Feb 7, 2020 | Andrés Felipe Fuentes Velásquez, Columnas de Opinión, Emprendimiento
Por: Andrés Felipe Fuentes Velásquez*
@MarcaAF
Al iniciar un año siempre hacemos propósitos personales, familiares académicos y profesionales, por eso en esta ocasión los quiero invitar para que piensen sobre la posibilidad de desarrollar una idea de negocio o en otras palabras de emprender y así cumplir esos propósitos de año nuevo.
Piensen en que emprender es una oportunidad fantástica para llenar los vacíos que muchas veces tiene la vida y responder a las necesidades de nuestra sociedad. Todas las personas pueden emprender sin importar la edad, el estrato social o la profesión u oficio a la cual se dediquen. Es solo una cuestión de decisión.
Un denominador común en todos los emprendimientos exitosos, sin temor a equivocarme, es LA PASIÓN. Esta premisa la confirma el empresario colombiano Alexander Torrenegra, cuando afirma que, «emprende en lo que eres súper apasionado» y la complementa el neurólogo Español, Francisco Mora, quien plantea majestuosamente que, «sin pasión no se aprende»; estas expresiones definen la diferencia entre triunfar o fracasar en este exigente ecosistema productivo.
Por esta razón, es recomendable para los emprendedores, que incluyan en su léxico del día a día, estos 11 conceptos que serán una guía en la planeación, ejecución, verificación y ajustes de la propuesta de valor que presentarán al mercado, recuerden que como dice Sylvia Ramírez, coach de felicidad, emprender no es Disneylandia, pero cuando recibes los frutos no te cambias por nada ni por nadie, por eso atendamos con detenimiento estos consejos que quiero dejarles basados en mi experiencia profesional:
- Trabajo en equipo de forma multidisciplinar.
- Vocación de servicio.
- Toma de decisiones oportunas.
- Resiliencia.
- Creatividad.
- Innovación constante.
- Disciplina.
- Constancia.
- Capacidad de Soñar y proyectarse a corto, mediano y largo plazo.
- Optimización de los recursos humanos y tecnológicos.
- Conocimiento financiero.
Una vez interiorizadas y puestas en práctica en el diario vivir, se debe pensar, definir y escribir la idea de negocio, solo así, podremos empezar a hacerla realidad. Definido esto, se podrá aplicar a los diferentes beneficios que tiene y ofrece el sector público y privado, ya que sin recursos es aún más complicado el tema, por eso sugiero observar los siguentes canales de financiación.
Uno de los mayores referentes que tenemos en el país es el programa ofrecido por el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA, quien implementó un proceso denominado: Ruta de Emprendimiento, a través del Fondo Emprender, que cuenta con tres fases a saber: i) entrenamiento y elaboración del plan de negocio; ii) implementación del plan y; iii) evolución y seguimiento por parte de un comité de expertos en el tema; todo esto con el fin de que se haga entrega del capital semilla que oscila entre 49 y 149 millones de pesos, de acuerdo a las características del negocio y las bases en su consolidación y proyección.
Otros referentes para aplicar y apalancar nuestros emprendimientos los encontramos con Wayra Colombia, que le apuesta a las startups, INNPULSA, que cuenta con recursos para fortalecer los emprendimientos en funcionamiento, Ventures, Destapa Futuro, Fondo Naranja, también son programas que ofrecen grandes beneficios a quienes le apuestan al emprendimiento. Lo cierto de todo esto es que existen millones de recursos económicos, programas de formación y capacitación de emprendimiento y lo único que hace falta es tomar la iniciativa y aplicar al que más se ajuste a nuestras necesidades y sueños.
Quiero concluir esta breve reflexión, reiterando la invitación para que le apostemos al emprendimiento en el 2020 y dejemos a un lado las excusas que nos alejan de nuestros sueños. Si bien somos estudiantes, profesionales, amas de casa, asalariados o estamos inactivos en el mercado laboral, lo bueno del emprendimiento es que todos cabemos en él. En mi caso, le aposte al emprendimiento periodístico y decidí crear mi propio programa informativo el cual difundo a tráves de redes sociales y el cual denominé: El Radar Informativo. Si son apasionados por el deporte los invito a seguirme en redes sociales.
