Una única fuente de verdad con múltiples interpretaciones

Una única fuente de verdad con múltiples interpretaciones

Por: German Arias

Existen 2 conceptos que debemos entender cuando queremos implantar un proyecto de Business Intelligence, “única Fuente de Verdad” y “múltiples versiones de la verdad” (SSOT y MVOT por sus siglas en ingles), lo que significa de una manera básica que en una organización cada dato debe tener una única fuente, sin embargo, cada área podrá interpretar este mismo dato de distinta forma dependiendo de sus objetivos e intereses, pero en un ambiente coordinado a través de un gobierno de datos transversal.

Dentro de una organización siempre han existido conflictos internos relacionados con el uso que cada área hace de la información, especialmente porque al momento de analizar los resultados, es común encontrar conclusiones contradictorias, por ejemplo entre el área de mercado y el área de finanzas cuando muestran el indicador de ingresos por usuario, donde seguramente para finanzas estará por debajo del valor que le asigne mercadeo.

Esta situación tiene 2 causas, o no existe una única fuente verdad de los datos de usuario e ingresos, o la interpretación que hace cada área de esta “verdad” es distinta. Es posible que a mercadeo solo le interese la facturación por usuario, mientras que a finanzas solo le interesan los ingresos realmente recibidos, lo que al final produce dos informes distintos a pesar de usar las mismas fuentes de información.

Ahora bien, si pudiéramos entender nuestra sociedad como una organización democrática, donde participan empresas, entidades de gobierno, partidos políticos, agremiaciones y ciudadanos (por nombrar solo algunos de los individuos que de manera colectiva o particular forman parte de ésta) encontraríamos que al igual que en cualquier organización, existen conflictos en la manera en que cada participante interpreta la información, o mejor, los datos que convierte en información, lo cual podría ser normal y hasta lógico.

Esta situación no sería grave si pudiéramos contar con única fuente de verdad de cada dato, y entender que cada uno puede usar ese dato de distintas maneras, pero como esto no es factible, muchos de los protagonistas de nuestras política nacional manipulan los datos para “demostrar” su propia verdad, respondiendo solo a sus intereses y no a los intereses de toda la organización, en este caso, de toda la sociedad, aprovechándose de que no todos sus miembros, en especial los ciudadanos, tienen la capacidad de identificar esa “única fuente de verdad”.

Esos políticos, en especial de corte mesiánico y autoritario, quieren hacer valer su verdad a toda costa, pues consideran que su interpretación de la realidad es siempre correcta e irrefutable, por lo tanto siempre encontrarán la manera de interpretar los datos a su favor,  protegiendo sus propios intereses y no los de la sociedad en su conjunto.

Creo que es aquí donde radica uno de los más grandes desafíos de nuestra sociedad, de nuestros lideres, y de nosotros como ciudadanos, y es como lograr que esa interpretación de la realidad no solo tenga una única fuente de verdad, sino que responda a los intereses de la organización democrática. 

Y esto no significa que exista una única interpretación de la realidad, de hecho la democracia se sustenta en la diferencia, en la existencia de distintos enfoques económicos y de política social, que dan como resultado diferentes tendencias ideológicas. El problema radica en pretender que solo exista una única opción, que es precisamente lo que nos quieren hacer creer quienes defienden los extremos como la salida a los problemas que nos aquejan, una única verdad, o mejor, una única interpretación de la verdad.

Con respecto a este punto, valga decir que el acceso a la información ha fortalecido hasta cierto punto los procesos democráticos en la medida que todos los ciudadanos, independientemente de nuestra situación socioeconómica o tendencia política, tenemos acceso a ella en tiempo real. El problema es que es tal el volumen de información, o mejor, de datos, que terminamos ahogados en un mar de poca profundidad, cuestión que como mencioné anteriormente, es aprovechada para “ganar votos”.

Colombia como organización democrática tiene fracturas profundas, resultado de años de división y polarización que seguramente cada uno interpretará desde su extremo y hará responsable al otro de todos sus males, y es precisamente en este punto donde encontrar esa única fuente de verdad es tan relevante, dado que es la única forma de dar las discusiones necesarias, donde sin sacrificar nuestra ideología, podemos construir desde los argumentos, con información confiable, con la verdad.

Construir una verdadera democracia en el mundo de las redes sociales es una tarea compleja que debe empezar con el compromiso de no manipular la información por parte de todos aquellos que pretendan gobernarnos. Es claro que el anonimato que puebla las redes facilita la violencia verbal, y pretender revertirlo es poco realista, pero lo que si es realista es que los políticos que si tienen cara no caigan en el peligroso facilismo de sustentar sus campañas en ese anonimato, en ese poder dañino de las redes sociales mal usadas.

