Ep. 28 Paro Nacional: análisis de la situación
Retorno progresivo, gradual y seguro: ¿Será que estamos preparados?
Por: Doreidys Escorcia
El 13 de abril en las noticias leí como el Ministerio de Educación sigue haciendo sus recorridos por Colombia, con el fin, de verificar como van las instituciones en los procesos para el retorno a la presencialidad y/o alternancia y por supuesto, estoy de acuerdo con lo que la ministra María Victoria Angulo expone: «La escuela es un entorno protector por excelencia por eso, es imperativo avanzar en alternancia y ésta debe iniciar lo más pronto posible en todos los colegios del país. Los estudiantes, necesitan retornar a las aulas por su salud mental y emocional para volver a socializar y avanzar con su proceso educativo”.
Por su parte, desde los departamentos, los gobernadores han definido en sus decretos disposiciones, teniendo en cuenta, las particularidades de cada ciudad y/o municipios con la finalidad de preservar inicialmente la vida, en Barranquilla por ejemplo, desde la secretaria de Educación realizaron los planes y rutas para un regreso seguro, en los que contemplan cuales son las acciones para que cada institución se acoja y realice sus adecuaciones, en Medellín por su parte sigue con el estudio en casa, sin apartar la revisión de aquellas instituciones que podrían iniciar la presencialidad, en Bogotá, mientras esté la alerta roja se trabaja de manera virtual, al igual que en Cali y en Cartagena.
Ante esto, me surge una duda, ¿Alcanzaremos en el 2021 a retornar por lo menos el 80% de las escuelas?, para solucionar este interrogante, partamos del hecho que la vacunación en Colombia no va como se planteó, donde a nuestros abuelos los devolvieron porque se agotó la segunda dosis, si bien es cierto, no se puede regresar a las aulas si no hay garantías, necesitamos docentes vacunados e inmunizados.
Adicional a esto, se amplio el plazo de inscripción de las instituciones publicas y privadas para inscribir a todo el personal que pertenece a ellas y aun no comprendo como no fue la prioridad para los colegios colombianos este tema, queremos regresar pero tampoco colocamos de nuestra parte. A la luz del día ya todos los colegios, centros infantiles y demás ya debieron registrarse por tanto, el tema ya es esperar nuestro turno y ver como avanzamos en el proceso.
La preocupación viene después, ¿cuándo iniciaremos?, en primera medida regresaremos en un modelo de alternancia, lo que implica muchas cosas para ello, por ejemplo, las instalaciones deben cumplir principalmente con los protocolos de bioseguridad, definir cuantos niños asistirán y cada cuanto, teniendo en cuenta, los espacios y el aforo máximo, revisar la infraestructura física, sensibilizar a padres de familia de la importancia del regreso a las aulas y del cuidado en sus viviendas, diseño del plan de alternancia teniendo en cuenta las necesidades particulares de la institución y planta física, que halla como mínimo en sus servicios agua, entre otras mas.
Pero y entonces como se hará con las instituciones rurales donde no se garantiza este servicio, que pasará con nuestros niños, allí es donde en realidad hay que meter la mano, porque sinceramente no veo como se piensa garantizar en estos lugares los protocolos mínimos de bioseguridad donde la regla No1 es el lavado de manos. Hoy puedo decir con conocimiento de causa, que son estos niños los que más perjudicados se han visto, muy a pesar de que con ellos se aplique la estrategia de “guías de aprendizajes” “talleres” etc., porque con llamadas telefónicas la orientación no se da al 100%, muchos de los padres de niños en la ruralidad son analfabetas y las guías solo sirven para adornar la mesa de comedor, y se que así, muchos niños están quedando sin esa educación de calidad que es de todos.
Ante lo descrito anteriormente, El FOME (Fondo de Mitigación de Emergencias) destinó aproximadamente $92.000 mil millones con el fin de obtener los elementos básicos para los protocolos de las instituciones, no obstante solo el 53% de los colegios podrán cumplir con lo que se exigirá según lo afirma El Primer Estudio Nacional de Salud y Bienestar Escolar, elaborado por Escalando; donde analizaron 915 instituciones educativas en Colombia (oficiales, privados, rurales, urbanos) 28 departamentos y 263 municipios.
Desde esta perspectiva, volvemos nuevamente al inicio e insisto que pasará con el otro 47% de nuestros niños, ¿cómo les aseguramos su derecho por educarse en este caos?
