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Por: Julian Roberto
Transcurridos más de 200 años después de la batalla victoriosa con la que el ejército libertador sellaba nuestra independencia, nos encontramos hoy en un momento donde nuestro futuro parece incierto, pero donde la historia nos brinda inspiración para cambiar.
Después de más de 70 días de campaña militar, el ejército libertador comandado por Simón Bolívar, daba la batalla final con la que se lograría la tan anhelada independencia. Barreiro con misión de detener el avance de Bolívar hacia Santa Fe, se ve obligado a cambiar de planes.
Luego de la gran victoria del Libertador en el Pantano de Vargas, el Ejército Realista decide huir a Santa Fe, para rearmarse y abastecerse con más soldados. Es en ese momento en el que se cambian los papeles, ahora es Bolívar quien intenta impedir que Barreiro llegue a Santa Fe.
Para esto, Bolívar decide posicionar estratégicamente su ejército en el Puente de Boyacá, donde a las dos de la tarde – según narra en el boletín de batalla del jefe del Estado Mayor del Ejercito Carlos Soublette – llegaba la primera división enemiga, que, desestimando el número de la caballería del ejército libertador, atacó con cazadores para alejarlos del camino.
Sin embargo, es en ese momento cuando las divisiones del ejército libertador sorprendieron al enemigo, y luego de una ardua batalla, “El héroe de Boyacá” como fue llamado Francisco de Paula Santander, logró la rendición del Ejército Realista. 2000 republicanos derrotaron 3000 realistas. Barreiro despavorido salió huyendo a ocultarse en las rocas cerca al río. Sin embargo, allí lo encontró un niño boyacense de tan sólo 12 años de edad, el soldado de “Rifles”, Pedro Pascasio Martínez, que con gran valentía rechazó las monedas que le ofrecía el Realista a cambio de su libertad, y heroicamente lo llevó preso. Este niño boyacense se convirtió así en uno de los más grandes patriotas, y hoy cuando conmemoramos su heroísmo y valentía, nos da ejemplo e inspira a nuestra generación en busca de un mejor futuro.
Es por ello que debemos enfocarnos hoy, no en cómo nuestra bandera debe ser izada, sino en las soluciones fundamentales que requiere y necesita nuestro país. Nuestra democracia desde sus comienzos persiste en la cuerda floja. En una disputa interminable entre 2 bandos extremos: entre centralistas y federalistas, entre rojos y azules, entre godos y cachiporros, entre derechas e izquierdas.
A pesar de ello, inspirados en nuestra historia de independencia, aún tenemos esperanza que desde la diferencia podamos encontrar los puntos medios centrales, que nos permitan avanzar como sociedad y país; esperanza en que las nuevas generaciones no heredemos las disputas de los politiqueros viejos, y que por el contrario nos concentremos en dar la lucha contra la corrupción, la politiquería y la polarización extrema. Esperanza de trabajar por lo fundamental, por la paz, la Justicia, la democracia, y los derechos de nuestro pueblo. Si hacemos esto, no dudemos que hay esperanza de un mejor futuro.
Todos tenemos visiones de país diferentes, pero debemos entender que nuestro propósito no es el de atacar al otro por pensar diferente, sino que nuestro propósito es mucho mayor, es el de unirnos y construir un mejor país para las futuras generaciones, como lo hicieron nuestros libertadores hace 200 años. Es nuestro deber dejar un país mejor al que nos encontramos
*Director Temático de Boyacá
Por: Dixon Carrascal
El segundo semestre de este año será crucial para el futuro de Bogotá porque se discutirá para su concertación el proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial – POT 2022 – 2035, y posterior debate por parte del cabildo Distrital. Este próximo POT será el modelo de ruta que tomará la ciudad en la próxima década y definirá temas de vital importancia para los ciudadanos como movilidad, reorganización de localidades, sostenibilidad ambiental, preservación del patrimonio, entre otros. Sin embargo, es pertinente ocuparse de un aspecto intrínseco de todo Plan de Ordenamiento Territorial: la contribución por plusvalía.
Es inevitable pensar en Karl Marx cuando se menciona la palabra plusvalía, pues este economista formó la famosa tesis que expone la existencia de un valor no pagado del trabajo del obrero que crea un plusproducto “del cual se apodera el empresario”, por lo tanto, bajo este concepto de Marx, se estableció la plusvalía como contribución especial con fines urbanísticos, a esto se debe que el titular de un inmueble que se beneficie de actos administrativos que incrementen el valor del bien, sea por el cambio de uso o mayor edificabilidad, deberá contribuir al Distrito o Municipio hasta el 50% de este incremento.
