¡Mesa de diálogo! El camino a seguir para construir la Colombia de todos

¡Mesa de diálogo! El camino a seguir para construir la Colombia de todos

Por: Pablo Andrés Corredor

Luego del proyecto de reforma tributaria presentado por el Gobierno Nacional, que culminó con la renuncia del Ministro de Hacienda y Crédito Público y ante la inconformidad social que se ha tomado las calles, exigiendo al Presidente Duque una mejor y mayor conexión con las necesidades del país, surge la pregunta: ¿y ahora qué?

Como sociedad que ha sufrido y sigue sufriendo los desmanes de la violencia, debemos hacer un alto en el camino y entender que la violencia, de donde venga, solo genera más violencia y los damnificados de ella somos todos los colombianos. 

Por eso, es clave que en este momento surjan nuevos liderazgos, se creen puentes de diálogo que busquen concertar nuevas políticas, que respondan a esas necesidades que la gente ha expresado en las distintas jornadas de manifestaciones que ha habido en Colombia.

El Estado Social de Derecho se construye todos los días, se forja sobre la base de la participación ciudadana en la construcción de políticas públicas, que respondan a las necesidades del país.

Con esto en mente, es necesario que el Presidente de la República sea el primero en generar esos puentes, instalando una mesa nacional de diálogo, en donde todos los sectores, no solo los partidos políticos, tengan la posibilidad de presentar, de manera respetuosa, sus propuestas. 

Así es, porque es la hora de generar propuestas, de generar iniciativas y llegar a esa mesa nacional con políticas concretas, pero sobretodo viable desde un punto de vista económico y social.

Oponerse, criticar y refutar las propuestas que se presentan desde el Gobierno Nacional, siempre ha sido un camino fácil y muy transitado cuando se trata de ganar adulaciones, pero el verdadero reto es contra argumentar, construir y presentar nuevas propuestas.  

El momento es ahora, para que aquellos que han asumido el liderazgo en este país, se sienten a dialogar y construir, pensando únicamente en el bienestar de la sociedad, sin pretensiones egoístas o protagónicas, populistas o politiqueras, que suelen aparecer a vísperas del inicio de campañas electorales. 

Será indispensable que la sociedad colombiana, en su integridad, se sienta representada en esa mesa nacional de diálogo, por ello se debe velar porque todos los sectores tengan voz y puedan exponer sus ideas. Los gremios, los sindicatos de trabajadores, los partidos políticos, la academia, los líderes del paro, deben estar dispuestos a sentarse y dialogar políticas sensatas, viables y que respondan a lo que el país realmente quiere.  

Sin duda, el llamado principal es a que todos los integrantes respeten y toleren la posición de quienes no piensan igual a ellos, pues de eso se trata una mesa de diálogo, de oír y entender la forma de razonar del otro para que en ese proceso se construyan políticas que respondan a las necesidades de todos. 

La mesa nacional, deberá ser un escenario transparente y público, con una agenda definida por las partes, con un límite temporal claro, pues es evidente que se requieren soluciones de manera inmediata. Para ello, será crucial que quienes participen tengan poder decisorio y representativo, es decir que las decisiones que se adopten en esa mesa si encuentren acogida en el sector que representan.

Así mismo, la mesa deberá ser dinámica, las discusiones deben ser planteadas desde una estrategia de política pública, antes que ideológica. Esta mesa no se debe plantear como un escenario de convencimiento sobre ideas políticas, por el contrario, debe partir desde el reconocimiento del pensamiento diferenciado, para así buscar soluciones integrales.  

Con el fin de obtener de esta mesa una hoja de ruta, se debe empezar por discutir la financiación de programas sociales. En esto hay un camino transitado que debe rescatarse, pues es necesario reconocer que la fallida reforma tributaria tenía una finalidad de financiar políticas sociales que vale la pena mantener, pues sin duda es importante generar y financiar herramientas que permitan superar los estragos que esta pandemia ha generado y seguirá generando y en ese camino el ingreso solidario, la devolución del IVA, la extensión del programa de apoyo al empleo formal y la reducción de impuestos a pequeñas y medianas empresas, son el camino correcto.

