Un país emprendedor.

Un país emprendedor.

Por: Ignacio Gaitán

Sin duda, este ha sido un año retador. Un año que, de la noche a la mañana, nos cambió las dinámicas y nos puso a ver la vida desde otra perspectiva; a encontrar en las circunstancias adversas la oportunidad de sacar lo mejor de nosotros.

El entorno del emprendimiento no ha sido la excepción. Durante estos meses de aislamiento preventivo, la transformación ha sido la principal característica de quienes conforman el ecosistema. Hemos visto una rápida adaptación, capacidad para ver y entender los problemas y encontrarles una solución.

Ejemplos, hay cientos, como las más de 270 soluciones gratuitas de emprendedores enfocadas en sectores como servicios médicos y/o telemedicina, trabajo en casa, soluciones tecnológicas y provisión de productos y servicios básicos que están disponibles en el sitio web Colombia Emprende e Innova. O, las ideas enfocadas en los 5 retos para la innovación pública que presentamos en la primera Feria Virtual Colombia Emprende e Innova que tuvo lugar los pasados 27 y 28 de mayo, con más de 11 mil asistentes.

Desde iNNpulsa Colombia nos hemos apropiado de las herramientas tecnológicas para, desde la virtualidad, continuar con los proyectos de formación, transferencia de conocimiento, convocatorias y demás programas enfocados en fortalecer el talento y ADN emprendedor que constituyen y construyen la Nación Emprendedora.

Así, la iniciativa CEmprende ahora es CEmprende desde Casa, con cursos y talleres en línea con aliados como la Universidad EAN, Platzi, Amazon, entre otros. Las Emprendetones se están tomando las aulas virtuales con cupos para 80 emprendedores en cada departamento. Para el programa Acelera Región, que lanzamos finalizando el mes de febrero, ya fueron seleccionados 326 emprendimientos, en ocho regiones del país que recibirán la transferencia de conocimiento y las herramientas adecuadas para acelerar sus negocios.

En las zonas rurales, por una parte, recientemente finalizamos la fase de acompañamiento en la formulación y evaluación de más de 500 proyectos productivos de personas que se encuentran en proceso de reincorporación; por otra, está abierta la convocatoria del programa iNNpulsa Agroproductiva, que busca adjudicar recursos de cofinanciación a entidades con propuestas enfocadas en impulsar la comercialización de la producción agropecuaria y agroindustrial de productores víctimas del conflicto armado, por hechos de desplazamiento forzado.

Ahora, desde la perspectiva global, de acuerdo con el estudio del Índice de Condiciones Sistémicas para el Emprendimiento Dinámico, Colombia se encuentra en el quinto lugar en América Latina. Esta es una posición interesante pero que también nos deja varios retos como trabajar por el fortalecimiento del capital social, ya que existe una limitada red de relaciones de confianza entre el emprendedor y actores relevantes dentro del ecosistema, como empresarios, instituciones o potenciales inversionistas. 

Además, es vital crear las condiciones e incentivos para la creación y permanencia de las empresas en el mercado por oportunidad y no por necesidad. Si bien, Colombia cuenta con una elevada tasa de emprendimiento –en 2019 nacieron 309.463 empresas, 2,1% más que en 2018–, no es suficiente contar con un número importante de empresas, es necesario seguir fortaleciendo la base empresarial a través de una política productiva enfocada en escalar emprendimientos con potencial de crecimiento.

Es, en este contexto, que se creó el proyecto de Ley de Emprendimiento ajustado a la nueva realidad del ecosistema y a los desafíos actuales de los emprendedores. Este articulado contempla cinco ejes fundamentales: 1. Facilidades para la creación, funcionamiento y crecimiento de empresas, 2. Acceso de las MIPYMES a las Compras Públicas, 3. Facilidades para el financiamiento, 4. Fortalecimiento de la institucionalidad para el emprendimiento y, 5. Desarrollo de capacidades para el emprendimiento.

En este último punto quiero hacer énfasis. Para llegar a ser una nación emprendedora, debemos potencializar el talento para emprender desde las aulas, pero no en la etapa de formación profesional sino desde las escuelas y colegios para que, desde los primeros años, los estudiantes vivan la cultura del emprendimiento y empiecen a constituir y a consolidar un país emprendedor.

