Al declararse, por la Organización Mundial de la Salud, que el brote del nuevo coronavirus COVID-19 es una pandemia, esencialmente por la velocidad en su propagación, entre otros aspectos, es una medida, necesaria e incluso obligatoria, quedarnos en nuestras casas. Lo anterior, ha generado cambios en nuestro comportamiento social, que era prácticamente físico y se ha transformado en uno digital. Esto ha generado tal como lo señala, Asomovil y Andesco, un aumento ya casi del 80% del tráfico del internet lo que pondría, sí sigue creciendo en esas proporciones, en jaque la estabilidad de la red.
Este aumento tal como evidenciamos en todos nuestros hogares no se está generando de manera exclusiva por el teletrabajo o las clases por internet, sino que la principal fuente de demanda de banda ancha es el uso de streaming a través de plataformas como Netflix, Amazon y HBO go.
Por lo tanto, el mensaje inicial es que limitemos nuestras ganas de ver muchas series en plataformas digitales, y tengamos como propósito, por lo menos cada uno de nosotros ver un solo capítulo al día. Ver maratones completas de series reduce la calidad del video y limita el uso del internet productivo para la emergencia que vivimos, esto puede generar una crisis en el servicio, a pesar de los grandes esfuerzos de los operadores que como hemos experimentado nos han ofrecidos datos adicionales y lo más importante continuidad y calidad del servicio.
El deber de todos al utilizar el internet, y que somos privilegiados en tenerlo durante este estado de emergencia y confinamiento, es hacer un uso útil y responsable del mismo. Esto no significa aburrirnos sino por ejemplo retomar algunas aficiones como leer libros, jugar juegos de mesa, contarles historias a nuestros hijos, utilizar las líneas fijas para llamadas de voz, ver películas en reproductores de Blu-ray, armar legos, entre muchas otras aficiones, ya que esta en nuestras manos está que las comunicaciones no colapsen en este estado de emergencia.
El internet es usado por todos y debemos tener en cuenta desde el inicio de nuestro día que al usar nuestro celular inteligente, ver un video o consumir algún contenido de alguna plataforma, pensemos que estamos consumiendo y utilizando internet que es necesario para todos.
De igual manera, es una oportunidad frente a las tecnologías tradicionales como la radiodifusión sonora y la televisión abierta para ofrecer programación dirigida a la población joven ,que tal como indican varios estudios, es la más alejada de estos medios tradicionales.
En Argentina por los momentos críticos de emergencia, las plataformas como Netflix están reduciendo su calidad en el streaming, así como YouTube en Europa.
Todos, en compañía de operadores y entes TIC del gobierno, debemos procurar, al digitar un teclado o nuestra pantalla en nuestro celular, que el uso del Internet esté usado responsablemente.
Decía mi abuelo “uno es de donde son sus muertos”, pero después de ir y venir por varias ciudades del mundo descubrí que uno es de donde definió sus costumbres.
Disfrute este espacio, lejos de la política y de radicales posturas. Deje volar su imaginación, olvide por un momento sus deudas, no piense en el trancón, no recuerde la última reunión de propietarios de su edificio, si estornuda no diga que es Coronavirus…
Piense mejor en por qué soy de tal equipo de futbol, por qué escucho tal música, porqué uso Jeans y botas los viernes en la oficina, por qué escucho tal radio, por qué extraña un merengón un domingo, por qué dice que no tiene acento (cuando lo tiene y además es una machera!), por qué le encanta hacer filas hasta para comprar hamburguesas en una época del año, por qué pita en todo el trancón de regreso a casa, por qué compra pan calentano en vez del tajado, por qué cierra todas las ventanas de su apartamento, por qué pasa por el lado del vecino y no saluda, por qué dice “Veci” si ni conoce a los suyos. Pregúntese si estas costumbres son normales o si hacen parte de su actitud bogotana.
Si ya está listo, recorramos juntos Bogotá, la ciudad donde nació o donde llegó a vivir. Reconozca sus espacios, sus esquinas pero sobre todo reconozca esas costumbres que definen esa identidad única, el sentir bogotano.
