Al declararse, por la Organización Mundial de la Salud, que el brote del nuevo coronavirus COVID-19 es una pandemia, esencialmente por la velocidad en su propagación, entre otros aspectos, es una medida, necesaria e incluso obligatoria, quedarnos en nuestras casas. Lo anterior, ha generado cambios en nuestro comportamiento social, que era prácticamente físico y se ha transformado en uno digital. Esto ha generado tal como lo señala, Asomovil y Andesco, un aumento ya casi del 80% del tráfico del internet lo que pondría, sí sigue creciendo en esas proporciones, en jaque la estabilidad de la red.
Este aumento tal como evidenciamos en todos nuestros hogares no se está generando de manera exclusiva por el teletrabajo o las clases por internet, sino que la principal fuente de demanda de banda ancha es el uso de streaming a través de plataformas como Netflix, Amazon y HBO go.
Por lo tanto, el mensaje inicial es que limitemos nuestras ganas de ver muchas series en plataformas digitales, y tengamos como propósito, por lo menos cada uno de nosotros ver un solo capítulo al día. Ver maratones completas de series reduce la calidad del video y limita el uso del internet productivo para la emergencia que vivimos, esto puede generar una crisis en el servicio, a pesar de los grandes esfuerzos de los operadores que como hemos experimentado nos han ofrecidos datos adicionales y lo más importante continuidad y calidad del servicio.
El deber de todos al utilizar el internet, y que somos privilegiados en tenerlo durante este estado de emergencia y confinamiento, es hacer un uso útil y responsable del mismo. Esto no significa aburrirnos sino por ejemplo retomar algunas aficiones como leer libros, jugar juegos de mesa, contarles historias a nuestros hijos, utilizar las líneas fijas para llamadas de voz, ver películas en reproductores de Blu-ray, armar legos, entre muchas otras aficiones, ya que esta en nuestras manos está que las comunicaciones no colapsen en este estado de emergencia.
El internet es usado por todos y debemos tener en cuenta desde el inicio de nuestro día que al usar nuestro celular inteligente, ver un video o consumir algún contenido de alguna plataforma, pensemos que estamos consumiendo y utilizando internet que es necesario para todos.
De igual manera, es una oportunidad frente a las tecnologías tradicionales como la radiodifusión sonora y la televisión abierta para ofrecer programación dirigida a la población joven ,que tal como indican varios estudios, es la más alejada de estos medios tradicionales.
En Argentina por los momentos críticos de emergencia, las plataformas como Netflix están reduciendo su calidad en el streaming, así como YouTube en Europa.
Todos, en compañía de operadores y entes TIC del gobierno, debemos procurar, al digitar un teclado o nuestra pantalla en nuestro celular, que el uso del Internet esté usado responsablemente.
Decía mi abuelo “uno es de donde son sus muertos”, pero después de ir y venir por varias ciudades del mundo descubrí que uno es de donde definió sus costumbres.
Disfrute este espacio, lejos de la política y de radicales posturas. Deje volar su imaginación, olvide por un momento sus deudas, no piense en el trancón, no recuerde la última reunión de propietarios de su edificio, si estornuda no diga que es Coronavirus…
Piense mejor en por qué soy de tal equipo de futbol, por qué escucho tal música, porqué uso Jeans y botas los viernes en la oficina, por qué escucho tal radio, por qué extraña un merengón un domingo, por qué dice que no tiene acento (cuando lo tiene y además es una machera!), por qué le encanta hacer filas hasta para comprar hamburguesas en una época del año, por qué pita en todo el trancón de regreso a casa, por qué compra pan calentano en vez del tajado, por qué cierra todas las ventanas de su apartamento, por qué pasa por el lado del vecino y no saluda, por qué dice “Veci” si ni conoce a los suyos. Pregúntese si estas costumbres son normales o si hacen parte de su actitud bogotana.
Si ya está listo, recorramos juntos Bogotá, la ciudad donde nació o donde llegó a vivir. Reconozca sus espacios, sus esquinas pero sobre todo reconozca esas costumbres que definen esa identidad única, el sentir bogotano.
