Los números lo confirman: el comercio electrónico en Colombia mantiene su impulso

Los números lo confirman: el comercio electrónico en Colombia mantiene su impulso

Por: María Fernanda Quiñones 

El comercio electrónico constituye hoy un importante motor de crecimiento económico, especialmente para los países en vía de desarrollo como Colombia. Desde el punto de vista de los consumidores, incrementa el bienestar de los individuos en tanto permite el acceso a más y diversos bienes y servicios. Respecto de las empresas, el eCommerce amplía los mercados, reduce la intermediación, disminuye costos operativos y barreras de entrada, e incrementa la competitividad y la eficiencia empresarial.

A lo largo de 2020 tanto empresas como consumidores pudieron experimentar estos beneficios del canal digital y su consolidación como dinamizador de la economía nacional, rol que el sector continúa desempeñando en el proceso de reactivación económica actual. Según el más reciente informe del comportamiento del comercio electrónico en Colombia durante el segundo trimestre de 2021, que realizamos en la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE), el sector en el país mantiene su impulso y la tendencia de crecimiento observada en el primer trimestre del año.

Entre las cifras analizadas, se destaca el aumento en el total de ventas en línea realizadas en abril, mayo y junio de 2021, que alcanzaron los COP 9.95 billones, es decir, se presentó un incremento de 54.9% respecto al mismo trimestre de 2020. 

Al comparar este dato con el del primer trimestre de 2021, podemos identificar un aumento de 16% en las ventas hechas a través de eCommerce, resultado del traslado de las transacciones del canal físico al digital por cuenta de los cierres ocasionados por el paro nacional, el desarrollo de jornadas de ventas en línea como HotSale® y Cyberlunes®, y la recuperación de varios sectores.

Durante el segundo trimestre del año, observamos que las categorías de servicios financieros, otros servicios y tecnología presentaron variaciones positivas en comercio electrónico. Como también lo hizo el sector del turismo, que pasó de tener una participación de 3.4% en enero de 2021 a 6.9% en el mes de junio. Por otro lado, el sector del entretenimiento contribuyó al buen desarrollo de la industria con una variación de 206.4% en junio de 2021, gracias a la reapertura de cines, teatros y otros espacios culturales. 

De igual modo, atribuimos la dinámica creciente en el valor de las ventas en línea a las jornadas de descuentos online que desde la CCCE y con El Tiempo Casa Editorial llevamos a cabo en marzo y junio de 2021. Por una parte, HotSale® alcanzó ventas en línea cercanas a los $368.9 mil millones de pesos del 24 al 26 de marzo, en tanto Cyberlunes® logró ventas por medio de eCommerce de aproximadamente $457.9 mil millones de pesos del 21 al 23 de junio. 

Otro de los hallazgos que vale la pena mencionar es el ticket promedio del segundo trimestre del año, que se situó en COP 109.306, una cifra 8% menor a la de enero de 2021, momento en el que el indicador fue de COP 122.820. Esto significa que los colombianos han cambiado sus preferencias desde la pandemia de Covid-19, dejando de lado los bienes suntuosos para comprar cada vez más productos de menor valor a través de Internet. 

El comercio electrónico, sector que promete crecer 16% en 2021 según estimaciones que realizamos en la CCCE, ha venido a establecerse como un dinamizador de los intercambios económicos cotidianos de las personas. Para favorecer esta tendencia y contribuir con la reactivación económica después de la crisis sanitaria, es necesario trabajar en la inclusión financiera, la digitalización y la confianza del consumidor en las transacciones digitales. Solo de este modo, la industria del eCommerce continuará capitalizándose en el país y aportando al desarrollo de Colombia.

*Columnista Initada – presidente ejecutiva de la CCCE.

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Los números lo confirman: el comercio electrónico en Colombia mantiene su impulso

La importancia de la analítica en el eCommerce

Por: María Fernanda Quiñones 

La analítica cobra especial relevancia en la industria del comercio electrónico gracias a su pertinencia para identificar las tendencias y los cambios en el comportamiento de los consumidores. Lo que permite a su vez, adoptar estrategias para aumentar el rendimiento de las ventas en línea.

