¿De un tratado a una declaración conjunta para frenar la contaminación con plástico?
Por: Felipe Peña
La posible vía para prohibir el plástico podría no ser una declaración conjunta sino más bien un cambio propio como consumidores, así muchos digan lo contrario…
En días pasados salió la noticia acerca de la propuesta de WWF, la Fundación Ellen MacArthur y Boston Consulting Group para la negociación y posterior firma de un tratado internacional centrado en frenar la contaminación con plástico, que si bien puede parecer a primera vista una propuesta cuando menos interesante, trae consigo una serie de dificultades que hacen de su mera negociación, una realidad bastante improbable.
Pero, mejor arrancar por lo básico ¿En qué consiste un tratado internacional? En palabras castas, es “un acuerdo entre Estados y otros sujetos de derecho internacional que es regido por el Derecho Internacional bajo el cual se entiende por ratificación, aceptación por parte del firmante su voluntad expresa a obligarse bajo el contenido de este” (Naciones Unidas, 1980). En síntesis, son compromisos vinculantes que generalmente adquieren los Estados, y he aquí el meollo del asunto.
Si bien políticamente para un Estado es beneficioso declarar de manera pública que está a favor de combatir la contaminación generada por el plástico, el petróleo o cualquier otro material, lo cierto es que grupos económicos al interior de cada país suelen llevar a cabo presiones políticas que en nuestras democracias electorales pueden significar perder elecciones a corto plazo en la medida en que estos actores no estén dispuestos a financiar dichas campañas.
Es así como, entre otras tantas razones, es improbable que se de en el seno de la ONU una negociación, firma y ratificación de dicho acuerdo. Por el contrario, lo más probable es que haya una declaración que en términos generales suele no ser de carácter obligatorio en su cumplimiento y por ende de más fácil consenso.
Ahora, si bien es rescatable el esfuerzo del sector privado con grandes empresas como Coca-Cola, Unilever, Woolworths o Nestlé, apoyando dicha proposición, desafortunadamente de acuerdo con el informe sobre Plástico de un solo uso del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en el mundo115 países tienen regulaciones para la utilización de bolsas plásticas de un solo uso, que en muchos casos se quedan cortas, es improbable que por un acuerdo internacional se llegue a más regulación interna.
Adicionalmente, si bien dicho acuerdo en una situación hipotética fuese llevado a firma y ratificación, tampoco sería suficiente para solucionar el problema dado que sería una acción pensada para el futuro, pero hacia atrás poco o nada propone, y es ahí en dónde más problemas la humanidad tiene con el plástico.
Por ejemplo, al 2017 según cifras de las Naciones Unidas los micro plásticos estaban presentes en el mar hasta en 51.000 millones de partículas que si bien se ha identificado varias industrias como la cosmética y sobre todo la textil sintética, lo cierto es que la industria no parece tener intención de autoregularse y en el mundo tampoco hay ejemplo de una política efectiva que regule o aplique gravámenes a telas y productos que general altas emisiones de microplásticos para financiar los costos del tratamiento de aguas para solucionar el problema.
Sin embargo, el lector se preguntará ¿Esto tendrá que ver con los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos por las Naciones Unidas? ¡Claro que sí! Y es que lograr que el plástico desaparezca de nuestro sistema de producción impactaría de manera positiva varios de los objetivos, dentro de los cuales se cuenta el 6 alrededor del Agua Limpia y Saneamiento; el 12 en Producción y Consumos Responsables; el 13 de Acción por el Clima y el 14 acerca de Vida Submarina; el plástico, es sin lugar a dudas uno de los mayores contaminantes industriales de la humanidad y tristemente de los más usados, de hecho en la actualidad solamente el 9% del plástico es reciclado según la ONU un porcentaje ínfimo, más teniendo en cuenta que en promedio al año se producen 400 millones de toneladas.