*Columnista invitado por la Dirección de Emprendimiento – Presidente de Innpulsa Colombia

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Un país emprendedor.

“El coronavirus viene de la sangre; no del murciélago”

Por: Iván Mauricio Arrieta

Ramón, al igual que la totalidad de los mamos de la Sierra mantiene estrecha comunicación con los padres espirituales, son ellos quienes confieren responsabilidades para la toma de decisiones que afecten la vida cotidiana de los miembros de su pueblo. En la madrugada del 5 octubre del 2014, Ramón logró sobrevivir a la caída de una poderosa tormenta eléctrica en Kemakumake, la cual acabó con la vida de 11 miembros de su pueblo, entre ellos uno de sus hijos y un nieto, mientras se encontraban deliberando en la Unguma, sitio de reunión tradicional de los hombres.

Al día siguiente, el país se conmovía con las imágenes de las viviendas y sitios ceremoniales de madera y palma totalmente calcinados por el impacto del rayo. Los medios de comunicación nacional reproducían las declaraciones del mamo Ramón aun con el tizne del fuego en su cuerpo, manifestando que el suceso fue un castigo de Shipomba, “padre del rayo”, en represalia por las continuas afectaciones a la naturaleza, tala masiva de árboles, contaminación de fuentes de agua y saqueo de elementos materiales del territorio sagrado. Advirtió en esa ocasión, que vendrían  más enfermedades y sucesos trágicos en la humanidad si no hacíamos caso de las advertencias de los padres espirituales. “El rayo me dijo: le quitamos 11 para que hagan caso, y digan a los hermanitos menores (no indígenas) el mensaje también, si no pagan, voy a volver– dijo.

Iniciando el mes de febrero visité a Ramón Gil en su casa de Gotzezhi, allí me recibió con su afable sonrisa y su acostumbrado reclamo de olvido.  Acostado en su chinchorro me contó que ya casi no ve, ha ido perdiendo su vista producto de una vieja catarata que nunca se trató. Solo ve sombras y algunos colores ya opacos. Aun así, “estoy tranquilo y feliz”- me dijo- “si quedo ciego ya vi lo que tenía que ver”- concluyó.

En cada encuentro con Ade (padre en damana, lengua Wiwa) Ramón, me cuenta  de Sintana, Matuna y kalashé, padres  espirituales del pueblo Wiwa, con los cuales se comunica en extensas jornadas nocturnas a través del zhatukwa, un milenario mecanismo de consulta que utilizan los mamos, el cual logra concertar las decisiones más trascendentales de los miembros de su comunidad con los padres del universo, presentes ahora en las montañas, ríos, lagunas y páramos de la Sierra Nevada de Santa Marta.

No hay un mejor narrador de historias “de antigua” que él, navegando entre los destiempos del positivismo, pero con la circular lógica del pensamiento indígena, acude a los principios del universo para explicar realidades fácticas de la materialidad actual. Ramón despliega una fascinante escenificación peripatética, ahora parsimoniosa, donde imita las voces de los espíritus e inefables expresiones corporales de árboles y piedras, tal cual como ellas le hablan a él, logrando transmitir el mensaje más profundo de las palabras de los mayores, las cuales se encuentran   grabadas en cada rincón del territorio ancestral.

De sus extensos relatos e incalculables entrevistas se ha publicado una amplia variedad de artículos, editado videos y documentales, y se han escrito varias tesis de antropología, tan archivadas ahora, como sus titulares autores olvidaron al viejo Ramón. En general, como los antropólogos nos olvidamos de los indígenas y sus temáticas.

Entre café y hayo conversamos de todo un poco, yo, con mi oído y mi atención afinada tratando de llevar el hilo de los apuntes entre Damana, Kogian, y español, idiomas que maneja a la perfección con vanidosa presunción de desconocimiento. Procuro entonces anotar palabras clave, captando su pronunciación, tratando de no interrumpirlo, para luego acudir a una larga jornada de traducción junto a sus sobrinos y nietos, quienes no le pierden pisada alguna y aprehenden a diario de un sabio invaluable para la memoria del pueblo Wiwa y para el equilibrio del orden natural del universo.

Su relato culminó con afán, como nunca lo había visto, como si algo lo inquietara. Detuvo abruptamente su palabra y el movimiento de la hamaca, interrumpiéndose extrañamente a sí mismo con una pregunta directa: ¿qué se dice en la ciudad del coronavirus? 

