Manuel Alberto Gómez

Manuel Alberto Gómez

Dirección de Finanzas Públicas

Administrador Público y Especialista en Proyectos de Desarrollo de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP), magíster en Planificación Territorial y Gestión Ambiental de la Universidad de Barcelona, magíster en Análisis Económico del Derecho y candidato a Doctor en Economía en la Universidad Complutense.

Actualmente cursa estancia de investigación doctoral en la Universidad de California (UCSD), en el Centro de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos (CILAS).

Ha ejercido como Vicecónsul de Colombia, asesor en la Presidencia del Senado y asesor legislativo, ha trabajado en temas relacionados con modelos de descentralización, política fiscal territorial y medición e indicadores de transparencia y acceso a la información pública.

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Transformación organizacional, retos e impactos después del COVID

Transformación organizacional, retos e impactos después del COVID

Por: Diego Tovar 

Hace menos de un año, soñábamos con acelerar la transformación organizacional y digital en América Latina, y la asociaba en mis presentaciones públicas a la última alocución de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos, que llamó como el mayor desafío para la democracia a la desigualdad creada por la globalización. Así, introducía a la audiencia, a nuestros principales retos como sociedad; el reto ético, pasar de la ética representativa en la que nos pasamos la vida victimizándonos en quienes nos representan, a la ética participativa en la que asumimos incondicionalmente la responsabilidad de entender que, la transformación comienza por nosotros mismos, y el reto educativo, en el que sostengo que la cuarta revolución industrial y la transformación empresarial digital como respuesta, constituyen la última oportunidad que tenemos como sociedad, de superar nuestro principal problema: La inequidad.

En una nueva economía, la economía de la abundancia, la posesión de activos perdió todo el sentido y la norma se convirtió en compartir recursos, siendo el más importante la información y en esta economía, tener un propósito de transformación masiva, como el nuestro de cerrar la brecha de equidad en Colombia, se volvió clave para la atracción y retención del talento, aunado a la transformación digital como la respuesta de las empresas a esta revolución digital. Transformación a través de tecnologías digitales para mejorar la experiencia del cliente, los procesos operacionales y los modelos de negocio, siendo estos el QUE de la transformación, pero más importante es el COMO, que tiene que ver con el método para desarrollar capacidades de liderazgo para lo digital. Entonces, entendiendo el comportamiento de nuestros clientes, debemos retar los modelos de negocios y crear nuevos, basados en productos y servicios digitales, pero también debemos transformar nuestras organizaciones y nuestra cultura y no solamente introducir plataformas tecnológicas avanzadas. Necesitamos habilitar la colaboración basada en la innovación y permitirnos soñar, definir e implementar un nuevo propósito organizacional en el que podamos aterrizar la estrategia a partir de la innovación, el diseño y la experimentación, y transformar nuestros negocios creando soluciones relevantes, escalables y costo efectivas.

Emerge entonces el concepto del Keidanren de Japón, la Sociedad 5,0, el de la humanización de la revolución digital que pretende crear una sociedad superinteligente y lo que hemos denominado, los humanos aumentados o Augmented Humans.

Quisiera entonces mirar desde una perspectiva optimista los retos que la pandemia nos ha traído en materia de transformación empresarial.

Iniciemos con la forma en que trabajamos. Como lo mencionó tiempo atrás la brillante y carismática emprendedora, Silvina Moschini, “el trabajo es algo que se hace, no un lugar donde se va”. ¿Y qué podemos decir ahora que todos intentamos trabajar desde nuestras casas en medio de las medidas de confinamiento? Mi primera apuesta es potenciar el talento humano. #BoostTalent. Las empresas deben lograr respuestas rápidas, estratégicas y claras, anticipándose a escenarios inciertos, pues podrán venir rebrotes del Covid-19 y debemos adoptar medidas que mantengan las operaciones, el empleo y que nos permitan salir fortalecidos de la crisis. Los impactos vendrán a nivel empresarial en la experiencia de los empleados, en las cadenas de valor y producto de la globalización que dificulta la reacción apropiada.

