¿Qué dice la OCDE sobre el futuro de la economía global?

¿Qué dice la OCDE sobre el futuro de la economía global?

Sebastián Trujillo, Director de Asuntos OCDE y Economía Internacional , realiza en esta video columna un panorama de la economía global post COVID-19 basándose en los últimos informes de esta organización internacional.

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¿Qué dice la OCDE sobre el futuro de la economía global?

La región metropolitana: innovación para la integración.

Por: Manuel González

El Congreso de la República aprobó mayoritariamente la semana pasada el Proyecto de Acto Legislativo que modifica el artículo 325 de la Constitución Política de Colombia, posibilitando la creación de una figura institucional nueva para la asociatividad territorial en el centro del país: la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca.

Después de más de 25 años de esfuerzos, Bogotá, el departamento de Cundinamarca, y sus municipios empiezan finalmente a construir la institucionalidad, tan necesaria, para enfrentar con eficacia los desafíos comunes que afectan a toda la región: congestión, polución, inseguridad, ocupación desbordada del territorio, saturación del sistema de basuras, destrucción de la naturaleza, acceso desigual a educación y empleo,  encarecimiento de la vivienda y los servicios públicos, entre otros, son todos aspectos que deterioran la calidad de vida de los ciudadanos de Bogotá y Cundinamarca, y que no podrán resolverse si municipios y capital siguen operando de manera aislada.

Una quinta parte de los habitantes del país viven entre Bogotá (7.1 millones) y Cundinamarca (2.8 millones)[1], que juntas suman la población de Suecia o de Portugal. Además, son el motor económico de Colombia con casi un tercio de la economía nacional[2], nivel equiparable al de Ecuador o Puerto Rico. Bogotá es tan densa como Delhi o Jakarta[3] y está entre las cinco metrópolis de América Latina más atractivas para hacer negocios.[4] Según estimaciones del BID[5] y Naciones Unidas[6], Bogotá región ya hará parte del club de Megaciudades del mundo en la nueva década. De allí, la inminencia de adaptar sus instituciones, de modernizar los mecánismos de asociatividad, y de equipar a los gobiernos sub-nacionales con las capacidades necesarias para resolver los grandes retos que depara el futuro.

Esta victoria legislativa es el primer gran paso hacia la construcción de una mejor gobernanza ­–colaborativa, eficiente e inclusiva– para la Región Capital. Es el resultado de un ambicioso proceso de concertación que iniciaron sus ponentes hace más de dos años, y cuyo éxito solo demuestra una sabia y buena manera de hacer políticas públicas:

  • Se propició un debate técnicamente bien informado. Los estudios sobre sistemas de ciudades del Banco Mundial y Planeación Nacional (DNP); los múltiples diagnósticos regionales de la Cámara de Comercio de Bogotá y la Secretaría Distrital de Planeación; la propuesta de una nueva asociatividad de ProBogotá Región; el análisis de interdependencia municipal del BID; y el estudio de huella urbana de la firma IDOM, entre muchos otros, pusieron a disposición de todos los interesados un diagnóstico riguroso de la Región Capital, y propiciaron una discusión sólida, veraz, basada en la evidencia y no en las pasiones.
  • Se planteó un diálogo con altura, innovador e inclusivo. En todos los debates parlamentarios y foros fuera del Congreso, los ponentes destacaron la prevalencia de los principios de autonomía municipal, equidad territorial, e interdependencia, lo que permitió enmarcar la negociación en un ámbito de entendimiento, donde todas las entidades territoriales y demás agentes involucrados, pudieran encontrar su lugar. Prueba de ello, la idea innovadora de pasar de un esquema de área metropolitana –exclusiva para Bogotá y sus vecinos inmediatos– a un modelo de región metropolitana más abierto –donde caben el departamento, sus municipios y la ciudad capital–.
  • Se supo leer el entorno y aprovechar la coyuntura positivamente. Eventos históricos, polémicos y hasta simbólicos reactivaron la urgencia de hablar nuevamente sobre la integración regional: la urbanización acelerada de la sabana, y en particular de Soacha que se consolida como la sexta ciudad más poblada del país[7]; los escándalos de corrupción sobre modificaciones ilegales a los planes de ordenamiento territorial[8] en la sabana; la adjudicación de importantes obras de infraestructura en transporte, como el Metro de Bogotá y el RegioTram de Occidente; y hasta la realización de sesiones conjuntas entre el Consejo de Bogotá y la Asamblea Departamental ambientaron el debate para que la ciudad-región regresara al centro de la agenda pública después de años de ausencia.
  • Se cambió el tono de la conversación. Las nuevas autoridades locales dejaron atrás la retórica inútil de arrogancia y anexión, y supieron remplazarlas por narrativas de confianza y colaboración. Atrás quedaron los discursos culposos enfocados en las asimetrías fiscales o en el acceso desigual a recursos tan vitales como el agua entre Bogotá y los municipios de Cundinamarca. Los nuevos protagonistas están logrando cambiar la lógica soberbia de la absorción, por una más solidaria de integración en su manera de entender el desarrollo de la Región Capital.
  • Se impone una visión de largo plazo. Hablar de región es mucho más visionario que hablar de urbe. Durante la celebración de los cinco años de ProBogotá Región, sus asistentes insistieron fervorosamente en la necesidad de pensar la ciudad con una visión de largo plazo a la que llamaron ‘Bogotá 2051’. Ese espíritu solo persiste si se obra pensando en metas grandes y audaces: por ejemplo, conectar a la Región Capital con el Mar Caribe haciendo navegable el Río Magdalena; o conectarla mejor con el mundo construyendo el segundo terminal del Aeropuerto El Dorado; proponiéndose descontaminar el Río Bogotá; recuperando los corredores ecológicos y cuidando el Páramo de Sumapaz; articulando la prosperidad económica de la sabana con el uso responsable de sus recursos naturales; formando la fuerza laboral mejor calificada del país; y redistribuyendo bienestar entre los territorios menos favorecidos.

