Mejor educación reclamamos los manifestantes, educación superior de calidad, incluyente, con amplia cobertura y que atienda a las necesidades y a la vocación agropecuaria del país. Mejor educación reclaman los de FECODE aun cuando no logran que los alumnos obtengan mejores resultados en las pruebas SABER o en las pruebas PISA, mejor educación reclaman los estudiantes eternos que pueden durar más de una década disfrutando de cupos en las universidades públicas sin terminar ninguna carrera. No obstante, enfoquémonos en los reclamos justos y válidos de los manifestantes que reclamamos sin capuchas, de los que reclamamos sin vandalismo, de los que reconocemos que los problemas actuales son el resultado de décadas de despreocupación, corrupción y abandono de los Gobiernos, de los que no nos sentimos representados ni por el comité del paro ni por los incendiarios que poco contribuyen al diálogo o al consenso.
El gobierno del Presidente Duque esgrime con confianza el argumento de haber asignado más de 4,5 billones de pesos para el sector educación durante el cuatrienio y haber aprobado para el 2020 el presupuesto más alto de la historia para dicho sector, pasando de los 38,5 billones en 2019 a 44,1 billones en el 2020, un aumento de 6,41% y de 11% en comparación con el año 2018; un logro importante, sin embargo, se hace insuficiente ante los enormes retos que enfrenta el sector.
Uno de estos retos es precisamente el que despierta el clamor de los manifestantes: mejorar la educación superior pública. La cobertura actualmente en educación superior no supera el 53%, la meta de alcanzar el 75% en 2025 luce bastante lejana, no sólo en tiempo sino en posibilidades, como tampoco parece lograble la meta propuesta de llegar al 60% en el presente cuatrienio, de hecho, según información del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior el número de matriculados se redujo en un 7% del 2017 al 2018, adicionalmente la deserción por cohorte según datos del Departamento Nacional de Planeación, fue en el 2016 del 45,1%; en cuanto a graduandos, de cada 100 estudiantes que empezaron una carrera, sólo 37 la terminaron.
Una de las principales dificultades radica en que, aunque el Sistema Universitario Estatal se compone de 32 universidades, 9 departamentos carecen de establecimientos de educación superior, pareciera un indicador desestimable, pero se explica mejor al evidenciar que para dos enormes regiones del país, la Amazonía y la Orinoquía, que suman entre las dos el 77% del territorio nacional, con amplios terrenos cultivables e importantes zonas de conservación, existe una sola universidad pública, la Universidad de Los Llanos, ubicada en Villavicencio en el Departamento Meta, la cual apenas alcanza un 0,97% de participación en la cobertura nacional. La desigualdad, la inequidad y el abandono se pueden medir con la participación de las universidades estatales en la cobertura, la única universidad que está por debajo de la Universidad de Los Llanos, es la Universidad del Pacífico (0,42%) que se encuentra ubicada en Buenaventura.
Un dato adicional: tan sólo el 57% de los municipios del país tienen al menos un estudiante matriculado en educación superior. Como agravante está que solamente el 47% de los programas académicos acreditables de la Universidad de Los Llanos están acreditados como de alta calidad, pero la problemática es mayor, según datos del Departamento Nacional de Planeación sólo 38 de cada 100 estudiantes que ingresan a la educación superior en el país acceden a instituciones y programas acreditados como de alta calidad. Esta es una de las razones por las cuales, expertos explican, se ha reducido la tasa de estudiantes matriculados, ya que el ICETEX, acertadamente, otorgó créditos sólo para las instituciones de educación superior acreditadas.
Se pensaría que la solución es aumentar los incentivos para el programa Ser Pilo Paga, nada más lejos de la realidad, sin querer profundizar en los graves problemas de este programa se puede afirmar que, con el costo de un beneficiario, se podrían generar 3 nuevos cupos en universidades públicas. Muchos apuntarán que la crítica siempre va a ser la calidad de la educación pública, pero es de resaltar que 10 de las mejores 20 universidades del país son del Sistema Universitario Estatal, 2 de las cuales están dentro de las mejores 20 de Latinoamérica, de modo que ofrecer educación superior pública de calidad, no sólo es posible, sino que ya es una realidad que requiere ser replicada para ser extendida.