Así las cosas, en lugar de quedarnos como simples espectadores de una declaración más como las que se han dado desde 1972 con la Cumbre de la Tierra y la Declaración de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano, como individuos podemos empezar a tomar acciones concretas que busquen impactar de manera positiva nuestro entorno y ahí es dónde puede estar la solución al problema.
Para empezar, toda acción del ser humano tiene una connotación política, así las cosas, deberíamos arrancar por votar y hacer control político a aquellos cuyas propuestas tengan un enfoque ambiental y más aún a aquellos quienes no lo tienen.
Adicionalmente, nuestro estilo de vida puede variar y ser encaminado a tener una menor huella con el medio ambiente. Podemos evitar comprar productos hechos con plástico al máximo y dado que dicho material está presente en prácticamente todo lo que usamos, cuando menos evitar usar plásticos de un solo uso y además activar el ingenio que tanto nos caracteriza a los seres humanos para darle usos secundarios a productos de uso diario que pueden caer en desuso y así evitar que terminen en botaderos como el Doña Juana en Bogotá.
Y si bien habrá quien desestime el poder que tenemos como individuos, yo personalmente soy un convencido de que hasta que no seamos los consumidores y votantes quienes no cambiemos nuestros patrones de utilización en el corto y mediano plazo, difícilmente gobiernos y empresas privadas se autoregularán. Sino, que lo diga Nike y su cambio organizacional luego del escándalo por explotación laboral de producción en sus fábricas y el boicot de consumidores occidentales, subsecuente chinas en los noventa y que al día de hoy es una de las compañías con un código de conducta más solido en el mundo.
* Miembro Dirección de Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Soy profesional, ¡soy mamá y busco trabajo!
Por: Liz Barrera Cárdenas
Para nadie es un secreto la discriminación que se presenta en compañías, tanto públicas como privadas, frente a los beneficios y carga laboral para las mujeres. Tampoco es desconocido el esfuerzo que ha significado para muchas generaciones el querer defender sus derechos, más aún en el campo laboral y la pregunta sería ¿porqué luchan y para qué? Una respuesta es para defenderse de la violencia emocional y física que durante muchos años han tenido que soportar por no ser las proveedoras de dinero en el hogar y tener un “trabajo” que no es remunerado ni reconocido: el hogar y los hijos.
Las mujeres tienen cada vez más preparación académica, son más capaces, y logran ascender profesionalmente. Sin embargo, cuando se convierten en madres, la situación es diferente porque llega la pregunta ¿Quién educará y cuidará de mis hijos en casa? Cuando la mamá decide asumir este rol deja atrás sus sueños profesionales, su educación y experiencia convirtiéndose en dependiente económicamente de la pareja o teniendo que dejar a sus hijos con terceras personas por ser cabezas de familia.
A raíz de lo anterior hay mamás que buscan conciliar familia y trabajo, para cumplir con sus anhelos de tener hijos educados por ellas con una mejor atención en sus primeros años de vida y que esto se refleje en la salud emocional de todos; y así mismo, ellas poder ser independientes económicamente. En el mercado laboral actual se considera difícil encontrar un trabajo medio tiempo, de horario flexible o virtual, por no decir imposible.
En ese orden de ideas se puede decir que hay un match donde las mamás profesionales que requieren trabajar de forma remota o tiempo parcial y las empresas que requieren personal profesional que cumpla con lo que realmente necesitan. Mediante la contratación del servicio por labor cumplida, las organizaciones pueden tener un equipo multidisciplinario de alto desempeño que le ayude a ser competitiva internamente para crecer de forma sostenible a costos justos.