Del Chirriado al rechimba:
Lejos han quedado aquellos bogotanos de abrigo, sombrero y paraguas. Olvidadas han quedado las expresiones que nos definían como rolos divinamente. Los sabores casi extintos de la changua, la milhoja, el postre de natas y el merengue. ¿A dónde fueron a parar todas esas costumbres que nos definieron como bogotanos? ¿Las tardes grises disiparon en soleadas esquinas? ¿Guardamos el sombrero y el paraguas para ser adictos a las gafas oscuras?
Algunos afirmarán que ser propio de un lugar se logra con el nacimiento, otros discutirán que para ser de un lugar hay que ganarlo y otros simplemente dirán “yo soy de aquí”.
Este es un espacio para reconocer esas acciones repetitivas que se convierten en costumbre y que al hacerlos parte nuestra, lo definimos como Identidad. Bajo la atenta mirada de una ciudad, gris soleada, con gafas y sombrero pero que nos etiqueta como propios de aquí: ¡Bogotanos!
Y no solo el sombrero fue reemplazado por las gafas oscuras, las expresiones tomaron distancia unas de otras. No niegue que siente nostalgia cuando escucha a alguien mayor, sus padres o abuelos decir con elegancia y poca gesticulación: “divinamente, chirriado, sobado, fregado, carachas, caray, chinazo, lloviznita, aguacero el macho, los gamines esos de Millo…, el guache ese de Sant…, peor aún si usted llegó a Bogotá y le dijeron “gente divinamente de tierra caliente”.
Todo eso quedó en el recuerdo, en la mente colectiva de la ciudad. Cada costumbre es a su época como el Renault 12 a paseo de los 80s. La expansión de la ciudad, la adopción de muchas expresiones, extranjerismos hicieron sus aportes a nuevas expresiones. Muchos dicen que esa elegancia cachaca se perdió por la rudeza de la ciudad, quizás sí, quizás no, porque los problemas son similares desde hace varias décadas: movilidad y seguridad.
Si usted siente escalofríos cuando escucha a sus hijos saludarse de “que se dice perrito” imagine lo que sintió su papá cuando le escuchó a usted decir “que hubo marica” o la cara de mi abuelo cuando mi mamá dijo “carajo”.
Bogotá Centro Internacional. Autor Felipe Poveda
Bienvenidos a Bogotá:
Si usted caminó por la carrera 7ma y no sintió una electrizante ciudad frente a usted, déjeme decirle que aún no es bogotano.
De la Bogotá del siglo XX quedan las casas de Palermo y Teusaquillo, algunas panaderías, dos equipos de futbol, Melodía Estéreo y uno que otro bolardo. La ciudad es un ente vivo, que crece, se transforma y crea nuevos escenarios perfectos para cualquier persona que se sorprende con la sencillez de una esquina, una librería, un bar y que en medio del trancón se siente orgulloso de su ciudad.
Es imposible pensar que los movimientos urbanos que regían las décadas pasadas sigan existiendo hoy: coca colos, sardinos, punketos, hipies, metaleros, grunchos, technos, etc. La razón es sencilla, la ciudad creció, nosotros crecimos y nuevas costumbres fueron adaptadas a la ciudad.
De esos tiempos en que literatos y artistas hacían discursos románticos (y muy acartonados) es cada vez más difícil que sigan existiendo. La ciudad tiene nuevas formas de narrativa, mas inclusiva, menos distintiva entre clases y ciudades de origen. El arte incluso salió de la galerías y de los cocteles a las calles y los jóvenes reconocen nuevas corrientes como el Street art en algo muy bogotano. El Graffiti se lavó la cara y se convirtió en una muy social causa artística.
Es muy normal que cualquier persona pueda decir con correcta pronunciación el nombre de su canción favorita en inglés, algo que hace 20 años atrás era casi exclusivo de presentadores de televisión y locutores de radio. La clave: La Movilización y el deseo de Globalización.
Ahora es más común que cualquier persona conozca al menos un país diferente al nuestro y los antiguos paseos de olla a la Sabana y Girardot fueron reemplazados por aventuras playeras, deportes extremos en montañas y ríos y una internacional experiencia hostel.