Del Chirriado al rechimba:
Lejos han quedado aquellos bogotanos de abrigo, sombrero y paraguas. Olvidadas han quedado las expresiones que nos definían como rolos divinamente. Los sabores casi extintos de la changua, la milhoja, el postre de natas y el merengue. ¿A dónde fueron a parar todas esas costumbres que nos definieron como bogotanos? ¿Las tardes grises disiparon en soleadas esquinas? ¿Guardamos el sombrero y el paraguas para ser adictos a las gafas oscuras?
Algunos afirmarán que ser propio de un lugar se logra con el nacimiento, otros discutirán que para ser de un lugar hay que ganarlo y otros simplemente dirán “yo soy de aquí”.
Este es un espacio para reconocer esas acciones repetitivas que se convierten en costumbre y que al hacerlos parte nuestra, lo definimos como Identidad. Bajo la atenta mirada de una ciudad, gris soleada, con gafas y sombrero pero que nos etiqueta como propios de aquí: ¡Bogotanos!
Y no solo el sombrero fue reemplazado por las gafas oscuras, las expresiones tomaron distancia unas de otras. No niegue que siente nostalgia cuando escucha a alguien mayor, sus padres o abuelos decir con elegancia y poca gesticulación: “divinamente, chirriado, sobado, fregado, carachas, caray, chinazo, lloviznita, aguacero el macho, los gamines esos de Millo…, el guache ese de Sant…, peor aún si usted llegó a Bogotá y le dijeron “gente divinamente de tierra caliente”.
Todo eso quedó en el recuerdo, en la mente colectiva de la ciudad. Cada costumbre es a su época como el Renault 12 a paseo de los 80s. La expansión de la ciudad, la adopción de muchas expresiones, extranjerismos hicieron sus aportes a nuevas expresiones. Muchos dicen que esa elegancia cachaca se perdió por la rudeza de la ciudad, quizás sí, quizás no, porque los problemas son similares desde hace varias décadas: movilidad y seguridad.
Si usted siente escalofríos cuando escucha a sus hijos saludarse de “que se dice perrito” imagine lo que sintió su papá cuando le escuchó a usted decir “que hubo marica” o la cara de mi abuelo cuando mi mamá dijo “carajo”.
Bogotá Centro Internacional. Autor Felipe Poveda
Bienvenidos a Bogotá:
Si usted caminó por la carrera 7ma y no sintió una electrizante ciudad frente a usted, déjeme decirle que aún no es bogotano.
De la Bogotá del siglo XX quedan las casas de Palermo y Teusaquillo, algunas panaderías, dos equipos de futbol, Melodía Estéreo y uno que otro bolardo. La ciudad es un ente vivo, que crece, se transforma y crea nuevos escenarios perfectos para cualquier persona que se sorprende con la sencillez de una esquina, una librería, un bar y que en medio del trancón se siente orgulloso de su ciudad.
Es imposible pensar que los movimientos urbanos que regían las décadas pasadas sigan existiendo hoy: coca colos, sardinos, punketos, hipies, metaleros, grunchos, technos, etc. La razón es sencilla, la ciudad creció, nosotros crecimos y nuevas costumbres fueron adaptadas a la ciudad.
De esos tiempos en que literatos y artistas hacían discursos románticos (y muy acartonados) es cada vez más difícil que sigan existiendo. La ciudad tiene nuevas formas de narrativa, mas inclusiva, menos distintiva entre clases y ciudades de origen. El arte incluso salió de la galerías y de los cocteles a las calles y los jóvenes reconocen nuevas corrientes como el Street art en algo muy bogotano. El Graffiti se lavó la cara y se convirtió en una muy social causa artística.
Es muy normal que cualquier persona pueda decir con correcta pronunciación el nombre de su canción favorita en inglés, algo que hace 20 años atrás era casi exclusivo de presentadores de televisión y locutores de radio. La clave: La Movilización y el deseo de Globalización.
Ahora es más común que cualquier persona conozca al menos un país diferente al nuestro y los antiguos paseos de olla a la Sabana y Girardot fueron reemplazados por aventuras playeras, deportes extremos en montañas y ríos y una internacional experiencia hostel.
