que no estamos acostumbrados a lo digital,  puesto que en el transcurso de nuestra historia, las actividades y sentimientos humanos son fructíferos. Este cambio debemos afrontarlo, no dejando nuestra vida solo en un plano digital porque todo extremo es negativo pero si afrontando esta nueva realidad aprovechando las nuevas tecnologías.

Es un tiempo para transformarnos, para aprovechar lo que nos ofrece el internet y ponerlo en práctica para buscar el bien general. Desde nuestros niños incentivando la programación en ellos, como en colocar todos nuestros esfuerzos en cerrar las brechas digitales, porque todos tenemos el derecho como humanos a acceder al internet en igualdad de condiciones.

 

 

*Director TIC

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Empatía, valor del que carece la Dimayor

Por: David Pombo
Como algunos saben soy futbolero, pertenezco desde hace 19 años a una barra futbolera y popular en Santa Marta. Desde el 2005 decidí estudiar sobre los fenómenos sociales alrededor del fútbol y la construcción de identidades que surgen en medio de la pasión que despierta este deporte. Así logré mi tesis de pregrado en antropología “Fútbol, identidades juveniles y barras bravas en Santa Marta». Recientemente participo como vocero de la barra a la que pertenezco en el Colectivo Barras Colombianas por la Convivencia, proceso en el que confluyen veinte barras futboleras de todo el país, la mayoría de equipos de primera y segunda división del Fútbol Profesional Colombiano (FPC).

Estos espacios me han permitido formar un sentir sobre el fútbol como pasión, alegría, carnaval e identidad. En la actualidad, el fútbol despierta distintas opiniones, dando como resultado que sea concebido en muchos casos como mercancía, gremio e industria en el mundo del libre mercado en la globalización; así mismo en el mundo de los medios de comunicación, del espectáculo y las redes sociales. Brindo este contexto de mi relación con el fútbol para quienes lleguen a este artículo sepan que estoy escribiendo desde la orilla de un aficionado al fútbol, de un hincha, de un barrista, y si quieren también, desde la mirada de un cliente que reclama a su proveedor, ¡empatía!

Sí, ¡empatía!

La División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) actúa como entidad administrativa y reglamentaria del FPC, asocia a todos los equipos profesionales (36) de fútbol en Colombia para actuar y tomar decisiones como gremio económico y deportivo. Esta entidad como encargada de reglamentar y administrar los torneos del fútbol colombiano (Liga BetPlay, Torneo BetPlay, Copa BetPlay y Liga Femenina) es el principal interesado en la reanudación del FPC en el marco de la pandemia y las medidas de cuarentena. Recientemente ha copado la atención de un sector de la opinión pública nacional, debido a las constantes declaraciones y pronunciamientos de su presidente Jorge Enrique Vélez, y de algunos de sus afiliados como Eduardo Méndez, presidente de Santa Fe, entre otros dirigentes del fútbol en Colombia. Sin embargo, en esta columna no quiere profundizar sobre las declaraciones y sus contenidos, lo que pretende es resaltar la escasa empatía de esta entidad con quienes somos sus grupos de interés o stakeholders y que se agudiza con la emergencia sanitaria del COVID19.

La Dimayor en su afán de convertir el fútbol en un producto comercializable, se ha olvidado de quienes consumimos de este deporte, me refiero al hincha, las barras y los aficionados en general. Su interés mercantilista lo llevó a fracasar en su intento de transmitir el FPC por televisión cerrada en su canal Win Sport +, el cual no es más que la muestra del interés por sacar a las hinchadas de los estadios y convertir en el fútbol en un paquete de televisión por suscripción.

Desde la orilla de los aficionados este interés solo va en detrimento de la fiesta futbolera, esa que cada fecha organiza a los hinchas y barras del fútbol, razón por la que los aficionados y opinión pública futbolera decidieron emprender la campaña “Lo pagará su madre” que ha sido una acción espontanea en contra de los intereses de la Dimayor y algunos de sus miembros por establecer el canal privado Win Sport +.