La verdad es una sola, y puede tener múltiples interpretaciones, por lo tanto es nuestro deber como sociedad buscar su mejor versión para construir una mejor organización democrática y una sociedad más justa.

 

*Miembro Dirección de Tecnologías de la Información

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Una única fuente de verdad con múltiples interpretaciones

Inteligencias artificial: creación y futuro

Por: Carlos Ramírez

Tenemos suerte de vivir en esta era. Nunca en la historia de la humanidad el intercambio de conocimientos ha sido tan efectivo, constante y creciente. El ciudadano promedio de hoy está a tan solo clics de obtener más información de la que disponía la realeza hace 300 años.

Avances que presentan nuevos retos para la civilización, tanto para hacer frente al calentamiento global, como para proyectar los alcances del ingenio humano.

Conocer los orígenes y funcionamiento de esto último es clave, en medio de una sociedad “altamente dependiente de la ciencia y la tecnología, y la vez ignorante del funcionamiento de estas mismas”, como diría Carl Sagan.

Para resolver parte del enigma, Martin Ford en Architects of Intelligence (2018) habla con una serie de expertos y se aventura a imaginar una parte del futuro que parece inevitable: humanos + inteligencia artificial.

La IA desarrolla sus bases por medio de redes neuronales, un tipo de software que emula el cerebro humano y sus neuronas. Sin embargo, no aprende solo. Necesita entrenamiento desarrollado por fases. La primera etapa es conocida como Supervised Learning, donde la IA es expuesta a diversas descripciones de un objeto. 

Si queremos que identifique un perro, muy seguramente tras cierta práctica lo distinguirá. Sin embargo, si bien puede llegar a identificar la forma, no entiende su contexto. En el fondo, no hay aprendizaje.

Más o menos lo que nos pasa cuando pagamos a alguien para que nos haga un trabajo universitario.

Para que la máquina aprenda, la fase dos (Grounded Language Learning) hace su incursión. Se trata de un aprendizaje profundo donde las descripciones en texto son acompañadas de imágenes, videos y objetos en el mundo real. 

El resultado de esta parte del proceso da como resultado asistentes virtuales como Siri o Alexa, así como maestros de ajedrez que harían sonrojar al mismísimo Kasparov.

Sin embargo, su aprendizaje y campo de acción se limita a una tarea y contexto específico. A diferencia de los humanos, no puede extrapolar el aprendizaje estratégico adquirido jugando dominó al campo militar o deportivo.

Para hacerlo, la IA necesita desarrollar algún tipo de sentido común o tener la capacidad de desarrollar injerencias sobre una situación. Esta sería la fase tres: the Artificial General Intelligence o AGI. La vemos materializada en los carros auto- dirigidos. Combinados con deep learning y una estructura de conocimientos subyacente, estos vehículos son capaces de identificar una variedad cada vez más amplia de obstáculos y situaciones, sorteándolas de forma cada vez más precisa, minimizando progresivamente la necesidad de intervención humana.

No es difícil pensar en las aplicaciones positivas de estos avances en campos como la aeronáutica o la selección de personal.

Sin embargo, tal y como nos mostró Cambridge Analytica, aplicando esta tecnología para leer a un ser humano y usar sus propios sesgos cognitivos en su contra, puede conllevar a que este decida tanto por productos de dudosa calidad como por políticos con tendencias racistas y radicales.

Sumado a esto, es inevitable pensar en la potencial pérdida masiva de empleos que vendrá en los próximos años. Willrobotstakemyjob.com nos puede dar una idea de este panorama. Basta con poner nuestra profesión en la página y esta calculará la probabilidad que una máquina tome nuestro empleo en las próximas dos décadas. Desde empleos con una probabilidad baja de reemplazo (marketers 1.4%, periodistas 11%), hasta otros con tasas incluso sorprendentemente altas de automatización (programadores 48%, contadores 94%). Si pensamos que por tener un título ya no hay necesidad de aprender todo el tiempo, sin duda nacimos en el siglo equivocado.