Sin duda alguna, aún quedan varias preocupaciones válidas y preguntas sin resolver: ¿Quiénes serán los miembros de esa Región Metropolitana? ¿Cuánto poder tendrá el Gerente que administrará el nuevo esquema? ¿Qué mecánismo de gobernanza adoptará el Consejo Regional? ¿Cómo y quiénes financiarán los proyectos? Los debates que vienen para la promulgación de la Ley Orgánica serán álgidos y extensos. Sin embargo, esta reforma constitucional marca un hito histórico no solo por ser la primera en ser aprobada de manera virtual, sino porque alza las banderas de la descentralización y despeja el camino para seguir avanzando hacia la regionalización de Colombia.

*Disclaimer: Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan necesariamente la posición oficial de éste portal o de su empleador.

 

[1] DANE, Censo 2018

[2] DANE, PIB por departamento Base 2015.

[3] Metropolis Observatory and LSE Cities, 2018.

[4] Cámara de Comercio de Bogotá, Balance de la Economía de la Región Bogotá-Cundinamarca 2018

[5] Banco Interamericano de Desarrollo, Voces Emergentes: Percepciones sobre la Calidad de Vida Urbana en América Latina y el Caribe, 2016.

[6] Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UNDESA), World Urbanization Prospects 2018

[7] Probogotá Región, Seis prioridades para Bogotá Región, 2018

[8] Revista Semana, El Escándalo de los POT ‘mágicos’, 2017

*Director de Gobernanza Metropolitana

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Nuestras Masculinidades

Por: Jorge Luis Gil

Muchos aspectos de nuestras vidas se dan por sentados desde que nacemos. En el caso de los hombres, por ejemplo, se asume que debemos procesar nuestras emociones de forma discreta y privada, en otras palabras, minimizarlas. O que debemos asumir ciertos roles en la sociedad como protectores o defensores. Al no analizar crítica e introspectivamente esta situación, aceptamos construir un camino seguro pero ciego sobre el cual echamos a andar nuestras relaciones personales.

Pensar nuestra masculinidad es tocar las fibras más sensibles de nuestro ser social, pues solo con realizar este ejercicio mental ponemos en tela de juicio las estructuras “sólidas y fuertes” que nos brindan los privilegios que ganamos por el simple hecho de ser hombres. Es decir, al preguntarnos qué significa ser hombres ponemos en duda nuestra masculinidad.