Un ejemplo de estos nuevos entornos de trabajo es Manglar by moms, que nace en 2016 de una mamá que entendió la situación y generó una solución tanto para las mamás como para las empresas, y que en 2020 con la nueva normalidad se evidencia una mayor aceptación de esta modalidad laboral. Consiste en trabajo remoto pago por entregables, donde se garantiza que la empresa recibirá lo solicitado y la mamá recibirá el pago justo y legal por su trabajo. La plataforma cuenta con una base de datos de más de 5.000 mamás que se han inscrito y han sido caracterizadas para encontrar el perfil ideal de candidata que la empresa requiere; ofrece una alternativa para la generación de ingresos en un contexto donde la tasa de desempleo en las mujeres fue en agosto de 2020 de 21,7%, mayor en 8,3 p.p. que en los hombres (DANE).
La pandemia ha sido un problema en muchos contextos, para nosotras se ha convertido en una oportunidad, las empresas han dado una apertura al nuevo escenario laboral donde el ejercicio profesional permite mayor flexibilidad. Así mismo verán el mundo los hijos de esta generación que tendrán mamás presentes en su educación emocional, podrán encontrar oportunidades en los problemas y generar soluciones con un mayor impacto social.
* Miembro Dirección de Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible
‘La década de acción’
Por: Carlos Andrés Aguilera *
@Aguilera_Ariza
Inicia una década de acción para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y las 169 metas de la Agenda 2030. El plan de acción global aprobado en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, requiere para su implementación, decisiones efectivas de los gobiernos, y la apropiación por parte de la ciudadanía, movilizándonos como sociedad en torno a las personas, el planeta, la prosperidad, la paz, y las alianzas.
Las brechas de desarrollo entre países, así como al interior de sus territorios, continúan acentuando diferencias en la calidad de vida de las personas, su acceso a servicios del Estado y oportunidades de progreso. De acuerdo con el Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Naciones Unidas, 2019), en el mundo la pobreza extrema en zonas urbanas es de 5,3%, y en zonas rurales es del 17,2%. En Colombia, según cifras del DANE, para el 2018 el porcentaje de personas clasificadas como pobres extremas correspondió al 7,2%; siendo también mayor en los centros poblados y rural disperso (15,4%), que en las cabeceras (4,9%).
También debemos insistir en la necesidad de actuar frente al deterioro de las condiciones para la vida en el planeta. Análisis independientes de la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica – NOAA, indicaron que las temperaturas de la superficie global de la tierra en 2019 estuvieron 0.98° C (1.8° F) por encima del promedio de 1951-80, las segundas más cálidas desde que se comenzó el mantenimiento de registros en 1880.
Las actividades humanas continúan afectando el ambiente y generan un efecto bumerán en perjuicio de la prosperidad. Esta es la realidad y sus detractores no la pueden desconocer, cada vez se cuenta con mayor evidencia. Por ejemplo, los indicadores establecidos por NOAA para analizar los efectos del clima en la sociedad y la economía de Estados Unidos, teniendo en cuenta factores climáticos como la temperatura, la lluvia, las nevadas, la nubosidad y los vientos, permiten identificar efectos en los campos de cultivo, el consumo de energía en los hogares, así como en el impacto económico.
De otra parte, como sociedad hemos sido testigos y víctimas de conflictos internos y entre naciones que sólo han dejado destrucción. La construcción de sociedades en paz, con instituciones sólidas y justicia social son la base para el desarrollo. En esta esfera Colombia ha avanzado en medio de posiciones e intereses contrapuestos; por eso, es preciso insistir en la necesidad como país de no retroceder, consolidar los esfuerzos y hacer frente a las nuevas amenazas.
Finalmente, las alianzas no se deben asociar exclusivamente con movilizar recursos económicos a través de la cooperación internacional. Las manifestaciones que invitan a la unión en asuntos esenciales y de interés universal como los derechos humanos y las reivindicaciones sociales, se deben acompañar de otras acciones, reconociéndonos sujetos de derechos, pero también de deberes. Es pasar del asombro e indignación ante la dimensión de los problemas, a asumir compromisos en comunidad -en el barrio, colegio, universidad, o lugar de trabajo-, para liderar acciones en temas como solidaridad, equidad, consumo y producción responsable, disposición de desechos, y la promoción de diálogos ciudadanos para informarse, reflexionar y así contar con más y mejores herramientas para participar en la construcción colectiva de sociedad. Las alianzas son un mecanismo para generar soluciones e inspirar a otros a actuar, son fundamentales para alcanzar el desarrollo en sus dimensiones económica, social y ambiental.