Las Universidades del Pacifico y de Los Llanos podrían ocupar un lugar igual de relevante, si se aprovechara adecuadamente su potencial. En el caso de la Universidad de Los Llanos, su ubicación no puede ser mejor, Villavicencio a pesar de ser una ciudad intermedia con cerca de medio millón de habitantes, es el centro comercial más importante de los Llanos Orientales. Meta es el segundo departamento con mayor PIB per cápita y aunque su participación en el PIB nacional no es de las mayores, es sobradamente el departamento que más regalías percibe; su ubicación geográfica no sólo lo hace importante para la Orinoquía y la Amazonía sino también para la región central (Bogotá, Boyacá, Cundinamarca, Tolima y Meta).
Villavicencio del mismo modo en que es un paso obligado para insumos y alimentos, también podría ser anfitrión de una comunidad académica diversa, su creciente desarrollo urbano podría dar lugar al establecimiento de campus universitarios y zonas de investigación agroindustrial y ambiental, además de tener uno de los costos de vida más bajos del país.
Con esos antecedentes y en el contexto del actual paro nacional, propongo al presidente Duque y a su gobierno, como solución al requerimiento ciudadano de una mejor educación superior, de calidad e incluyente, la creación de un nodo universitario y de investigación que tenga centro en Villavicencio, fortaleciendo en todos los aspectos la Universidad de Los Llanos al punto de poderla llevar al nivel de la Universidad Nacional y la Universidad de Antioquia, centrándose en áreas de conocimiento fundamentales para el país, tales como Agronomía, Veterinaria, Economía, Administración, Ingenierías, Biología, Genética, Deportes, etc. Pero no basta con fortalecer la Universidad de Los Llanos, tiene que crearse un nodo que compita con Bogotá como centro académico, con sedes también de universidades privadas que contribuyan con una red académica y de investigación, enfocada en el desarrollo agropecuario del país, en el aprovechamiento de los terrenos cultivables, la materialización de la vocación tantas veces proclamada por la FAO, y la protección de los ecosistemas y la diversidad de nuestro país.
Tuve la oportunidad de plantear esta idea en el encuentro de la Conversación Nacional en la Mesa de Crecimiento con Equidad, que se llevó a cabo el 9 de diciembre. Ojalá el Gobierno escuche, ojalá Duque escuche.
*Columnista invitado del Tanque de Pensamiento Al Centro.
Para el 31 de mayo de 2020, deberán estar listos 1103 Planes de Desarrollo Municipal y 32 Planes de Desarrollo Departamental. Para el país significa el banderazo de uno de los retos más importantes de planeación y ejecución de proyectos en las distintas regiones del país.
Los Planes de Desarrollo Territoriales no sólo son la hoja de ruta para los gobiernos locales y departamentales en su actuar de gobierno, sino la concepción de desarrollo económico, social, político y cultural del territorio. Son el reflejo de una visión de país desde la diversidad expresando así, las diferentes formas de abordar los problemas públicos en educación, salud, trabajo, paz, etc.
Pareciera entonces que la ejecución de los PDT en las seis regiones del país son un asunto exclusivo de las entidades territoriales. Pero no es así, y cada vez más este instrumento de planeación es un documento de consulta y trabajo de los distintos actores que se encuentran en los distintos departamentos del país. Evocando la definición general de Gobernanza Territorial donde los actores públicos, privados y la sociedad civil tratan los asuntos públicos de una manera articulada, los PDT son el punto de convergencia.
Casos como el de Medellín y de Bogotá son ejemplo de una apuesta por crear ciudades inteligentes basadas en la articulación entre lo público, lo privado y la academia. Por un lado, tenemos la plataforma “MiMedellín” que a través de una interfaz virtual estimula a diferentes actores del territorio a participar en una co-creación de ideas que sirvan cómo solución a los asuntos de la ciudad. De igual forma encontramos ViveLab Bogotá que con apoyo del Mintic, la Alcaldía y la UNAL busca el procesamiento de datos y la difusión de información estratégica para que los ciudadanos aporten sus puntos de vista sobre la capital.(ver: Debates de Gobierno Urbano, UNAL,2017)
La empresa privada entra con mucha importancia en este juego, dado que a partir de allí las operaciones y actividades particulares pueden articularse con las metas y propósitos públicos. Los PDT son el aceite que lubrican los engranajes del desarrollo territorial. Son el lenguaje en común para generar avances en zonas alejadas de los circuitos económicos del país.