Al respecto opino, que a pesar de ser una urgencia y que soy de las que pide a gritos que volvamos a las aulas, hay que ser consientes que primero que todo está la vida, e indudablemente hay que seguir en la tarea como docentes, continuar esforzarnos más por brindar en las actividades de clases espacios diferentes, movilizando saberes, propiciando el aprendizaje significativo, ayudar a fortalecer la salud mental, unión familiar, ofrecer instrumentos para la regulación de la inteligencia emocional de los aprendices, mantener unidad de criterio desde los lineamientos institucionales con el fin de que sea la columna vertebral para el venidero regreso a las aulas 2022.
En conclusión, veo un 2021 nuevamente desde la virtualidad, donde como docentes no debemos bajar la guardia para generar ambientes virtuales excepcionales, cargados de nuevas experiencias, que los padres de familia sigan colaborando en la tarea de enseñar, cuidarse en casa, fortalecer la crianza respetuosa y desde el gobierno seguir exigiendo esa mirada justa hacia los mas vulnerados, cerrando esas brechas digitales, proponiendo que nuestros gobernantes hagan más inversión hacia esa educación tecnológica, con acceso a las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información.
*Miembro Dirección de Educación
Escuelas cerradas, riesgos latentes para niñas y jóvenes
Por: Liliana María Guaca
La conmemoración del día internacional de la mujer en Bogotá, estuvo atravesada por una multitudinaria marcha hacia la plaza de Bolívar de cientos de mujeres con un mensaje claro en contra del patriarcado; un sistema que históricamente ha generado brechas evidentes entre hombres y mujeres, afectando el goce y la realización plena de nuestros derechos.
Detrás de estas jóvenes que marchaban hay una serie de luchas contra el sistema, contra las prácticas machistas que están tan arraigadas en la cultura del país y que tienen un efecto directo en las trayectorias individuales, educativas y profesionales de las mujeres.
Esta lucha empieza en la escuela; el escenario en el que todos y todas encontramos una oportunidad para materializar nuestros sueños. No obstante, a diferencia de los niños, las niñas tienen un mayor riesgo de abandonar la escuela, de ver truncado su proceso de formación, o en no poder tan siquiera, acceder al sistema de educación pública. Durante la pandemia y frente a la situación propia de aislamiento y cierre de las escuelas, la profundización de las brechas de género aumentó significativamente.
Este es el punto de partida para tomar en cuenta varias recomendaciones de organismos como ONUmujeres y algunas ONGs reconocidas, que adelantan programas educativos en regiones donde las dificultades de las niñas para acceder al sistema y permanecer son todo un desafío. Y no solo nos referimos a aquellas categóricas regiones en donde la desigualdad está naturalizada como algunas zonas del Pacífico o la Amazonía, sino también en las zonas rurales y localidades de Bogotá con mayor nivel de vulnerabilidad socio- económica como Sumapaz, Usme o Ciudad Bolívar.
Según un estudio reciente desarrollado por UNESCO, ONU Mujeres y la Fundación Plan, antes de la pandemia las principales causas de deserción escolar de las niñas en la educación regular están asociadas con la violencia basada en género, violencia sexual, brecha digital, embarazo adolescente/ infantil forzado y trabajo del cuidado al interior de la unidad familiar.
Durante la pandemia el 36% de las niñas y adolescentes que abandonan sus estudios lo hicieron por estas dos 2 últimas causas. Adicionalmente, el estudio deja en evidencia una verdad incómoda: “las niñas que no asisten a la escuela tienen más probabilidades de ser obligadas a casarse o unirse a un hombre.”
En este escenario, en donde aún el sistema educativo distrital y nacional no regresa presencialmente, se pone en evidencia el riesgo exponencial al que se ven enfrentadas las niñas y jóvenes al no contar con una escuela de puertas abiertas, que representa en muchos casos su único entorno protector y garante de derechos. Claramente, existen menos posibilidades de regreso a la escuela por parte de las niñas, se pueden presentar afectaciones graves a la salud física, mental, sexual y reproductiva y por supuesto, la disminución de su participación y recreación en espacios públicos y privados que son fundamentales para su proceso de empoderamiento.
Es clave entonces para los gobiernos locales y regionales entender en primer lugar, que la deserción escolar debe tener un enfoque de género, que no se reduce a identificar cuantos niños y niñas abandonan la escuela, sino entender que las causales, los impactos y las acciones de mitigación para frenarlo deben ser diferenciadas. Existen acciones estratégicas que permiten identificar los riesgos de deserción con enfoque de género en la escuela así:
- En numero de niños frente al de niñas matriculados, por edad y zona (barreras de acceso).