El ejercicio crítico, entonces, se convierte en un acto arriesgado en el que nos veremos enfrentados a nuestro propio reflejo, empezando por la pregunta más simple pero también más compleja: ¿Qué es ser un hombre? Al intentar dar respuesta a este cuestionamiento, los prejuicios sobre la masculinidad empiezan a moldear unas características físicas y comportamentales que se asignan al deber ser de un hombre, tales como: un hombre tiene pene, tiene que ser fuerte, tiene que limitar al máximo la emotividad, tiene que ser valiente, tiene que ser heterosexual, tiene que ser el proveedor del hogar y, sobre todo tiene, que ser poderoso, en cualquier ámbito del contexto social. Estas características, en parte, es lo que se conoce como masculinidad hegemónica.

¿Qué pasa si un hombre no cumple con estás condiciones? ¿Deja de ser hombre?  ¿Se convierten en un mal hombre? La respuesta, por supuesto, es no, porque ser hombre es mucho más complejo que una lista de atributos físicos y de comportamiento. Ser hombre es una identidad, que si bien se construye subjetivamente, está ligada a la cultura, la política y la geografía de una sociedad en un tiempo específico. Así que para entender nuestras masculinidades y por ende nuestras hombrías debemos analizar el cómo aprendimos a ser hombres y en qué contexto.

Si bien la masculinidad hegemónica está presente en todos los aspectos de la vida social, hay atributos de la misma que son más evidentes en ciertos contextos sociales, por ejemplo, la figura de proveedor del hogar es mucho más importante y realizable en los sectores rurales que en los sectores urbanos. Si empezamos a reconocer los distintos contextos en los que vivimos, descubrimos que es imposible cumplir con las expectativas de la masculinidad hegemónica: no todos los hombres tienen pene, no todos los hombres son proveedores del hogar, no todos los hombres son heterosexuales y no todos los hombres ejercen poder para dominar a las mujeres.

Pensar nuestra masculinidad no solo tiene que reconocer la diversidad entre nosotros, sino que tiene que romper el molde hegemónico y echar abajo el común denominador machista que nos impide construir una sociedad con justicia social. Por más difícil que sea, el análisis crítico nos servirá como una herramienta para cuestionar la manera en que construimos y aprendemos nuestras masculinidades, así como para reconocer qué tipo de hombre somos y si nuestra masculinidad es tóxica o por el contrario contribuye a la construcción de una sociedad equitativa e igualitaria.

*Miembro Dirección de Género y Equidad

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La nueva estrategia de erradicación de cultivos ilícitos: una amenaza a la implementación de los Acuerdos de Paz

Por: Luis Felipe Ayala

Frente al debate que no parece terminar en cuanto a la forma como se debe abordar el tema de erradicación de cultivos ilícitos, principalmente en los territorios más afectados por el conflicto, el Gobierno Nacional insiste en el uso de la erradicación forzada como complemento al Programa Nacional Integral de Sustitución de cultivos ilícitos (PNIS) y presiona por retomar las aspersiones con glifosato. En contra parte, los campesinos han manifestado reiteradamente su descontento con la implementación del PNIS, el uso de la erradicación forzada y además, su preocupación ante la intención del Gobierno Nacional de volver a utilizar las aspersiones con herbicida, lo cual va en contravía de las sentencias de la Corte Constitucional en cuanto a este tema. Se convierte entonces en un tema preocupante, más aún cuando en plena crisis por la pandemia del COVID 19, se sigue realizando la implementación de PNIS con un fuerte componente en erradicación forzada, arrebatándole el sustento a muchos campesinos a quienes aún no se les cumple lo pactado.

El Gobierno Nacional ha manifestado su compromiso en el cumplimiento del Punto 4 del Acuerdo de Paz, principalmente con la implementación del PNIS, en el cual se busca ofrecer oportunidades de desarrollo socioeconómico alternativo a través de la erradicación voluntaria; también ha incentivado proyectos de otros productos a través de la presencia institucional del Estado mediante un mecanismo de construcción conjunta y participativa; sin embargo, en los territorios se han evidenciado confrontaciones entre las comunidades campesinas y la fuerza pública que lleva a cabo trabajos de erradicación forzada. Esto en gran parte debido a la falta de armonización entre los programas de erradicación forzada y de sustitución voluntaria. Parece que la estrategia del uso de ambas como complemento, con el objetivo de tener una mayor cantidad de áreas erradicadas, termina siendo contraproducente, especialmente frente al hecho de que se ha realizado erradicación forzada en zonas donde previamente se había acordado la erradicación manual. 