Poner de acuerdo a los bogotanos es algo que pareciera imposible, diferentes equipos de futbol, diferentes gustos musicales, diferentes sabores gastronómicos, diferente ropa, diferente postura política, diferentes forma de conducir, diferentes puntos de vista de Transmilenio, pero sin lugar a duda una sola cosa nos define realmente como bogotanos: El Frío.
Toda ciudad tiene algo propio que la hace única, su forma de contar las cosas, la forma en que nos desplazamos en medio de ella, las palabras que usamos, los colores que vestimos y obviamente lo que comemos. Pregunte cuantos bogotanos prefieren la changua a una Arepa Venezolana de la esquina del barrio, se sorprendería bastante.
En esa misma pregunta, indague como toman el tinto, como pasamos de la greca al Nespresso, del tinto con panela al Cappuccino.
Somos actores que aportamos a ese sentir ciudadano, participes de la construcción de una nueva Bogotá y diseñadores de lo que será una futura Bogotá.
Diariamente llegan a Bogotá miles de personas provenientes de cualquier punto geográfico del país, migrantes en medio de la crisis venezolana, atraídos por Universidades o la búsqueda de una oportunidad laboral. Todos aportan algo nuevo a la ciudad y finalmente adoptan una particular “actitud Bogotana”.
Que define mi identidad en la ciudad más allá de los rasgos que aunque colectivos nos hagan sentir únicos. Esto solo lo define el sentido de pertenencia; puedo ser de Santafé, de Millonarios, mamerto universitario, militante conservador, rumbero de regaetton, fashionista de Chapinero, escritor de Ciudad Bolívar, Metalero de Galerías, Fotógrafo de la Ciudadela Colsubsidio, filósofo de la Nacho, Galerista de San Felipe, una eminente mujer Trans, un político, una acérrima activista, puedo ser todo lo que quiera en esta ciudad pero lo que nos une es que somos bogotanos, nacidos o llegados, desarrollamos un sentido de pertenencia: soy de aquí, esta es mi casa, este es mi escenario en el cual soy único.
Sienta la nostalgia de una calle bogotana, llena de recuerdos que lo acompañaron en su juventud, su primer concierto, su primera cita, su primera fiesta, cosas positivas que fijaron un momento en un espacio de la ciudad.
Recórralo nuevamente, fije una visión de cómo quisiera seguir viéndolo. Identifique sus problemas y propóngase posibles soluciones, así sea en su utópico pensamiento. Quien quita y más personas piensan igual que usted y algún día ese pensamiento llega a su representante, alcalde, y lo convierta en realidad. Pero lo peor que podríamos hacer es olvidar, decir “yo no vivo por allá, yo no paso más por esa calle, ese no es mi problema”. La indiferencia es la puerta a perder lo nuestro, a dejar atrás nuestra identidad.
Haga el ejercicio, recorra el barrio donde creció. Recuerde eso que en su momento fue clave para el desarrollo de su personalidad y lo que lo definió como parte de una ciudad.
Una vez de vuelta en la realidad, acercándonos a ese concepto de que es ser bogotano, disfrutemos de todo eso que nos hace únicos, que nos acerca como comunidad, tengamos en cuenta lo más importante: Ser Bogotano es ser tolerante, es abrirnos a diferentes universos que conviven en nuestra ciudad, algunos quizás no sean de su simpatía sin embargo deben convivir en el mismo cielo, bajo la blanca estrella que alumbra los Andes.
Texto y fotografías por Felipe Poveda Herrera. Bogotá, Marzo 2020
La generación de energía eólica y solar se está expandiendo en todo el mundo a tasas récord. Afortunadamente, los gobiernos están considerando este aspecto en sus políticas públicas (en Colombia la llaman Transformación Energética).
Permitir que más personas obtengan su electricidad de fuentes limpias y renovables como nunca había pasado, es una gran noticia. Lo más importante es que aún se puede hacer mucho más. Como expliqué en un artículo anterior, la captura y almacenamiento de carbono (CAC) es una de las tecnologías que se pueden aprovechar más.
Al invertir en innovaciones energéticas podemos aprovechar más eficientemente nuestros recursos escasos, lo que ayudará a acelerar la transición de los combustibles fósiles a un futuro de electricidad sin carbono, confiable y asequible.