- Recopilación y análisis de datos desagregados por género sobre el comportamiento de la deserción (intraanual- interanual)
- Identificar riesgos de abandono asociado a cargas de trabajo doméstico o tareas de cuidado que impidan su asistencia a clase.
- Sensibilización del equipo docente sobre la identificación de posibles situaciones de violencia de género, de explotacion y/o abuso a las niñas que conforman su grupo a cargo y reportar frente a las autoridades educativas competentes.
- Desarrollo de acciones de articulación interinstitucional con el sector salud para mitigar el aumento de las tasas de embarazo adolescente durante los cierres escolares, que afecten la continuidad de los estudios.
- Frente al desarrollo de las clases virtuales la falta de acceso a dispositivos electrónicos o plataformas de aprendizaje, limita de igual forma las oportunidades de acceso al conocimiento, condición que debería tenerse en cuenta en el marco de estrategias gubernamentales de dotación de equipos.
- Las instituciones educativas deben garantizar dentro de sus currículos contenidos relacionados con el desarrollo de competencias en las niñas sobre el acceso y manejo de las plataformas virtuales en condiciones de seguridad, a fin de no aumentar aún más el riesgo de ser violentadas también a traves de estos medios.
- Desde el mismo hogar desmantelar los estereotipos de género que hoy evidencian una mayor afectacción de las niñas sobre los niños frente a la deserción escolar.
Sino frenamos éstos condicionantes que determinan el futuro de nuestras niñas y adolescentes en el sistema educativo, estaremos condenados a repetir generación tras generación los círculos de la pobreza, en donde vemos mujeres que tuvieron que abandonar los estudios, como madres cabezas de familia, sin educación y con pocas oportunidades de salir adelante. Según Naciones Unidas se estima que, por cada 3 meses que continúe el confinamiento, habrá 15 millones de casos adicionales de violencia de género. Estamos a tiempo para tomar acción y evitar que estas desigualdades sigan minando el camino.
Es urgente y necesario la vuelta a la aulas, no solamente como el cumplimiento del mandato constitucional de garantizar el derecho fundamental a educacarse, sino poder hacerlo en igualdad de oportunidades.
Que se abran las escuelas!
*Miembro Dirección de Educación
Una nueva apuesta para la educación superior en la ciudad: Los nuevos retos del sistema universitario.
Por: Liliana María Guaca
Las universidades durante la pandemia se enfrentaron al reto de transformar sus procesos académicos y administrativos para lograr mantener no solo la matrícula sino también, poder generar procesos pedagógicos acordes a la nueva realidad.
De lo anterior, se desprende la discusión sobre la pertinencia de los contenidos de cara a los cambios tecnológicos actuales, en ese sentido, ¿Los estudiantes están preparados para ellos? ¿Estamos formando a nuestros estudiantes en habilidades y capacidades para enfrentar estos desafíos y los que se desprenden de un futuro laboral cada vez más automatizado?
Según una encuesta realizada por WorkUniversity dirigida a 1.257 estudiantes universitarios, 160 tecnólogos y 82 jóvenes en formación, la deserción para el segundo semestre del 2020 fue entre el 24 % y el 50% a pesar de los alivios en matrícula y diferentes estrategias de retención que han venido desarrollando las diferentes universidades.
Según la citada encuesta los principales factores de retiro del sistema universitario obedecen a dificultades económicas (62,5%), lo complejo que supone mantener las clases virtuales (20,80%), no contar con suficiente Internet ni medios, como un computador (12,50%) o no tener una práctica universitaria (4,20%). A estos elementos se suma que el 58% de la población desertora, fueron estudiantes de los primeros semestres.
Esta cifras ponen de presente, la fragilidad económica en la que se encuentran nuestros estudiantes universitarios. Desertar del sistema para aquel que se encuentra en situación de vulnerabilidad, puede tener un costo mayor que para el que cuenta con el capital, económico, social y cultural para retornar. Lo anterior, debido a factores asociados como ser cabeza de familia, tener hermanos o adultos mayores a cargo o ser el principal miembro proovedor de la unidad familiar a la que pertenece.
Adicionalmente, la alta deserción en los primeros semestres puede obedecer a otros adicionales, como errada orientación vocacional en la educación media que los lleva a transitar por espacios de formación alejados de sus verdaderos interéses y que terminan en un proyecto de vida que no es consistente con su expectativas, con lo que aprendieron y lo que requiere el mercado laboral.