Tales dilemas ocasionados por la IA tienden a moverse en una zona gris. Solo imaginemos el punto donde la inteligencia artificial tome el control de nuestras computadoras y casas inteligentes, decidiendo por nosotros las acciones a ejecutar. La información que recogería sería tan precisa que con anticipación puede pedir que lleguen a la puerta de nuestra casa toda clase de productos que no pedimos, pero que no sabíamos que necesitamos. Si lo vemos desde el punto de vista del mercadeo, sería un servicio indispensable para los new adopters. Para el resto de la población, la experiencia puede tener diversos contrastes. 

Gracias, Amazon del futuro…

Por otro lado, la posibilidad de aumentar la precisión en los diagnósticos médicos sería tal que podríamos anticipar el progreso de toda clase de enfermedades gracias a la tecnología integrada a nuestros cuerpos. Los smartwatch de hoy son un adelanto. Una gran ayuda para los médicos y las aseguradoras. Respecto a estas últimas, si nuestros registros históricos muestran que no hemos hecho suficiente ejercicio o que nuestros niveles de grasas saturadas exceden los límites gracias a una mala alimentación, estas empresas pueden valerse de estos datos para no hacer valer los seguros de vida o poner toda clase de trabas para el cubrimiento de ciertos tratamientos.

En ese caso, vale la pena ver en qué medida la legislación puede anticiparse y proteger al consumidor, con la esperanza de que el lobby corporativo no permee los estatutos primero. Situaciones que a nivel político se ven lejanas, pero que a nivel emprendedor se sienten inevitables en el futuro cercano.

El tiempo definirá los alcances reales de la tecnología. Por un lado, podremos optimizar toda clase de tareas ladronas de tiempo, descargando el peso de esas micro-decisiones en la IA. Contaríamos con ciudades inteligentes, reguladoras del caos actual y del estrés de los habitantes de las grandes capitales. Por otro lado, podemos ser presa, aún más, de las adicciones digitales que consumen nuestros espacios reales, así como ser objeto de una híper-vigilancia voluntaria al servicio de toda clase de intereses. Cosa que ya vemos cuando, tras hablar con unos amigos sobre viajes, nos llega una publicidad de AirBNB y Despegar, con sus ofertas en vuelos de media noche.

Esta navidad podremos pensar en esto, cuando el 24 de diciembre alcemos nuestras miradas mientras estamos compartiendo con nuestras pantallas inertes y las personas que nos rodean en casa. Las mismas que conocen cada secreto, anhelo, sueño, frustración, vicio, virtud y pensamiento.

Y sí, me refiero a las pantallas.

 

*Miembro Dirección de Emprendimiento

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ComproAgro una solución a los intermediarios en el Campo Colombiano

ComproAgro una solución a los intermediarios en el Campo Colombiano

Julián Roberto, Director de la dirección Temática de Boyacá y Leidy Galindo, miembro de la misma, entrevistan a Gina Jimenez, Co-creadora de CampoAgro, con el fin de proponer una solución a los intermediarios en el campo colombiano

Una única fuente de verdad con múltiples interpretaciones

¡Inclusión social y financiera, compromiso de todos!

Por: Norma Rodas

En el marco de una charla en noviembre 2020, de Erick Parrado, del Banco Interamericano de Desarrollo, donde sustenta que “… en la búsqueda del crecimiento inclusivo y sostenible, la inclusión financiera se transforma en una obligación…”; deja una interesante reflexión que invita a considerar acerca de los elementos de una verdadera inclusión social y financiera en nuestro país. El Banco Mundial brinda ocho importantes lineamientos para lograrlo: fomento a la diversidad de instituciones financieras, facilitar el uso de tecnologías innovadoras, ampliar actividades bancarias usando canales de bajos costos, optimización de recursos limitados, identificación y vigilancia de riesgos de lavado de activos y financiación de terrorismo, incentivar el uso de productos financieros de bajo costo y la protección al consumidor sobre divulgación, trato justo y recursos. Todo guiado a la facilitación que el Estado debe proporcionar y garantizar en el cumplimiento de su misión de inclusión financiera.