El apoyo y acompañamiento de la comunidad internacional es de vital importancia, pues blindará la mesa, les dará confianza a las partes y serán garantes del cumplimiento de los compromisos que de ahí se deriven. 

El primer paso está dado, el Presidente de la República el pasado domingo 2 de mayo, le anunció a los colombianos que retiraba el proyecto de reforma tributaria, así como ha establecido una agenda de encuentros que comenzó con reuniones con instituciones el 5 de mayo, se reunirá con el Comité Nacional del Paro el 10 de mayo, y con estudiantes el 12 del mismo mes, es hora de seguir construyendo, de generar una mayor convocatoria donde se incluya a todos los sectores de la ciudadanía a esta mesa y llegar con la participación de todos a soluciones concretas.

Por lo expuesto anteriormente desde mi postura quiero agradecer a la dirección de Asuntos Públicos y Buen Gobierno de AlCentro por ayudarme en poner este tema en el debate público e invitarlos a todos a entender que el momento de dialogar es YA.

*Miembro Dirección de Asuntos Públicos y Buen Gobierno

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El centro: el valor de las ideas

Por: Daniel Quiroga, María Paz Martínez y Valeria Donado

Nos juntamos 3 politólogos de diferentes edades, especialidades y orígenes. Una barranquillera, una caleña y un bogotano a hacernos una pregunta que varios afirman últimamente, ¿El centro existe?  

Ante esta inquietud decidimos escribir este texto para explicarle a nuestros lectores porque el Centro existe. Debemos empezar afirmando, que es triste oír a colegas discutiendo si hay o no espacio para el centro dentro de la teoría política. Se lo espera de políticos que buscan deslegitimar candidatos que no se radicalizan como parte de una estrategia electoral, pero no a quienes estudian la teoría política. Aquellos que sólo ven izquierda y derecha sufren de algo que se podría denominar “ceguera dogmática”. Esta impide ver los matices ideológicos existentes. 

Cuando nos remitimos a la ideología política, debemos hacer referencia al lugar donde se sentaban las distintas facciones durante la Asamblea Nacional Constituyente en la Revolución Francesa. Desde ahí el mundo ha evolucionado. Hoy las causas y los derechos son otros y sin duda, los problemas nacionales e individuales también lo son. Ante estos nuevos retos, ¿insistimos en decir que todo debe ser blanco y negro? NO, el mundo está lleno de matices. 

El espectro político no es más que una forma de ordenar gráficamente a los grupos y facciones con respecto a ejes conceptuales. Desde hace muchos años se ha venido replanteando la idea de un espectro político unidimensional (derecha-izquierda) y se han adoptado formas que muestren mejor la complejidad de la realidad. Por eso, hoy vemos espectros que tienen distintos ejes y dimensiones en los que los conceptos de los ejes son el grado de libertad positiva/libertad negativa, el grado de urbanidad/ruralidad o el grado de multiculturalismo/nacionalismo. 

No existe un solo espectro político y estos se transformarán de acuerdo con los debates que se den en las sociedades y los clivajes que surjan. Existe gran diversidad de ideas, por lo que parece ingenuo intentar catalogarlo todo en los conceptos de derecha o izquierda. Al final más allá de los conceptos teóricos lo importante son las personas, sus ideas y sus valores.

La incapacidad de los conceptos como “izquierda” o “derecha” para explicar y solucionar problemas cotidianos hace que personas alrededor del mundo busquen más que una ideología para sentirse representados. En Colombia un gran número de personas han venido consolidando el centro. Este centro tendrá tendencias de derecha o de izquierda y sin duda puede también tener diferentes preferencias.