Con la tendencia de las empresas de generar planes estratégicos basados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible -2030 (ODS) encontramos otro punto de encuentro, dado que tanto en el Plan Nacional de Desarrollo como en el Territorial se advierte la importancia de generar metas emparejadas a los 17 ODS, algunos como reducción de la pobreza, justicia y paz, ciudades sostenibles entre otros.
De igual forma, estos Planes de Desarrollo Territoriales deberán buscar mecanismos de asociatividad municipal y departamental, dado que las fronteras políticas han ido desapareciendo y son las dinámicas de gobernanza entre los diversos actores los que determinan los alcances geográficos de los proyectos y sus impactos, en un contexto de fortalecimiento de la estructura territorial por regiones. (ver: Ley 1962 de 2019)
Lo que planteo líneas atrás pareciera ser un llamado a la inversión social y económica por parte de las grandes corporaciones. Mecanismos tradicionales de Responsabilidad Social Empresarial que vienen desarrollándose en el país.
Pero no nos equivoquemos, hay un gran potencial de los emprendimientos y las mipymes (98% de las empresas en Colombia) en que se conviertan replicadores de desarrollo y aliados estratégicos de las entidades territoriales. En la medida que los propósitos de estas pequeñas y medianas empresas se alineen con los objetivos de los planes, programas y proyectos de los gobiernos locales, se estará aportando paulatinamente al impacto social, económico y ambiental; generando una situación de gana-gana, donde los emprendimientos y mipymes tienden a crecer y aumentar su posicionamiento nacional y territorial; y el Estado adquiere múltiples y diversos socios en su misión de llevar bienestar a la sociedad.
La invitación es, si usted tiene un emprendimiento o una pyme, participe en los diferentes escenarios de construcción y de participación ciudadana de los Planes de Desarrollo Municipal o Departamental. Ponga el ojo a este instrumento de planeación en las zonas que tiene o quiere realizar transformaciones. Particularmente, aquellos emprendimientos que nacen de una vocación urbana, el llamado es mirar hacia los territorios, allí hay grandes oportunidades y nada más satisfactorio de ser un agente determinante de cambio en regiones más golpeadas por la pobreza y el conflicto armado.
*Miembro de número de la dirección de Gestión de Territorios de Alcentro.
Siempre
oimos que a los colombianos nos gusta pelear, que vivimos irritados, que somos intolerantes
y reactivos. Las redes sociales son muchas
veces la plataforma en las que nos desahogamos con el que sea y esto podría
confirmar esta afirmación. Sin embargo, ¿esto hace parte de nuestra naturaleza o
se debe a algo más, será que no estamos dialogando entre nosotros?
Apuesto
que nunca nos hemos preguntado si dialogamos realmente. Se los pregunto ¿lo
hacen?. La acción de dialogar no se reduce unicamente al intercambio de
palabras, sino a escuchar los argumentos y opiniones del otro y discutir sobre
un tema o problema para llegar a un acuerdo. Sin lugar a dudas, el dialogo es
el primer paso para el consenso y el consenso es el objetivo de las sociedades
democraticas modernas. En su definición pura, eso es política.
Esta
falta de dialogo con el otro se debe a que vivimos en un mundo donde estamos
obsesionados con tener la razón. Siempre
tendemos a buscar la información que confirma nuestras propias creencias o prejuicios,
y poco o nada nos importa considerar otras alternativas o incluso la
posibilidad de que estemos equivocados. Este sesgo de confirmación es el mayor generador de
“fake news”.
Esta modalidad de generar
información acomodada a nuestro pensamiento es el resultado de buscar que nuestra
argumentación quiera derrumbar al otro sin oírlo. Lo hace usando los argumentos
que comprueban que nosotros tenemos la razón, mostrándonos lo que queremos ver
o engañando al otro con información ficticia para convencerlo o asustarlo. Muchos
debates en redes tienen argumentos preconcebidos y en varios casos buscan crear
no un diálogo o un debate, sino imponerse sobre el otro y ponerle etiquetas estigmatizándolo.
