Lecciones aprendidas de la educación en tiempos de pandemia
Por: Doreidys Escorcia
Que la virtualidad nos sorprendió no debe ser la sorpresa, la sorpresa debe ser que tanto he aprendido a través de la virtualidad
Doreidys Escorcia
Aunque el título suene muy ambicioso para todo lo que hemos vivido en estos tiempos, debo aclarar que éstas son reflexiones, que a nivel personal, me han quedado a raíz de todos los cambios y procesos de los cuales hemos sido parte durante la emergencia sanitaria por la que pasa el mundo entero. Parte, además, de un rol dicotómico; en el cual he decidido ser juez y parte (Si se quiere llamar así), al ser docente y estar del lado de quienes organizan e imparten la formación, pero también de quien se ha parado en múltiples ocasiones del otro lado de la pantalla como estudiante.
En este orden de ideas, la educación en nuestro país ha ido poco a poco reinventándose y flexibilizando su manera de llegar a los aprendices, a través, de diferentes plataformas que se encuentran al alcance de todos, pero en realidad hay que pensar ¿qué tanta calidad educativa puede llegar a las casas de nuestros estudiantes?, cuando existe un sinnúmero de ellos sin siquiera tener un celular, o padres que vean imposible la tarea de educar de esta forma, tampoco, es un secreto las fallas o nula conexión que hay en muchos municipios de Colombia específicamente en los municipios rurales que son los más golpeados en esta época; de acuerdo con datos del Ministerio de Educación y el Icfes analizados por el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, sólo el 17 por ciento de ellos tiene acceso a Internet y computador, es decir, aproximadamente 408.000 niños. Y si hablamos de la educación superior, según advirtió la Asociación Colombiana de Universidades (Ascun) la deserción estudiantil para el segundo semestre de este año sería de, al menos, un 25 por ciento, donde la principal causa es la económica y aquí entraríamos a otro sector que afecta de manera directa a la educación.
Hay mucha tela por cortar, pero a la vez un compromiso personal, de cada uno de esos chicos, chicas, jóvenes y docentes que día a día buscan la manera de llegar hasta ellos para que aprenden significativamente.
Ser docente hoy, en medio de este caos, es sin duda un desafío, es identificar a través de su voz que aquello que quieres enseñar está siendo agradable, de su gusto y por lo tanto el estudiante esté interesado en aprender, es deducir cual es su ritmo de aprendizaje porque personalizar las actividades es cada vez más complicado, es buscar una estrategia divertida para que no se duerman en casa, es incentivarlos a hacer las trabajos y que todo quede claro y bien explicado, es mirar a través de la pantalla pixelada los rostros agradecidos por estar ahí presente muy a pesar de que algunos hayan dejado la batalla a medio caminar (Por conectividad, implementos electrónicos, apoyo familiar, economía) esforzarnos por los que quedaron peleen contigo.
Es allí, cuando nos colocamos el traje de los superpoderes y comenzamos a hacer cursos para ser cada día mejores docentes, a buscar estrategias donde la virtualidad no sea ese monstruo que nos persigue sino ese príncipe azul del cuento de hadas que nos rescata cuando estamos sumergidos en esa zona de confort… Muchos dirán eso pasa por no ponernos a la moda cuando debíamos, ¿Quién dijo que la tecnología es una moda? Ahora, es cuando estamos viviendo la importancia de ir a la vanguardia de la época, de no quedarnos a un lado, y de arriesgarnos a buscar siempre nuevas alternativas, que nos hace falta, si claro, pero considero que muy a pesar de que la pandemia nos sorprendió hemos ido adaptándonos a los cambios, hemos ido aprendiendo y los mas importante, hemos dado lo mejor de cada uno de nosotros.
La enseñanza es ésta, es lo que estamos atravesando, simplemente no dejemos para otro día lo que podemos aprender hoy, que todos los días nos debemos reinventar, que todos los días debemos tomar conciencia de aquello que aprendemos, de buscar mejores y nuevas estrategias adaptadas al tiempo y al espacio en el que nos encontramos. Mi aplauso hoy no es para los médicos, es para todos los docentes y estudiantes que día a día luchan por enseñar y aprender.
*Miembro Dirección de Educación