Por si les queda otra duda, sobre los beneficios del emprendimiento, acá les dejo esta reflexión, es una solución para enfrentar el problema de desempleo en el país. Según cifras del DANE, para el mes de noviembre de 2019, la desocupación laboral llegó al 9.3%, si bien es de un solo dígito, resulta preocupante para el desarrollo económico del país.
*Columnista invitado y Miembro de número de la Dirección de Emprendimiento.
Feb 6, 2020 | Columnas de Opinión, Emprendimiento, José Orlando Morera
Por: José Orlando Morera
Desde que entró en furor la era del conocimiento y en plena revolución 4.0, que consiste en la digitalización de los procesos industriales por medio de la interacción de la inteligencia artificial con las máquinas y la optimización de recursos enfocada en la creación de efectivas metodologías comerciales, se han generado disrupción en operaciones de TI, modelos de negocio, y mercados.
Las nuevas tecnologías han incursionado de manera disruptiva más allá de ser fenómeno o tendencia, logrando cambiar la vida de millones de personas a través de desarrollo como el blockchain como se publicó en un reciente artículo del tanque de Pensamiento Al Centro, así como la robótica, la realidad digital, la big data y la inteligencia artificial.
En ese sentido, la industria 4.0 seguirá siendo protagonista en la introducción de las tecnologías digitales en las empresas, particularmente MiPymes, para lograr interconexión entre los procesos, lo cual establece una serie de retos, como adaptarse a las necesidades y expectativas de demanda, servir al cliente de una forma más personalizada, aportar un servicio posventa uno a uno con el cliente, diseñar, producir y vender productos en menos tiempo, añadir servicios a los productos físicos, crear series de producción más cortas y rentables, entre otros aspectos.
Los proveedores de nube de hiperescala a nivel de infraestructura como servicio (IaaS), plataforma como servicio (PaaS) y software como servicio (SaaS), como Google, Microsoft, Amazon y Salesforce están empezando a integrar estas capacidades en sus ofertas o a ponerlas a disposición como una plataforma para ser utilizadas por terceros, traduciéndose en una mayor oferta de servicios y productos a través de distintas plataformas; en todo este mundo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la conectividad es y seguirá siendo la infraestructura fundamental de los individuos, las empresas y las sociedades.
Es imperativo dejar claro que el avance tecnológico es una realidad imparable, que implica cambios a los cuales tiene que estar dispuestos tanto emprendedores como empresarios y gobierno, todos articulados en un ecosistema en el cual cada participe apalanca y genera tracción para que la economía crezca. Según Internet World Stats, a junio de 2018, el 55,1 % de la población mundial tenía acceso a internet, es decir, 4.200 millones de los 7.600 millones de personas en todo el mundo.
Por supuesto, la universalización y masificación de las TIC han desempeñado un papel clave para dinamizar la sociedad del conocimiento y han permitido la apropiación de la tecnología en distintos sectores, como educación, hogar, salud, movilidad, transporte, bancarización, entretenimiento, justicia, trámites, servicios públicos, entre otros, a través de la innovación y el emprendimiento, contribuyendo a generar oportunidades para miles de ciudadanos y empresas.
En 2019, algunas tendencias que se consolidaron fueron: inteligencia artificial (IA), internet industrial de las cosas (IIoT), sistemas ciberfísicos (CPS), robótica colaborativa (Cobot), Big Data (macrodatos), impresión 3D, realidad virtual y realidad aumentada, desarrollo de nuevas aplicaciones con mayor énfasis en la salud y blockchain. Esto soportado en la electrónica como estructura fundamental del desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones. Así mismo la electrónica seguirá soportando el desarrollo del control de procesos industriales, sistemas electrónicos de potencia, instrumentación y control, diseño y análisis de instrumentación electrónica, microcontroladores y microprocesadores, así como apoyo en el diseño de software para su control, entre otros.