Previo al inicio de 2021 se predecía que la analítica sería una de las tendencias del comercio electrónico para el año. El pronóstico ha sido acertado. La analítica se ha convertido en una herramienta cada vez más importante para las empresas y marcas con presencia en Internet, debido a su potencial para comprender los hábitos de compra de los internautas y facilitar la toma de decisiones basadas en datos.

De acuerdo con eMarketer, empresa de investigación de mercado, aunque los consumidores son cada vez más entusiastas al realizar sus compras en línea, el sector presentará un desaceleramiento sustancial en 2021 a causa del regreso paulatino al comercio físico. Según cifras de su reporte “Global Ecommerce Update 2021”, el comercio electrónico mundial se acercará a los $5 billones este año. En Colombia, el crecimiento anual será de 16% comparado con 2020, según estimaciones que realizamos desde la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE).

Para mantener estas perspectivas de crecimiento, la analítica es fundamental. Estas son algunas de las maneras en las que puede impactar al sector del comercio electrónico:

Facilita el conocer al cliente: Los datos capturados permiten conocer quiénes son los clientes, cuáles son sus hábitos de consumo, entender qué desean, los productos que les interesan, sus búsquedas en Internet y cómo conectar con ellos, información de valor en las estrategias de comercialización y comunicación.

Mejorar la experiencia del cliente: A través de la medición y el análisis de los patrones en los datos es posible detectar brechas en las etapas del proceso de compra (descubrimiento, adquisición, conversión y retención) para solucionar los inconvenientes.
Ofrecer experiencias de compra personalizadas: La información obtenida a través de la analítica brinda a las empresas una visión del comportamiento histórico de cada uno de sus clientes. Estos datos favorecen la personalización a escala del proceso de compra, una estrategia que aumenta de 10% a 30% los ingresos y satisface al cliente a largo plazo de acuerdo con una investigación de la consultora en gestión estratégica, McKinsey & Company.

Evaluar los índices de satisfacción del usuario: Tras la implementación de diferentes estrategias, la analítica posibilita entender el nivel de complacencia del cliente con los cambios y adaptar las tácticas en pro de una mayor satisfacción.

Realizar ofertas diferenciadas: Basados en algoritmos predictivos, las empresas pueden recomendar productos y contenidos de valor para cada usuario, mejorando su “engagement” con la marca, en lugar de saturarlos con mensajes y ofertas poco relevantes.

Gestionar eficientemente la cadena de suministro: Predecir la demanda de productos es otra de las ventajas que ofrece la analítica. Analizar los datos demográficos, los patrones de compra e, incluso, las fechas especiales para el comercio es esencial para planificar y administrar el inventario eficientemente, cumpliendo con las expectativas del cliente.

El comercio electrónico es una industria que evoluciona rápidamente con los cambios en los comportamientos de los consumidores y las tecnologías emergentes. Es por ello que la analítica se convierte en un elemento indispensable para reunir datos en tiempo real que favorecen la toma de decisiones en las diferentes etapas del proceso de compra.
Debemos entender la analítica como un aliado para el sector, que transforma el modo en el que opera el comercio electrónico y le ayuda a definir estrategias inteligentes según los cambios del mercado y los nuevos hábitos de consumo.

*Columnista Invitada – Presidente ejecutiva de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico

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El comercio electrónico en Colombia: pieza clave para mantener activa la economía

Por: María Fernanda Quiñones 

Ha transcurrido poco más de un año de pandemia en Colombia desde el primer caso de Covid-19 detectado en el país en marzo de 2020, las medidas adoptadas para contener la propagación del virus y las acciones para hacer frente a la emergencia sanitaria. En retrospectiva, la incertidumbre ha sido una de las sensaciones que ha primado desde entonces: incertidumbre por la capacidad del sistema de salud, por el tiempo que duraría la crisis y por los efectos que inevitablemente tendría sobre la economía nacional.