Poner de acuerdo a los bogotanos es algo que pareciera imposible, diferentes equipos de futbol, diferentes gustos musicales, diferentes sabores gastronómicos, diferente ropa, diferente postura política, diferentes forma de conducir, diferentes puntos de vista de Transmilenio, pero sin lugar a duda una sola cosa nos define realmente como bogotanos: El Frío.
Toda ciudad tiene algo propio que la hace única, su forma de contar las cosas, la forma en que nos desplazamos en medio de ella, las palabras que usamos, los colores que vestimos y obviamente lo que comemos. Pregunte cuantos bogotanos prefieren la changua a una Arepa Venezolana de la esquina del barrio, se sorprendería bastante.
En esa misma pregunta, indague como toman el tinto, como pasamos de la greca al Nespresso, del tinto con panela al Cappuccino.
Somos actores que aportamos a ese sentir ciudadano, participes de la construcción de una nueva Bogotá y diseñadores de lo que será una futura Bogotá.
Diariamente llegan a Bogotá miles de personas provenientes de cualquier punto geográfico del país, migrantes en medio de la crisis venezolana, atraídos por Universidades o la búsqueda de una oportunidad laboral. Todos aportan algo nuevo a la ciudad y finalmente adoptan una particular “actitud Bogotana”.
Que define mi identidad en la ciudad más allá de los rasgos que aunque colectivos nos hagan sentir únicos. Esto solo lo define el sentido de pertenencia; puedo ser de Santafé, de Millonarios, mamerto universitario, militante conservador, rumbero de regaetton, fashionista de Chapinero, escritor de Ciudad Bolívar, Metalero de Galerías, Fotógrafo de la Ciudadela Colsubsidio, filósofo de la Nacho, Galerista de San Felipe, una eminente mujer Trans, un político, una acérrima activista, puedo ser todo lo que quiera en esta ciudad pero lo que nos une es que somos bogotanos, nacidos o llegados, desarrollamos un sentido de pertenencia: soy de aquí, esta es mi casa, este es mi escenario en el cual soy único.
Sienta la nostalgia de una calle bogotana, llena de recuerdos que lo acompañaron en su juventud, su primer concierto, su primera cita, su primera fiesta, cosas positivas que fijaron un momento en un espacio de la ciudad.
Recórralo nuevamente, fije una visión de cómo quisiera seguir viéndolo. Identifique sus problemas y propóngase posibles soluciones, así sea en su utópico pensamiento. Quien quita y más personas piensan igual que usted y algún día ese pensamiento llega a su representante, alcalde, y lo convierta en realidad. Pero lo peor que podríamos hacer es olvidar, decir “yo no vivo por allá, yo no paso más por esa calle, ese no es mi problema”. La indiferencia es la puerta a perder lo nuestro, a dejar atrás nuestra identidad.
Haga el ejercicio, recorra el barrio donde creció. Recuerde eso que en su momento fue clave para el desarrollo de su personalidad y lo que lo definió como parte de una ciudad.
Una vez de vuelta en la realidad, acercándonos a ese concepto de que es ser bogotano, disfrutemos de todo eso que nos hace únicos, que nos acerca como comunidad, tengamos en cuenta lo más importante: Ser Bogotano es ser tolerante, es abrirnos a diferentes universos que conviven en nuestra ciudad, algunos quizás no sean de su simpatía sin embargo deben convivir en el mismo cielo, bajo la blanca estrella que alumbra los Andes.
Texto y fotografías por Felipe Poveda Herrera. Bogotá, Marzo 2020
La generación de energía eólica y solar se está expandiendo en todo el mundo a tasas récord. Afortunadamente, los gobiernos están considerando este aspecto en sus políticas públicas (en Colombia la llaman Transformación Energética).
Permitir que más personas obtengan su electricidad de fuentes limpias y renovables como nunca había pasado, es una gran noticia. Lo más importante es que aún se puede hacer mucho más. Como expliqué en un artículo anterior, la captura y almacenamiento de carbono (CAC) es una de las tecnologías que se pueden aprovechar más.