Por
eso, hemos decidido vetar conversaciones o espacios. Hoy, por el miedo (o la
pereza) al dialogo, hay lugares dónde es mal visto hablar de política o sucesos
nacionales. Esto pasa en grupos de WhatsApp, en conversaciones familiares y de
amigos, donde quién habla sobre estos temas es tíldado como el “jarto” o el malo
del paseo. Increíblemente preferimos guardarnos nuestras opiniones y omitir
temas en vez de discutirlos y dialogar constructivamente (tengo varios
familiares y amigos así).
Sin
embargo, no solo se trata de hablar de los temas, sino de no estigmatizar al
que piensa diferente. No podemos seguir repitiendo nuestra historia (estamos llenos
de ejemplos) en donde se ha preferido la violencia hacia el otro antes que
escucharlo y dialogar con él. Basta de calificativos de “mamerto”, “paraco” o
“tibio”. Estas etiquetas que ponemos eliminan al otro como interlocutor válido
y nos impiden dialogar. No podemos pasar de eliminarnos con armas a eliminarnos
con palabras – se puede volver un circulo vicioso-. No sabe más el que grita más duro,
el que reacciona agresivamente, ni mucho menos el que recurre al insulto, la
intimidación o la calumnia para imponerse.
Quiero
hacer una invitación a desafiar el sesgo de confirmación. Dejemos de creernos
dueños de la razón, leamos varias fuentes de información, sentemonos a escuchar
al primo o a la amiga que piensa diferente, no le huyamos al debate en la
oficina e intentemos entender a esa persona con una posición distinta a la de
nosotros. No llevemos los debates al
lado personal, ni validemos a personas que buscan brillar jugando con el nombre
o la reputación del otro. Esta práctica es común cuando se carece de propuestas
y argumentos.
No
tomemos el camino facil de criticar todo sin oir argumentos. Si en Colombia nos
escucharamos más, participaramos más e hicieramos el esfuerzo por entendernos,
tendriámos mejores familias, mejores amigos y mejores ciudadanos.
Por
supuesto que nunca vamos a estar de acuerdo en todo, pero solo dialogando podremos
llegar a acuerdos sobre lo fundamental.
¿Dialogamos?
*Director de Asuntos Públicos y Buen Gobierno de Alcentro.
Con la llegada de la tecnología al mundo financiero Colombia se ha venido consolidando como el tercer ecosistema Fintech mas importante de América Latina después de México y Brasil[1]. Este gran reconocimiento no solo se da como respuesta a una banca colombiana aun muy tradicional donde en muchas ocasiones se depende de sucursales físicas y engorrosos tramites, sino por la dificultad en cuanto a requisitos o “papeleo” para acceder a servicios financieros básicos.
Todos estos proyectos financieros basados en tecnología se convertirán en importantes impulsores de la Inclusión Financiera en Colombia pues muchos de sus desarrollos se concentrarán en llegar a segmentos del mercado que, o están inconformes con sus actuales servicios o simplemente no encajan dentro de los objetivos comerciales de la actual banca.
Sin embargo, a pesar del gran aporte que las Fintech y los desarrollos tecnológicos harán a la Inclusión Financiera, existe un considerable riesgo donde precisamente por el fácil, rápido e intuitivo acceso a dichos servicios, el bienestar financiero de algunos usuarios en el mediano y largo plazo se afecte, pues estas innovaciones harán que con un par de clics se pueda acceder a créditos e inversiones sin conocer a fondo las responsabilidades financieras que estos servicios conllevan.
Con desarrollos cada vez mas intuitivos y visualmente agradables, los colombianos podrán endeudarse e invertir fácilmente quizás pasando por alto la conveniencia, propósito y viabilidad financiera de esa importante decisión.
Por esta razón, reconociendo los grandes beneficios que seguirá trayendo la tecnología, es importante que las iniciativas de Inclusión Financiera vengan acompañadas de Educación Financiera bajo el liderazgo y supervisión del Estado, donde se le enseñe al usuario a analizar y comprender las condiciones, beneficios o perjuicios reales que les traerá adquirir dichos productos.