Amén de la investigación, la innovación y el desarrollo, para nadie es un secreto que el sector tecnológico se ha convertido en un interesante y rentable negocio que cada día consigue más adeptos, permitiendo que se consolidaran durante la última década las compañías tecnológicas como las más valiosas del mundo.
Cada día se aparecen nuevas startups, algunas de las cuales logran posicionarse en el mercado. Unas no tan conocidas que están siendo parte de una especie de revolución silenciosa en este negocio, por cuenta de la transformación digital por fuera de la cual nadie se quiere quedar.
Ahora bien, teniendo claro el contexto real de la relación desarrollo tecnológico – económico, vale la pena analizar a su vez el avance normativo en la materia, que resulta incipiente y obsoleto, con el riesgo de retroceso por la ideología ultraconservadora y proteccionista de los sectores tradicionales como en el caso del transporte defendiendo a ultranza la operación del modelo taxi, lejos de comparación con el uso de aplicaciones porque se trata básicamente de dos modelos de negocio diferentes.
Hoy más que guerras entre sectores que nos llevan al estancamiento o retroceder en lo ya avanzado, requerimos aunar esfuerzos para que las voces de los diferentes actores lleguen al congreso y al gobierno, de modo tal que se tracen los lineamientos que nos lleven al establecimiento de una política pública que promueva la creación, desarrollo y fortalecimiento de la industria en general que cobije el emprendimiento y desarrollo de las empresas de base tecnológica; los colombianos demandamos que se genere una dinámica institucional, normativa, económica, social y empresarial que nos permite liderar el proceso de cambio y modernización en la región como otrora en otras áreas.
No es posible que empresas e inversionistas extranjeros salgan espantados del país o decidan obviar nuestro país como destino de inversiones claves para la tracción de nuestra economía y terminemos perdiendo una oportunidad de oro para liderar la revolución industrial y tecnológica en América Latina, además del coletazo que trae consigo desempleo y la negación del derecho a acceder a diferentes servicios de una manera moderna, práctica y eficiente, es un derecho que no nos pueden arrebatar los sectores políticos y que más bien sí estos se pongan a disposición de los ciudadanos para lograr un marco regulatorio progresista y de avanzada.
Entiéndase por emprendimientos de base tecnológica aquellas empresas que se crean sobre la base de la investigación y el desarrollo, en ambientes universitarios o en empresas ya existentes. Este tipo de empresas se caracterizan por tener desarrollos tecnológicos propios, de la empresa o del emprendedor, con un conocimiento específico difícilmente replicable.
Las Empresas de Base Tecnológica e Innovadoras se definen como aquellas unidades productivas que generan valor a través de la aplicación sistémica de conocimientos tecnológicos y científicos, que diseñan, desarrollan, producen o comercializan nuevos productos o servicios. Como en la mayoría de las empresas, las de base tecnológica no son ajenos al riesgo de fracaso que implica el emprendimiento, ante lo cual el desarrollo normativo que se pueda lograr en la materia debe contemplar aspectos como:
- Asesoría, acompañamiento y capacitación gratuita, en áreas cruciales como finanzas, impuestos, marketing, administración y legislación laboral.
- Acceso a mecanismos de financiación con entidades públicas o privadas, inversionistas, incubadoras y otros modelos alternativos, con tasas preferenciales fuera del esquema de experiencia crediticia o reportes negativos en centrales de información.
- Conformación del equipo de gestores emprendedores quienes ayudan a fortalecer y aumentar el crecimiento de estas iniciativas y que por lo mismo requieren un tratamiento especial si se quiere preferencial en materia impositiva.
- Desarrollo de mecanismos necesarios para llevar sus productos o servicios fuera de su país de origen y comercialización en el ámbito global.