Al invertir en innovaciones energéticas podemos aprovechar más eficientemente nuestros recursos escasos, lo que ayudará a acelerar la transición de los combustibles fósiles a un futuro de electricidad sin carbono, confiable y asequible.
La energía limpia es un punto clave; pues la generación de energía eléctrica y térmica es el mayor contribuyente al cambio climático, responsable del 25 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Con energía limpia no solamente podríamos iluminar nuestros hogares, también con esta energía se impulsarían los otros sectores de la economía que producen el 75 % de las emisiones de gases efecto invernadero. Pensemos en carros y autobuses eléctricos, sistemas de calefacción y refrigeración y fábricas de productos donde se utiliza esta energía.
Entonces, aquí viene la pregunta clave: ¿Qué se necesita para alcanzar la meta de generación de electricidad sin carbono? El primer desafío es el más común y obvio. Se necesita aprovechar el poder del sol y el viento. Gracias a la caída de los precios de los paneles solares, las turbinas eólicas y otras tecnologías, el despliegue de los sistemas de energías renovables es más asequible que nunca.
El segundo desafío, el que se enfoca en la causa del problema, es el más complejo y del que menos se habla. Necesitamos grandes avances en las tecnologías que nos permitan suministrar energía limpia a las redes eléctricas, incluso durante los días nublados, sin viento y en la noche. Para alcanzar cero emisiones de carbono, debemos encontrar como respaldo una manera de utilizar más fuentes de energía limpia. No existe una solución única y mágica para este problema.
Lo que se requiere para los próximos años es una combinación diversa y flexible de soluciones y varias herramientas para respaldar la generación de energía acorde a las exigencias del futuro. Algunas de estas soluciones ya existen, otras deben ser más estudiadas. El almacenamiento de la energía es un desafío enorme, vemos como la tecnología en este campo no avanza al ritmo que quisiéramos.
Por ejemplo, aunque las baterías de ion de litio son cada vez más económicas, su impacto en el medio ambiente es discutible. Otro camino puede ser la combinación de la tecnología de captura y almacenamiento de carbono (ver artículo: Una tecnología para combatir las emisiones de CO2) junto a la energía nuclear.
Sin embargo, la energía nuclear, a pesar de ser una de las fuentes más eficientes, ha venido frenando su crecimiento por los altos costos de seguridad e inversión que demanda. Aunque las emisiones globales de gases de efecto invernadero aumentaron el año pasado, sigo siendo optimista. A medida que conozco todas las nuevas ideas para enfrentar posiblemente el mayor desafío de la humanidad, tengo la plena certeza de que podemos construir un futuro sin carbono.
*Miembro Dirección Tecnologías de la Información y Comunicaciones.
El Gobierno del presidente, Iván Duque, se encuentra haciendo su mejor esfuerzo por que el virus Covid 19 afecte en la menor medida de lo posible la salud de los colombianos, así como en el futuro, su situación económica. De eso no me cabe la menor duda. Y aunque no nos encontramos aún, en el momento en que la llamada curva de contagios se ha empezado a aplanar, considero que empieza a haber una naciente unidad política en Colombia dispuesta a poner un paréntesis en sus luchas políticas e ideológicas, para estar todos en el mismo lado, de tal manera en que las medidas que surjan sean las óptimas y las más coordinadas entre los diferentes líderes.
El sábado 21 de marzo, quienes ocupan los dos cargos más importantes del país, el presidente de la República, Iván Duque, y la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, dieron una rueda de prensa conjunta como muestra de que las medidas decretadas tanto por el Gobierno Nacional, así como por los diferentes gobiernos locales, serán ordendas y coordinadas conjuntamente.
Éste importante gesto de unidad estuvo precedido por una serie de desencuentros, que en un principio mostraron una profunda desorganización entre los niveles nacional y local, lo cual minó, a mi juicio, el liderazgo del presidente Duque.
En un principio la alcaldesa de Bogotá, había decretado un simulacro de aislamiento para el puente festivo del 21 al 23 de marzo, no obstante desde el Ministerio del Interior se expidió un decreto para que toda decisión sobre la crisis del Covid 19 estuviera centralizada en el Gobierno Nacional.