 Los retos entonces están relacionados con el alistamiento de la fuerza de trabajo, el alistamiento del liderazgo y el llegar a crear una operación más inteligente con acciones como el re – aprendizaje de habilidades.

Seguramente, la operación remota que muchas empresas desplegaron aceleradamente será parte de la nueva normalidad, pero es imperativo asegurar que se mantenga o mejore la productividad que se tenía antes de la pandemia.

Para hacer un diagnóstico de esta situación, en everis desarrollamos una herramienta que denominamos Pulso, que permite evaluar los habilitadores que la compañía tiene y el nivel de aceptación de los empleados frente al teletrabajo para tomar las medidas y líneas de mitigación apropiadas para asegurar la efectividad. En seguida, se debe preparar la empresa para el regreso a la nueva normalidad, tras el confinamiento y la clave estará en la adopción de una cultura de trabajo digital inteligente.  Más allá de las recomendaciones del gobierno para la apertura inteligente de la economía, creo que es relevante centrarse en la experiencia del empleado, pues debemos recordar que trabajamos con seres humanos y preguntarnos por sus preocupaciones puede marcar la diferencia. Nuestros colaboradores como cualquier persona tienen miedos, ansiedad e incertidumbre, por lo que resulta imprescindible vislumbrar el employee journey para la vuelta a la normalidad, asegurando en nuestro equipo la confianza, seguridad y compromiso.

En nuestro propio caso, creamos la Oficina de experiencia del Covid-19 e identificamos nueve ejes de reflexión alrededor de la comunicación, la sensibilización y la formación de los empleados, para tomar ventaja cuando estemos en esta nueva normalidad. La oficina de experiencia trabaja entonces en movilidad, prevención, organización, salud y bienestar, conciliación, retribución, temas administrativos, ética y liderazgo, para tener una visión 360 y salir fortalecidos tras la crisis. En últimas y tal como lo pronunció un colega en everis, “en los momentos de verdad, los hechos son los que marcan la diferencia, pero los sentimientos vividos durante el proceso dejan huella para toda la vida”.

En términos de transformación organizacional, debemos iniciar también con nuevos paradigmas, como la transformación digital de la fuerza de trabajo y la incorporación de nubes de talento. Teletrabajar no solo es hacer las actividades laborales desde la casa, con las herramientas proporcionadas por la empresa. Los empleados deben tener la habilidad de comunicarse, colaborar, planear, gestionar equipos y lograr los resultados de forma remota. Para ello, evidentemente debemos trabajar en la transformación cultural, así como en la colaboración, comunicación, networking, más allá de asegurar el control de los dispositivos y plataformas adecuadas para el teletrabajo y finalmente implementando mecanismos de gobierno y de seguridad que mitiguen los riesgos asociados.

En nuestro “nuevo normal” se impondrán formas de trabajo flexibles, organizadas por proyectos, a destajo, desde cualquier lugar geográfico y por esto surge el concepto de Cloudworking y las nubes de talento. Bienvenidos a la nueva normalidad, la normalidad del internet del valor.

 

*Miembro Dirección de Empresa, Industria y Competitividad

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Transformación organizacional, retos e impactos después del COVID

La brecha digital en Colombia como una oportunidad

Por: Carlos Avilan

 

El internet es la respuesta a muchos retos que se presentan en las escuelas y las universidades que llevan a cabo cursos en línea. Representa la solución para quienes trabajan desde la casa e incluso para el personal de atención médica. Entonces, ¿qué pasa con los millones de personas en Colombia y en el mundo que no tienen acceso a una conexión de internet?

La COVID-19 ha expuesto muchas desigualdades, una de las más marcadas y sorprendentes es la brecha digital. En las noticias vemos diferentes casos; por ejemplo, en el Chocó algunas zonas no tienen conectividad y comparten un computador entre todos los estudiantes.