Actualmente, los sectores que se autodenominan de derecha y de izquierda atacan al centro diciendo que no existe, pero en época electoral son los votantes de centro, a los que intentan conquistar para ganar el poder. El centro no existe para los ciegos dogmáticos. Hasta que les es útil. 

Ningún candidato podrá ganar la presidencia en Colombia sin el centro. Se vio claro en las elecciones pasadas que por miedo a la derecha hubo votantes de centro que migraron a la izquierda. Lo mismo pasó a la inversa y el miedo a la izquierda hizo a muchos votar por el candidato de derecha. Esta polarización trae réditos políticos para los extremos quienes buscan generar nuevamente este fenómeno. Sin embargo, es cada vez más claro que los colombianos pertenecen al centro como lo indica la última encuesta de Cifras y Conceptos que afirma que el 53% de los colombianos se consideran de centro, el 23% de izquierda y el 24% de derecha.  

Colombia no es el único que pasa por este debate. La política del señalamiento y no de las propuestas es un virus incluso peor que la pandemia que hemos vivido este año. A medida que pasan los años, olvidamos como durante el siglo XX las ideologías radicales llevaron al mundo a un peligroso punto de difícil retorno. 

Hoy vemos como esas ideologías renacen en Europa y Estados Unidos e impulsan un discurso basado en los estigmas y no en las ideas. Quienes tanto critican al centro es porque basan su política en el señalamiento del otro y terminan por deteriorar el tejido social de sus países, yendo en contra del pluralismo, la diversidad y la inclusión. 

Hay un gran problema con las personas que llegan al poder con estas tendencias tan marcadas: cuando gobiernan están más preocupados por mantener felices a su base y no “traicionarlos”, en vez de gobernar para todo un país. Es difícil ver en Colombia a alguien que gane la presidencia en una primera vuelta, lo que implica que no tendrá un amplio mandato y que quienes lo eligieron en una segunda vuelta lo hacen por consensos. Es ahí el primer error de los políticos, algo que ha sufrido el actual presidente Duque. Creyó que los 10 millones de votos eran de él y ha gobernado para una facción del país, no para la nación. Los problemas del país no son de derecha o izquierda y muchos no nos sentimos representados en los extremos, sus visiones y formas de ver el mundo.

Como sociedad debemos darnos la oportunidad que el centro exista y que sea una alternativa para terminar con la polarización en Colombia. Debemos cuidar que esta oportunidad pueda existir en un país en donde las ideas de centro todavía están en construcción, pero que aporta a la cultura política e incentiva los debates que nuestro país debe dar bajo la premisa de los argumentos y el respeto. 

No podemos permitir que los grupos radicalizados que han vivido de la polarización nos priven de la oportunidad de darle un giro político a nuestro país. Ellos tienen razones para querer evitar la consolidación del centro. En la reciente encuesta de Invamer, los candidatos de centro representan el 43% de la intención de voto en el país para el 2022 y cuando las encuestas únicamente proponen tres candidatos, el centro logra entre el 36% y el 45% de la intención de voto. El centro existe, y puede llevarse las próximas elecciones presidenciales. 

Más que comenzar la campaña de 2022, debemos saber leer al electorado colombiano. Es la tarea de todos quienes participamos en el ejercicio democrático continuar trabajando por una ciudadanía informada y consciente y entender que, entre menos creamos en el centro, más espacio tiene la polarización. 

Quisiéramos terminar esta columna con la reflexión del debate que Colombia merece: un debate que no se base en el discurso del odio, sino en la construcción de las ideas. Un debate que no excluya, sino que invite a la ciudadanía a involucrarse y participar. Un debate donde los políticos no saquen provecho de la demagogia y no desconozcan otras fuerzas. Un debate donde se impongan los argumentos. El deber de construir el centro es nuestro, no dejemos que lo destruyan.