Adicionalmente, el martes 17 de marzo, el gobernador de Boyacá, Ramiro Barragán, decretó el cierre de fronteras de su departamento. Al paso salieron, tanto la vicepresidenta de la República, Marta Lucía Ramírez, quien manifestó que “no es necesario cerrar fronteras ni decretar toques de queda“, como la ministra del Interior, Alicia Arango, en el mismo sentido.
Finalmente, el simulacro de aislamiento propuesto por la alcaldesa López se realizó y ha extendido al martes 24 de marzo para que se encuentre con la medida de aislamiento decretada por el presidente Duque, desde el 25 de marzo al 13 de abril del 2020.
Ante estos hechos, es preciso detenerse en la manera como se ha manejado la relación entre el gobierno y los mandatarios locales, así como con la ciudadanía en general, ante una situación inédita a nivel global, frente a la que prácticamente ningún gobierno ni ciudadano tenía preparación o sospecha alguna.
La semana pasada, en los colombianos lo que parece reinar es la incertidumbre, generada en primer lugar por el solo hecho de la presencia del virus en el país, pero también por un gobierno cuya información no fue clara, precisa y, muchas veces, no parecía oportuna. Se sumó a esto, la preocupante descoordinación entre el nivel nacional y el local, en cuanto a las medidas y al flujo de información. Fue preocupante que muchos ciudadanos, ante la falta de información clara sobre las medidas hicieron caso a información no verificada de las redes sociales y muchos incumplieron medidas decretadas por los mandatarios. Es claro que cuando lo que comunican los gobiernos no es preciso, las fake news llenan ese espacio.
Hoy parece que con las medidas adoptadas y la claridad con la que fueron comunicadas, así como el gesto de unidad entre dos mandatarios, el presidente Duque retoma el papel que le corresponde: el de capitán del barco que debe afrontar esta nueva y dificil tormenta.
Sin embargo considero que el Primer Mandatario de los colombianos no debe descuidarse y, por el contrario, debe continuar sembrando credibilidad y confianza en su liderazgo, ya que en caso de que esto no suceda se creará un terreno fértil para vacíos de información que serán ocupados por las noticias falsas, lo que a la larga puede terminar generando, incluso, problemas de seguridad pública.
La comunicación estatal en tiempos críticos es especialmente importante, porque se debe orientar a los ciudadanos, de tal manera que lo que hagan, o dejen de hacer, sea por convicción y confianza en su gobierno, más no solo por la fuerza de un decreto. Es momento para la unidad entorno a la institucionalidad, de tomar medidas, que por drásticas que sean, busquen disminuir notablemente la propagación del virus. Es momento de la cooperación entre los líderes, de recuperar la credibilidad del ciudadano en quienes ha elegido. Estamos frente a un momento que también amerita grandeza en la oposición. Y para el gobierno, es hora de una comunicación de crisis asertiva, integral, empática, pero clara y firme al mismo tiempo. Lo que se decida y como se comunique, puede tener trascendentales consecuencias para los colombianos.
El llamado ahora es a la sensatez, la seriedad y la responsabilidad. En medio de esta emergencia, sin precedentes en Colombia y el mundo, lo que menos podemos hacer es dedicarnos a proponer de todo sin medir consecuencias y con afanes populistas.
Una cosa es la tribuna parlamentaria, gremial y otra cosa es la toma de decisiones que deben asumir los mandatarios. Salir a las redes a pedir moratorias de deuda, que la gente no pague, que los bancos den amnistías no es lo más acertado. Lo más peligroso en una economía es promover la cultura del no pago.
No se nos puede olvidar que en los bancos están los ahorros de millones y millones de ciudadanos y el gobierno no es un barril sin fondo que saque recursos para todo y mucho menos para asumir la deuda de los colombianos.
Esta crisis nos llegó y nos tomó a todos por sorpresa. Aún es difícil saber dónde vamos a parar. Por eso, en estos momentos, resulta demasiado populista escuchar a nuestros políticos proponiendo lo divino y humano.