No obstante, esta desigualdad es global y es tan evidente que asimismo en los países desarrollados el acceso a internet suele ser más bajo de lo que parece. Por ejemplo, en Australia aproximadamente el 13 % de la población no tiene acceso a internet. En Estados Unidos más del 6 % de la población, 21 millones de personas aproximadamente, no tiene conexión de alta velocidad. En indudable que no todas las personas se pueden conectar a la Web ni se protege el derecho de tener internet como servicio esencial.

En algunos casos, el costo para acceder a internet supera lo absurdo. Por ejemplo, en África subsahariana un gigabyte de datos, suficiente para desarrollar una actividad online en un día, cuesta casi un 40 % del salario mensual promedio. Y no solo es un problema de las naciones en desarrollo, en Australia aproximadamente un tercio de los hogares de menos recursos no tienen conexión a internet. Ahora bien, en Colombia hay cerca de 23,8 millones de personas que o no tienen acceso a internet en las zonas apartadas o no cuentan con los recursos económicos suficientes para acceder a este servicio, a pesar de los grandes avances logrados en los últimos años.

Según las cifras de la UNESCO, apenas el 55 % de la población mundial tiene conexión a internet, es decir, solo un poco más de la mitad de la población cuenta con esta posibilidad. En esta misma línea, el 87 % de los países desarrollados está conectado, en comparación con el 47 % de los países en desarrollo y solo el 19 % de los países menos desarrollados.

En total, aproximadamente 3700 millones de personas en el mundo no tienen acceso a internet, no solamente a causa de la falta de conectividad, sino también por los altos costos de los dispositivos tecnológicos, los costos de mercado y la infraestructura. Hay que resaltar que esta desconexión trae desventajas como la falta de difusión de información de todo tipo y la exclusión del aprendizaje online. Se estima que más de 1000 millones de niños en el mundo no recibieron sus clases en esta cuarentena. No genera ningún impacto que los profesores estén impartiendo las clases diarias si muchos de los estudiantes simplemente no pueden participar.

En contraste, son muchas las ventajas que el mundo conectado ha traído a la población. Un estudio asegura que por cada punto porcentual que aumentan los índices de conectividad, el PIB se incrementa entre 1,4 % y 1,9 %, lo que genera oportunidades de empleo, factor que tanto se necesita después de una pandemia.

Trabajar en casa hoy en día es un imperativo. Sin embargo, como muestran las estadísticas, pocas personas tienen la posibilidad de conectarse. Además, sin una velocidad de conexión adecuada, las comunidades no pueden iniciar o administrar un negocio moderno, acceder a la telemedicina, tomar cursos online transformar digitalmente sus actividades agrícolas o investigar para ejecutar proyectos académicos y científicos.

Colombia atraviesa diversas dificultades en el tema, una de ellas es la falta de recursos para instalar infraestructura en los sectores no conectados, y mejorar la ya existente en la prestación de los servicios actuales de internet. No obstante, en los últimos años se ha hecho un trabajo enorme para aumentar la conectividad (esfuerzo que se ha multiplicado en los últimos cuatro años) y aunque esta no sea la más rápida, nuestro país se sitúa en el puesto 131 en velocidad de internet, como lo establece el informe del Instituto británico cable.co.uk. En síntesis, reducir la brecha digital es necesario para superar problemas, generar empleo, aprender, cultivar pasiones y mejorar los salarios en las regiones más apartadas.

Referencias

Graham, A. (2020, 26 de marzo). Schools are moving online, but not all children start out digitally equal. The Conversation. https://theconversation.com/schools-are-moving-online-but-not-all-children-start-out-digitally-equal-134650

Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones. (2019, 19 de mayo). La mitad de Colombia no tiene internet. MinTIC. https://www.mintic.gov.co/portal/inicio/Sala-de-Prensa/MinTIC-en-los-Medios/100837:La-mitad-de-Colombia-no-tiene-internet

Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones. (2020, 21 de enero). La hoja de ruta del MinTIC para el 2020: conectividad y transformación digital. MinTIC. https://mintic.gov.co/portal/inicio/Sala-de-Prensa/Noticias/125603:La-hoja-de-ruta-del-MinTIC-para-el-2020-conectividad-y-transformacion-digital