Colombia, no ha sido la excepción en implementar medidas y procesos que fomentan esta inclusión financiera, que tiene una relación directa con el desarrollo económico; y que ha avanzado en tiempo récord en cuanto a la bancarización presentando cifras impactantes; de acuerdo al registro histórico, en el 2013, 21.6 millones de personas estaban bancarizadas, siendo menos de la mitad de la población total de ese año; en contraste, en el 2020, el 83.3 % de la población esta bancarizada, alrededor de 41’899.000 personas. La aceleración indiscriminada que la pandemia trajo se ve reflejada en el programa de subsidios que el gobierno otorgo denominado “Ingreso Solidario” de los que se cuentan llegaron de forma directa a 2.6 millones de hogares colombianos y aproximadamente un millón de personas abrieron nuevas cuentas digitales usando teléfonos celulares; un logro admirable en un corto tiempo que sin duda fueron un alivio para sus beneficiarios. Sin embargo, la bancarización por sí sola, no logra un crecimiento social y económico sostenible a largo plazo. Igualmente, se debe tener en cuenta que, aunque se abren cuentas nuevas; desafortunadamente no hay recursos para ingresarle a estas cuentas una vez se saca el subsidio, y que el intercambio electrónico en medios de pago en esta población es más restrictivo debido a la falta de accesibilidad, costos y educación financiera de los negocios incipientes y las personas.

Estudios han demostrado que, los subsidios son una herramienta de estímulo económico a corto plazo. De acuerdo con el concepto de expertos, satisfacen una necesidad del momento y el dinero depositado en las cuentas tiene la característica de desaparecer del sistema en un periodo corto de días; es decir, su trazabilidad se pierde porque el dinero es retirado en efectivo debido al bajo monto del subsidio y a la falta de un ecosistema transaccional en las comunidades beneficiarias.

De otro lado, y de acuerdo con World Inequality Data Base, la inequidad en Colombia muestra que el 10% de la población obtiene el 50% de los ingresos totales del país y que según el DANE (2019) el índice de pobreza es del 27%; adicionalmente a esta cifra, un 7.2 % de la población se encuentra en pobreza extrema; sumando el 34.2% del total de la población colombiana calificada en situación de pobreza. Por tanto, es necesario apuntarle a un crecimiento económico y social sostenible usando las diferentes herramientas de inclusión social y financiera, con la participación y el compromiso del individuo, empresa privada, Estado y organismos internacionales en un modelo a largo plazo basado en el desarrollo e integración de comunidades sostenibles. 

Estos programas deben ir dirigidos a la población base de la pirámide; en Colombia se consideran el estrato 1,2 y 3 que constituye el 80% de la población, unas 36’400.000 personas; cuya vulnerabilidad ha sido evidenciada con profundidad durante la pandemia siendo la más afectada por desempleo, falta de acceso a servicios educativos, sociales y financieros, discriminación de género, estatus migratorio, madres cabeza de hogar, informalidad, entre muchos otros factores. 

La reconstrucción de un tejido social y económico se hace urgente en esta población que significa el 80% de habitantes en Colombia; es la oportunidad para formalizar empleos, crear emprendimientos que se convertirán en el largo plazo en empresas, incrementar los índices de empleabilidad, ampliar la base de personas que realizan aportes al sistema de  seguridad social, y dinamizar los ecosistemas ya existentes, integrando todos los actores en un compromiso social; teniendo como consecuencia una reactivación económica pertinente, con el objetivo de realizar una verdadera y sostenible inclusión social y financiera. 

Indudablemente existen factores de riesgo inherentes a esta estrategia de desarrollar e integrar comunidades sostenibles a partir de brindar oportunidades de sustento e ingresos; a través del trabajo, y la creación de microempresas, donde se formen economías colaborativas integradas por esas unidades económicas productivas bajo el compromiso comunitario de crecimiento, apoyadas por el mismo individuo, la empresa privada, El Estado y los organismos internacionales generando sinergias dentro de la comunidad y entre las comunidades, instaurando un desarrollo sostenible.

Existe un costo asociado a la incorporación de esta población base de la pirámide al sistema social y financiero formal, pero sin duda y a largo plazo, este costo es revertido en un impacto social positivo para el país y su crecimiento social y económico en forma exponencial. 

La inclusión social y financiera, es un compromiso que los actores del ecosistema del sector público y privado deben asumir de forma inmediata, quitarse los paradigmas del corto plazo, los resultados de inmediatez y los indicadores del hoy, para enfrentar un planeamiento cauteloso que involucra la identificación de necesidades del individuo, hasta la formalización real de personas y empresas al sistema, en una línea de tiempo amplia, con métricas de mejoramiento de calidad de vida, acceso a educación, salud, servicios sociales y financieros, además de un desarrollo económico sostenible de la comunidad. 

*Miembro Dirección de Emprendimiento

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Los docentes no son un producto terminado

Por: Julián Gutiérrez

Al momento de escribir estas líneas, faltan poco mas de 18 días para el final del año 2020. A diferencia de este año donde no había manera de pensar en la necesidad de responder a la emergencia de la pandemia de COVID-19, el campo de la educación en 2021 debe reconocer su efecto sobre el actual estado de cosas para pasar (en la medida que la metáfora lo permita) de una respuesta defensiva a una respuesta ofensiva frente a un virus y una enfermedad que han tenido un efecto devastador en el mundo.