La energía limpia es un punto clave; pues la generación de energía eléctrica y térmica es el mayor contribuyente al cambio climático, responsable del 25 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Con energía limpia no solamente podríamos iluminar nuestros hogares, también con esta energía se impulsarían los otros sectores de la economía que producen el 75 % de las emisiones de gases efecto invernadero. Pensemos en carros y autobuses eléctricos, sistemas de calefacción y refrigeración y fábricas de productos donde se utiliza esta energía.
Entonces, aquí viene la pregunta clave: ¿Qué se necesita para alcanzar la meta de generación de electricidad sin carbono? El primer desafío es el más común y obvio. Se necesita aprovechar el poder del sol y el viento. Gracias a la caída de los precios de los paneles solares, las turbinas eólicas y otras tecnologías, el despliegue de los sistemas de energías renovables es más asequible que nunca.
El segundo desafío, el que se enfoca en la causa del problema, es el más complejo y del que menos se habla. Necesitamos grandes avances en las tecnologías que nos permitan suministrar energía limpia a las redes eléctricas, incluso durante los días nublados, sin viento y en la noche. Para alcanzar cero emisiones de carbono, debemos encontrar como respaldo una manera de utilizar más fuentes de energía limpia. No existe una solución única y mágica para este problema.
Lo que se requiere para los próximos años es una combinación diversa y flexible de soluciones y varias herramientas para respaldar la generación de energía acorde a las exigencias del futuro. Algunas de estas soluciones ya existen, otras deben ser más estudiadas. El almacenamiento de la energía es un desafío enorme, vemos como la tecnología en este campo no avanza al ritmo que quisiéramos.
Por ejemplo, aunque las baterías de ion de litio son cada vez más económicas, su impacto en el medio ambiente es discutible. Otro camino puede ser la combinación de la tecnología de captura y almacenamiento de carbono (ver artículo: Una tecnología para combatir las emisiones de CO2) junto a la energía nuclear.
Sin embargo, la energía nuclear, a pesar de ser una de las fuentes más eficientes, ha venido frenando su crecimiento por los altos costos de seguridad e inversión que demanda. Aunque las emisiones globales de gases de efecto invernadero aumentaron el año pasado, sigo siendo optimista. A medida que conozco todas las nuevas ideas para enfrentar posiblemente el mayor desafío de la humanidad, tengo la plena certeza de que podemos construir un futuro sin carbono.
*Miembro Dirección Tecnologías de la Información y Comunicaciones.
El Gobierno del presidente, Iván Duque, se encuentra haciendo su mejor esfuerzo por que el virus Covid 19 afecte en la menor medida de lo posible la salud de los colombianos, así como en el futuro, su situación económica. De eso no me cabe la menor duda. Y aunque no nos encontramos aún, en el momento en que la llamada curva de contagios se ha empezado a aplanar, considero que empieza a haber una naciente unidad política en Colombia dispuesta a poner un paréntesis en sus luchas políticas e ideológicas, para estar todos en el mismo lado, de tal manera en que las medidas que surjan sean las óptimas y las más coordinadas entre los diferentes líderes.
El sábado 21 de marzo, quienes ocupan los dos cargos más importantes del país, el presidente de la República, Iván Duque, y la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, dieron una rueda de prensa conjunta como muestra de que las medidas decretadas tanto por el Gobierno Nacional, así como por los diferentes gobiernos locales, serán ordendas y coordinadas conjuntamente.
Éste importante gesto de unidad estuvo precedido por una serie de desencuentros, que en un principio mostraron una profunda desorganización entre los niveles nacional y local, lo cual minó, a mi juicio, el liderazgo del presidente Duque.
En un principio la alcaldesa de Bogotá, había decretado un simulacro de aislamiento para el puente festivo del 21 al 23 de marzo, no obstante desde el Ministerio del Interior se expidió un decreto para que toda decisión sobre la crisis del Covid 19 estuviera centralizada en el Gobierno Nacional.
Adicionalmente, el martes 17 de marzo, el gobernador de Boyacá, Ramiro Barragán, decretó el cierre de fronteras de su departamento. Al paso salieron, tanto la vicepresidenta de la República, Marta Lucía Ramírez, quien manifestó que “no es necesario cerrar fronteras ni decretar toques de queda“, como la ministra del Interior, Alicia Arango, en el mismo sentido.