En medio de este panorama, el comercio electrónico se posicionó como la opción para mantener abastecidos a los hogares, continuar con las actividades económicas a través del canal digital y propulsar los mercados. Durante estos meses se evidenciaron cambios en los hábitos de consumo de los colombianos y una aceleración en los procesos de transformación digital de las empresas, lo que llevó al sector a crecer 30.6% en términos de ventas realizadas a través de eCommerce en comparación con 2019, según el informe del comportamiento del comercio electrónico en el país en 2020 desarrollado por la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE).

A pocos meses de haber iniciado 2021, es oportuno revisar cómo se ha comportado el comercio electrónico en el país, industria que se espera crezca este año 16%, a un ritmo moderado si lo cotejamos con el año anterior.
Hasta el momento se mantiene el impulso del comportamiento del sector observado durante 2020 de acuerdo con cifras del más reciente informe de la CCCE. El total de ventas en línea para el primer trimestre de 2021 fue aproximadamente de 8,56 billones de pesos, lo que se traduce en un aumento del 44,3% respecto al primer trimestre de 2020 y de un 72% respecto al mismo trimestre de 2019.

Durante enero, febrero y marzo de 2021 destacaron categorías como servicios, servicios financieros y servicios públicos e impuestos. Por su parte, la categoría de turismo mostró signos de recuperación en ventas a través de comercio electrónico con una participación de 3,4% durante enero, 3,73% en febrero y 3,66% en marzo de 2021. Cifras alentadoras tras un 2020 en el que el sector experimentó una gran contracción.

El año en el que surgió la pandemia fue la oportunidad para que nuevos usuarios se sumaran al comercio electrónico y realizaran por primera vez compras a través de Internet para adquirir bienes y servicios cotidianos. Quienes ya eran usuarios del canal digital intensificaron sus compras por este medio y adquirieron productos de menor valor. De este modo, la compra de bienes suntuosos pasó a un segundo plano, tendencia que continuó en el primer trimestre de 2021.

El ticket promedio trimestral de las ventas en línea se situó así en $119.195 pesos, representando una reducción de 10% respecto al último trimestre de 2020 y una disminución de 19,2% respecto al primer trimestre de 2020. Esto pone en evidencia un cambio que prevalece en los usuarios de comercio electrónico en el país: el uso de los canales digitales para adquirir bienes y servicios de primera necesidad.

Si bien, el crecimiento del comercio electrónico se ha mantenido en los primeros tres meses de 2021, no muestra repuntes como sí lo hace el índice del comercio minorista, lo que puede relacionarse a la apertura del comercio tradicional y el regreso de parte de las transacciones hechas por Internet al canal físico.

Sin embargo, el aumento en las ventas en línea y en el número total de transacciones digitales, que se han incrementado un 78,7% frente a lo observado en el primer trimestre de 2020, demuestra una mayor adopción del comercio electrónico en 2021 que en años previos, resultado de los cambios inspirados por el miedo al contagio que aún persiste y por una mayor confianza en el sector.
La recuperación económica del país promete ir a paso mesurado. En este proceso, el comercio electrónico es clave al responder a las necesidades de la población en tiempos que siguen siendo de incertidumbre, en tanto se supera la crisis sanitaria y la cotidianidad se acerca a los años sin Covid-19.

La industria ha vivido hasta el momento un buen 2021, con crecimiento y proyecciones favorables. Para continuar por este sendero, las políticas públicas y el abordaje de los desafíos del sector deben ser oportunos para que empresas de todos los tamaños accedan al comercio electrónico y tengan una oportunidad en la digitalización.

 

*Columnista Invitada –  presidente ejecutiva de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE)

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¡Por un mejor Agro!

Por: Alejandro Sáenz  

Colombia cuenta con inmensas oportunidades para impulsar el sector agropecuario, pues dispone de los recursos para ello. El país posee una frontera agrícola de más de 40 millones de hectáreas, siendo catalogado como el sexto país con mayor riqueza hídrica a nivel mundial, su población en el campo corresponde cerca del 30% de la población nacional. Lo anterior motivó a la FAO a nombrar a Colombia como uno de los 7 países con mayor capacidad de ayudar a la seguridad alimentaria mundial. 