La Educación Financiera, preferiblemente desde temprana edad, le podrá enseñar a los futuros usuarios que endeudarse para cubrir gastos o caprichos del día a día, a la final no es sostenible; les podrá generar un criterio financiero que los motivará a indagar, preguntar y asesorarse cuando en el mercado surjan promociones que “garanticen” exorbitantes rentabilidades o cuando insistentemente ofrezcan en redes sociales créditos que se aprueban en pocos minutos.
De esta manera, si se aúnan esfuerzos para garantizar Inclusión con Educación entre el Estado, las nuevas Fintech y la actual banca que poco a poco ira sacando al aire sus Neobancos, la economía colombiana será la gran beneficiada pues quienes accederán a los nuevos servicios serán personas más informadas, responsables y por ende críticas que los llevará a aprovechar al máximo las herramientas de un ecosistema financiero en constante cambio.
Director Educación Financiera de Alcentro*
[1] Fintech: Innovaciones que no sabías que eran de América Latina y Caribe – Finnovista y el BID 2019.
Hoy 13 de febrero, día mundial de la Radio proclamado por la Naciones Unidas, se celebra un año más de este maravilloso servicio, el cual este año, se destaca como el medio de comunicación más usado en todo el mundo que se transforma en una herramienta esencial para formar a la sociedad en la diversidad; definición que es totalmente acertada en nuestro país, al contar con 1589 emisoras que acorde a su finalidad en la programación velan para que todas las voces se escuchen, se expresen libremente y se sientan representadas.
La radio ya como servicio de radiodifusión sonora en conjunto con sus componentes esenciales para transmitir la voz humana tiene como antecedente en el mundo, el 24 de diciembre del año 1906, tal como lo registra la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura al citar a Reginald Fessenden que efectuó la primera radiodifusión y trasmisión de la voz humana, música en vivo y música grabada, lo que convierte a este servicio además en uno de los más antiguos de las comunicación aun presentes en el mundo con más de 113 años de antigüedad.
En nuestro país el Servicio Público de Radiodifusión Sonora tiene como antecedente histórico y técnico a los radioaficionados que son los primeros en efectuar este tipo de transmisiones inalámbricas a través de receptores de baja potencia y ya como servicio tal como lo narra la Historiadora Diana Uribe en unos de sus podcast que la primera emisora fue la llamada HJN, en el año 1929, durante el mandato del Presidente Miguel Abadía Méndez posteriormente llamada la Voz de Barranquilla, celebrando entonces 90 años de la radio colombiana a la fecha.
Los 90 años de historia de la radio colombiana se han destacado desde sus inicios como medio de comunicación esencial e influyente en nuestro país al ser un medio de comunicación que traspaso con su señal dificultades geográficas y ahora las económicas, ya que es un servicio económico para su transmisión pero gratis para el usuario, donde sigue perdurando su influencia tal como lo destacó el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en conjunto con Cifras & Conceptos en la Primera Gran Encuesta TIC del año 2017, estableciendo que el 71 % de los ciudadanos han escuchado radio en el último mes, lo que configura este servicio como esencial para la comunicación de los Colombianos.
Ahora de las categorías existentes de la radio y su papel de velar por la instrucción a la sociedad en la diversidad, es fundamental la radio comunitaria, cuya visión e influencia sirven como instrumento de integración nacional, lo que consolidaría la naturaleza territorial de estos medios de comunicación, al ser la radio comunitaria un instrumento que le permite a todos los colombianos crear y difundir contenidos pluralistas, culturales, educativos y en general de fortalecimiento de la diversidad.
De otro lado los efectos de la Ley de Modernización del Sector TIC respecto al Servicio de Radiodifusión Sonora, traerá grandes retos de análisis e interpretación frente a la maximización del bienestar social sobre la maximización de recursos en los procesos de asignación de espectro radioeléctrico, el aumento de los plazos de las concesiones del servicio a 20 años con prórrogas de este mismo término en relación al mercado del servicio de la radio y además el papel que jugara el nuevo regulador único como lo será la Comisión de Regulación de Comunicaciones en aspectos tan fundamentales para el servicio como su mercado entre otros, lo que en su día es esencial que se apoye este servicio y se genere una interpretación regulatoria que beneficie a estos medios de comunicación para que sigan creciendo y no disminuyendo.