La deserción observada agrava más la situación si tenemos en cuenta el antecedente de la baja absorción de egresados en las universidades que según cifras del Ministerio de Educación para 2018, evidencia que solo el 48,5 % de los estudiantes de colegios oficiales y privados aparecen en los registros de absorción a la educación superior. Esto quiere decir que de 100 estudiantes que finalizaron grado 11, solo 48 ingresaron a la educación superior el año inmediatamente siguiente a la culminación de sus estudios de bachiller y de esos 48, la mitad desertaron en los primeros semestres.
Desde esa perspectiva, la educación superior tiene 2 grandes desafíos: En primer lugar, definir estrategias de orientación, acceso y permanencia articuladas entre niveles, que permitan retener a los estudiantes de manera satisfactoria en cada una de sus etapas y asi lograr la culminación de sus estudios; En segundo lugar, presentar una oferta pertinente, que cumpla con los fines misionales de las universidades en términos de la formación integral pero que también se corresponda con las necesidades laborales del mercado y de la sociedad.
El distrito capital con apoyo de la UNESCO, el PNUD y la OIT hoy se están pensando estos desafíos en conjunto con las universidades a través de una propuesta de modelo de acceso, permanencia y graduación de la educación post-media. Allí se plantea un escenario formativo a traves de las construcción de rutas de aprendizaje diseñadas por los mismos estudiantes, de conformidad con la oferta que actualmente han venido planteando las universidades que decidieron participar de la estrategia Reto A la U, que se desprende de este modelo y que actualmente es desarrollada por la Secretaría de Educación del Distrito.
Esta innovadora propuesta, busca que tanto las universidad públicas como privadas hagan parte de un gran ecosistema de formación que le permita al estudiante, contar con una oferta diversa y pertinente que no se limite a universidad específica, sino que sea el resultado de las elecciones e interéses del estudiante; un sistema que acompaña la construcción de su proyecto de vida y que como resultado de dicha experiencia, pueda contar al final con los conocimientos, capacidades y habilidades necesarias para insertarse satisfactoriamente en el mercado laboral; desarrollando de conformidad con sus elecciones un proyecto de vida más promisorio.
Lo anterior, supone como sistema educativo en conjunto, un gran compromiso por el desarrollo educativo en la ciudad, a través de:
- El desarrollo de estrategias que permitan mayores oportunidades de acceso, permanencia y de calidad en los aprendizajes entre niveles.
- La generación de un camino que le permita a los estudiantes navegar en este escenario a través de créditos, que en palabras mas técnicas representa la construcción y concertación de rutas de homologación conjuntas entre las universidades que hacen parte del sistema.
- Si bien las universidades seguiran siendo generadoras claves del conocimiento cientifico, deben lograr ampliar su mirada sobre lo que hoy representa el mercado y las demandas que este tiene.
- La clara necesidad de actualizacion curricular y de innovacion educativa en el que tendran que entrar las universidades, ya que en este modelo no se está hablando solo de conocientos académicos sino tambien de habilidades para el trabajo.
- Los procesos de acreditación y de mejoramiento institucional serán claves para lograr avanzar en esta dirección y las consecuente alienación que se proyecta entre los diferentes ciclos de formación (universitaria, tecnológica y para el trabajo y desarrollo humano) que toma vida a través de este modelo y que vuelve a traer al estudiante como centro del proceso de formación.
- El rol esencial de regulación y el financiamiento que cumplirá la naciente Agencia Distrital para la Educación Superior, la Ciencia y la Tecnología creada en noviembre del 2020 y su relación o vinculación con la Secretaría de Educación Distrital y con otras entidades distritales.
Para finalizar es importante tener en cuenta que para llevar a feliz término la materializacion de este modelo, el sector productivo tendra que tener un papel más protagónico no solo en lo que tiene que ver con acercar sus necesidades de formación a los currículos, sino tambiénn en plantear articulaciones hacia el empleo más concretas adicionales a una mera práctica profesional.
Sobre este punto, la Ley del primer empleo y la Ley de pasantías son fundamentales Esta ultima liderada por el representante a la Cámara Jose Daniel Lopez y sancionada recientemente por el Presidente de la República, busca romper el cuello de botella que muchos jovenes tenían al no contar con experiencia laboral certificada para presentarse a convocatoria laborales.
Lo anterior, le da posibilidades mayores a los jóvenes universitarios que se les sea renocida esta experiencia y que junto con ésta estrategia de formación propuesta por la Secretaría de Educación, se logre un efecto directo y sistemático sobre el mejoramiento del empleo y la empleabilidad, así como de lucha contra la informalidad y la pobreza en la ciudad.