Recordemos que en la tipología de los tributos existen tasas, impuestos y contribuciones, pues entonces, la plusvalía ha sido desarrollada, tanto por la doctrina como por la jurisprudencia, como una contribución, toda vez que hay un beneficio directo y perceptible por parte del titular del inmueble que se beneficia por el hecho generador del tributo, este es el acto administrativo mediante el cual se potencializó el uso de suelo o edificabilidad.
La plusvalía presenta dificultades en cuanto a su causación y exigibilidad, dado que la contribución se causa inmediatamente queda en firme el Plan de Ordenamiento Territorial, no obstante, únicamente será exigible en dos momentos: en la solicitud de licencia de construcción (propietario se beneficia de la potencialización por mayor edificabilidad) o en la enajenación del inmueble (propietario se beneficia por el mayor valor del suelo). Ahora bien, el problema reside en la falta de prontitud del procedimiento administrativo de determinación y liquidación, ya que este proceso culmina con la inscripción del gravamen en el folio de matrícula inmobiliaria; sin lo anterior el curador o notario no podrá exigir el pago.
Si bien es cierto que la normatividad establece unos términos perentorios para que la Secretaria Distrital de Planeación y Catastro Distrital realice el procedimiento de determinación y liquidación, en la práctica estas entidades tardan más de lo previsto (hasta más de un año), beneficiándose así el constructor o vendedor. En la medida que las curadurías expiden la licencia de construcción en aproximadamente cuatro meses o el trámite de enajenación en notaría puede durar un par de días, así que la eficiencia del proceso de determinación y liquidación es crucial para un mayor recaudo por esta contribución que puede significar cientos de miles de millones de pesos al Distrito.
Asimismo, es determinante que las entidades de control y el Concejo de Bogotá realicen la vigilancia correspondiente a fin de que no se presente lo ocurrido en el 2016, año en el que la Administración Distrital excluyó predios que se beneficiaron con el hecho generador del Decreto 562 de 2014 y que, siendo susceptibles del pago de la participación en plusvalía, posteriormente fueron recalculados y excluidos por la expedición de la Resolución 1154 de 2016 y la aplicación de normas posteriores a la radicación de las licencias de construcción en legal y debida forma, generando un detrimento patrimonial en cuantía de más de treinta mil millones de pesos (lo anterior se encuentra en el informe de auditoria 72 de 2018 de la Contraloría de Bogotá).
Así, teniendo en cuenta que Bogotá actualizará su Ordenamiento Territorial y que este Plan será objeto de hechos generadores del tributo, por un lado es indispensable que tanto la administración Distrital como el Concejo de Bogotá aprovechen y maximicen esta herramienta de financiación tributaria con destinación especifica al desarrollo de la infraestructura y de servicios públicos de Bogotá; y por otro, que exista agilidad y control político para que se realice el proceso de determinación y liquidación de manera ágil sin que se presenten hechos como los ocurridos en el año 2016.
Finalmente, y ahora que ha sido tan sonado el déficit fiscal que atraviesa la nación y ciertos municipios del país a raíz de la pandemia por Covid-19, la invitación es a que los alcaldes se atrevan a utilizar o maximizar otro mecanismo de financiación de obras públicas diferente a los impuestos: la plusvalía.
*Miembro Dirección de Emprendimiento
Director de Universidad, Empresa y Estado
Miembro Dirección de Universidad, Empresa y Estado
Miembro Dirección de Universidad, Empresa y Estado
Miembro Dirección de Universidad, Empresa y Estado
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Por: Carlos Orlas, Juanita Peñuela, Carlos Suárez, Mabel Carmona, Daniel Albarracín,Julián Castro, Deyder Henríquez, Susana Cifuentes, y Jorge Andrés Forero González.
“Amamos hondamente a esta patria nuestra y no queremos que nuestra nave victoriosa navegue sobre ríos de sangre. Señor Presidente: No os reclamamos tesis económicas o políticas. Apenas os pedimos que nuestra patria no siga por caminos que nos avergüenzan ante propios y extraños. ¡Os pedimos tesis de piedad y de civilización! Señor Presidente: Os pedimos cosa sencilla para la cual están de más los discursos. Os pedimos que cese la persecución de las autoridades y así os lo pide esta inmensa muchedumbre. Pedimos pequeña cosa y gran cosa: que las luchas políticas se desarrollen por cauces de constitucionalidad” Jorge Eliecer Gaitán, Oración por la Paz, 1948.