Consiguientemente, el servicio de la radio al ser en la actualidad una tecnología análoga debe transformarse y prevalecer en esta era digital, para lo cual, en su día todos debemos comprometernos en especial, el Gobierno Nacional a brindar las herramientas para que se genere una interpretación dinámica de la regulación y se cree una nueva adaptada a los retos de la cuarta revolución industrial, en conjunto con el desarrollo de su habilitación, lo que brindaría herramientas para que el servicio siga evolucionando al lado de las nuevas tecnologías y mercados dinámicos tecnológicos.
En su día agradecemos la extraordinaria labor de los locutores, creadores de contenido, operadores, prestadores, técnicos, administradores, académicos, reguladores, entidades privadas, entidades públicas, organizaciones sociales y demás personas que desde hace más de 90 años han hecho posible que la radio sea el medio de comunicación con más cobertura e influencia en nuestro país y hoy todos los que amamos este servicio tenemos un reto aun más grande que es impulsar el uso de tecnologías que convertirían este servicio análogo en un servicio esencial de comunicación en la cuarta revolución industrial, como lo son, el chip de F.M., radio hibrida y radio digital.
*Director de Radiodifusión Sonora del Tanque de Pensamiento Alcentro.
De acuerdo con cifras de la Organización mundial de la Salud -OMS -, casi mil millones de personas, esto es, el 15% de la población mundial, cuenta con algún tipo de discapacidad. A nivel nacional, el último censo realizado por el Dane, revela que el 7.1% de la población colombiana se encuentra en situación de discapacidad.
Más allá de un porcentaje en términos de estadística, todos conocemos alguna persona en dicha situación y sabemos que la gran mayoría necesita de sus amigos y familiares para realizar sus actividades, pues no tienen los mecanismos para hacerlo de manera independiente, por ello, deberíamos brindarle herramientas para la comunicación y la autonomía a través de las tecnologías para la inclusión.
La transformación digital es una necesidad, y las empresas están destinando sus esfuerzos económicos para optimizar recursos y ser más eficientes aprovechando la inteligencia artificial, el big data, machine learning, lo cual es perfectamente válido, sin embargo, ¿estarán aprovechando esta tendencia para que sus servicios sean accesibles también a los consumidores en situación de discapacidad?
Aunque ya existen algunas compañías que están haciendo lo propio implementando herramientas tecnológicas destinadas a que sus servicios y productos sean accesibles, se esperaría que fueran cada vez más las que decidieran hacerlo para mejorar la calidad de vida de estas personas.
Una de ellas es Cabify, la plataforma tecnológica de movilidad creada en 2011, que habilitó en noviembre de 2019, su aplicación para usuarios con discapacidad visual, a través de VoiceOver, -lector de pantalla basado en descripciones habladas-. Esta iniciativa es admirable, sin embargo, pasaron 8 años para que fuera realidad.
Nuestra sociedad requiere de la tecnología y lo lógico sería usarla para generar valor a este grupo que, desafortunadamente no es la prioridad de las compañías. No se trata de destinar recursos en invenciones tecnológicas que van a requerir años de estudio, sino más bien, analizar si las soluciones tecnológicas que ya existen para esta población, pueden ser compatibles con los servicios que prestan las empresas. Por ejemplo, existen unos lentes con inteligencia artificial, que permite a quienes tienen problemas de visión a identificar personas, leer textos, reconocer productos en el supermercado, indicar el color de un objeto e incluso el valor de los billetes, el reto sería que fueran compatibles con las plataformas o aplicaciones para facilitar su interacción con ellas a través de la tecnología inclusiva.
Queremos una sociedad “inteligente”, pero también necesitamos una sociedad “inclusiva” y como la era digital llegó para quedarse, la prioridad de las empresas que buscan la transformación digital, debería encaminarse a beneficiar a todos los grupos de interés y pese a que falta mucho por recorrer, no sabemos si están comprometidas a satisfacer las necesidades de una población en situación de discapacidad que también son sus clientes. Por eso, el llamado es a dignificar este grupo poblacional, romper las barreras y sensibilizarnos para lograr una mejor accesibilidad, solo así, lograríamos hacer cambios positivos en su calidad de vida, ratificando el valor de la sociedad 5.0, donde las transformaciones tecnológicas están al servicio de la humanidad.
¿Estaremos dispuestos a hacerlo?
*Directora de Empresa, Industria y Competitividad de Alcentro.