Finalmente, el simulacro de aislamiento propuesto por la alcaldesa López se realizó y ha extendido al martes 24 de marzo para que se encuentre con la medida de aislamiento decretada por el presidente Duque, desde el 25 de marzo al 13 de abril del 2020.
Ante estos hechos, es preciso detenerse en la manera como se ha manejado la relación entre el gobierno y los mandatarios locales, así como con la ciudadanía en general, ante una situación inédita a nivel global, frente a la que prácticamente ningún gobierno ni ciudadano tenía preparación o sospecha alguna.
La semana pasada, en los colombianos lo que parece reinar es la incertidumbre, generada en primer lugar por el solo hecho de la presencia del virus en el país, pero también por un gobierno cuya información no fue clara, precisa y, muchas veces, no parecía oportuna. Se sumó a esto, la preocupante descoordinación entre el nivel nacional y el local, en cuanto a las medidas y al flujo de información. Fue preocupante que muchos ciudadanos, ante la falta de información clara sobre las medidas hicieron caso a información no verificada de las redes sociales y muchos incumplieron medidas decretadas por los mandatarios. Es claro que cuando lo que comunican los gobiernos no es preciso, las fake news llenan ese espacio.
Hoy parece que con las medidas adoptadas y la claridad con la que fueron comunicadas, así como el gesto de unidad entre dos mandatarios, el presidente Duque retoma el papel que le corresponde: el de capitán del barco que debe afrontar esta nueva y dificil tormenta.
Sin embargo considero que el Primer Mandatario de los colombianos no debe descuidarse y, por el contrario, debe continuar sembrando credibilidad y confianza en su liderazgo, ya que en caso de que esto no suceda se creará un terreno fértil para vacíos de información que serán ocupados por las noticias falsas, lo que a la larga puede terminar generando, incluso, problemas de seguridad pública.
La comunicación estatal en tiempos críticos es especialmente importante, porque se debe orientar a los ciudadanos, de tal manera que lo que hagan, o dejen de hacer, sea por convicción y confianza en su gobierno, más no solo por la fuerza de un decreto. Es momento para la unidad entorno a la institucionalidad, de tomar medidas, que por drásticas que sean, busquen disminuir notablemente la propagación del virus. Es momento de la cooperación entre los líderes, de recuperar la credibilidad del ciudadano en quienes ha elegido. Estamos frente a un momento que también amerita grandeza en la oposición. Y para el gobierno, es hora de una comunicación de crisis asertiva, integral, empática, pero clara y firme al mismo tiempo. Lo que se decida y como se comunique, puede tener trascendentales consecuencias para los colombianos.
Es muy importante en la gestión de territorios valorar el conocimiento para construir de la mano de las nuevas tecnologías sobre lo construido, con bases sólidas que desarrollen a las localidades bogotanas, en la actualidad se puede afirmar que el impacto de las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones TIC en la sociedad compone, muy posiblemente, el acontecimiento más relevante de los últimos tiempos, cada persona en nuestra sociedad es cada vez más digital y no se puede ser ajeno a esta realidad que es cada día más fuerte. En un contexto de cambio, cada vez es más estrecha la relación entre los individuos y las tecnologías digitales, es el elemento de más largo recorrido y de mayores alcances en los distintos órdenes de la vida cotidiana como lo es el económico, el político, el laboral, el lúdico, el social o el individual, enlazados en torno a la nueva dimensión de la comunicación que se está mediando, caracterizada por una serie de impactos que se pueden analizar desde tres perspectivas.
La primera perspectiva podría ser referida a los cambios en el ecosistema mediático, ya que, las tecnologías digitales permiten integrar en un mismo marco cognitivo a las diversas formas comunicativas existentes en la sociedad, tanto las derivadas de la comunicación con el entorno inmediato a los cuales se concentra la audiencia como las de masas, social o colectiva con la suma de toda su información. Entonces, podemos considerar la evolución de mecanismos comunicativos anteriores y el auge de otros, desarrollados específicamente en Internet y generadores de flujos comunicativos novedosos, los cuales, desde diversos puntos de vista, cuentan con una característica de comunicación de mucha información en red, y, por tanto, generar la ruptura de las coordenadas espaciotemporales, la multimedia, la hipertextualidad y la interactividad.
