Ene 19, 2020 | Columnas de Opinión, Gestión de Territorios, Sebastián Zapata Callejas
Por: Sebastián Zapata*
@sebastianzc
Como es de amplio conocimiento esté 2020 contó con la particularidad de comenzar con la posesión y entrada en tareas de más de mil alcaldes municipales y distritales, un extenso número de concejales, centenas de diputados y de más de treinta gobernadores. Los cuales fueron electos en franca lid- en su mayoría- en octubre pasado.
Este nuevo cuatrienio de mandatos territoriales, sin lugar a duda, comienza con varias peculiaridades, caso la sensación positiva de contar con muchos nuevos liderazgos y la reducción de algunas estructuras políticas cuestionables.
Pero a su vez, también inician estos mandatos con la incertidumbre de que algunos liderazgos emergentes y/o alternativos, especialmente algunos de ciudades capitales, tengan la posibilidad de caer en mandatos populistas y de pocos resultados. Durante la contienda electoral y los meses póstumos a la misma, algunos candidatos electos se han destacado por ser poco coherentes y concretos.
Claramente también hay una incertidumbre que cobija el devenir de algunos departamentos, gracias a que varios gobernadores elegidos recibieron apoyos de grupos políticos ampliamente ilegítimos y cuestionados.
Sin embargo, este par de preocupaciones contrastan con las grandes oportunidades con que pueden contar los nuevos mandatarios en los años venideros. Es necesario, por ejemplo, que en casos puntuales como Atlántico y Barranquilla se continúe con las amplias transformaciones territoriales que tantos frutos positivos han traído; en una ciudad como Montería se siga por la senda de una capital organizada; que en Medellín no se detenga la consolidación de una urbe inteligente con grandes nichos turísticos y un sistema de transporte integral de talla mundial; que en departamentos como Cundinamarca y Valle del Cauca no se pare de apostarle al desarrollo territorial; entre algunos casos que vale la pena mencionar.
Ahora, es de precisar que el rol de los ciudadanos, los medios informativos y los entes de control deberá ser más activo que nunca, porque, por ejemplo, en una ciudad como Bogotá está en juego la correcta y eficiente ejecución de varios billones de pesos que deben ejecutarse para desarrollar varias mega obras que demanda con urgencia la capital; Cali tiene una gran deuda con la seguridad de sus ciudadanos; Cartagena necesita de una vez por todas contar con una estabilidad administrativa; departamentos como Chocó, La Guajira y Córdoba necesitan prevenir de manera real la corrupción y malas prácticas en la gerencia pública; solo por mencionar algunos desafíos.
Se debe aclarar que para salir triunfantes en estos retos territoriales se depende en gran medida de los éxitos del gobierno de Iván Duque -la correlación de lo local con lo nacional es innegable-. Por lo que se hace necesario que por fin se consoliden desde el Palacio de Nariño los cuatro elementos que todo poder ejecutivo debe desplegar: un gabinete adecuado- para eso es clave un verdadero remezón ministerial-; una agenda clara de gobierno; una real gobernabilidad- que se va a materializar en gran parte por unas buenas relaciones con el legislativo-; y, una eficiente respuesta a las demandas ciudadanas.
En últimas, este año para las personas que rigen las dinámicas de lo público en el país, trae consigo un sin número de desafíos, oportunidades y retos. Por ello es fundamental que todos estos funcionarios y servidores estén a la altura de sus cargos y respondan de manera adecuada a las necesidades y problemáticas de la Colombia contemporánea, solo así se podrán evitar que continúen los brotes de convulsión social que afectaron a la nación en días pasados, que si bien eras justificados por el inconformismo ciudadano, también fueron víctima de la apropiación inadecuada de políticos y ciertos grupos de presión que pretendían imponer una determinada agenda política.
*Miembro de número de la Dirección de Gestión de Territorios.
Dic 1, 2019 | Columnas de Opinión, Gestión de Territorios, Rodrigo Arenas
Por: Rodrigo Arenas
@RodrigoArenasM
El fenómeno de los colados en Transmilenio (TM) se ha convertido en un constante caos para las administraciones distritales y, en general, para el funcionamiento mismo del transporte público bogotano. El gran problema que representa para la seguridad y, en especial para las finanzas del sistema, lo convierte en un tema prioritario para el Distrito pero a su vez en una coyuntura ideal para la anhelada evolución de nuestro sistema de transporte masivo.