*Daniel Quiroga-Director de Asuntos Públicos y Buen Gobierno

*María Paz Martínez-Subdirectora de Comunicación Política

*Valeria Donado-Columnista Invitada

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¿Por qué es necesario flexibilizar las normas laborales para la reactivación económica del país?

David Rojas, miembro de la dirección de Asuntos Públicos, analiza ¿Por qué es necesario flexibilizar las normas laborales para la reactivación económica del país?

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Cada estado con sus reglas

Por: Ana María Aranguren Aranguren

Desde que tengo conciencia política y conocimiento del sistema electoral de los Estados Unidos comprender la estructura y funcionamiento de su proceso de elección de presidente resulta complejo. Cada cuatro años, escuchamos en medios y a los analistas políticos mencionar: colegio electoral, voto popular, voto por correo, swing states (Estados Pendulares) y pensamos ¿cuentan con una ley electoral?, ¿existe una única autoridad electoral que coordine a todos los Estados?, ¿cómo funciona el voto por correo?, ¿por qué todos los ciudadanos no acuden a los puestos electorales? 

La primera respuesta a todas estas preguntas es, Estados Unidos es un estado federado, en el que si bien existen leyes que rigen a todo el país, los Estados también tiene la capacidad de generar y aplicar su propia legislación, esto se refleja en todos los aspectos que rigen la vida y uno de ellos es la elección de presidente. A nivel nacional cuentan con la Ley Ayude a Votar a América a Votar (Help America Vote Act, HAVA) la cual fue aprobada en el año 2002 después de la experiencia vivida en la elección de George W. Bush y Albert Arnold Gore. 

La ley HAVA (por sus siglas en inglés) les brindó a los estados varios elementos clave para mejorar la administración de las elecciones y que los estados implementen programas y procedimientos como la votación provisional, información sobre las elecciones, base estatal de inscripción de datos de inscripción, procedimiento de identificación de lectores y procedimientos administrativos para querellas. Si bien, estas directrices son de corte federal y permiten un buen desempeño del proceso electoral, sin embargo, los estados son quienes deben definir si permiten el voto universal por correo. 

Mucho hemos escuchado acerca de la votación por correo, algunas veces nos gustaría implementar ese sistema en nuestro país, sin embargo, el poder ejercer el derecho al voto a través del correo es una decisión que se toma nivel estatal. Existen dos formas para votar por correo. La primera forma es voto universal por correo lo cual significa que todos los electores reciben de forma automática el tarjetón antes de las elecciones y la segunda forma es el voto por ausencia en el cual el elector tiene que solicitar el tarjetón por correo para que llegue a su domicilio. En algunos de los estados es necesario justificar por qué se solicita el voto por correo, algunas de las razones son: ser parte del ejército, ser mayor de 65 años, estar enfermo o no encontrarse en el estado donde está registrado para votar.

Sin embargo, la situación de la pandemia, modificó el mapa de la votación por correo, y de acuerdo con el New York Times para este año el 76 por ciento de los votantes estadounidenses podrían votar por correo, con los resultados de las elecciones celebradas el 3 de noviembre, estos estados han resultado decisivos tal es el caso de Pensilvania, Michigan y Wisconsin para la elección de presidente.

Si bien, los resultados de la elección aún están por conocerse, el voto por correo ha resultado ser decisorio y más allá de ser una alternativa para ejercer el derecho al voto, se ha convertido en un mecanismo que acerca a la elección a quienes por diversas razones no pueden llegar a las urnas y sin importar su color político deciden participar. 