Se necesita estar sentado en la sala de crisis de la Casa de Nariño para entender cómo se evalúan los momentos complejos y cómo se estudian cada una de las medidas que se adoptan. Es muy fácil desde la tribuna pública y política hacer propuestas para quedar bien ante la opinión.
No es lo más responsable proponer moratorias crediticias o presionar al gobierno para que aborte la disciplina fiscal y bote a la basura los esfuerzos que por décadas se ha hecho para ser uno de los países reconocido por el manejo macroeconómico más serio de la región.
Claro que hay que hacer cosas. Es necesario buscar el apoyo a los sectores muy golpeados y también a las empresas para que preserven los empleos. Lo más importante es destinar recursos para que la gente no pierda el ingreso, ya que de perder el trabajo significa que una persona no tenga como pagar sus obligaciones por más moratoria.
Los bancos tienen unan gran responsabilidad y deben hacer esfuerzos para apoyar a las personas que van a resultar afectadas, en especial, quienes demuestren que pierden el empleo por la crisis o aquellos microempresarios que serán los más damnificados. También hay mucho vendedor ambulante que se bancarizó y será muy golpeado. Hay que evitar que estas personas regresen al “gota a gota” para pagarle al banco.
El sistema financiero tiene todas las herramientas para dar ese paso y dar un ejemplo de solidaridad. De acuerdo a lo que vayan observando estoy seguro que tendrán la capacidad hasta para perdonar deudas a personas naturales o jurídicas afectadas. Se trata de establecer mecanismos de reestructuración que permitan ampliar plazos, bajar tasas de interés, refinanciar créditos en mora para que la gente en problemas pueda pagarlos.
En este tiempo de crisis es esencial que los bancos se bajen de tanto cobro por servicios y facilite todo lo relacionado con las transacciones virtuales. Hoy la sociedad espera la solidaridad del sistema financiero.
Ahora lo que más necesitamos es el liderazgo del presidente Duque y el trabajo coordinado con todas las regiones del país. Aquí no se trata de vanidades y demostrar quién es más capaz
En estos momentos lo que menos necesitamos es que los mandatarios locales o el presidente traten de justificar quien toma las medidas “políticamente correctas”.
Necesitamos, unidad, seriedad y coherencia. Lo que nos está pasando no es un juego.
*Director Dirección medios de comunicación y libertad de prensa
La noticia sobre el rearme de exlíderes y excombatientes de las FARC-EP nos dejó a muchos sin alientos pues se expusieron e hicieron realidad las fragilidades del Acuerdo de Paz en Colombia. Lo anterior, amenazó los avances del proceso de paz y muchos contradictores del acuerdo aseguraron que era el fin de la paz para Colombia. Pero como “no hay mal que por bien no venga”, miles de colombianos defensores del acuerdo sentimos más que nunca la necesidad de ampararlos y mostrar los avances y esfuerzos excepcionales de las víctimas, excombatientes, líderes sociales, académicos, así como miembros de la comunidad internacional, del gobierno y de las organizaciones sociales.
En los procesos de paz, la implementación de medidas socioeconómicas de reincorporación -a corto, mediano y largo plazo- constituye tal vez una de las fases más esenciales y a la vez más difíciles, para garantizar una paz duradera y sostenible en el tiempo. De acuerdo con la Política Nacional para la Reincorporación social y económica de exintegrantes de las FARC-EP (CONPES 3931 de 2018), se identificaron cuatro acciones necesarias para alcanzar el proceso de reincorporación de los exintegrantes de las FARC-EP, a saber:
1. “El fortalecimiento de procesos de articulación y planificación entre los actores involucrados en la reincorporación de exintegrantes de las FARC- EP y sus familias;
2. La promoción de la reincorporación comunitaria en el territorio, orientada al fortalecimiento del tejido social, la convivencia y la reconciliación;
3. La generación de condiciones para el acceso a mecanismos y recursos necesarios para la estabilización y proyección económica de exintegrantes de las FARC–EP y sus familias, de acuerdo con sus intereses, necesidades y potencialidades;
4. La generación de condiciones para el acceso y la atención de los derechos fundamentales e integrales de exintegrantes de las FARC-EP y sus familias[1]”.