Reliefweb. (2020, 18 de marzo). Coronavirus school closures mean over ONE BILLION children and youth are now shut out of classrooms. OCHA Services. https://reliefweb.int/report/world/coronavirus-school-closures-mean-over-one-billion-children-and-youth-are-now-shut-out

Unesco. (2019, 23 de septiembre). New report on global broadband access underscores urgent need to reach the half of the world still unconnected. Unesco.  https://en.unesco.org/news/new-report-global-broadband-access-underscores-urgent-need-reach-half-world-still-unconnected

*Dirección de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones

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Transformación organizacional, retos e impactos después del COVID

Balances y realidades

Por: John Jairo Ocampo

Completamos tres meses de aislamiento que comenzó muy severo pero que se ha ido relajando por el afán de reabrir cada semana más sectores, en medio de la indisciplina social, los mensajes contradictorios de los mandatarios y la falta de autoridad.

Mientras el mundo habla de una “nueva” normalidad y va con mucha pausa, en nuestro país predominan las situaciones caóticas, las calles llenas y la gente siempre queriendo hacer la trampa a la norma.

Lo malo de todo esto es que la relajación del aislamiento va de la mano con un aumento de casos de contagios y fallecidos.

En medio de estas incertidumbres se observa, con mucha preocupación, una disparidad entre balances y realidades que enfrentan muchas personas y empresas que no han visto los alivios o ayudas para superar la crisis.

He tenido la oportunidad de hablar prácticamente con todos los dirigentes gremiales; Acopi, Cotelco, Fenalco, Asobares, Anato y gremios de transporte escolar e intermunicipal.  Lo dicho por ellos dista mucho de los balances que presentan el Gobierno y los propios bancos.

De acuerdo con la posición de los sectores más golpeados, los bancos están cerrando las puertas y no han sido los más solidarios en esta crisis. Tampoco han logrado acceder a subsidios como el de nómina o pago de la prima que ha lanzado el Gobierno Nacional.

En las conversaciones que he sostenido con ellos, no dudan en afirmar que la respuesta del sistema financiero a las solicitudes de préstamos con o sin garantía, no se compadece con la realidad que vive el país.

Para los bancos, son sectores de mucho riesgo, son los más golpeados y es imposible acceder a recursos. La situación ha sido muy crítica para miles de empresas que han tenido que cerrar, despedir trabajadores o suspender los contratos.

Sin embargo, según el último informe de Asobancaria, de los $15,7 billones dispuestos por el Gobierno para garantías se han reservado y desembolsado, a corte del 29 de mayo, $10,38 billones, es decir el 66% de los recursos. Se destaca que de la línea de capital de trabajo se ha empleado el 88,22%, nómina el 63,92%, independientes el 73,91% y microfinanzas 1,32% de los recursos.

Pero estas cifras contrastan con lo que se escucha desde los gremios y empresarios. La inmensa mayoría advierte que les están cerrado las puertas del crédito.

En síntesis, lo que podría uno concluir es que estamos acostumbrados a quejarnos demasiado o los bancos se están quedando en apoyar a sus clientes cinco estrellas dejando solos a los que más necesitan y reflejando una falta de solidaridad en el momento que viven las empresas.

También son muchas las quejas ante la imposibilidad de acceder a otros programas como el de subsidio a la nómina. La facturación ha sido cero entre marzo y junio, por lo tanto, es imposible completar el salario o el valor de la prima cuando se trata de un apoyo tan reducido. Por ejemplo, en el caso de un hotel que no ha podido abrir sus puertas y el banco no le presta, le resulta imposible completar el 60% del valor de la nómina.

Es un panorama muy complejo que dista mucho de los balances que se presentan. Por ejemplo, deja mucho que pensar el reporte del Ministerio de Hacienda en el primer pago de subsidio a la nómina, equivalente al 40% del salario mínimo ($351000) en mayo. La meta del gobierno era beneficiar a 5 millones de trabajadores con un gasto de $2 billones por mes.