Le conté medianamente lo que decían los noticieros. En realidad, para esa fecha no era un tema que inquietara al país, tampoco a mí. Me sorprendió su intranquilidad por el tema: Dicen que viene de China –le dije– parece que en un mercado de allá se comieron un murciélago y de allí mutó la enfermedad. No dije más. El tono de su pregunta me indicaba que tenía más respuestas que incertidumbres al respecto. Te voy a decir algo -inició- a mí me han hecho muchas películas y videos, me conocen mucho, pero los hermanitos menores nunca escuchan bien. Se acomodó sentándose en el centro de su chinchorro. Yo también he comido murciélago-continuó-pero antes pagábamos por eso, es bien sabroso– me contó entre risas.

El coronavirus viene de la sangre; no por el murciélago- inició nuevamente sujetando su bastón de apoyo contra el piso de arena arcillosa– el coronavirus nace por la contaminación de sangre en la tierra y en las fuentes de agua. La guerra, los muertos por violencia mancharon de sangre la tierra, el odio de la violencia afectó el territorio.  Las mujeres van a los ríos con la menstruación, van al mar y se bañan sin problema-continuó su relato mientras subía el volumen de la voz en tono de andanada.

Pudo nacer en China o aquí, porque es la sangre de la tierra la que está enferma-continuó– la gente va a tener relaciones sexuales en lagunas, ríos, madreviejas, y el mar; allí queda sangre de menstruación, sangre de mujer. Eso no va ahí. La mujer cuando tiene menstruación, no puede bañarse en fuentes de agua. La sangre de menstruación alimenta la tierra, para los cultivos, ciclos de lluvia. No puede estar en agua. La enfermedad primero fue espíritu, hace parte de la vida, de la naturaleza.  A la enfermedad hay que pagarle. Tomamos agua sin pagar, comemos yuca, plátano, malanga, sin pagar, pagar en espiritual, cancelar la deuda con la naturaleza” -comentaba sin parar. Cogemos todo de la naturaleza sin consultar con el dueño, con serankwa, hay que pagar a serankwa, quien dejó el legado a los 4 pueblos de la sierra, Wiwa, Kogi, Arhuaco y Kankuamo para que cuidáramos y mantuviéramos el equilibrio. Se paga con tributo, se entrega alimento a la naturaleza, en cuerpo y espíritu. Siempre hay que preservar el espíritu. Si no hay conexión entre espíritu y naturaleza se acaba todo. A través de enfermedad, desastre natural, o simplemente oscurece y no sale más nunca el sol”.

Por primera vez se levantó del chinchorro, dejó a un costado el vaso de café ya vacío, y sujetando su bastón se agarró del canto de la cabuya. Casi no veo, pero me ubico bien-Suspiró profundo; como avecinando un mal presagio.  Luego continuó:

¡El fin del mundo se acerca!  a través de lluvia, enfermedades. La deuda es grande. Hay que pagar, seguir pagando.  Se paga con cuarzos, oro, piedras, tumas. Pero todos esos materiales los han saqueado, los guaqueros sacaron todo. Hay que pagarle la deuda a Mulbatézhumun, madre de la enfermedad. Hay que darle alimento. Cuando no se le da alimento ella viene a cobrar. Hay desequilibrio. Vienen a exigir pago, y no nos dice de donde viene la enfermedad. Por eso hay que pagarle para que nos diga remedio, para que nos vaya diciendo cuál es la cura para las enfermedades. En la misma naturaleza se encuentra el tratamiento, primero está en pensamiento y luego pasa a ser medicina definitiva. Si no lo hacemos así, damos remedio y no sirve, porque no es ese el pago que necesita.

Todos los materiales los desenterraron los guaqueros, sacaron hasta los huesos de nuestros antepasados y los dejaron regados. Vendieron todos esos materiales. La guaquería es como sacarle los órganos a un cuerpo vivo, te sacan todas las tripas y  las riegan por el suelo, todo se infecta.  Nosotros los indígenas hemos venido recuperando esos materiales. Nos toca comprar lo que es nuestro. Comprarlos para volverlos a llevar a los sitios donde les corresponde. Nos toca siempre hacer Isakeshi, un pagamento de purificación, buscando que el territorio se cure, se llene de oxígeno. Hay sitios donde no se puede pensar mal. Si se piensa mal, enferma la tierra, si tienes rabia se enfurece la madre y el padre. Por eso es importante pensar. El pensamiento es equilibrio con la naturaleza y sus mandatos. Todo nuestro mandato está en Duashagaka, hermanito menor dice sitio sagrado. Nosotros decimos Duashagaka que es todo el territorio.