En la segunda perspectiva se puede mencionar que los nuevos medios de comunicación surgidos a raíz del desarrollo de las tecnologías digitales, fue un complemento, se trata de medios que se caracterizan necesariamente por ser parte de los distintos niveles de la comunicación de la información, potenciando la comunicación incluso en aquellos casos en los que parten de un referente claro en los medios convencionales, es decir, debemos pensar por un momento si este documento se publica en Internet en un archivo de libre acceso, cualquier usuario interesado en campos relacionados con los temas de apropiación de gobierno abierto que aquí se tratan, puede consultarlo a través de la Internet, descargarlo y editarlo en el formato que más se ajuste a sus necesidades y así, contribuir a su difusión; así mismo también puede encontrar todo tipo de información y acceder a datos de muy diversas formas como en los buscadores web, enlaces en otras páginas web, foros, a través de redes P2P, entre otras; y si esto es así, imaginemos el caso de publicar la misma información en papel, es indudable que su difusión sería mucho menor, no solo por tratarse de un producto físico con información valiosa de un individuo o de un colectivo y porque se ajustaría a un ámbito más específico, y derivaría además, de un marco de audiencia como más específico también como técnicos o investigadores. Entonces, Internet ha tenido, sin duda, un impacto evidente en la globalización de la información en la sociedad colombiana, y aunque hay aun limitaciones derivadas de aspectos como el idioma y lo cultural, su disponibilidad, es en todo caso, es mucho mayor hoy en día.
En la tercera perspectiva se debe considerar a las nuevas generaciones de personas, con un nuevo pensamiento y formas de interpretar la misma información en sí, que interactúan con las TIC activamente así como con otros usuarios e incluso para constituirse en emisor de la información, en este mismo caso al publicar un documento, vemos a un público que tiene la posibilidad no sólo de ejercer las acciones relacionadas a la lectura, sino también de interactuar directamente con los autores y lectores a través del correo electrónico, de una mensaje de Twitter o inbox, o de debatir sus contenidos en el foro del grupo de análisis creado en Facebook o WhatsApp, habilitado para tal efecto, o de cualquier otro espacio donde la información más que texto, se vuelva un conocimiento con una opinión y un análisis.
Lo anterior nos lleva a pensar que debemos entender el conocimiento como un factor clave en la sociedad y en los territorios de las localidades, dado que hoy en día, con la evolución del internet y el despertar de la curiosidad de las personas por incluirse en una sociedad de la información, se ven nuevos y diferentes modelos de inclusión digital; no es fácil en nuestra sociedad colombiana, hay mucha prevención, la resistencia al cambio y la brecha digital, pero hay que apuntar a que sean fuentes de un desarrollo humano y sostenible para nuestro entorno. Cada localidad cuenta con sus propios puntos fuertes en materia de conocimiento, por consiguiente, es necesario actuar para que los conocimientos, de que son ya depositarias las distintas sociedades, se articulen con las nuevas formas de elaboración, adquisición y difusión del saber valorizadas por el modelo de emprendimiento de la mano de las nuevas tecnologías que permitan la coocreacion y colaboración.
En el marco de una transformación Digital, el concepto de sociedades del conocimiento comprende dimensiones sociales, éticas y políticas mucho más profundas; el hecho de que nos refiramos a sociedades, en plural, no se debe al azar, sino a la intención de rechazar un modelo listo para su uso, que no tenga suficiencia en la diversidad cultural y lingüística, que es lo que nos permite a todos reconocernos e involucrarnos en los cambios que se están produciendo día a día. Hay diferentes formas de conocimiento que intervienen en la edificación de las sociedades, muy influidas por el progreso colaborativo, científico y técnico, entonces no se puede admitir que la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación nos conduzca, a prever una forma única de sociedad posible.