Un componente fundamental en el PNIS es la construcción comunitaria, participativa y concertada para la transformación integral del desarrollo. Sin embargo, es evidente la poca participación que están teniendo las comunidades y los campesinos en el momento que llega la fuerza pública, muchas veces con el ESMAD, a realizar los programas de erradicación forzada en sus territorios por ordenes ejecutivas. Si bien la participación directa de las comunidades afectadas por el conflicto es un principio defendido transversalmente en todo el Acuerdo de Paz, a este acontecimiento de baja participación se le suman varios casos de familias expulsadas del PNIS, 2.097 familias en estado de suspensión y, 2.806 familias que aún no han sido atendidas. Estas familias se encuentran en condiciones altamente vulnerables al ser este el único medio de sustento que tenían, además de por supuesto, presentar una vulneración de sus derechos fundamentales. Adicionalmente, los pocos espacios de interlocución directa entre comunidades y Gobierno Nacional agravan la situación, debido a que estos fueron llenados por varias organizaciones y Juntas de Acción Comunal, que además han tenido varios problemas de transparencia.

Uno de los lugares en los que se han registrado enfrentamientos entre la fuerza pública y los campesinos es la zona del Guayabero ubicado entre el Meta y Caquetá. Varios medios han registrado como estas disputas han generado varios heridos y parecen estar lejos de mostrar voluntad de diálogo con los campesinos que se oponen a los programas de erradicación forzada en la zona. Las Fuerzas Militares señalan, a través de un comunicado de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, que la población puede estar siendo obligada por las disidencias de las FARC a oponerse a las labores de erradicación en la zona. Dicho comunicado muestra un desconocimiento o un desinterés para entender la situación en la que viven muchos campesinos en el país. La resiembra de coca se esta presentando, entre otros factores, porque esta sigue representando para muchas familias campesinas el principal medio de subsistencia. 

Por otro lado, la insistencia del Gobierno Nacional en retomar las aspersiones de glifosato como estrategia complementaria en la erradicación de cultivos ilícitos, pareciera ser no más que un capricho por revivir las épocas del Plan Colombia que inició con el ex presidente Pastrana y se intensificó durante los dos periodos del ex presidente Uribe. No obstante, es importante recordar que estas protecciones van en contra de la jurisprudencia constituida por la Corte Constitucional mediante fallos de tutela a favor de comunidades étnicas y campesinas afectadas directamente por el uso de aspersiones con glifosato. Al ser concebido como un producto tóxico que afecta directamente a los cultivos lícitos, de pancoger, a la salud, al medio ambiente y en general, al entorno de las comunidades, se debe realizar de manera obligatoria una consulta previa con las comunidades étnicas. 

Tal como se ha expuesto anteriormente, la estrategia que ha venido implementando el Gobierno Nacional en la lucha contra los cultivos ilícitos va en posición contraria a lo pactado en el Acuerdo de Paz, específicamente con el PNIS del Punto 4 del Acuerdo. Como bien se sabe, el gobierno se ha ufanado al mostrar como resultado un cumplimiento del 95% de la erradicación voluntaria según el ultimo informe de la UNODC, pero esta estadística no se compadece con la situación de inconformidad que están viviendo los campesinos. El PNIS además de ser un programa que tiene como objetivo erradicar cultivos ilícitos, también pretende brindarles la oportunidad a familias campesinas de pasar a la legalidad con productos lícitos mediante un enfoque alternativo y no punitivo o de criminalización a los cultivadores. A pesar de esto, la persistencia en usar la erradicación y presionar para reutilizar las aspersiones con glifosato muestra el nuevo enfoque que el gobierno actual le ha dado a la estrategia de erradicación de cultivos ilícitos, completamente opuesta al enfoque de participación directa y de salud publica que se establece en los Acuerdos de Paz.

De esta forma, cabe considerar que los problemas que se han venido presentando con la implementación del PNIS por parte del gobierno no pueden ser ocultados o disimulados con cifras que muestren las áreas erradicadas o sumas de dinero entregado a familias campesinas. La sustitución voluntaria establecida en los Acuerdos de Paz requiere de un mensaje político de respaldo por parte del gobierno nacional, donde se privilegien enfoques alternativos y de salud pública y no un enfoque punitivo o criminal. ¿Por qué la insistencia en perseguir al campesinado, el cual representa el último eslabón en el negocio del narcotráfico? ¿Es realmente efectivo atacar el cultivo de coca con una demanda internacional constante del estupefaciente? 