Es pertinente que el Distrito continúe aplicando sanciones económicas ejemplares y reforzando las barreras de seguridad en las estaciones. No podemos permitir más casos de violencia en las estaciones que generen consecuencias como el asesinato del funcionario de Recaudo Bogotá Leonardo Licht en 2017. Sin embargo, los esfuerzos no deben detenerse allí, también es pertinente trabajar y analizar el problema como un tema socioeconómico.
Un reciente estudio de la Universidad Nacional dio a conocer que cada 384.000 personas evaden el pago en el SITP [el 15,36% del total de viajes que se realizan a diario (2’500.000)]. El mismo estudio, realizó la caracterización de los colados, identificando seis tipos de ciudadanos que acceden de manera indebida al sistema: Quien accede por oportunidad, por inconformidad, por influencia, por necesidad económica, por costumbre y migrantes nacionales y extranjeros.
La actual gerente de Transmilenio, María Consuelo Araujo, asegura que la empresa invierte cerca de 63.000 millones de pesos al año en la implementación de programas y medidas anticolados. Entre las principales medidas, se resalta la adopción de barreras de control de acceso, puertas anticolados, imposición de comparendos, vigilancia e inclusive la utilización de perros para persuadir a los ciudadanos a no colarse.
Las estrategias se focalizan en el control de acceso y castigo, pero no desde una orilla de incentivos, mejora en la calidad del servicio y trato al usuario. Ante esta difícil situación y considerando cada problema como una oportunidad de mejora, se presentan cinco alternativas para usar fenómeno de colados como la coyuntura perfecta para mejorar todo el sistema:
- Diferenciación tarifaria y modelos de inscripción al sistema
Es justamente el déficit financiero en el que puede entrar el sistema, el que nos obliga a dimensionar la gravedad del problema. Según las cifras de colados presentadas por la Universidad Nacional, serían aproximadamente 1.000 millones de pesos diarios los que deja de percibir el sistema, (esta cifra alcanza para comprar un bus de TM articulado diario, o en un año, para construir 2 hospitales, 4 colegios o para haber pagado gran parte del proyecto de Cable Aéreo en Ciudad Bolívar).
No se comprende cómo no se han implementado tarifas diferenciales e inscripciones por mes, semestre o año, a un costo menor soportado en un ingreso anticipado. A grandes rasgos y a modo de ejemplo, se podría pensar en desarrollar el siguiente modelo tarifario ya desarrollado en otras capitales del mundo como París y Londres:
- Adultos: Tarifa plena, únicamente con incentivo en precio a quienes se inscriban y paguen mensualidad, semestre o año. La tarifa mensual no podría exceder valor de auxilio de transporte.
- Estudiantes (Instituciones públicas o privadas): Reducción en la tarifa, sustentada con el carnet vigente de su institución.
Igualmente, estudiantes podrán inscribirse semestralmente o anualmente en sistema con tarifa especial con sus respectivas matrículas vigentes.
- Niños: Menores de 3 años exentos y menores de 10 años con reducción en tarifa y posibilidad de inscripción mes, semestre o año.
- Tercera edad: Mayores de 65, reducción en tarifa y posibilidad de inscripción mes, semestre o año.
- Persona en condición de discapacidad: Reducción en tarifa y posibilidad de inscripción mes, semestre o año.
- Evolución de los sistemas de pago.
Es momento que los sistemas de pago evolucionen y puedan ofrecer otras alternativas que permitan descongestión en estaciones y facilidad para los usuarios de TM y SITP. Esta solución la abordamos en una columna publicada anteriormente en el Tanque, titulada “¿Quién me vende un pasaje?” en donde propusimos aumentar los lugares de recarga, los medios de pago y habilitar canales digitales para realizar la misma.
Quienes trabajan hasta tarde, los que deciden salir de fiesta o los que realizan cualquier otro tipo de actividad y vuelven a sus casas después de medianoche, están condenados a movilizarse en carro particular, taxi o Uber sin la posibilidad de tener acceso a rutas nocturnas de TM y SITP, que puedan funcionar a modo de ruta fácil. Una ciudad cosmopolita como Bogotá, debe iniciar a dar pasos hacia los servicios 24 horas, empezar con su movilidad sería un gran acierto.
- Rediseño de estaciones y paraderos.
Las estaciones hoy en día no brindan un espacio amigable con el usuario. Es común verlas llenas de gente sin espacio incluso para salir o entrar de ellas. Deben rediseñarse y acoplarse a la demanda actual de usuarios, con más espacio, más canecas de basura, apertura al comercio formal en grandes estaciones y portales (esto da la posibilidad de obtener ingresos adicionales), lugares donde sentarse, baños públicos y mejores accesos para usuarios y sobre todo personas en condición de discapacidad.