*Columnista invitado y Miembro de Número de la Dirección de Emprendimiento.
Ene 30, 2020 | Columnas de Opinión, Emprendimiento, Roxana Méndez González
Roxana Méndez González*
@roxanapaganini
Llegó el 2020 y con él muchos avances a nivel tecnológico, cultural, social, entre otros. Nos encontramos en un punto donde ya no es prematuro pensar en la posibilidad de que los robots no solo se encuentren en escenarios donde deban tomar decisiones difíciles, sino también, decisiones éticas.
Déjenme ilustrarlos con un ejemplo, un automóvil llega a su casa a las 8 am para cumplir con la tarea específica de llevarlo a su trabajo. Usted se sube en el asiento trasero del automóvil, deja su maleta al lado y saca su Kindle para continuar con la lectura del libro que lo tenía tan enganchado la noche anterior. Un viaje rutinario, donde nunca se han presentado inconvenientes en el trayecto, inclusive por la hora hay poca congestión, sin embargo, hoy ocurre algo inusual y terrible: son dos niños que cruzan la calle de manera imprudente sin percatarse de la velocidad a la que va el automóvil, con la viva esperanza de alcanzar a pasar… no hay tiempo para frenar, solo hay una opción y es girar a la izquierda, aunque no es lo más viable ya que una moto se aproxima, otro dato, el automóvil no tiene conductor, solo es usted y la máquina.
Ninguno de los resultados es ético, estrictamente hablando, pero en ese orden de ideas, ¿cuál es el menos ético? Este dilema provocado por los niños cruzando de manera imprudente frente al automóvil es una variación contemporánea del dilema del tranvía, un experimento mental en ética ideado por la filósofa británica Philipa Foot, gran estudiosa de la ética aristotélica, contribuyendo al resurgimiento de la ética normativa, que básicamente consiste en la siguiente situación:
Un tranvía avanza sin frenos y está a punto de atropellar a 5 personas que se encuentran sobre la carrilera, usted está a un lado del camino y tiene la opción de activar una palanca que puede salvarles la vida ya que esta hará que automáticamente el tranvía se desvié, pero, matara a una persona que está en el otro carril. Usted solo tiene 10 segundos para tomar la decisión, si no hace nada, mueren 5 personas, si hace algo, muere una ¿usted qué haría?
Este cuestionamiento ha existido durante décadas y aún divide a los filósofos, específicamente a los utilitaristas, los cuales argumentan que es necesario actuar en pro de la felicidad y el bienestar de las mayorías, sin embargo, ya no es un tema meramente humano, estamos hablando de “máquinas éticas”.
Puede que usted piense que estamos lejos de estos escenarios, pero y si fuera así, ¿por qué el Massachusetts Institute of Technology (MIT), inició un proyecto llamado Moral Machine, donde se evidencia claramente como por medio de los datos de crowdsourcing se pueden entrenar a las máquinas de manera efectiva para tomar mejores decisiones éticas en el contexto de los automóviles autónomos?¿por qué la comisión de ética en Alemania sobre la conducción automatizada muestra especial preocupación por dichos casos y recomiendan programar a las máquinas de tal manera que se priorice la vida humana en todo momento?
A partir de estos planteamientos surgen muchas incógnitas como: ¿qué rol tomarían los humanos en torno a la ética imbuida en los robots? ¿será el gobierno quien decida? ¿sus fabricantes? o ¿propiamente el consumidor? Y de ser así, ¿usted podrá entrar a un concesionario y seleccionar la programación ética del automóvil de la misma manera que el color?
Es un tema inquietante que invita a la reflexión, lo animo a que usted me diga si ha reflexionado sobre la robótica en el futuro y los límites éticos de la inteligencia artificial.
*Miembro de número de la dirección de Emprendimiento.