*Miembro Dirección de Educación
El reto del bilingüismo
Por: Julián Gutiérrez
El artículo 10 de la constitución de 1991 que reconoce la diversidad lingüística de Colombia también abrió la puerta para el desarrollo de modelos educativos bilingües basados en la lengua española y cualquiera de las mas de sesenta lenguas indígenas que se hablan en el territorio nacional. En este sentido los procesos de etnoeducación desarrollados hasta entonces representan una tradición importante de la educación bilingüe en el sector oficial en Colombia. Tomando eso en cuenta, resulta pertinente plantear la pregunta sobre el estado de cosas en lo que tiene que ver con la situación de la educación bilingüe en lengua extranjera en el sector oficial y los retos que enfrenta.
Es importante partir del punto de que ya no tiene sentido seguir haciendo la pregunta por la viabilidad de esta educación en tanto la evidencia apunta tanto a su viabilidad como a su utilidad para resolver brechas de acceso, aprendizaje y calidad educativa en la población. En primer lugar, es importante tener en cuenta que ya existe una masa crítica de experiencias exitosas a nivel nacional con instituciones en Barranquilla y Bogotá que han construido e implementado con éxito modelos educativos bilingües producto del trabajo de sus áreas de lengua inglesa y el acompañamiento por parte de instituciones de educación superior y organismos multilaterales, junto con los avances a nivel de escuelas normales superiores que han desarrollado planes de acción para la implementación de modelos educativos bilingües en horizontes de tiempo de 3, 5 y 8 años.
El trabajo de estas instituciones educativas es a su vez un contraargumento claro y efectivo a la narrativa que sugiere que un modelo educativo bilingüe compromete el desarrollo de las competencias en primera lengua. La evidencia de investigaciones relacionadas con la transferencia de las competencias lectoras y escritoras muestra como los estudiantes aprenden las habilidades de lectura crítica y escritura en su primera lengua para posteriormente transferirlas a la lengua extranjera a medida que su competencia en esta avanza. En segundo lugar, la evidencia también apunta a que el aprendizaje de una lengua extranjera y el aprendizaje a través de esta les permite a los estudiantes desarrollar habilidades metacognitivas, es decir, pueden reflexionar sobre su aprendizaje de tal manera que este sea mas efectivo a medida que pasa el tiempo. Finalmente, la apertura de oportunidades asociada al dominio de una lengua extranjera y la mejora en el nivel de vida que estas pueden representar es una poderosa razón para avanzar sobre lo que se ha construido en los últimos diez años.
Esta exploración general del estado de cosas de la educación bilingüe en lengua extranjera dentro del sector oficial hace necesario pasar a los retos que esta tiene en el momento, identificados gracias al trabajo pionero de las instituciones que han realizado esta apuesta y que cabe anotar, están interrelacionados. En primer lugar y subrayando algo mencionado previamente, es necesario abordar a los procesos de educación bilingüe como procesos de largo plazo a realizar en horizontes de tiempo que pueden ir hasta los diez años. Hablar de un modelo educativo bilingüe va mas allá de definir materias y currículos. Es un proceso que pasa por la selección de contenidos para la construcción de syllabus, la selección de recursos a utilizar y la articulación de ambos con los referentes existentes a nivel nacional (Como por ejemplo el currículo sugerido que ha construido el MEN). Sobre todo, pasa por la construcción de un ambiente bilingüe dentro de cada institución que les muestre a todos los miembros de la comunidad las posibilidades asociadas al uso de una lengua extranjera y que la saquen del aula. Esto mismo apunta al segundo reto: la concepción del bilingüismo como una apuesta institucional en la cual todos los miembros de la comunidad educativa tienen un aporte que hacer, una responsabilidad al respecto y se ven beneficiados por todo el proceso, lo que a su vez implica otro reto: la construcción de un liderazgo por parte de directivos y docentes el cual logre llevar a cabo este movimiento institucional a través del convencimiento del resto de actores en la comunidad educativa (docentes de otras áreas, estudiantes, padres de familia, equipo administrativo) e incluso, actores a nivel territorial y regional (p. ej, secretarías de educación) las cuales pueden apoyar el desarrollo de los modelos educativos bilingües a partir de, por ejemplo, la atención de necesidades específicas y la articulación con otras iniciativas de naturaleza similar.
De esta manera, la construcción e implementación de un modelo educativo bilingüe para el sector oficial termina convirtiéndose en el laboratorio para políticas educativas de largo aliento que puedan trascender consideraciones administrativas y le den un nuevo enfoque a la formulación de estas por parte de actores gubernamentales.
*Miembro Dirección de Educación