* Director de Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Al Centro
Política pública y fortalecimiento empresarial para la transformación digital
Por Carlos Andrés Aguilera *
@Aguilera_Ariza
La política pública debe generar condiciones para impulsar el mercado digital, pero así mismo, para innovar y competir en este escenario, el sector empresarial requiere desarrollar capacidades para transformarse digitalmente.
La evolución de la economía digital, así como sus dividendos sociales y económicos son el resultado de la interacción de diversos factores y actores del mercado. Un recurso de análisis para abordar el tema es el índice de evolución digital desarrollado por The Fletcher School – Tufts University. Este índice mide la transformación de las economías en el mundo avanzado y en desarrollo, mediante el análisis de los que considera como principales factores que rigen la evolución de un país en una economía digital: Demanda, oferta, entorno institucional e innovación.
De acuerdo con los resultados del índice 2013 y 2017, Colombia es clasificada en la zona de trayectoria donde se encuentran los países que tienen el potencial de desarrollar economías digitales fuertes. No obstante, ocupa la posición 44 del ranking que mide las trayectorias digitales de 60 países en su más reciente edición, en la cual, en los primeros lugares se ubican Noruega, Suecia y Suiza, y de América Latina la mejor posición la ocupa Chile en el puesto 30.
En este contexto, el CONPES 3975 de 2019 Política Nacional para la Transformación Digital e Inteligencia artificial, es un componente a tener en cuenta en el entorno institucional de Colombia para el avance de su economía digital. Entre las acciones definidas se encuentran la inclusión en la oferta del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, de servicios dirigidos a empresarios y emprendedores, para acompañar procesos relacionados con transformación digital, así como la articulación de iniciativas del Ministerio TIC en esa línea. De otra parte, indica que realizaran ajustes normativos para promover y consolidar un ecosistema de pagos electrónicos, así como para la actualización de la normativa relacionada con el surgimiento de modelos de negocios basados en nuevas tecnologías.
Es preciso señalar que el CONPES citado también considera un posible impacto de la transformación digital en la profundización de diferencias sociales e inequidad, teniendo en cuenta que “las industrias basadas en tecnologías de punta superan los niveles de productividad y rendimientos de las industrias tradicionales.”
Frente a lo anterior, es necesario resaltar que la oferta nacional hace parte de un mercado global, por tanto, el sector empresarial requiere desarrollar capacidades que le permitan incorporar tecnologías digitales y uso de datos para evolucionar sus modelos de negocio, es decir, optimización de procesos, desarrollo de bienes y servicios, así como la forma de relacionamiento con los grupos de interés. Este escenario de transformación de las organizaciones y su operación implica también la necesidad de realizar ajustes de acuerdo con las normas vigentes y, prepararse para las que eventualmente se introduzcan.
Por su parte el Estado, no puede quedarse rezagado en “la actualización de la normativa relacionada con el surgimiento de modelos de negocios basados en nuevas tecnologías.” Colombia requiere acciones instituciones coordinadas y oportunas, tanto en materia normativa como en la promoción de la innovación, el desarrollo de nuevas industrias y la atracción de inversión en estos sectores fundamentales para el crecimiento y el desarrollo económico. Es estar a la vanguardia en el escenario de la cuarta revolución industrial, identificando cambios e incorporándolos en beneficio de las personas, y así mismo, para promover la generación de valor y oportunidades de mercado.