Ene 29, 2020 | Columnas de Opinión, Emprendimiento, Lizeth Rozo Silva
Por: Lizeth Rozo*
@liz_ddhh
El ser humano sin distinción de raza, sexo, religión, nacionalidad, posición política o económica está protegido por emblemáticos marcos jurídicos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, e importantes instituciones como la Organización de Naciones Unidas, que han surgido a través de la historia como resultado de la necesidad de enmarcar, velar y defender los Derechos Humanos de todos los ciudadanos alrededor del mundo.
No obstante que la misión de estos organismos y estatutos sea la protección y defensa de los Derechos Humanos, no se puede desconocer que estos han sido vulnerados y violentados, a lo largo y ancho del planeta y en diferentes épocas de la historia.
De los eventos que configuran su vulneración han sido víctimas: niños, niñas, adolescentes, hombres y mujeres de todas las edades y estratos socioeconómicos. Al respecto, muchos de los Estados del mundo entero se han pronunciado jurídica y vinculantemente en torno a los Derechos Humanos y en pro justamente de su defensa.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, fue adoptada y proclamada por la Asamblea General en su Resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948, señalando en su preámbulo: “Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad” (Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948, p. 01).
En Colombia, la Constitución Política de 1991 ha sido denominada por académicos y juristas como la Constitución de los Derechos Humanos y de la oportunidad, garantista de un Estado Social de Derecho y de la preponderancia de los derechos fundamentales. Sin embargo, nuestro país se enmarca entre los constantes vulneradores de derechos hacia la mujer, donde se señala que esto obedece a móviles como el conflicto armado y toda clase de violaciones a los Derechos Humanos y fundamentales.
Colombia se enfrenta a un panorama desolador de altos indicativos de violencia, no solo sexual sino psicológica y económica que ameritan una pronta intervención, de cara a su conocimiento, a las garantías de defensa, de reparación, de no repetición y al restablecimiento de los derechos de las mujeres vulneradas, de alguna u otra forma invisibilizadas.
Es menester generar acciones prácticas que le permitan a las mujeres conocer y reconocer sus derechos de forma que sea este conocimiento específico, e incluso aplaquen la violencia económica, generándoles fuentes de ingresos y estabilidad monetaria, como el emprendimiento.
El conocimiento de los derechos fundamentales enmarcados en nuestra constitución y el emprendimiento, como generador de ingresos, surgen como instrumentos de ayuda al empoderamiento para la defensa y reivindicación de todos y cada uno de sus derechos fundamentales, especialmente de aquellos que les han sido vulnerados, en las mujeres no solo víctimas del conflicto armado, sino de toda índole.
*Miembro de número de la Dirección de Emprendimiento.
Ene 20, 2020 | Carlos Andrés Ramírez, Columnas de Opinión, Emprendimiento
Por: Carlos Andrés Ramírez*
Parecen distantes los días donde el universo de personalidades y referentes se reducía a lo que la televisión, la prensa y la radio mostraban. Esos tiempos, mejores para unos peores para otros, ofrecían una estabilidad de la cual casi no queda rastro.
En el mundo moderno, muchos han puesto su privacidad al servicio de los likes y las interacciones, produciendo contenido suficientemente llamativo, no necesariamente de calidad. Quienes hoy en día son personajes anónimos caminando en una acera a medio día pueden ser el día de mañana nuestros referentes, así como pueden pasar en cuestión de minutos del anonimato al desprestigio. Desde futbolistas hablando de economía hasta curas católicos hablando de sexualidad.
De entrada puede parecer un escenario perturbador, pero en realidad lo que la tecnología permitió con esto es mostrar cómo es el ser humano en lo más profundo de su ser. Un animal en búsqueda de la eternidad, la divinidad y la trascendencia. La única especie conocida capaz de moldear el mundo y crear toda clase de fantasías, si su público lo permite.
No tenemos idea de lo que queremos, hasta cuando alguien más no lo muestra. Esto aplica en todas las dimensiones de la naturaleza humana y el marketing lo sabe muy bien. En un periodo muy corto, esta rama ha alcanzado niveles de sofisticación muy altos, procurando hacerse de toda clase de herramientas para entender mejor el inconsciente colectivo y ofrecer a la gente, básicamente, lo que quiere.