Las sagas (mujeres mayores que ejercen autoridad espiritual) son como la luna, ellas también hacen su pagamento, cantan a Siziwa, madre del agua, danzan a la naturaleza, a las montañas, son escuchadas por todos los animales. Asi como cantan los insectos, las ranas, también cantan las mujeres. Van al mar, cuando las dejan pasar, porque ahora hay que pedir permiso a los dueños de fincas.

Preocupado con el escenario tan complejo producto de las profundas afectaciones en el territorio y sus graves repercusiones, le indago, acudiendo a su estilo directo en las preguntas: ¿Ramón, habrá cura entonces para el Coronavirus? sonríe levemente y vuelve a sentarse en el chinchorro extendiendo un poco sus rodillas, y responde con voz más pausada: La cura la van a sacar los científicos. Eso va a venir hasta acá, como una inyección. Pero después vendrá otra enfermedad peor. Una más fuerte. Porque seguimos sin pagar adecuadamente, seguimos dañando y sacando los elementos de la naturaleza sin permiso. No hemos entendido el valor de cada cosa. De los alimentos, del agua. Hablando estas noches en el zhatukwa la consulta nos dice que esa enfermedad es muy fuerte. Pero que van a sacar cura. Nosotros debemos ir a un sitio en mamanua con un aprendiz de mamo. Ya lo comenzamos a buscar. En este momento no lo tenemos. Debe ser un niño de 6 ó 7 años… La preparación como mamos inicia desde la infancia… los niños aprendices de mamos, son kwiwis. Dijo la consulta que también debe haber una niña. La deben preparar las sagas, ellos son los que oirán espiritualmente a la menstruación, solo ellos la pueden oir, porque no tienen envidia, no tienen celo, no conocen maldad. Ellos oirán al espermatozoide también.

Continuó diciendo: Se necesita oro para devolverlo a la tierra, en Damana llamamos yui, en la tierra se produce el espermatozoide, es el que preña a la madre. Hay millones de personas que están en espermatozoide, animales, árboles. Por eso los mamos antiguos, enseñaban el valor de la espuma, la guardaban y con eso se alimentaban los árboles, se le pagaba a Kalashé, padre de los árboles. Con el pensamiento, sin contaminarse. Ese niño hay que presentarlo en ese sitio, y hacer pagamento con él y las autoridades de los pueblos de la Sierra. Ya los mamos viejos no pueden con las enfermedades que van a venir, porque nos ha tocado muy duro con todo el daño que se ha hecho a la madre. Por eso toca preparar a nuevos mamos de cada pueblo, para que desde niños comiencen a conocer esas enfermedades y encontrar su cura. Eso es lo que dice nuestra ley de origen, eso es lo que dice Shembuta.

Romualdo, un joven Mamo se acerca y le dice en damana que el almuerzo ya está listo. Es hora de comer-me dice Ramón– más tarde seguimos hablando en Matuna – culmina- mientras extiende su brazo para levantarse de su chinchorro.

Desde aquella ocasión no nos vemos. La semana siguiente Ramón viajó a Bogotá junto a su última esposa y su hija, a fin de realizarse la operación que le retorne la vista. Las autoridades indígenas de la Sierra han ordenado el cierre de las vías hacia su territorio, permitiendo únicamente el arribo de personas de la comunidad. Hasta la fecha no se han presentado casos de coronavirus en miembros de los pueblos wiwa, kogi, arhuaco y kankuamos. Cada noche, las autoridades se reúnen para consultar en zhatukwa las acciones que permitan remediar el impacto de la enfermedad y cancelar la vieja deuda con los padres espirituales de la naturaleza. Ramón participa espiritualmente desde Bogotá.

 

*Cronista invitado – Antropólogo

 

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Innovación: Todo por inventar

Por: Juan Baena

Detrás de cada avance y de cada genialidad, hay un proceso de innovación. Mientras escribo estas palabras y mientras usted las lee, millones de seres humanos sueñan y trabajan en ideas novedosas que seguramente cambiarán el mundo.