Sobre la empatía, para el caso de la Dimayor también vale la pena mencionar las últimas intervenciones de su presidente respecto al “Protocolo de salubridad para la reactivación del fútbol profesional” en medio de la pandemia, que en todo caso constituían medidas cuyo único propósito consistía en iniciar competencias a puerta cerrada en junio en todos los estadios del país, 300 personas máximas por cada partido, pruebas COVID cada 72 horas para futbolistas y cuerpo técnico.

Como era de esperarse, estas medidas fueron rechazadas de manera contundente por parte del Gobierno Nacional que a su vez puso en consideración la reanudación del fútbol siempre y cuando se realice de manera localizada en cuatro o cinco ciudades del país, las cuales deben seleccionarse de acuerdo con su situación epidemiológica. A propósito de lo anterior, otro de los casos sonados recientemente tiene que ver con el contrato que se pretendía firmar con la empresa canadiense Athletics & Healt el cual fue objetado por la Comisión de Mercadeo de la Dimayor (algunos dirigentes de la oposición al presidente de esta entidad), precisamente por ser una empresa de papel que solo está interesada en facturar el jugoso contrato con la organización del fútbol en Colombia.

Estos hechos muestran evidentemente el interés descomedido de la Dimayor, y especialmente de quien dirige la entidad, quien al parecer pretende tratar el fútbol como mercancía empaquetada en televisión, incluso con su novedosa y contingente propuesta de la eLiga o Liga PS.

Me pregunto si la Dimayor ha hecho por lo menos un estudio de marketing con quienes consumimos el fútbol, sobre qué nos interesaría que sucediera con él, o si ha consultado a las barras futboleras que son fieles consumidores del fútbol colombiano, sobre cómo están pensando la liga y la copa Poscuarentena o Pos-Covid, ¡la respuesta es NO! No han sido consultados porque precisamente el interés que ha mantenido siempre la Dimayor e incluso la FCF en complicidad con algunos medios, es sacar del fútbol a la afición para que no se conviertan en riesgos sociales o políticos para el negocio del fútbol. No obstante, se olvidan de que como partes involucradas o interesadas tenemos mucho más que aportar y no la idea de poner en riesgo al mercado del fútbol. Es por esto que levanto la voz, exigiendo a esta entidad un mejor relacionamiento, reciprocidad, comunicación y empatía con sus grupos de interés.

En esta misma línea, las constantes intervenciones en medios de comunicación por parte de Ernesto Lucena, Ministro del Deporte, y que en repetidas ocasiones le ha dicho a los dirigentes del fútbol que lo primordial es la salud de los jugadores y de quienes pertenecen al ecosistema del fútbol, pidiéndoles que sean pacientes, argumentando que no solo el fútbol se ha visto afectado por el COVID19, sino todas las disciplinas deportivas, las cuales  han postergado sus competencias a nivel orbital, nacional y local.

De acuerdo con esto, podemos decir que el ministro Lucena ha mantenido ese interés por ser empático con todos los deportistas, medios, gremios y demás actores del mundo deportivo, a pesar de las dificultades económicas que esta coyuntura genera, está anteponiendo primero la salud de los deportistas, sus familias y de la afición futbolera en general.

Para finalizar y no olvidarnos de la realidad actual del deporte, especialmente el fútbol y el mundo del espectáculo, considero que han sido muchas las opiniones sobre el futuro inmediato del fútbol en Colombia, o sobre el futbol poscuarentena y de todas ellas me quedaría con aquella en la que se le da un peso importante a la salud de los futbolistas y sus familiares, privilegiando el regreso de este deporte con afición posterior a la existencia de una vacuna.

*Director Localidad Santafé y Candelaría.

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«Debemos enfocar las ayudas económicas al sector informal» Entrevista a Francisco Córdoba.