Hoy en día, el Estado tiene una deuda histórica con la ruralidad, atribuida a la debilidad de las políticas públicas y de su presencia en estas regiones. Frente a esta realidad, es innegable que el futuro del país y del agro van de la mano; para lo cual es necesario repensar el modelo de desarrollo y adoptar una política agroindustrial, empresarial e incluyente, que se traduzca en políticas estables que propicien la formalidad y la generación de valor compartido. Esto traerá desarrollo, progreso y competitividad en el campo lo cual nos llevará a una anhelada paz donde toda la población nacional se beneficiará.

Los retos del sector tales como un campo con una visión de mercado, seguridad jurídica, despolitización de las entidades, infraestructura, crédito como herramienta de transformación y constante innovación están sobre diagnosticado. Por consiguiente, elnuevo modelo de desarrollo y la política que será planteada requiere como mayor reto un cambio de mentalidad. Es necesaria una mentalidad empresarial que lleve al sector agropecuario colombiano a un sector más productivo y sostenible.

El mundo de hoy requiere una nueva generación de productores capaces de migrar de métodos tradicionales a una agricultura profesional, con la cual se alcancen estándares económicos, sociales y sostenibles de producción. Es por esa razón, que desde Saenz Fetyfomentamos una versión 2.0 del productor, en donde este sea un micro empresario, donde las decisiones se tomen con base a números y no al ojímetro y se reconozca el tamaño del productor no necesariamente por la cantidad de hectáreas que tiene, sino por lo competitivo y sostenible que logra ser produciendo más con menos.  

Cuando los productores alcanzan tasas de crecimiento en su productividad cada vez más altas y sostenidas, se genera un círculo virtuoso con externalidades positivas para la sociedad. Al ser más eficiente, el productor tiene menores costos y mayores ganancias; sus trabajadores logran obtener un empleo de más calidad y mejor remunerado; el consumidor consigue mejores productos a un menor precio; el Gobierno puede recaudar más impuestos para financiar el gasto público y la inversión, y en términos ambientales se generan beneficios por producir lo mismo o más con menos insumos. Ese es el círculo virtuoso que promoveremos, aquel de un mejor agro.

En primer lugar, debemos tener una visión más amplia de lo que es el agro, ya que este se puede vincular con turismo, protección y sobre todo gastronomía. Es cierto que a través del agro producimos alimentos y ahí debemos enfocar las políticas, pero el agro es mucho más que eso, el agro es realmente una farmacia natural en donde los alimentos deben ser la medicina y la medicina los alimentos. Lo anterior significa que a través del agro estamos promoviendo salud y por consiguiente gran parte de las baterías del Estado deben estar enfocadas en este sector que en un futuro proporcionará un 20% – 25% de los ingresos del PIB. Esa es la vocación real del país y debemos aprovecharla y promoverla para obtener desarrollo y progreso en nuestro campo. 

Ahora bien, ¿cómo lograr eso? En la parte macro existen los siguientes grandes retos. El primero de ellos es tener seguridad jurídica para tener certeza de esos predios donde se desarrollarán los proyectos. Lo segundo es tener el crédito como herramienta real de transformación en donde se financien los proyectos productivos más no los sujetos que pidan los créditos. Tercero, el fortalecimiento de la infraestructura es vital para mejorar la competitividad de los productos del campo. Cuarto, y parte fundamental de esa nueva visión es tener una gobernanza adecuada de las instituciones públicas adscritas al ministerio de agricultura.

Instituciones como el ICA son una piedra angular del desarrollo del campo y no pueden estar sujetas a fortines políticos del gobierno de turno. Ejemplos de esa gobernanza en sus instituciones homólogas tales como el SENASA en Perú prueban que es posible. El quinto punto es la innovación, innovación en todos los aspectos, desde los insumos que se utilizan para producir como los modelos productivos utilizados.  