Los descubrimientos que hoy nos parecen cotidianos, fueron el resultado de mentes que se atrevieron a soñar, a pensar distinto.

Las posibilidades de innovar son infinitas. No estoy de acuerdo con aquello de que “todo está inventado”. Más bien nos falta todo por inventar.

Este es uno de los temas que me han llevado a participar en política.

Desde el Estado debemos propiciar las herramientas necesarias para que los ciudadanos puedan materializar sus ideas y todos nos podamos servir de ellas.

Es un hecho que los países que invierten más en innovación, como es el caso de Corea del Sur, el país más innovador del mundo, el cual destina un 4,3% de su PIB, es decir casi 70.000 millones de dólares a la innovación, generan mayor riqueza, pues encuentran mejores formas de hacer las cosas, lo que los hace más competitivos. Situación que dista mucho del escenario en Colombia, en donde según el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT), la inversión en actividades de ciencia, tecnología e innovación solo alcanzan el 0,61% del PIB.

A pesar de la baja inversión en el impulso de la innovación en nuestro país, se pueden vislumbrar algunas iniciativas que dan cuenta de un ánimo creciente por parte de algunos sectores de avanzar en esta materia, como es el caso de  LABcapital, el Laboratorio de Innovación para la Gestión Pública de la Veeduría Distrital, que se constituyó para robustecer la colaboración entre ciudadanos y servidores públicos y cocrear soluciones para la calidad de vida en Bogotá.

Convencido de que en la innovación hay una herramienta muy poderosa para transformar y solucionar los retos de lo público, durante estos seis meses como Concejal, mis funciones de control político y de actividad normativa, siempre han tenido presente la necesidad de proponer, desde la innovación, ideas que mejoren la calidad de vida de los bogotanos.

En este sentido, durante la discusión del Plan de Desarrollo de la ciudad, logramos eximir de pico y placa a los vehículos híbridos eléctricos, y apoyamos la creación del Centro Distrital de Ciencia, Tecnología e Innovación, el Laboratorio de Innovación Pública, la creación de la Agencia Analítica de Datos, la creación de la Agencia Distrital para la Educación Superior, la Ciencia y la Tecnología y el Sistema Público de Bicicletas.

Necesitamos pensar en grande, y para ello debemos comprometernos a preparar a los más jóvenes. Sus ideas deben ser importantes para la construcción de ciudad. Esto lo he podido ver de cerca en algunos ejercicios de design thinking que he promovido con grupos de jóvenes para ponernos “A la Altura de Bogotá”, identificar los retos más sensibles de la ciudad y construir conjuntamente alternativas de solución. En estos espacios me he encontrado, por ejemplo, con que los jóvenes están pensando que más allá de lo evidente, la falta de solidaridad y de redes de apoyo comunitario que rompan con la indiferencia en Bogotá, es de lo que más adolecemos, y para lo cual proponen diversos emprendimientos sociales de altísimo compromiso.

Bogotá y sus municipios aledaños, tienen unas fortalezas enormes para desarrollar proyectos y emprendimientos innovadores.

Según datos de la Cámara de Comercio de Bogotá, nuestra ciudad está ranqueada en el sexto lugar dentro de las ciudades inteligentes de la región y estamos en el primer lugar en el Índice Departamental de Competitividad de nuestro país.

Imaginemos por un momento si logramos comprometer al Gobierno Distrital con mayores recursos y una mejor institucionalidad para atender y desarrollar proyectos innovadores. El límite es la imaginación.

Las circunstancias que vivimos hoy, nos están demostrando que el camino es la innovación. La necesidad que tenemos de buscar soluciones juntos. De ser más propositivos y menos reactivos. De poner nuestra creatividad al servicio de los demás.

*Columnista Invitado por la Dirección de Emprendimiento – Concejal de Bogotá.

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Pueblo viejo, tierra de promisión en el siglo XIX

Por: William Hernández

Incluso los pueblos tienen su destino, que es una ruleta de la suerte. Ayer este pueblo era el faro de un extenso territorio, y luego por esos golpes del destino sólo quedan las ruinas.

Este es el caso de Pueblo Viejo, municipio del departamento del Magdalena.