En primer lugar, esta discusión implica pensar en el retorno de clases presenciales no como una posibilidad sino como una realidad. UNICEF señala no solo la necesidad de hacerlo sino el hecho que, de acuerdo con la evidencia, la reapertura de los colegios y escuelas no representa un riesgo de propagación significativo del virus, lo que sugiere que el primer argumento que se ha esgrimido para mantener los cierres, el contagio masivo en niños, niñas y adolescentes puede ser cuestionado. Por otro lado, como lo señala la profesora Sandra García de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, el cierre de colegios y escuelas representa pérdidas en los aprendizajes de los estudiantes que a medida que pasa el tiempo se harán mas difíciles de cubrir y sobre todo en el caso de Colombia, se ven potenciadas por las brechas de acceso a recursos y calidad educativa entre los distintos sectores de la población, brechas de las que estábamos conscientes en la presencialidad y que se han mantenido en la virtualidad. 

Además de estos argumentos basados en la evidencia, el caso colombiano nos está mostrando otro papel que estaba cumpliendo la escuela como garante de derechos. El cierre de escuelas y colegios ha comprometido la seguridad alimentaria de miles de niños, niñas y adolescentes, en el caso de estudiantes de programas de media especializada y preparación para el trabajo, ha afectado sus posibilidades de formación y eventualmente de ingresos y les ha quitado, a los niños y jóvenes víctimas de abuso en sus hogares, la posibilidad de acceder a un espacio seguro donde pudieran ser escuchados y atendidos. Aunque algunos de estos escenarios han sido resueltos con mayor o menor éxito por parte de las entidades territoriales (Como en el caso de Bogotá con el programa de bonos alimenticios), se puede concluir que, si la escuela es no solo un espacio de aprendizaje sino de garantía de derechos, este rol solo puede ser cumplido a cabalidad con una apertura de los espacios físicos que reconozca las necesidades de seguridad ante el virus y la capacidad de respuesta de las entidades territoriales, siendo crucial subrayar este último punto. Resultaría ingenuo pensar que todos los colegios oficiales en Colombia están en las mismas condiciones como para pensar en un plan de apertura unitalla por lo que hay una responsabilidad por parte de las secretarías de educación en cada ente territorial de identificar las necesidades de apertura, la capacidad de las instituciones educativas de resolver estas necesidades y realizar las tareas necesarias para garantizar dicha capacidad en los casos en los que esto no sea del todo posible. 

 

Partiendo entonces del punto de que la reapertura de los colegios no debe ser vista como una posibilidad sino como una certeza, tiene sentido en preguntarse por como podría ser el trabajo escolar en 2021. A fin de cuentas, los efectos de la nueva realidad en los colegios no se cuentan solo en el aula de clase sino en cada dimensión del funcionamiento de una institución educativa cualquiera y tomando eso en cuenta, vale la pena pensar en una nueva forma de abordar un tema al que no se le ha dado tanta atención como el desarrollo profesional de los docentes en ejercicio. Esta falta de atención se ha dado, en un primer lugar, por una creencia afincada en muchos docentes de que ya saben todo lo que tienen que saber y no es necesario “seguir yendo a capacitaciones”, sin embargo y como la pandemia misma lo ha demostrado con las habilidades que han adquirido vía el paso a la virtualidad, un docente nunca será un producto terminado y siempre debe estar pensando en ajustes y cambios a sus prácticas en respuesta a las distintas situaciones que va encontrando. 

Esta visión de las necesidades de formación de los docentes lleva a la segunda razón del abandono a la formación profesional situada pues ha hecho que esta sea vista como una tarea burocrática que quita tiempo y las mas de las veces queda relegada a sesiones de trabajo de poquísima recordación realizadas durante las semanas institucionales. En ese sentido, aunque se habla constantemente de añorar el regreso a la normalidad, quizá, en este caso, volver a la normalidad no sea tan deseable. Pensar en procesos de desarrollo profesional situado que tengan un componente virtual puede ser una manera de garantizar una mayor participación de los docentes y, pensando en el caso colombiano específico, puede ser una oportunidad para masificar el excelente trabajo que ha hecho el equipo de tutores del Programa Todos a Aprender a lo largo de los años. 