De parte de cada ciudad no se debe construir a diario, una sociedad del conocimiento que integre a cada uno de sus miembros y promueva nuevas formas de pensamiento con las generaciones presentes y venideras de la mano de la tecnología; no deberían existir personas sin apropiación en las sociedades del conocimiento, ya que éste es un bien público, que ya está a disposición de todos y por eso en lo cotidiano vemos que los jóvenes están llamados a desempeñar un papel fundamental en este ámbito, ya que suelen hallarse a la vanguardia de la utilización de las nuevas tecnologías y contribuyen a insertar la práctica de éstas en la vida diaria en los diferentes ámbitos locales, aunque las personas con mayor experiencia también están destinadas a desempeñar un papel importante, porque cuentan las vivencias necesarias para compensar la relativa superficialidad de la comunicación en tiempo real, toda sociedad posee la riqueza de un vasto potencial cognitivo que conviene valorizar en cada una de las localidades y que sea el insumo para que los lideres promuevan acciones que apalanquen el desarrollo en la ciudad.
“¡Profe!” gritan dos niñas corriendo hacia mí. “Profe, mire que en el salón se están insultando, y mire que….”, dicen mientras vamos caminando al salón en el cambio de clase. Al llegar me encuentro con dos estudiantes que están gritándose. Uno de ellos ha perdido su lápiz y no tiene nada más para escribir en clase. El otro es acusado de haberlo tomado, pero dice que no es verdad, y ahí se forma la gritería, mientras los demás solo miran o toman partido de uno u otro bando.
Cada uno de estos conflictos tiene varias capas por pequeños y sencillos que parezcan. Para solucionarlo no solo se necesita que aparezca el lápiz, también se necesita dar unos minutos de clase para entender por qué se enfrentan, cuáles son los valores e intereses que están en juego, y las razones que hacen que cada uno de los dos esté tomando esta posición. En ocasiones hay instituciones que manejan estudiantes mediadores* que ayudan a tratar las situaciones, mientras que la mayoría de veces el profesor a cargo de la clase es quien debe mediar en las situaciones que estén pasando en ese momento; es decir, apagar los incendios.
Pero, ¿qué debe tener en cuenta todo profesor (y directivo) para entender este tipo de conflictos dentro del salón de clases? ¿Qué factores están coincidiendo en ese instante en cada uno de los estudiantes y cómo provoca esto que estallen diferentes situaciones? Sabemos que cada uno de nuestros estudiantes es “un universo en sí mismo”, por lo tanto, proponemos adoptar una perspectiva ecológica como la de Bronferbrenner que permite pensarse este universo como algo más complejo, inmerso en otros sistemas que lo condicionan con reglas y/o valores morales, pero también otras particularidades para las cuales la empatía y la escucha son las puertas principales que permiten conocerlos.
El modelo de ecológico de Urie Bronferbrenner
El Modelo Ecológico de Bronferbrenner (MEB)** parte de la distinción de cuatro sistemas que componen el contexto en el cual se desenvuelven e interactúan las personas. En esta oportunidad hablaremos de los individuos que hacen parte de la comunidad educativa y volveremos al caso presentado anteriormente. Según el Ministerio de Educación Nacional de Colombia la comunidad educativa está compuesta por estudiantes, padres de familia, educadores, administradores escolares, directivos docentes y egresados de la institución educativa. De ahí que el MEB permite entender cómo es la interacción de cada uno de estos actores cuando están influenciados por el entorno inmediato en el que se desenvuelven y también por sus ambientes de procedencia, lo que quiere decir que ambientes como el entorno familiar, la nacionalidad, las características del barrio y demás son esenciales a la hora de entender cómo se relacionan unos con otros dentro y fuera de la escuela.
Además, este modelo permite entender la relación interdependiente entre los ambientes *** en los que se desenvuelven los individuos que componen la comunidad educativa para poder comprender mejor las distintas capas que componen los conflictos dentro del aula. Entonces, cuando los actores de dos o más ambientes a los que pertenece el estudiante -por ejemplo colegio, familiares y/o acudientes- dialogan entre sí, están generando espacios de retroalimentación entre ambos contextos que permiten un flujo de información más completo, permitiendo una mejor comprensión en la actuación de los estudiantes; en particular cuando sus entornos más inmediatos están permeados por realidades complejas como desplazamiento forzado o migración.