Los insumos, o mejor llamadas herramientas para producir deben estar al alcance de los productores, ya que es a través de ellos y su buen uso es que se logra el aumento de la productividad. Adicionalmente, es a través de esos insumos que podremos producir conservando y conservar produciendo. Con insumos adecuados y de buena calidad, podremos conectar mercados de nuevos productos alimenticios a los productores, debido a que cada vez los consumidores son más conscientes y exigentes con lo que comen. Eso implica transferir a los productores las nuevas tecnologías de agricultura de precisión a través de la extensión de conocimiento para asi poder mitigar los efectos del cambio climático y apuntarle a una sostenibilidad ambiental.

El nuevo modelo propondrá la inclusión de pequeños productores, respetando sus culturas, pero brindando la asistencia técnica y transformación de prácticas para alcanzar mayor productividad, inserción y permanencia en mercados cada vez más exigentes.

Creemos en una visión agro-empresarial, de pequeña, mediana y gran escala según cada contexto, y por eso trabajaremos y apoyaremos a la cadena desde todos los ángulos. Se trata de la profesionalización e industrialización del sector del agro, incluyendo la institucionalidad pública, que aporte de manera creciente al desarrollo de las regiones. Que dicha actividad genere una dinámica empresarial, empleos formales, inversiones en tecnología, rentabilidad y divisas, desarrollo de infraestructura, servicios públicos, y una vida digna para la población de pequeños productores. 

El propósito de este modelo es la transformación del campo colombiano a un agro más sostenible, más rentable, más productivo, más empresarial. El agro debe ser intensivo en conocimiento en dos vías, desde el productor y desde el consumidor. Para eso los centros de investigación de Agrosavia y la Agencia de Desarrollo Rural serán los vehículos para divulgar el conocimiento, por medio de visitas técnicas, charlas, seminarios, días de campo, jornadas de capacitación, foros, webinars etc.

El compromiso de Saenz Fety con Colombia es transmitir nuevas prácticas de cultivo que se basen en una relación de beneficio mutuo para los productores, la academia y la empresa. El contacto diario con los productores ayudará al país en su conjunto a ser más productivo y en el futuro a ser una despensa para el mundo, pues tenemos las condiciones climáticas y también la posición geográfica que permite distribuir los productos en todo el mundo.  

La cadena alimenticia contiene muchos jugadores diferentes. Para crear un desarrollo sostenible en el sector agrícola en Colombia, el desarrollo es necesario a lo largo de toda la cadena. Principalmente, mejorando la cantidad y la calidad en producción y, por lo tanto, colocando demandas más altas a lo largo de la cadena. Al implementar tecnologías más avanzadas, mostrándolas y enseñándolas, los niveles de producción de los agricultores aumentarán; la calidad del producto aumentará; sus negocios crecerán; el consumo colombiano de vegetales aumentará y se abrirán nuevos mercados. Al final, al crear valor compartido, no solo se obtiene el beneficio conjunto, sino lo más importante, la comunidad se beneficia. Esto dará como resultado un ciclo continuo en el que la comunidad se beneficia de las nuevas tecnologías que ofrece este nuevo modelo. 

La idea es producir un producto seguro y de alta calidad que cree un equilibrio perfecto entre el consumidor y el productor; la transferencia de conocimiento ayudará a que la producción y el mercado de frutas y verduras en Colombia se vuelvan más profesionales y especializados, abriendo la oportunidad inmediata de introducir nuevos productos para el consumo local y la exportación a mediano y largo plazo. También ayudará al país a tener más y mejor comida a precios competitivos debido al aumento en la producción. 

En conclusión, un mejor agro nos traerá progreso, desarrollo sostenible y paz. Algo tan anhelado para nuestro país pero que solo se logrará con un cambio de mentalidad en donde la tecnología debe vencer cualquier ideología y donde el trabajo en conjunto entre Estado, academia, empresa privada y comunidades debe ser la piedra angular de la estrategia.

*Columna Invitado

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¿Por qué invertir en Diplomacia Científica sería un gran negocio para Colombia?