* Director de Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Tanque de Pensamiento AlCentro
Desarrollo humano y movilidad social
Por Carlos Andrés Aguilera *
@Aguilera_Ariza
El desarrollo humano es el reflejo del grado de responsabilidad del Estado con las personas, el goce de sus derechos, aspiraciones y proyección en cada momento de la vida. Este escenario, aunque pueda apreciarse como idealista, es en realidad el fin de un Estado Social de Derecho, y para ello se requieren acciones de política pública que cambien enfoques para atender situaciones de pobreza, y para garantizar la equidad en el acceso a oportunidades, para que el desarrollo del potencial de las personas en la sociedad no esté determinado por las condiciones socioeconómicas al momento de nacer.
El Informe sobre Desarrollo Humano 2019 presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señala que, a pesar de los avances en la reducción de privaciones extremas, continúan las disparidades, y está surgiendo una nueva generación de desigualdades. Es decir, logros en capacidades básicas como supervivencia en primera infancia, enseñanza primaria y tecnología básica, contrastan con logros en capacidades aumentadas como la esperanza de vida a los 70 años, acceso a atención de salud de calidad en todos los niveles, educación de calidad en todos los niveles y acceso efectivo a tecnologías modernas. Así como hace énfasis el Informe, más allá de los promedios, que ubican a Colombia en la posición 79 -entre 189 países- con un valor de 0,761 de Índice de Desarrollo Humano (IDH), el reto para el país está en mejorar los resultados en las tres dimensiones básicas del desarrollo humano a partir de las cuales es calculado el índice: una vida larga y saludable, el conocimiento y un nivel de vida decente.
La oferta social del Estado requiere la articulación efectiva de programas basados en transferencias monetarias, con iniciativas que contribuyan al fortalecimiento del tejido social. Las personas requieren capacitación y acompañamiento para la puesta en marcha de actividades productivas que generen ingresos para sus hogares, y así mismo, a través de mecanismos de participación comunitaria, generar opciones para que sean parte frente a retos de convivencia, ambientales y cada aspecto que contribuya a mejorar las condiciones de su entorno. Esta es una vía para reducir la dependencia de subsidios y programas de asistencia para atender privaciones extremas y en el mediano plazo trasladar recursos al desarrollo de capacidades aumentadas, como el mejor acceso y aprovechamiento de las tecnologías, de forma que los cambios en curso no amplíen las brechas, sino que por el contrario potencien las posibilidades de progreso social.
En la medida en que se cambien los enfoques y en consecuencia la destinación de recursos públicos, se evitará el uso de programas sociales con fines populistas a costa de comunidades vulnerables, y en cambio, se lograrán avances para sacar a las personas de esas trampas de pobreza, es decir, de esas condiciones que hacen que a lo largo de la vida empeore su situación y sea persistente en las siguientes generaciones.
Cambiar las dinámicas asociadas a la asistencia social en los territorios es apostarle a la movilidad social, a un ascenso social intergeneracional, entendido como la posibilidad de alcanzar mejores niveles de educación, ingresos y bienestar como resultado del esfuerzo de cada individuo y no sólo de las condiciones heredadas. En el nivel actual de movilidad intergeneracional, de acuerdo con el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OECD (2018) – ¿Un ascensor social descompuesto? Cómo promover la movilidad social -, se necesitaría en promedio en los países de la OECD de cuatro a cinco generaciones para que la descendencia de una familia de bajos ingresos alcance un nivel medio de ingresos, y en el caso de Colombia sería de 11 generaciones. Esto llama la atención sobre el ritmo al cual avanza cada persona en la sociedad y hasta dónde puede llegar, es una reflexión sobre la efectividad del Estado para garantizar la igualdad de oportunidades. Este es el contexto del descontento social, de voces cada vez más apartadas de sofismas ideológicos detrás de los cuales actores en extremos disonantes sólo persiguen sus intereses, es la ciudadanía que cada día se reconoce mejor como nación, para dar los siguientes pasos y promover objetivos comunes en las instancias democráticas de participación y representación.
*Director de Seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Tanque de Pensamiento AlCentro