En el siglo XVI, un monje de la Orden de Santo Domingo de Guzman, arribó desde Tenerife, España, con el título otorgado por el Emperador Carlos V, como Protector de los Indios. El monje fue Fray Tomas Ortiz y Berlanga, quien además trajo las primeras semillas de guineo, que ahora denominan como banano. A orillas del mar, en donde hoy se alzan las ruinas del próspero Pueblo Viejo, arribó este fraile, y al poco tiempo, vino desde Santa Marta, con un grupo de soldados españoles y fundó este municipio, puerto de barcos europeos y de otros lugares.

Los escombros del magnífico Pueblo Viejo hasta el siglo XIX están situado sobre la isla de Salamanca, territorio que en las postrimerías del siglo XVIII perteneció al Conde de Pestagua, noble criollo de la Villa de Mompox, en el departamento de Bolívar. Mucho aprecio le manifestó Fray Tomas Ortiz y Berlanga a su Pueblo Viejo, puesto que durante siglos era puerto obligado de las embarcaciones italianas, españolas, e incluso de las Antillas. Desde Pueblo Viejo, los inmigrantes europeos pertrechaban los barcos con perlas de la Guajira, añil y palo de Brasil.

A finales del siglo XIX, se establecieron familias que desconocen sus orígenes, y me refiero al mestizaje con las mujeres de la etnia Chimila que desde siglos habían vivido de la pesca y la sal en ese pueblo. En esas playas de sal y esperanza se establecieron los hermanos Giuseppe De Andreis y Rafaele. También la familia Lafaurie hunde sus raíces contando en sus antepasados abuelos de Pueblo Viejo. Los inmigrantes italianos De Andreis vinieron de Génova, mientras que los Lafaurie partieron de Santiago de Cuba, aunque su abuelo tenía orígenes de los pirineos franceses.

Según los cronistas, Pueblo Viejo, o la Aldea Grande, existe desde antes de la llegada de los españoles. En el siglo XVI sorprendió a los conquistadores, la extensión y exuberancia de sus playas golpeadas por un mar de olas muy fuertes. Como Pueblo Viejo no era tan visible para la guerra del contrabando, fuente de ingresos de los gobernadores y altos funcionarios de la Monarquía española, se convirtió en epicentro de prosperidad para los inmigrantes europeos. No cabe duda que las embarcaciones de filibusteros que fondearon en sus playas, transportaran pieles de babilla para la elaboración de las lujosas zapatillas que usaron las princesas y marquesas españolas.

Las autoridades competentes del quehacer cultural de Colombia deberían rescatar la memoria ancestral e histórica de Pueblo Viejo.

En sus playas se libró la última batalla de los patriotas contra los realistas en el territorio de la Provincia de Santa Marta. Este hecho ocurrió el 10 de noviembre de 1820. La desmemoria humana no tiene límites. Los descendientes de los inmigrantes europeos olvidaron que en Pueblo Viejo nacieron sus abuelas remotas. Y a pesar de la bravura del mar, Pueblo Viejo tuvo su esplendor en tiempos del Contrabando.

El Puerto tuvo el nombre de Las Mercedes, y desde allí se almacenaban las mercancías rumbo al Viejo Continente. En el siglo XVI los españoles erigieron la primera iglesia bajo el patronazgo de San José. Por esto el apelativo de San José de Pueblo Viejo.

La tragedia que tuvo como escenario Pueblo Viejo y el corregimiento de Tasajera es consecuencia de este olvido histórico en que se van sumiendo lugares históricos. La economía que floreció en épocas remotas se hizo añicos. Pero esto sucede en muchos lugares. No obstante, en contra de las críticas negativas de la irreflexión colectiva, la tragedia no es propiciada por el vandalismo. Cuando el hambre golpea y no se vislumbra un futuro óptimo, el humano actúa en defensa y alivio de sus necesidades. En los países del Tercer Mundo, a las poblaciones pobres se las cataloga como gestores de violencia. Esto bien se definiría como “discriminación por la pobreza”.

No se debe acusar a los habitantes de Pueblo Viejo. Es irrefutable que la pobreza engendra violencia y tragedias.