Sin embargo, las cifras oficiales muestran un resultado inferior. Se beneficiaron 2.5 millones de trabajadores y se destinaron algo más de 850 mil millones de pesos para cubrir el subsidio de mayo. El balance es muy débil y de nuevo contrasta con las realidades.

Según la última encuesta de ACOPI, al 65% de las pymes consultadas no les aprobaron o no les contestaron la solicitud del subsidio a la nómina. Esto demuestra que una cosa es lo que se piensa y otra lo que reflejan los hechos concretos.

Mientras se dan esos contrates entre balances y realidades lo cierto es que en Colombia las cifras de desempleo son más que alarmantes y la recesión parece cada vez más profunda. ¡Amanecerá y veremos!

#ConTodoRespeto: según el último Pulso País de Datexco preocupa el bajo nivel de favorabilidad de los medios de comunicación. Algo debe estar pasando para que los medios están perdiendo espacio ante la opinión que no está satisfecha con lo que se está viendo, escuchando y leyendo. Ojalá no le sigamos cediendo el terreno informativo a las redes sociales.

*Director de Medios de Comunicación y Libertad de Expresión

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Machismo

Por: Sofía Salas

Un hombre asesinó a Daniela. La mató por ser mujer. A Daniela Quiñones la mató ese hombre, pero también la mató el machismo que ha matado a 104 mujeres en lo que lleva la cuarentena y a cinco mujeres en las últimas 48 horas. En los últimos dos días, además de Daniela, fueron asesinadas Yudy Fernanda Pérez, Marinella Flórez, Heidy Soriano y su hija de 4 años por ser mujeres.

Es imposible leer el nombre de Daniela en las noticias sin pensar en la canción de Las Tesis y repetirla en la cabeza, una y otra vez: 

El patriarcado es un juez

que nos juzga por nacer,

y nuestro castigo

es la violencia que ya ves.

Es feminicidio.

Impunidad para mi asesino.

Es la desaparición.

Es la violación. 

Casos como este son particularmente dolorosos porque nos recuerdan a las mujeres que no tenemos derecho a vivir sin miedo, a caminar tranquilas, a volver a nuestra casa después de una noche de fiesta sin preocuparnos. Nos duele también porque es la manifestación más brutal de una sociedad misógina en la que las mujeres estamos en desventaja. Según ONU Mujeres, “el feminicidio se refiere al asesinato de una mujer por el hecho de serlo, el final de un continuum de violencia y la manifestación más brutal de una sociedad patriarcal. (…) El feminicidio hace parte de las múltiples y complejas violencias contra las mujeres, y no puede entenderse sólo como un asesinato individual, sino como la expresión máxima de esa violencia, en la que el sometimiento a los cuerpos de las mujeres y extinción de sus vidas tiene por objetivo mantener la discriminación y la subordinación de todas.”

Según las estadísticas, la probabilidad de que condenen al asesino de Daniela es del 13%. Sin desconocer que la impunidad en Colombia es general y alarmante, el caso de los feminicidios particularmente preocupante. De 20 casos ocurridos en los primeros 45 días del 2020, solo el 50% de los victimarios ha sido capturado y en 2018, solo el 13% de los casos de feminicidio resultó en condena.

A los que ante las denuncias, las quejas, las protestas y las manifestaciones en redes siguen diciendo que exageramos, que nos estamos victimizando, que estamos locas, les pregunto: ¿Es exageración poner el grito en el cielo cuando en los primeros 30 días de cuarentena los hechos en los que la vida de las mujeres está en peligro) han aumentado un 553%? ¿Nos estamos victimizando cuando en el mundo 58 de cada 100 mujeres son asesinadas por sus parejas o familiares? ¿Estamos locas cuando protestamos porque en Colombia cada 36 horas muere una mujer que había denunciado maltrato? 