Igualmente, la información de rutas y frecuencias en tiempo real debe ser suministrada tanto en paraderos de SITP como en estaciones TM. Actualmente, se está implementando un piloto en carrera 11 entre Calles 100 y 82, con pantallas informativas sobre frecuencias y rutas de SITP, sin embargo, la gran mayoría paraderos y de estaciones no ofrecen tiempos de espera o mapas de las rutas lo que ocasiona incertidumbre y desconocimiento del sistema para nuevos usuarios.
- Reorganización de rutas y frecuencias.
Urge reorganizar las rutas y las frecuencias tanto de TM como del SITP ya que en la ciudad existen diversos puntos en donde se presenta una sobre oferta con rutas muy similares entre buses azules, naranjas o SITP provisionales; por el contrario otros puntos de gran afluencia en la ciudad carecen de una frecuencia adecuada para satisfacer la demanda.
*Miembro de número de la Dirección de Gestión de Territorios del Tanque de Pensamiento AlCentro.
Noviembre, 2019.
Oct 10, 2019 | Columnas de Opinión, Gestión de Territorios, Sebastián Zapata Callejas
Por: Sebastián Zapata Callejas*
@sebastianzc
Hace más de 10 años comencé mi pregrado de Ciencia Política en la Universidad de Antioquia. Por aquellos días, tal vez la frase que más vueltas dio y ha dado en mi cabeza hasta el día de hoy fue la cita que hizo un profesor que presidía la inducción para nosotros -los nuevos alumnos- que aludía a un asunto simple pero fundamental: “las ideologías limitan el horizonte del saber”.
Después de una década y analizando diversas coyunturas que se pueden pensar desde la politología, las palabras de aquel docente me siguen pareciendo demasiado acertadas para un país de caudillos y de un populismo exacerbado como Colombia.
Tal vez el reciente episodio del llamado a indagatoria del expresidente Álvaro Uribe por parte de la Corte Suprema de Justicia -debido a una presunta manipulación de testigos-, es el mejor ejemplo de cómo los colombianos han dejado consumirse por las ideologías en el ámbito de la política.
Llama en sobre manera la atención cómo los sectores allegados al expresidente han convocado a sus simpatizantes masivamente a las calles en defensa del líder del Centro Democrático, a tal punto de que incluso funcionarios de gobierno se han pronunciado sin disimulo en defensa a ultranza del político antioqueño.
Por su parte, las figuras más sobresalientes de la izquierda declaran la culpabilidad de Uribe por diversos delitos y los ciudadanos anti-uribistas también salen a las calles gritando arengas señalando al exmandatario de asesino, narcotraficante y paramilitar. Todos coinciden en condenarlo culpable, sin tener el fuero para ello y anticipándose a la decisión judicial.
En medio de este horizonte de polarización se imponen en la agenda nacional los personalismos. Por el lado del personalismo de derecha sobresale un caudillo que estuvo 8 años como presidente, mientras que de lado de la izquierda se observa un grupo de figuras que quieren fungir con argumentos irracionales como los mayores contrincantes y críticos de Uribe y del uribismo.
Este panorama es bastante complicado para un país como Colombia, si se tiene presente que ese tipo de confrontaciones políticas enmarcadas por el dogma y los juicios valor, hacen olvidar los verdaderos asuntos por los que deberían preocuparse los colombianos y sus autoridades. Recuérdese que por estos días la creación de empleo brilla por su ausencia, no se han podido incorporar de una manera adecuada a millones de migrantes que están llegando al país, se tiene un régimen dictatorial al otro lado de una de las fronteras, no se ha implementado de manera adecuada lo pactado en el proceso de paz con las FARC- EP, los grupos al margen de la ley y las disidencias de los colectivos subversivos crecen como la espuma, entre otros delicados temas.
En este orden, solo queda por traer a colación de nuevo esas palabras de aquel profesor cuando promulgaba que las ideologías limitan el horizonte del saber, esto porque, lastimosamente, pareciese que millones de colombianos están hoy más ideologizados que nunca, convirtiéndose en miopes en lo que atañe a esas cuestiones que van más allá de lo que promulgan o representan sus líderes o todo poderosos ideólogos.
- Miembro de número de la dirección de gestión de territorios.