Es necesario que se reconozca al campesinado como población vulnerable bajo dinámicas de economías ilegales y no como un actor criminal. Mientras no se entienda que el PNIS y en general todo el Acuerdo de Paz requiere presencia estatal en los territorios asistiendo con más bienes y servicios públicos, junto con gobernanza comunitaria, la implementación de los Acuerdos de Paz seguirá en amenaza.

Por último, es importante aclarar que al mencionar la necesidad de ejercer presencia estatal, no se hace referencia a llevar fuerza pública para hacer cumplir los programas de erradicación forzada, sino llevar a estas regiones afectadas por el conflicto mejores condiciones de vida dentro del marco de la legalidad. De esta forma se logra disminuir la probabilidad de resiembra ilícita y reconstruir las comunidades con posibilidades reales de vida digna rural. 

*Miembro Dirección de Construcción de Paz

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Transformación organizacional, retos e impactos después del COVID

Por: Diego Tovar 

Hace menos de un año, soñábamos con acelerar la transformación organizacional y digital en América Latina, y la asociaba en mis presentaciones públicas a la última alocución de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos, que llamó como el mayor desafío para la democracia a la desigualdad creada por la globalización. Así, introducía a la audiencia, a nuestros principales retos como sociedad; el reto ético, pasar de la ética representativa en la que nos pasamos la vida victimizándonos en quienes nos representan, a la ética participativa en la que asumimos incondicionalmente la responsabilidad de entender que, la transformación comienza por nosotros mismos, y el reto educativo, en el que sostengo que la cuarta revolución industrial y la transformación empresarial digital como respuesta, constituyen la última oportunidad que tenemos como sociedad, de superar nuestro principal problema: La inequidad.

En una nueva economía, la economía de la abundancia, la posesión de activos perdió todo el sentido y la norma se convirtió en compartir recursos, siendo el más importante la información y en esta economía, tener un propósito de transformación masiva, como el nuestro de cerrar la brecha de equidad en Colombia, se volvió clave para la atracción y retención del talento, aunado a la transformación digital como la respuesta de las empresas a esta revolución digital. Transformación a través de tecnologías digitales para mejorar la experiencia del cliente, los procesos operacionales y los modelos de negocio, siendo estos el QUE de la transformación, pero más importante es el COMO, que tiene que ver con el método para desarrollar capacidades de liderazgo para lo digital. Entonces, entendiendo el comportamiento de nuestros clientes, debemos retar los modelos de negocios y crear nuevos, basados en productos y servicios digitales, pero también debemos transformar nuestras organizaciones y nuestra cultura y no solamente introducir plataformas tecnológicas avanzadas. Necesitamos habilitar la colaboración basada en la innovación y permitirnos soñar, definir e implementar un nuevo propósito organizacional en el que podamos aterrizar la estrategia a partir de la innovación, el diseño y la experimentación, y transformar nuestros negocios creando soluciones relevantes, escalables y costo efectivas.

Emerge entonces el concepto del Keidanren de Japón, la Sociedad 5,0, el de la humanización de la revolución digital que pretende crear una sociedad superinteligente y lo que hemos denominado, los humanos aumentados o Augmented Humans.

Quisiera entonces mirar desde una perspectiva optimista los retos que la pandemia nos ha traído en materia de transformación empresarial.

Iniciemos con la forma en que trabajamos. Como lo mencionó tiempo atrás la brillante y carismática emprendedora, Silvina Moschini, “el trabajo es algo que se hace, no un lugar donde se va”. ¿Y qué podemos decir ahora que todos intentamos trabajar desde nuestras casas en medio de las medidas de confinamiento? Mi primera apuesta es potenciar el talento humano. #BoostTalent. Las empresas deben lograr respuestas rápidas, estratégicas y claras, anticipándose a escenarios inciertos, pues podrán venir rebrotes del Covid-19 y debemos adoptar medidas que mantengan las operaciones, el empleo y que nos permitan salir fortalecidos de la crisis. Los impactos vendrán a nivel empresarial en la experiencia de los empleados, en las cadenas de valor y producto de la globalización que dificulta la reacción apropiada.