Quienes sean ajenos a esta les sorprenderá como en un poco más de 50 años los profesionales del marketing evolucionaron de las encuestas y los Focus Group, al Neuromarketing y finalmente a la inteligencia artificial para entendernos mejor que nosotros mismos. Con esto último, se han ahorrado incluso la molestia de preguntarnos para pasar directamente a entregarnos un producto terminado.
La máxima sofisticación son los productos humanos precisamente, por medio de los cuales se mueven otros productos y servicios, algunos más inútiles que otros, cuya vida útil muchas veces tiene los días contados como bien sucede con cientos de aspirantes a influencers, víctimas ante la imposibilidad de mantener a tope, por suficiente tiempo, los niveles de dopamina de su audiencia y de los algoritmos, si su naturaleza también fuese biológica, desde luego.
Son precisamente estos últimos quienes de a pocos están dictando el rumbo de la civilización, detectan tendencias, mueven masas y deciden que está o no de moda. A medida que los programadores los sofistican, parecen ir por su cuenta y necesitar cada vez menos de sus creadores. Llegado el momento, vale la pena preguntarnos si la especie humana no luchará ya contra la opresión, sino contra la intrascendencia. Incluso en el campo creativo podemos llegar a ser sustituidos por una máquina que, como bien indica Yuval Noah Harari en su libro 21 lecciones para el siglo XXI, musicalmente no necesitará superar a Tchaikovski. Bastará con que lo haga mejor que Britney Spears.
No necesariamente esto será malo. Puede que libere a miles de tareas inútiles para dedicar más tiempo a contemplar el cielo o mirar a los ojos de una mujer bonita. Puede que también, como ha sucedido con WhatsApp y el correo electrónico, nos condene a una vida de eterna conexión laboral, donde nos veamos obligados a contestar un correo urgente de un cliente mientras cuelga nuestra humanidad de un precipicio, tratando de llegar a la cima del Monte Everest. Sea cual sea el escenario, la historia nos dice que la humanidad no se detiene, solo que ese destino es radicalmente diferente siempre y cuando no olvidemos que, como bien dijo Don Draper en Mad Men: “las personas deseamos que nos digan lo que tenemos que hacer, por lo que escucharemos a cualquiera”, incluso, si ese cualquiera solo sea una supercomputadora de pequeños bombillos vibrantes, desprovista de consciencia, escondida en algún lugar de California.
*Miembro de número de la Dirección de Emprendimiento.
Carlos es Administrador de Empresas de la Universidad de la Sabana y Máster en Neuromarketing de la Universidad Internacional de la Rioja. Su experiencia y área de conocimiento abarcan mercadeo, innovación y desarrollo de nuevas tecnologías. También se ha desempeñado como blogger, youtuber y docente. Miembro activo de CEPI.
Ene 18, 2020 | Columnas de Opinión, Emprendimiento, Juan Falkonerth
Por: Juan Falkonerth*
Ante los innumerables avances de la ciencia y la tecnología, la palabra “confianza” va cobrando un valor de incalculables proporciones, a tal punto, que podríamos considerarla como el eje de la transformación digital y social. Esto se explica tan solo con observar el creciente número de usuarios de plataformas digitales, los cuales demandan cada vez por procesos más eficientes y, sobre todo, transparentes. Esto precisamente es lo que brinda la tecnología blockchain.
Esto es posible a través de la blockchain, ya que la base de datos que esta a cargo de varios usuarios, esta contenida en bloques de transacciones descentralizadas y enlazadas entre sí, registrando cada acción que se realice y auditándose por el mismo sistema a través de complejos algoritmos, como bien lo señala Álex Preukschat, en su libro “Blockchain: la revolución industrial de Internet”.