*Miembro Dirección de Asuntos Públicos y Buen Gobierno

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El Lobby en Colombia

Daniel Quiroga, Director de la Dirección de Asuntos Públicos y Buen Gobierno, junto con los miembros de la misma: Daniel Mendoza y Pablo Corredor nos comparten su nuevo Documento. Léalo aquí: Position-Paper-Lobby-1
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Las competencias para transformar nuestra sociedad y formar nuestro futuro

Por: Michelle Caballero

El brote del virus COVID-19, ha dejado en el mundo un desafío importante y sin precedentes para las economías y sociedades. La economía global enfrenta su mayor crisis financiera desde el 2008-2009, y mientras contener la epidemia y proteger a las personas es la máxima prioridad, los gobiernos deben encontrar soluciones rápidas y efectivas para hacer frente al impacto económico y social.

Esto ha dejado nuevas soluciones en un mundo que cambia rápidamente y nuevas oportunidades que pueden enriquecer nuestras vidas, al mismo tiempo que alimentan olas disruptivas de cambio en todos los sectores. La innovación y la transformación plantean preguntas fundamentales sobre lo que es ser humano; la crisis global que vivimos nos hace entender que el mundo esta listo para más, y que es hora de crear nuevos modelos económicos, sociales e institucionales que busquen una mejor vida para todos.

La educación tiene un papel vital que cumplir en todo esto, ya que el desarrollo del conocimiento, las habilidades, las actitudes y los valores, permiten a las personas contribuir y beneficiarse de un futuro inclusivo y sostenible. Aprender a formar objetivos claros y decididos, trabajar con diferentes perspectivas, encontrar oportunidades sin explotar e identificar múltiples soluciones a grandes problemas, es esencial en este tiempo.

La educación debe apuntar a hacer más que preparar a los jóvenes para el mundo del trabajo, necesita equipar a los estudiantes con las habilidades que necesitan para convertirse en ciudadanos activos, responsables y comprometidos para navegar por un mundo complejo e incierto. Esto incluye oportunidades de “reskilling”, la certificación de habilidades con base a la demanda productiva de la nueva economía. Es muy importante para la reactivación económica equipar a quienes han perdido o perderán sus empleos con las habilidades que necesitan para poder reinsertarse en el mercado laboral.

Según la información emitida por el Dane, en junio de 2020, la tasa de desempleo en el total de las 13 ciudades y áreas metropolitanas fue 24,9%, lo que representó un aumento de 14,2 puntos porcentuales frente al mismo mes del año pasado (10,7%). La tasa global de participación se ubicó en 60,3%, lo que significó una reducción de 5,8 puntos porcentuales frente a junio del 2019 (66,1%). Entre tanto, la tasa de ocupación fue 45,3%, lo que representó una disminución de 13,7 puntos porcentuales respecto al mismo mes del 2019 (59,0%). Inevitablemente debemos aprender a convivir con el virus y adaptarnos a nuestra nueva normalidad, ya que a este paso morirán más personas de hambre que del Coronavirus.

Los estudiantes que están mejor preparados son agentes de cambio y pueden tener un impacto positivo en su entorno, influir en el futuro, comprender las intenciones, acciones y sentimientos de los demás, y pueden anticipar las consecuencias a corto y largo plazo de lo que hacen. El concepto de competencia implica más que solo la adquisición de conocimientos y habilidades implica la movilización de conocimientos, habilidades, actitudes y valores para satisfacer demandas complejas. Los sistemas económicos de todos los países se enfrentan a demandas que deben ser atendidas de forma inmediata con nuevas competencias y habilidades que deben generarse desde el sistema educativo y surge también la necesidad de generar acciones de políticas publicas.

Hoy más que nunca las habilidades socioemocionales son fundamentales para lograr el éxito, pues estas determinan que tan bien nos ajustamos a nuestro entorno y que tanto alcanzamos en la vida; por esto el desarrollo de estas no solo es importante para nuestro bienestar, sino también para la sociedad. La posibilidad que tenemos como ciudadanos para adaptarnos, ser hábiles, respetarnos, trabajar en equipo, y nuestra responsabilidad social, se están convirtiendo cada vez más en el sello distintivo de una sociedad que funciona.

 

*Miembro Dirección de Asuntos Públicos

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