 Los retos entonces están relacionados con el alistamiento de la fuerza de trabajo, el alistamiento del liderazgo y el llegar a crear una operación más inteligente con acciones como el re – aprendizaje de habilidades.

Seguramente, la operación remota que muchas empresas desplegaron aceleradamente será parte de la nueva normalidad, pero es imperativo asegurar que se mantenga o mejore la productividad que se tenía antes de la pandemia.

Para hacer un diagnóstico de esta situación, en everis desarrollamos una herramienta que denominamos Pulso, que permite evaluar los habilitadores que la compañía tiene y el nivel de aceptación de los empleados frente al teletrabajo para tomar las medidas y líneas de mitigación apropiadas para asegurar la efectividad. En seguida, se debe preparar la empresa para el regreso a la nueva normalidad, tras el confinamiento y la clave estará en la adopción de una cultura de trabajo digital inteligente.  Más allá de las recomendaciones del gobierno para la apertura inteligente de la economía, creo que es relevante centrarse en la experiencia del empleado, pues debemos recordar que trabajamos con seres humanos y preguntarnos por sus preocupaciones puede marcar la diferencia. Nuestros colaboradores como cualquier persona tienen miedos, ansiedad e incertidumbre, por lo que resulta imprescindible vislumbrar el employee journey para la vuelta a la normalidad, asegurando en nuestro equipo la confianza, seguridad y compromiso.

En nuestro propio caso, creamos la Oficina de experiencia del Covid-19 e identificamos nueve ejes de reflexión alrededor de la comunicación, la sensibilización y la formación de los empleados, para tomar ventaja cuando estemos en esta nueva normalidad. La oficina de experiencia trabaja entonces en movilidad, prevención, organización, salud y bienestar, conciliación, retribución, temas administrativos, ética y liderazgo, para tener una visión 360 y salir fortalecidos tras la crisis. En últimas y tal como lo pronunció un colega en everis, “en los momentos de verdad, los hechos son los que marcan la diferencia, pero los sentimientos vividos durante el proceso dejan huella para toda la vida”.

En términos de transformación organizacional, debemos iniciar también con nuevos paradigmas, como la transformación digital de la fuerza de trabajo y la incorporación de nubes de talento. Teletrabajar no solo es hacer las actividades laborales desde la casa, con las herramientas proporcionadas por la empresa. Los empleados deben tener la habilidad de comunicarse, colaborar, planear, gestionar equipos y lograr los resultados de forma remota. Para ello, evidentemente debemos trabajar en la transformación cultural, así como en la colaboración, comunicación, networking, más allá de asegurar el control de los dispositivos y plataformas adecuadas para el teletrabajo y finalmente implementando mecanismos de gobierno y de seguridad que mitiguen los riesgos asociados.

En nuestro “nuevo normal” se impondrán formas de trabajo flexibles, organizadas por proyectos, a destajo, desde cualquier lugar geográfico y por esto surge el concepto de Cloudworking y las nubes de talento. Bienvenidos a la nueva normalidad, la normalidad del internet del valor.

 

*Miembro Dirección de Empresa, Industria y Competitividad

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La brecha digital en Colombia como una oportunidad

Por: Carlos Avilan

 

El internet es la respuesta a muchos retos que se presentan en las escuelas y las universidades que llevan a cabo cursos en línea. Representa la solución para quienes trabajan desde la casa e incluso para el personal de atención médica. Entonces, ¿qué pasa con los millones de personas en Colombia y en el mundo que no tienen acceso a una conexión de internet?

La COVID-19 ha expuesto muchas desigualdades, una de las más marcadas y sorprendentes es la brecha digital. En las noticias vemos diferentes casos; por ejemplo, en el Chocó algunas zonas no tienen conectividad y comparten un computador entre todos los estudiantes.

No obstante, esta desigualdad es global y es tan evidente que asimismo en los países desarrollados el acceso a internet suele ser más bajo de lo que parece. Por ejemplo, en Australia aproximadamente el 13 % de la población no tiene acceso a internet. En Estados Unidos más del 6 % de la población, 21 millones de personas aproximadamente, no tiene conexión de alta velocidad. En indudable que no todas las personas se pueden conectar a la Web ni se protege el derecho de tener internet como servicio esencial.