 

*Columnista Invitado – Historiador Samario

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Crónica de la Contratación Laboral en época de COVID-19

Por: Daniela Daza

Hace menos de dos años comencé a trabajar en una empresa en la que he aprendido a querer lo que hago, al punto que hoy puedo afirmar que trabajo en algo que me apasiona y me hace sentir activa. Soy consultora 360 grados y ayudo a las empresas a escoger los mejores perfiles personales y profesionales para ocupar sus vacantes; una tarea nada fácil pero supremamente importante para el desarrollo del país. Me especializó en todas las posiciones que hacen parte de la cadena de abastecimiento tales como, VP de Operaciones, VP de Logísticas; Direcciones de Proyecto, Planta, Producción, así como de Calidad y Compras, entre otros.

Todo iba muy bien hasta hace tres meses hasta que llegó el famoso COVID-19. Al principio de la pandemia comencé a ver el panorama tornarse gris para todos los procesos activos que estaba manejando en ese momento. Todos en el Head Hunter compartíamos la misma percepción. De 10 posiciones que tenía abiertas, se congelaron 8. Sin embargo, así no lo crean, pudo ser peor, hubo consultores que se quedaron sin nada, sin ninguna plaza laboral que trabajar.

De ahí que, como podrán imaginarse, las últimas semanas han sido las más críticas para la empresa y para la contratación de personal en general, siguiendo la suerte, o mejor, la mala suerte de la economía. Muchos sectores afectados de la industria, entre ellos el petrolero, el automotriz, la construcción o el textil, se contrajeron sustancialmente, contrayéndose en consecuencia la dinámica de su contratación laboral. De hecho, muchas de las empresas que hacen parte de los sectores mencionados decidieron tomar acciones rápidas, entre las cuales estuvieron: otorgamiento de licencias no remuneradas, suspensión de contratos laborales, vacaciones colectivas, reducciones de salario (entre 20%-30%) y, por supuesto, la congelación de la contratación de nuevo personal. Muchas, inclusive, redujeron los puestos de trabajo para poder disminuir la carga salarial y prestacional, y controlar de alguna manera sus costos fijos.

Sectores como el de Alimentos, Agroindustrial, Agroquímicos, Farma, Logístico y Tecnología son los que están moviendo la economía durante la pandemia y, por lo mismo, las contrataciones laborales. Las áreas de tecnología y/o logística están teniendo un rol muy importante dentro de las empresas durante el COVID-19, ya que son precisamente estas áreas las llamadas a materializar la anhelada “adaptación” o “reinvención” que exige la coyuntura actual.

Por otro lado, la pandemia ha hecho que los departamentos de recursos humanos hayan tenido que adecuarse en tiempo récord y hacer de “toderos” en sus organizaciones.  Son ellos los que han gestionado el manejo de la crisis al interior de las empresas. Son ellos, quizá, los que más han demostrado su capacidad de adaptación, comunicación, resiliencia, y confianza para garantizar una comunicación asertiva a toda la empresa y al equipo colaborativo.

Con la reactivación progresiva decretada por el Gobierno y gracias igualmente a la capacidad humana de adaptación, tengo la percepción de que la industria ya empezó, poco a poco, a despertar. Esta reactivación descongelará la necesidad de las empresas de ocupar vacantes, de continuar adelante con los proyectos que por elementales razones se habían puesto en el congelador, y de implementar nuevas estrategias para reestablecer el negocio y proyectarlo post-COVID-19. Por lo anterior, muchas empresas se están preguntando cuál será la magnitud y las características de la demanda de talento humano en la actualidad y hacia futuro, o cuáles serán los roles o funciones que tendrán que contratar en adelante.

La respuesta a esta pregunta se irá construyendo semana a semana según el avance de las circunstancias; sin embargo, les comparto los nombres de los perfiles más contratados post COVID-19: Kams digitales, Director e-comerce, Director mercadeo-nuevo consumidor, Director de Tecnología, Director logística de última milla, Televentas, Director seguridad y salud en el trabajo y los asuntos relacionados con seguridad laboral y bioseguridad.

 

 

*Columnista Invitada Dirección Temática del Magdalena. 

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«Debemos enfocar las ayudas económicas al sector informal» Entrevista a Francisco Córdoba.

Juan Falkonerth, Director de Emprendimiento de AlCentro, realiza esta entrevista a Francisco Córdoba CEO de NaaS Digital Banking. ¿Qué retos ha generado la crisis de los mipymes?

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