Juan Falkonerth, Director de Emprendimiento de AlCentro, realiza esta entrevista a Francisco Córdoba CEO de NaaS Digital Banking. ¿Qué retos ha generado la crisis de los mipymes?

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Aumentar tarifas del transporte público

Por: Santiago González

Aumentar el pasaje de Transmilenio y el SITP, es poco sensible con el ciudadano representativo: el ciudadano de a pie.

Empecemos por mencionar algunas cifras de la realidad económica de la ciudad: 1. Bogotá tiene una informalidad laboral según el DANE del 41,8%; 2. Del total del salario mínimo, el rubro de transporte es uno de los que más porcentaje se lleva: entre el 20% y 30%; 3. Alrededor de solo el 20% de bogotanos tiene carro; 4. Tansmilenio reporta perdidas de alrededor de $220.000 millones al año, por tener cerca de 380.000 colados diarios en el sistema que representa el 15,36% de usuarios.

De esta manera, según el estudio presentado en el foro “La evasión en Transmilenio: un reto de ciudad” del total de colados, el 25% lo hace en la troncal de la carrera Décima, 18% en la Caracas, 18% en la NQS y 15% en la calle 26. El Socorro es la estación con más tasa de colados, con más del 57% de evasión. Le siguen Nieves con 40% y Policarpa con 40%. Según la Cámara de Comercio de Bogotá el 85% de los usuarios de Transmilenio y SITP pertenecen a los estratos 2 y 3, y el 88% gana menos de un millón de pesos, lo que podría concordar con las troncales en donde más colados se presentan.

Ahora bien, la administración de Claudia López decidió incrementar el valor del pasaje en $100 teniendo en cuenta tres escenarios posibles: 1. Un aumento general en la tarifa de $100; 2. No hacer ningún aumento; y, 3. Hacer el incremento de $100 en el componente zonal y troncal, pero manteniendo el valor de los transbordos y aumentando la ventaja de tiempo en 15 minutos (pasando así de 95 minutos a 110). De esta manera, la opción utilizada fue la tercera con la que se pretende cubrir los costos en el alza del combustible y la operación del sistema.

Por consiguiente, la razón que daba el Distrito es que con el aumento año tras año del combustible diésel, y con el hueco fiscal actual de $700.000 millones, de no aumentar en $100 el pasaje ese incremento del déficit aumentaría en $100.000 millones.

Entonces, independientemente de que, si los sistemas de transporte deben ser autosostenibles o que se deba o no subsidiar el sistema, la discusión debe ir en pro de cómo conseguir más recursos para la financiación del mismo. En este sentido, se han planteado soluciones: La primera es lo que se denomina el Contamination Tax que básicamente dice que los vehículos que más contaminen deberían pagar más impuestos; La segunda, cobrar por parqueo en vía pública; La tercera, revisar los contratos de los operadores privados; La cuarta, y teniendo como ejemplo a Chile, es apostarle a tecnologías eléctricas. La razón es que en Chile el costo de un bus diésel por 6.000 kilómetros pasó de 2.500 dólares a 700. Con esto, se subsidiaría la tarifa del transporte público permitiendo así, que el ciudadano más humilde destine sus recursos a otro rubro. Son propuestas que deberían ser presentadas nuevamente ante El Concejo de Bogotá.

Por otro lado, si se revisa el histórico del aumento del pasaje de Transmilenio, el aumento del salario mínimo y la inflación tenemos que:

Año
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
Salario M
 $ 260.100
 $ 286.000
 $ 309.000
 $ 332.000
 $ 358.000
 $ 381.500
 $ 408.000
 $ 433.700
 $ 461.500
 $ 496.900
 $ 515.000
 $ 535.600
 $ 566.700
 $ 589.500
 $ 616.000
 $ 644.350
 $ 689.455
 $ 737.717
 $ 781.242
 $ 828.116
 $ 877.803
Aumento SM
 –
9,1%
7,4%
6,9%
7,3%
6,2%
6,5%
5,9%
6,0%
7,1%
3,5%
3,8%
5,5%
3,9%
4,3%
4,4%
6,5%
6,5%
5,6%
5,7%
5,7%
Pasaje TM
 $        800
 $        900
 $     1.000
 $     1.100
 $     1.200
 $     1.200
 $     1.300
 $     1.400
 $     1.500
 $     1.600
 $     1.700
 $     1.750
 $     1.700
 $     1.700
 $     1.800
 $     1.800
 $     2.000
 $     2.200
 $     2.300
 $     2.400
 $     2.500
Aumento real Pasaje TM
 –
11,1%
10,0%
9,1%
8,3%
0,0%
7,7%
7,1%
6,7%
6,3%
5,9%
2,9%
-2,9%
0,0%
5,6%
0,0%
10,0%
9,1%
4,3%
4,2%
4,0%
Inflación
8,75%
7,65%
6,99%
6,49%
5,50%
4,85%
4,48%
5,69%
7,67%
2,00%
3,17%
3,73%
2,44%
1,94%
3,66%
6,77%
5,75%
4,09%
3,18%
3,80%
Salario M Real
1,41%
0,45%
0,44%
1,76%
1,31%
2,02%
0,24%
-1,65%
5,12%
0,34%
0,12%
3,05%
1,93%
0,64%
-2,37%
0,79%
2,45%
2,39%
1,86%
Impacto al Usuario
-9,7%
-9,5%
-8,7%
-6,6%
1,3%
-5,7%
-6,9%
-8,3%
-1,1%
-5,5%
-2,7%
6,0%
1,9%
-4,9%
-2,4%
-9,2%
-6,6%
-2,0%
-2,3%

 

Explicación: Se toma la serie desde el año 2000 que es cuando entró en operación Transmilenio, y se toma en cuenta las variables del aumento año tras año en el pasaje de Transmilenio, en el Salario Mínimo, y la inflación. Lo que podemos evidenciar, es que el usuario que utiliza transporte público y en este caso puntual Transmilenio, que a su vez es el que pertenece a los quintiles más pobres de la ciudad, siempre ha tenido un impacto negativo a medida que aumentan los pasajes del sistema. La operación sale de la resta entre la variable “Salario M real” y “aumento real pasaje TM”

Así pues, esto ha significado que, –y teniendo en cuenta lo que se mencionaba sobre en qué estratos viven los usuarios que utilizan TM y viven con un salario mínimo–, las personas más vulnerables son las que se ven afectadas con los incrementos en las tarifas. Por consiguiente, aumentar el precio del pasaje del transporte es irresponsable con el bolsillo del ciudadano representativo: 1. A medida en que aumenta el pasaje en transporte público, se empieza a equiparar con los costos del transporte privado, llevando así al consumidor a preferir optar por una moto, por ejemplo; 2. Como lo mencionaba antes, el transporte público es el transporte de la mayoría. Solo cerca del 20% de bogotanos tienen vehículo, y tarifas altas no incentiva a bajarse del carro; 3. A raíz de esto, se genera una pérdida de competitividad del transporte público frente al privado; 3.1 Mayor consumo de combustibles fósiles; 3.2 Mayor contaminación del aire; 4. Es una medida regresiva si se compara el aumento real del salario mínimo versus el aumento real del pasaje de Transmilenio (ver tabla).

Finalmente, si bien se ha ido mejorando en nuevas tecnologías para reducir costos y evitar el aumento de colados en el sistema, esto no puede verse como algo económico en el que se tenga como fin, el sostenimiento del sistema. De acuerdo con el ex Concejal Juan Carlos Flórez, Colombia es el segundo país de la región en el que el transporte es más caro teniendo en cuenta la variable del salario mínimo, superado solo por el metro de Sao Paulo. Las fuentes de ingresos deben buscarse, pero creo yo, no del bolsillo de los más vulnerables.