Por: Charlie Ruth Castro  

La Diplomacia Científica es una ventana al futuro que permite a los países expandir las fronteras de la innovación, la educación, la investigación y la cooperación internacional. En el último año hemos comprendido dolorosamente que la ciencia, la tecnología y la innovación pueden hacer avanzar o detener el desarrollo de un país y su integración global.
Hacer Diplomacia Científica no es sencillo ni barato, pero sin duda, la pandemia de SARS COV-2 nos ha enseñado, que es más necesaria hoy que nunca. Esta es la primera crisis global que ha afectado prácticamente a todas las personas del planeta al mismo tiempo, pero no va a ser la última en tamaño y efectos. Crisis trasnacionales de escala planetaria como más enfermedades infecciosas, colapso de la biodiversidad y la crisis por el cambio climático empiezan a mostrar serias señales que demandan cambios estratégicos hoy.
En palabras del profesor Joseph Nye (Harvard Kennedy School), la ciencia es una fuente de “soft power” o poder blando, que basada en los pilares de racionalidad, transparencia y universalidad, puede contribuir al mejoramiento de la gobernanza global, el intercambio productivo, nuevas alianzas entre diferentes sectores, el fortalecimiento de lazos de cooperación entre los países, y la formación de coaliciones para el diálogo internacional y la resolución de conflictos.
La Diplomacia Científica propone un fortalecimiento entre los intereses científicos y la política exterior para mejorar el desarrollo de los países a través de la inclusión y el acceso a la educación en ciencias, el constante entrenamiento de talento científico, la generación de infraestructura científica, el acceso a recursos de financiación, y el fomento de nuevas industrias científicas.
Un país que le apuesta al desarrollo científico abre nuevas redes y canales de comunicación global que pueden ser usados para el avance de los objetivos políticos y diplomáticos, creando oportunidades para integrar la ciencia al crecimiento económico, el mejoramiento de la gobernanza, y las conexiones globales.
Actualmente, Colombia necesita un sistema más eficiente de sinergias entre formuladores de políticas públicas, académicos, sector industrial nacional, investigadores que estudian/trabajan en comunidades científicas o académicas en el exterior, think tanks, inversionistas nacionales y globales, y los consulados científicos de países como Estados Unidos, Japón, Suiza, Alemania, México y Canadá. Sin un mecanismo organizado de interacciones y espacios de diálogo e inversión será difícil identificar proyectos e intereses comunes para todos estos actores.
Nadie sabe a qué horas llega una siguiente crisis de salud, desastres ambientales o económicos, pero sí podemos construir un nuevo y mejor sistema resiliente a través de la Diplomacia Científica, y uniendo a todos los actores de interés a través de una red de Consulados Científicos Colombianos, como lo ha sabido hacer Swissnex, la red global para la educación, la investigación y la innovación para la ciencia que a través de sus 20 consulados científicos presentes en los 7 continentes, tiene como fin apoyar el alcance y la

participación de los suizos en el intercambio internacional de conocimiento, ideas, talento y negocios, fortaleciendo el perfil de Suiza como un hub de innovación y liderazgo global.
Pese a que el coronavirus era una amenaza más o menos previsible y anunciada, la inmensa mayoría de países no estaban preparados, y el primer año de pandemia dejó expuesta la desconexión entre ciencia y política exterior. Es hora de que Colombia corrija el camino, y lleve a la ciencia al mismo corazón de la generación de política pública e inserción a la gobernanza global.
Como país, debemos estar en capacidad de capitalizar nuestras desastrosas lecciones, tomar aquello en lo que hemos sido fuertes (a punta de adversidad), y abrirnos a un paradigma nuevo para nosotros, pero suficientemente maduro para países que han sabido

*Miembro Dirección de Emprendimiento

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Desafíos del comercio electrónico en 2021

Por: María Fernanda Quiñones

El covid-19 fue el punto de quiebre del comercio electrónico en Colombia y alrededor del mundo. Desde su propagación en 2020, el sector vivió un crecimiento acelerado, pues los comercios desplegaron sus operaciones a través del canal digital para responder a las necesidades de los ciudadanos en medio de la crisis sanitaria y los confinamientos. Situación que demostró la importancia del comercio digital para los hogares y la economía, así como los desafíos de la industria. 