La revolución de esta tecnología consiste entonces, en que varios operadores o usuarios de la base de datos que se auditan entre sí no requieran de un intermediario confiable para dicha labor. Este factor innovador elimina los reprocesos, hace más eficiente el sistema y sobre todo reduce los costos, según lo expresa Emiliano B. Ocariz, en su libro “Blockchain y Smart Contracts, la revolución de la confianza”. Saifedean Ammous, por su parte, revisa varias startups y nos propone tres usos generalizados de esta tecnología: pagos digitales, contratos y bases de datos y gestión de registros, desarrollados en su libro “El patrón bitcoin, la alternativa descentralizada a los bancos centrales”.
Lo más fascinante de esto, es quizá, la descripción que hace William Mougayar, en su libro “La tecnología Blockchain en los negocios, perspectivas, práctica y aplicación en Internet”, en la cual, hace el símil de cuando un usuario “googlea” para acceder a la información de interés en la Internet y como en un ejercicio idéntico podría consultarse y verificarse un sin fin de datos como identidades, títulos académicos, registros y demás; ilustrando la magnitud de la transformación que representa la blockchain.
El docente de la Escuela de Economía de la Universidad Sergio Arboleda, Carlos Meneses, hace también un interesante planteamiento sobre la blockchain, afirmando que es una puesta en marcha de la teoría de equilibrio del reconocido profesor Nash, al señalar que “buenos” y “malos” no tienen incentivos para alterar la información y quedar por fuera del sistema ya que todos quieren beneficiarse de él y le apuestan por mantenerse. Esta se convierte entonces, en otra garantía del sistema compuesto por nodos.
Lo cierto de todo esto es, que la tecnología blockchain no se agota en sí misma y es mucho más que criptomonedas, como usualmente se le conoce o relaciona. Es una industria en crecimiento exponencial y aunque en Colombia su avance es aún incipiente, en América Latina los indicadores son alentadores. Según datos ofrecidos por la Cámara de Comercio de Bogotá, los países de la región que están a la vanguardia son México y Argentina. Para el caso nuestro se espera que el negocio pase de US$4,8 millones registrados en 2018 a US$92,7 millones en 2024. Del mismo informe se desprende que ya se ha puesto en práctica esta tecnología en procesos tales como votaciones electrónicas estudiantiles, registro de propiedad de tierras y registros académicos.
Otro uso de avanzado de esta tecnogía lo encontramos en el país de la samba. En los estados de Bahía y Río Grande del Norte en Brasil, los agricultores quienes hasta hace poco no conocían los dispositivos electrónicos, pusieron en marcha la blockchain para agilizar los procesos de producción, distribución y de negocios, con tal éxito que ahora quieren implementarla para todo. Una muestra de la transformación digital en el campo.
La isla de Malta en Europa, aunque pequeña en extensión es grande en visión y por ese quiere ser la primera isla blockchain del mundo, por esta razón, adoptó un marco legislativo de avanzada que ya permite operar el bitcoin junto con un novedoso sistema transaccional, así mismo, extenderá proximámente estos procesos tecnológicos al sistema educativo, de transporte y hasta el político, para lo cual ya tiene en marcha varios planes pilotos. Ejemplos que resultan inspiradores.
Por eso, cuando se afirma que la puesta en escena de la blockchain puede desatar una revolución tecnológica de magnitudes similares a la registrada con la llegada del Internet, que cambió el mundo, no resulta traída de los cabellos y por el contrario invita a reflexionar sobre el fenómeno que ya esta cambiando el mundo a través de la “confianza” de los datos que navegan en la red y que puede resolver un sin fin de problemas de la humanidad.
Aplicando esta tecnología a varios procesos gubernamentales se tendría un Estado más eficiente y transparente, contaríamos con un sector privado más competitivo y sobre todo, con una sociedad que pueda confiar más en la información de la red que se administra en estos eslabones.
Mi invitación entonces, es para abrirle la puerta a la tecnonogía blockchain y ser un país de avanzada.
*Director de Emprendimiento del Tanque de Pensamiento Al Centro.