*Miembro Dirección Transporte Público y Asuntos Urbanos

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Contagiados de empatía

Por: Susana Cifuentes Gallo

Es claro que la actual pandemia del COVID-19 se ha ganado toda la atención de los colombianos al punto de estar presente al inicio de cada reunión laboral, almuerzo familiar, grupo de WhatsApp, chiste, meme, noticia o decisión política. Y es que no es para menos, esta pandemia ha causado fuertes estragos en el mundo y sí que nos ha cambiado la vida: nos ha llenado de empatía.

Esta coyuntura le ha traído efectos positivos, por encima de los negativos al país, pues por fin nos dimos cuenta de lo mucho que podemos lograr estando unidos como sociedad. Juntos hemos sentido la necesidad de salvar vidas, dándoles único valor, pues cada una importa de manera independiente. Así es como juntos nos hemos convertido en los mejores veedores, voceros y críticos constructivos del país en tiempos de cuarentena. Esta situación nos ha llenado de fuerzas, ideas y argumentos para aplaudir lo que se está haciendo bien, pero también para rechazar contundentemente fenómenos actuales que ya no pueden avanzar más tales como violencia, odio, intimidación, censura a la libertad de expresión, homicidios e indiferencia.

La sociedad colombiana viene ganando empatía con la situación actual de los líderes y lideresas sociales impulsando sentimientos de apoyo a su trabajo, en torno a los derechos humanos y al mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de grupos poblaciones vulnerables.

Ganamos al entender la cruda realidad de tener una amenaza constante que pueda acabarnos la vida en cuestión de segundos. Entendimos que las fronteras son invisibles sin importar si somos de la capital, de Cauca, de Magdalena, de Nariño o de Antioquia. De repente vimos que no es justo morir a temprana edad ni perder a un ser amado de un día para el otro. Gracias a esta coyuntura nos pusimos en los zapatos de las tantas familias de defensores y defensoras de derechos humanos que han perdido a sus seres queridos. Sentimos lo que es tener pánico colectivo y lo que representa trabajar en un entorno inseguro, sin condiciones propicias para permanecer en vida.

Reconocimos que no es normal que 555 líderes y lideresas sociales hayan sido asesinados entre 2016 y 2019 en el país, según datos de la Defensoría del Pueblo. Comprobamos que en Colombia sí tenemos la capacidad de recolectar y analizar datos cada día y que si queremos la información puede ser bastante precisa. Por ello, el análisis que presenta Dejusticia sobre los homicidios de líderes sociales es acertado ya que “se ha utilizado la falta de unanimidad entre los datos de cada uno de diversos actores para debilitar el diagnóstico de la problemática. Muchas veces el debate público se desvía hacia lo precisa o imprecisa que es la información […] en vez de concentrarse en las políticas y acciones necesarias para frenar estos homicidios”1.

Caímos en cuenta de la importancia de actores, movimientos y organizaciones como “Defendamos la Paz”, “Verdad Abierta”, “el Programa Somos Defensores”, “la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH)”, “DeJusticia”, “Amnistía Internacional”, “Colombia2020 del Espectador”, el “Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (CAJAR)”, “Front Line Defenders”, la “Comisión Colombiana de Juristas (CCJ)”, “La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) y el “Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH)” – entre muchos otros – que alzan la voz, nos informan y nos alertan.

Aprendimos que todas las denuncias desde las regiones no han sido en vano, pues realmente se han tratado de asuntos de vida o muerte. Entendimos que los actores humanitarios en el territorio colombiano son aliados en la mitigación de la pandemia y en la lucha contra los asesinatos de defensores y defensoras de derechos humanos y excombatientes. Rechazamos como sociedad las acciones violentas de grupos armados que ni siquiera han querido parar en épocas de pandemia.