Tras las cifras históricas en comercio electrónico que nos dejó el 2020, entre ellas ventas por encima de los $20 billones según proyectó Forbes y un crecimiento de aproximadamente 25% al cierre del año de acuerdo con la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico, es tiempo de reflexionar sobre los retos que el eCommerce afronta en 2021:

Mejorar la confianza del consumidor para hacer transacciones digitales: La preocupación por la seguridad de los datos personales y bancarios al realizar transacciones digitales es constante. Aunque la pandemia representó una oportunidad para que numerosos compradores se animaran a adquirir productos por primera vez a través de Internet, disfrutando una experiencia satisfactoria, aún falta confianza en el sector para atraer a nuevos usuarios de eCommerce. 

Hacerle frente a este desafío es un trabajo conjunto. Por una parte, los comercios electrónicos deben invertir en mecanismos y tecnologías para proteger la información de sus usuarios. En tanto los consumidores necesitan apropiar buenas prácticas al comprar en canales virtuales para evitar posibles fraudes. Pasos simples como revisar si en la página web de un comercio hay un candado antes del HTTP, indicando que el sitio web es seguro, hacen la diferencia. 

Acceso limitado al sistema financiero: La inclusión financiera es determinante para el buen desarrollo del comercio electrónico y otras actividades económicas del país. Uno de los medios de pago más utilizados en eCommerce es la tarjeta de crédito, medio con el que cuentan pocos colombianos. De acuerdo con cifras de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico, en 2019 tan solo el 27% de la población adulta había adquirido este medio de pago, lo que impacta los procesos de digitalización.

Frente a esta realidad, otras alternativas de pago están tomando fuerza. Es el caso de las billeteras virtuales y el pago a través de códigos QR. Y es que los hábitos del consumidor han cambiado. Ahora es más conveniente y práctico realizar pagos de manera digital, así lo confirmó el último estudio de Visa sobre tendencias de pago en el que 78% de los encuestados se mostró interesado en utilizar tecnologías de pago online o sin contacto para futuras compras. 

Logística eCommerce: La cadena de valor del comercio electrónico integra diversos eslabones, todos ellos igual de importantes. En relación a la logística hay un gran desafío: responder a las expectativas del nuevo consumidor, un usuario digital que suele realizar compras y transacciones online de bienes básicos y/o suntuosos, que valora las alternativas rápidas de entrega y que desea mantenerse en contacto con quien lleva su producto y calificar su experiencia.

Ante estas demandas, fortalecer la logística en comercio electrónico a través de estrategias de última milla y economías colaborativas es una prioridad.

Poca cobertura en conectividad nacional: La conectividad es un requisito para impulsar la economía. El panorama en el país está marcado por una gran brecha entre las ciudades principales y las regiones apartadas como Vaupés, Vichada, Amazonas, Guaviare, Guainía, Putumayo, San Andrés, La Guajira y Cauca, que para 2019 contaban con 5 o menos accesos por cada 100 habitantes. 

Si bien se ha avanzado en el tema de conectividad, aún hay esfuerzos por hacer en conexiones fijas y móviles. Según la Confederación de Cámaras de Comercio (Confecámaras), en el 65% de los departamentos de Colombia la suscripción a Internet es del 10%. Estas carencias en acceso a Internet impiden la digitalización y el acercamiento de miles de colombianos a las oportunidades que ofrece el comercio electrónico.

Para que el crecimiento del eCommerce sea sostenido y continúe aportando a la competitividad y a la economía del país una vez la coyuntura acabe, debemos enfocarnos en las tareas pendientes, en brindar herramientas para hacer de la comercialización en Internet una experiencia agradable y segura, y en trabajar de manera conjunta, como sociedad, para articular los factores que nos llevarán a una economía digital e incluyente.

*Columnista Invitada

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