Por eso, cuando los estudiantes tienen conflictos dentro del aula como el descrito con anterioridad, el profesor no solo debe parar su clase para determinar, en este caso, dónde está el lápiz. También debe hacer y hacerse preguntas como ¿quién lo tomó?, ¿por qué lo tomó?, ¿es una acción recurrente en ese estudiante?, ¿son compatibles las medidas que adopta el colegio en estos casos con las que se tomarían en su casa?, ¿existe algún antecedente familiar o contextual que impulse al estudiante a tomar sin permiso un objeto que no le pertenece?
Como lo mencionamos, no se trata únicamente de encontrar el lápiz, sino de poder entender de dónde viene la decisión que llevó a que el estudiante decidiera tomarlo, y entre todos construir soluciones que incluyan las dinámicas personales que cada estudiante tiene a partir de sus ambientes más cercanos (familia, barrio, nacionalidad) y conjugarlos con un contexto en común: el colegio y las normas que lo regulan. Este entendimiento es posible lograrlo cuando los profesores y directivos docentes tienen presente los ambientes de origen de sus estudiantes, los cambios en los mismos y la forma como cada uno los percibe. De esta manera, la comunidad educativa puede aproximarse a conflictos en el aula como el descrito al principio desde una perspectiva sistémica; realizando las preguntas correctas y permitiendo afrontar la situación de tal manera que se genere un espacio propicio para la construcción de entornos que permitan el desarrollo de habilidades socioemocionales cruciales para la solución de conflictos en el aula como la empatía.
El papel de la empatía, el dialogo y la escucha
Todos conocemos que la definición de empatía es ponerse en el lugar de la otra persona. ¿Qué quiere decir esto realmente? Brené Brown, trabajadora social e investigadora de las relaciones humanas y lo que genera conexión entre las personas nos dice que “empatizar es sentir con las personas (…), para poder conectarme contigo tengo que conectar con algo conmigo que conoce ese sentimiento que estás mostrando****. Este proceso pareciera ser fácil aunque la mayoría de las veces no somos conscientes de los pasos que generan esa empatía y permiten conectar mejor con la otra persona.
En ese sentido, la escucha, el diálogo y preguntas claves son dos herramientas que permiten una mejor interacción con las personas de la comunidad educativa. Además, hay que tener un conocimiento previo sobre el lugar o situación en que se encuentra el otro, o hacer las preguntas necesarias para comprender mejor sus sentimientos y lo que está enfrentando. También, las cuatro cualidades que debe tener una persona empática según Theresa Wiseman***** son:
Reconocer la perspectiva de la otra persona como la verdad que ella tiene.
Evitar juzgar.
Reconocer la emoción que tiene la otra persona .
Comunicárselo.
Ahora, retomando el ejemplo del inicio, la empatía en ese caso debería estar representada en el docente, quien debe pensar como niño/a, como los estudiantes, y desde allí intentar comprender el conflicto que surge. Sus preguntas, por lo tanto, en lo posible deben ser claras y con ánimos de esclarecer la situación. Su interlocución o mediación es propicia también para enfatizar a los demás estudiantes sobre la importancia de buscar alternativas distintas a los gritos, peleas o quejas para resolver conflictos que surgen en el aula, así como para promover la empatía en los chicos con el fin de fomentar el ejercicio de esta habilidad socioemocional cada vez que surja un nuevo conflicto.
Para terminar, sabemos que mediar las situaciones conflictivas es inherente al quehacer de los docentes y directivos en el día a día de la escuela. Si bien no hay una única solución para todas las circunstancias la escucha, la empatía y el diálogo constructivo son herramientas que permiten abordar la complejidad de los ambientes que confluyen en el salón de clase y generar ambientes educativos más comprensivos que a futuro den respuestas más adecuadas a cada situación particular. Por eso, invitamos a compartir estas herramientas con los mismos estudiantes, para replicar en la importancia de la escucha y la práctica de la empatía y que esto sirva también para prevenir conflictos más que para solucionarlos.
*** Por ambientes entendemos los contextos independientes que componen un sistema determinado. La familia, el barrio, nacionalidad y colegio son ejemplos de ambientes que componen microsistemas en los cuales un individuo se desarrolla. Cuando uno o más de estos ambientes interactúa, se generan nuevos flujos de información que se retroalimentan entre sí, construyendo sistemas más amplios.