Lamentamos el hecho de que estar en casa no garantiza la vida pues varias amenazas y muertes han ocurrido en pleno cumplimiento de cuarentena. Así es, según el comunicado del 29 de abril del 2020 “luego de las cinco semanas de emergencia sanitaria, la Defensoría logró documentar al menos 40 ataques contra las comunidades de todo el país, con las que se pretendió intimidar y generar pánico»2.

Finalmente, congeniamos en que el desafío más grande que tenemos actualmente como sociedad es el de mantenernos vivos. Garantizándonos las mismas oportunidades de seguridad y de vida es que logramos realmente cerrar brechas en el país. Si creemos, actuamos y luchamos unidos, no hay nada que nos detenga.

Al fin y al cabo, ya todos nos contagiamos de empatía.

*Miembro de la Dirección de Construcción de Paz

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Mercados e implementos médicos: oportunidad para desarrollar las empresas colombiana

Por: Alfredo Herrera

En estos tiempos donde el presupuesto del Estado se está destinando en proporciones significativas a la compra de alimentos e implementos médicos, se hace urgente recordar la función social que cumple la contratación estatal en el desarrollo del tejido productivo del país, pues son contratos de grandes sumas que le permiten sostenerse y hacer inversiones.

Ante la recesión económica que cada vez se perfila más, es necesario apostarle al máximo a que el dinero que gasta el Estado sea utilizado por las empresas nacionales para crear empleos y realizar inversiones para competir nacional e internacionalmente luego de cesada esta horrible noche.

Para esto será necesario hacer los complementos necesarios al Decreto 440 de 2020, por el cual se indica que las contrataciones se harán por la modalidad de contratación directa, es decir, sin mediar concurso, para estipular que se prefieran empresas que provean productos colombianos, o con cierto porcentaje de valor añadido en Colombia, y que se garantice -y se supervise- la contratación de una cantidad determinada de personal adicional e inversiones a mediano y largo plazo que creen valor, tanto para quien distribuye como quien produce, para que se vuelvan más competitivas.

Será necesario ser creativos en el diseño de esta política, incluyendo la posibilidad de sumar las capacidades de varias mipymes para una sola contratación, pero en todo caso no se deberá perder el norte de que más que un gasto, es una inversión.

Podrá esto costar un excedente, porque les costará mas a las empresas sustituir importaciones (hacer el abono en Colombia sale más caro que importarlo, por ejemplo), contratar personal y realizar inversiones; pero esos excedentes se podrán cruzar con el ahorro en subsidios a las nuevas personas que serían contratadas y a la empresa para su sostenimiento, además de la riqueza que cree la empresa para el país en el periodo postpandemia por las inversiones que se permitió Será también importante a la hora de negociar ese excedente tener en cuenta lo que de costumbre pasa que el Estado paga el costo unitario de los artículos, pero el contratista tiene un beneficio extra por comprarlos al por mayor.

Gran ejemplo se dio con la convocatoria para diseñar mascaras para el sector medico realizado por el Gobierno, la ANDI y el PNUD, en la que fueron seleccionadas solo empresas colombianas. Pero lo esfuerzos deben seguir para todos los demás gastos que se están haciendo, y también a nivel local.

Es ahora o nunca para que el Estado haga esta apuesta por las empresas colombianas. Si no es posible en algunos casos a nivel nacional, que se considere negociarlo a nivel Suramérica. Los grandes gastos que se están por hacer y la necesidad económica que se nos avecina lo ameritan.

Así lo han entendido todos los países desarrollados en su paso a tal categoría, sin excepción alguna, desde que Friedrich List aconsejó a Alemania a principios del siglo XIX basado en la experiencia de Inglaterra y Estados Unidos, que, sin apoyar decididamente con su presupuesto al desarrollo de las empresas nacionales y sin cerciorarse que sea bien invertido por las empresas para hacerse más competitivas, no habrá como competir en el mercado internacional, por ende, de crear prosperidad para sus naciones.

Bueno sería que igual nos quede la lección para siempre.

*Miembro Dirección Participación para la Gobernabilidad

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