Pensando en una perspectiva de largo plazo, la situación actual es un momento que permite repensar lo que representa y significa la escuela en la sociedad. A pesar de las reformas que ha experimentado a lo largo de los años, la verdad es que sigue siendo una institución que en términos generales sigue funcionando bajo las lógicas de la primera revolución industrial. Este es un momento en el que puede aprovechar entonces para ponerse a tono con el mundo en el que vivimos y mejorar sus aportes a la construcción de sociedad.

*Miembro Dirección de Educación

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Coronavirus: su impacto en la transformación de las empresas y de los colombianos

Por: Yesika Padilla y Sebastián González

Más de 5 millones de colombianos no tienen ingresos por la pandemia, de acuerdo con información del DANE, esta situación es aún más crítica en ciudades como: Sincelejo, Cúcuta y Cartagena, identificadas como las ciudades que tienen un mayor porcentaje de la población sin ingresos.

La supervivencia económica de los distintos negocios en esta nueva realidad está
estrechamente relacionada con la transformación digital que parece haber sido paciente hasta ahora. La automatización y la inteligencia artificial son el nuevo oro en la operación de todo tipo de empresas que una vez aceptan la nueva realidad tienen dos opciones adaptarse o perecer.

En Colombia hemos apelado a nuestra creatividad y son varios y destacados empresarios dedistintas latitudes quienes han dado ejemplo de resiliencia y demostrado como cada crisis supone una oportunidad. Algunos de los casos que queremos destacar por su creatividad y relevancia son:

Inorca, una compañía dedicada a la fabricación de sillas para teatros, esta vez, la compañía pudo aprovechar una gran lección de las crisis pasadas: diversificar. En materia de productos,
ya no solo produce sillas para carros, cines o auditorios; también, desde 2014, fabrica mobiliario para el sector salud: camas, camillas y sillas multipropósito, que durante la pandemia han crecido un 60% en ventas.

Almacenes Only es una marca de tiendas de ropa popular muy tradicional en Bogotá que se ha caracterizado en sus más de 60 años de historia por prestar un servicio muy cercano a susclientes, con una atención personalizada y utilizando las mismas formas de venta desde hace décadas, con la pandemia y ante el cierre de sus tiendas por la cuarentena, quedó en evidencia el riesgo que corrían al no poder comunicarse con sus clientes por depender únicamente del contacto personal.

El Only reaccionó rápidamente creando una línea de ventas a domicilio vía Whatsapp para poder seguir prestando sus servicios, lo hicieron de una forma muy artesanal y con unos recursos limitados, pero eso mismo es lo que queremos destacar, ese esfuerzo que va más allá del conocimiento y que se potencia en los momentos de máxima necesidad.

Crepes & Waffles es una empresa que desde los años 80 se ha posicionado como uno de los restaurantes con mayor demanda en Bogotá y ha expandido su operación a nivel nacional. Una de las principales características de su modelo de negocio es la atención personalizada dentro de sus restaurantes, realizada por madres cabeza de familia, esta situación sumada a la dificultad de preparación y presentación de sus platos nunca les hizo pensar a sus dueños que el negocio pudiera funcionar bajo el modelo de domicilios, pero con la llegada de la pandemia, les tocó rápidamente adaptarse a las necesidades de sus clientes y a las posibilidades que ofrecía el mercado.

Montaron un servicio propio de domicilios operado por madres cabeza de
familia, siendo esta la forma de garantizar la calidad de la entrega de sus productos, pero adicionalmente, decidieron dar sus primeros pasos en el camino de la transformación digital y firmaron alianzas estratégicas con las principales aplicaciones de delivery para poder ofrecer a sus clientes mayor facilidad al momento de realizar el proceso de compra, pago y entrega de los pedidos a través de internet.

Destacamos la iniciativa de estas tres empresas para adaptarse al cambio. Asimismo, consideramos que esta es una coyuntura que pueden y deben aprovechar todas las empresas para iniciar o profundizar la Transformación Digital. De hecho, una expresión de esa Transformación Digital es el Marketing Digital, que permite mercadear productos y servicios a través de la Web, y el denominado eCommerce o Comercio Electrónico, que permite y facilita la
venta por Internet usando pagos electrónicos.

Si entendemos estos cambios como una oportunidad para invertir, las empresas podrán dar un salto cualitativo que les puede ayudar a mejorar su productividad, por ende, ser más competitivos y generar más oportunidades laborales para los colombianos que viven en condiciones más vulnerables.

*Yesika Padilla – Directora de Economía Digital

*Sebastián González – Miembro de Número

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