Acabar con los feminicidios requerirá desmontar la cultura machista. Empecemos por creerle a las mujeres y exigirle a los gobiernos locales y nacional que le den la prioridad que merece. Necesitamos policías, fiscales, jueces y juezas, comisarios y comisarias, sensibilizados y capacitados para investigar y juzgar la violencia contra las mujeres. Debemos fortalecer los mecanismos de denuncia, de tal forma que tengan en cuenta las limitaciones que enfrentan las mujeres para denunciar en diferentes contextos. Es fundamental destinar los recursos económicos y humanos necesarios para prevenir y abordar la violencia contra las mujeres.   

Sin embargo, nada de esto será suficiente si no empezamos por reconocer que la nuestra es una sociedad machista que debe repensarse como una sociedad equitativa con las mujeres, con todas las mujeres. Nombremos el machismo por lo que es; reflexionemos sobre las prácticas, acciones y palabras que asumimos como normales; cuestionemos más a nuestros amigos, colegas, familiares; exijamos que haya más mujeres en el poder defendiendo los derechos de las mujeres. Mientras lo hacemos, pensemos en cómo estamos educando a la próxima generación: antes de enseñarle a las niñas a cuidarse y a tener miedo, enseñemosle a los niños a no ser violentos y a ver a las mujeres como pares.

Descansa en poder, Daniela. Seguiremos gritando fuerte y claro: “la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía.” La culpa es de los hombres violentos, de una justicia que no llega, de una sociedad que irrespeta a las mujeres. ¿Será locura pedir que se respete nuestro derecho a vivir sin miedo, a caminar tranquilas, a no dormir, literalmente, con el enemigo?

*Directora de Género y Equidad

 

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Es la hora de democratizar el e-commerce

Por: Daniel Valencia 

La crisis causada por el COVID-19 llevó a muchos empresarios a repensar la forma en que habitualmente hacían sus negocios, lo que convirtió el comercio electrónico en una alternativa para alivianar las pérdidas. Esta reacción no podrá ser meramente coyuntural, por el contrario, este canal está llamado a ser parte fundamental de las estrategias de negocio que desplegarán los comerciantes a partir de ahora con el fin de permanecer en el mercado.

Según informe publicado en abril por la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico[1](CCCE), al inicio de la Pandemia, las cifras no acompañaban al sector que se vio afectado con considerables reducciones en cantidad de transacciones y valores de venta; cuestión que es totalmente comprensible ante la parálisis total de sectores de la economía que tienen un mayor hábito de compras por internet (Ej. tiquetes aéreos y turismo); por otro lado, en el documento denominado E-commerce: evolución de los hábitos del consumidor en tiempos de COVID-19, publicado a inicios de mayo por Mercado Libre[2], se señala un incremento de pedidos en Colombia del 119% y la vinculación 366.095 nuevos usuarios, cifras que marcan una tendencia de cambio en el consumidor colombiano, el cual poco a poco ve en el e-commerce una opción para adquirir productos o servicios, lo cual se ratifica en el Segundo Informe Impacto del COVID-19 sobre el Comercio Electrónico en Colombia de la CCCE[3], que señala la recuperación del sector a niveles de venta y transacciones iguales a los de las semanas previas a la Pandemia.

Por esto, la invitación es a observar la foto completa y a considerar que, si se despliegan estrategias con el propósito de ampliar el mercado electrónico en otros sectores, se aportará a la contención de las consecuencias económicas de la crisis y, cuando se levanten las medidas tendientes a mitigar los efectos del virus, surgirá un mercado mucho más dinámico, con más acceso por parte de la población y listo para enfrentar los retos que impongan tanto el mundo digital, como las dinámicas de comercio que puedan surgir de la pandemia. 

Bajo este contexto, surgen algunas ideas para lograr que el uso de las herramientas tecnológicas para adquirir bienes y servicios se convierta en un hábito de la población, por ejemplo, continuar ampliando la oferta de comercios disponibles en el entorno digital, donde se brinde acceso no solo a páginas web en las que los comerciantes puedan anunciar productos o servicios, sino también a alternativas de pagos, a formación en mercadeo electrónico y a cualquier otra herramienta necesaria para transformar su negocio en línea con la tendencia indicada. Un buen ejemplo de esto son las estrategias anunciadas recientemente por empresas del sector, tales como: yomequedoenminegocio.com, Mercado Shops y Mercatiendas, las cuales, de la mano del incremento de la bancarización[4] y de las constantes innovaciones desplegadas por el Sector Financiero, incluyendo a las Fintech, facilitarán el flujo de las transacciones. 