En Colombia la promesa de una sociedad en paz ha marcado varias generaciones. El Paro Nacional iniciado el 28 de abril de 2021, que es la continuación del 21N de 2019 y del Paro Agrario de 2013, donde una sociedad colombiana cansada de la narrativa y prácticas de la guerra ha salido a exigir más y mejores derechos, debe celebrarse como una victoria del movimiento social en todas sus expresiones. El Paro Nacional en ciudades y municipios de todo el territorio da cuenta no solo de un acumulado de descontento, sino también de la voluntad social para construir una sociedad en paz y con justicia social. El ímpetu está dado por la juventud que encarna una contracultura política y que salió a las calles decididamente desde la firma del Acuerdo de Paz.
Rechazamos las directrices de la Administración Duque para el tratamiento de la protesta social en marco del Paro Nacional, que en su gran mayoría han sido pacíficas y respetando las instituciones y a quienes no participan. Reconocemos que es común en una democracia manifestar el descontento ante iniciativas legislativas que no promueven la equidad y el desarrollo para las mayorías, como la reforma tributaria, la reforma a la salud y el incumplimiento del Acuerdo de Paz de la Habana.
Se requieren soluciones inmediatas a la difícil situación que vive el país, lo cual no se puede postergar hasta las próximas elecciones legislativas y presidenciales.Es entendible las dificultades que vive el país por la pandemia del coronavirus, pero ello no puede ser excusa para evitar el diálogo social y la negociación con la diversidad de actores que se han movilizado estas semanas.
Por las anteriores razones proponemos:
1. Para que cese la violencia de Estado y para que el presidente Duque, pidiendo perdón y reconociendo su responsabilidad como jefe de Estado y comandante de la Fuerza Pública lidere procesos concretos para avanzar en la reconciliación en Colombia. Estos hechos pasan por dejar los orgullos a un lado y escuchar al pueblo colombiano y su anhelo de paz, justicia social y ambiental.
2. La administración Duque debe ordenar detener la actuación del ejército y policía con el fin de garantizar una protesta social, pacífica, y el derecho de reunión y asociación de los manifestantes; protegida constitucional y jurisprudencialmente.
3. Los diálogos deben ser amplios, por eso alentamos a que la administración Duque corrija su política derivada de las aproximaciones que está haciendo con diferentes sectores de la sociedad hoy movilizada. El diálogo debe ser directo y con el pueblo en las calles atendiendo importantes manifestaciones de descontento como las de Cali, Medellín y Bogotá, las ciudades más grandes de la nación, así como en las ciudades intermedias, pueblos y veredas del país. Las garantías de desmilitarización son fundamentales para avanzar en este aspecto.
4. Se deben esclarecer los hechos de violencia en que haya estado implicada la Fuerza Pública, incluyendo violencia sexual y física, en especial los homicidios que según las cifras de ONGs de importante y reconocida trayectoria en el país, oscila entre 40 y 60 casos. Los casos de vandalismo deben ser investigados individualmente y evitar estigmatizar a la movilización social, como proceso amplio y heterogéneo.
5. Invitamos a seguir en continuo monitoreo y verificación a los graves casos de derechos humanos al Sistema de Naciones Unidas en Colombia, la Unión Europea, el Departamento de Estaso de los Estados Unidos y organizaciones de Derechos Humanos del mundo a seguir su trabajo de denuncia pública ante los graves hechos de violación de los derechos humanos en Colombia.
6. En los límites establecidos en nuestra democracia, si el gobierno Duque y el Comité del Paro no puede lograr un acuerdo de parte y parte, instamos a que en marco de este gran diálogo nacional, encontremos salidas a esta grave crisis institucional y de la democracia en Colombia; con el involucramiento de otros sectores con agendas concretas.
7. Reiteramos a enfocar el debate sobre las causas de la movilización, y evitar acuñar responsabilidades que no tienen que ver con la movilización, como la pérdida del grado de inversión por parte de una calificadoras internacionales.
8. Finalmente felicitaciones a la generación de paz y jóvenes que desde el arte, la cultura y la protesta pacífica han inspirado al pueblo colombiano a fortalecer nuestro sistema político y garantizar un futuro de dignidad para todas y todos los colombianos. Este tipo de actos son muestra de una madurez política.