En algunos casos, el costo para acceder a internet supera lo absurdo. Por ejemplo, en África subsahariana un gigabyte de datos, suficiente para desarrollar una actividad online en un día, cuesta casi un 40 % del salario mensual promedio. Y no solo es un problema de las naciones en desarrollo, en Australia aproximadamente un tercio de los hogares de menos recursos no tienen conexión a internet. Ahora bien, en Colombia hay cerca de 23,8 millones de personas que o no tienen acceso a internet en las zonas apartadas o no cuentan con los recursos económicos suficientes para acceder a este servicio, a pesar de los grandes avances logrados en los últimos años.

Según las cifras de la UNESCO, apenas el 55 % de la población mundial tiene conexión a internet, es decir, solo un poco más de la mitad de la población cuenta con esta posibilidad. En esta misma línea, el 87 % de los países desarrollados está conectado, en comparación con el 47 % de los países en desarrollo y solo el 19 % de los países menos desarrollados.

En total, aproximadamente 3700 millones de personas en el mundo no tienen acceso a internet, no solamente a causa de la falta de conectividad, sino también por los altos costos de los dispositivos tecnológicos, los costos de mercado y la infraestructura. Hay que resaltar que esta desconexión trae desventajas como la falta de difusión de información de todo tipo y la exclusión del aprendizaje online. Se estima que más de 1000 millones de niños en el mundo no recibieron sus clases en esta cuarentena. No genera ningún impacto que los profesores estén impartiendo las clases diarias si muchos de los estudiantes simplemente no pueden participar.

En contraste, son muchas las ventajas que el mundo conectado ha traído a la población. Un estudio asegura que por cada punto porcentual que aumentan los índices de conectividad, el PIB se incrementa entre 1,4 % y 1,9 %, lo que genera oportunidades de empleo, factor que tanto se necesita después de una pandemia.

Trabajar en casa hoy en día es un imperativo. Sin embargo, como muestran las estadísticas, pocas personas tienen la posibilidad de conectarse. Además, sin una velocidad de conexión adecuada, las comunidades no pueden iniciar o administrar un negocio moderno, acceder a la telemedicina, tomar cursos online transformar digitalmente sus actividades agrícolas o investigar para ejecutar proyectos académicos y científicos.

Colombia atraviesa diversas dificultades en el tema, una de ellas es la falta de recursos para instalar infraestructura en los sectores no conectados, y mejorar la ya existente en la prestación de los servicios actuales de internet. No obstante, en los últimos años se ha hecho un trabajo enorme para aumentar la conectividad (esfuerzo que se ha multiplicado en los últimos cuatro años) y aunque esta no sea la más rápida, nuestro país se sitúa en el puesto 131 en velocidad de internet, como lo establece el informe del Instituto británico cable.co.uk. En síntesis, reducir la brecha digital es necesario para superar problemas, generar empleo, aprender, cultivar pasiones y mejorar los salarios en las regiones más apartadas.

Referencias

Graham, A. (2020, 26 de marzo). Schools are moving online, but not all children start out digitally equal. The Conversation. https://theconversation.com/schools-are-moving-online-but-not-all-children-start-out-digitally-equal-134650

Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones. (2019, 19 de mayo). La mitad de Colombia no tiene internet. MinTIC. https://www.mintic.gov.co/portal/inicio/Sala-de-Prensa/MinTIC-en-los-Medios/100837:La-mitad-de-Colombia-no-tiene-internet

Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones. (2020, 21 de enero). La hoja de ruta del MinTIC para el 2020: conectividad y transformación digital. MinTIC. https://mintic.gov.co/portal/inicio/Sala-de-Prensa/Noticias/125603:La-hoja-de-ruta-del-MinTIC-para-el-2020-conectividad-y-transformacion-digital

Reliefweb. (2020, 18 de marzo). Coronavirus school closures mean over ONE BILLION children and youth are now shut out of classrooms. OCHA Services. https://reliefweb.int/report/world/coronavirus-school-closures-mean-over-one-billion-children-and-youth-are-now-shut-out

Unesco. (2019, 23 de septiembre). New report on global broadband access underscores urgent need to reach the half of the world still unconnected. Unesco.  https://en.unesco.org/news/new-report-global-broadband-access-underscores-urgent-need-reach-half-world-still-unconnected

*Dirección de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones

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