En relación con los consumidores se debe tomar como un buen punto de partida el acceso a herramientas tecnológicas en Colombia, donde cerca de la mitad de la población cuenta con un teléfono inteligente, dispositivo desde el que se realizan la mitad de las compras por comercio electrónico[5] en nuestro país, así mismo, en aras de contribuir al desarrollo de este sector, se debe buscar el acceso progresivo por parte de la población a estos equipos, mejorar la conectividad en conjunto con las empresas de telefonía celular y lograr que la población cuente con un acceso mínimo a internet móvil para el uso plataformas de comercio electrónico. Así mismo, es imperativo combatir los estigmas que tiene una parte de la población sobre temas puntuales como la seguridad de las transacciones, la protección de los datos personales y la calidad en el servicio, de tal forma que se consolide un mercado electrónico mucho más atractivo para el consumidor medio.

En lo que respecta al marco regulatorio actual, es importante iniciar la discusión respecto a algunas reformas que generarían un entorno más competitivo y atractivo, un ejemplo son las que acertadamente solicitó la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico al Gobierno Nacional en relación con el tratamiento aduanero de las compras electrónicas realizadas en el exterior[6], así como también es conveniente revisar la posibilidad de generar incentivos fiscales para las ventas a través de plataformas que utilicen la tecnología, como ocurrió hasta 2014 con las operaciones realizadas con tarjetas de crédito y débito y, finalmente, alineados con la agilidad que demanda el consumidor electrónico, se sugiere crear un marco legal especial, que señale unos plazos de respuesta más cortos a los establecidos actualmente en el Estatuto del Consumidor. Estas medidas sin duda encajan con el espíritu del Borrador del Documento CONPES Política Nacional De Comercio Electrónico, presentado el pasado 12 de junio[7], del cual destacamos la visión integral en el planteamiento del diagnostico y las necesidades del e-commerce en Colombia, excelente paso del Gobierno Nacional en ese sentido.

Sin duda, la Pandemia nos obligó a acelerar las medidas de transformación en materia tecnológica y de negocio que estaban planeadas para el largo plazo, ahora el reto para todos los actores del mercado es aprovechar el contexto actual para diseñar un comercio electrónico que no solo amplíe la cantidad de usuarios, sino que se convierta en una herramienta de transformación de los hogares en Colombia, a lo cual espero contribuir con esta nota.

¡Aprovechemos la coyuntura para diseñar un plan de democratización del comercio a través de plataformas digitales!

 

[1] Disponible en: https://www.ccce.org.co/wp-content/uploads/2017/06/Informe-Impacto-Covid.pdf

[2] Disponible en: https://publicidad-mercadolibre.com/assets/reports/covid-2-es.pdf

[3] Disponible en: https://www.mintic.gov.co/portal/604/articles-145322_impacto_covid19_comercio_electronico_colombia_u20200611.pdf

[4] https://www.eltiempo.com/economia/sector-financiero/ecommerce-y-economia-el-comercio-electronico-como-la-nueva-ventana-de-ventas-491108

[5] https://www.larepublica.co/empresas/la-mitad-de-las-compras-por-comercio-electronico-se-realizan-por-medio-del-celular-3009625

[6] https://www.semana.com/economia/articulo/el-comercio-electronico-podria-seguir-creciendo-despues-de-la-pandemia/670161

[7] Disponible en: https://www2.dnp.gov.co/CONPES/Documents/2020-06-12%20Documento%20CONPES%20Comercio%20electr%C3%B3nico_VBorrador.pdf

*Miembro Dirección Empresa, Industria y Competitividad

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