La acción número tres, enuncia la importancia de la reintegración económica de acuerdo con intereses, necesidades y potencialidades de los exintegrantes FARC-EP. Justamente, es esta acción la que priorizo en mi columna pues si bien no es más importante que las otras, si es primordial para garantizar la generación de ingresos, la ocupación de exintegrantes y la reincorporación socioeconómica de estos. Como en todo proceso de paz, la reincorporación socioeconómica no es un tema fácil y el contexto colombiano no está exento a esta regla. Por eso, en esta columna enfatizaré sobre los avances y las buenas prácticas en materia de reincorporación socioeconómica pues no es conveniente quedarse solamente en un discurso negativo.
Si se observa con detenimiento las acciones de reincorporación que se están logrando en el territorio colombiano, es posible sentir inmenso orgulloso pues son bastante novedosas y exitosas. La Agencia para la Reintegración y la Normalización (ARN) publicó recientemente la historia de “36 excombatientes de las FARC-EP quienes se graduaron como técnicos laborales agropecuarios en Quimbaya, Quindío después de tres meses de formación con Fundapanaca”[2]. Otro caso que vale la pena resaltar es el de 65 excombatientes que “tras recibir 156 horas lectivas, 156 horas prácticas y 150 horas en certificación de competencia laboral se graduaron como operarios de maquinaria amarrilla en el municipio de la Unión, Valle del Cauca.”[3]. Otra historia exitosa es la de la Asociación de Mujeres Productoras del Oso (Asomaproso) quien comenzó a cultivar tilapia roja en el antiguo ETCR El Oso en Planadas. Con este proyecto, “se espera una producción de 1.200 a 1.500 unidades que serán comercializadas a partir del mes de abril en mercados locales, con la expectativa de impactar en plazas mayoristas y supermercados de cadena a nivel regional”[4]. Asimismo, la iniciativa #ConectandoConLosQueHacenPaz[5] de la Fundación COMPAZ ha estado enfocada en contar historias como la de Ligia y Leonardo, víctimas del conflicto armado, quienes decidieron apoyar a campesinos que sustituyeron cultivos de coca por cultivos de café. Por último, pero no menos importante, Humanicemos DH es la “única organización de Desminado Humanitario en el mundo que está integrada por personas en proceso de reincorporación[6]”. La organización le está apostando a la reconciliación, a la vida y a la reconstrucción de los territorios con Minas Antipersonal.
A pesar de otras opiniones, muchos excombatientes de las FARC-EP sí dejaron las armas y sí están comprometidos con su reintegración socioeconómica. Muchos contradictores del acuerdo de paz aseguran que en Colombia hay muchos procesos en curso, pero poco de paz. Es aquí donde es menester resaltar que no existe una sola definición de paz, ni una sola ruta para llegar a ella. Para estos debates sobre si hay paz o no en el país, nada más necesario que volver a la academia y a los estudios de paz. Quienes académica y profesionalmente estamos especializados en estudios de paz, valoramos los postulados de Joseph Galtung, sociólogo, matemático y uno de los más grandes investigadores en temas de paz, cuando afirma que existen dos dimensiones para definir la paz: la paz positiva (presencia) y la paz negativa (ausencia). Es decir, que hablamos de paz negativa cuando hay “ausencia” de guerra, de conflicto armado y de actos de violencia. Por ejemplo, cuando hay un cese al fuego o un acuerdo de paz, lo que podría corresponder al caso colombiano. Por el contrario, hablamos de paz positiva cuando hay una “presencia” de bienestar, serenidad, cooperación, crecimiento económico, desarrollo, igualdad, justicia, pluralismo y poca violencia. En este sentido, si nos referimos a los términos de Galtung, el contexto colombiano correspondería más a una paz negativa que a una paz positiva.
Ahora bien, así el país se encuentre en un aparente estado de “paz negativa”, actualmente existen medidas y acciones “positivas” que vale la pena destacar pues contribuyen contundentemente al tan anhelado desarrollo, crecimiento y bienestar. Personalmente considero que no existe una única ruta de reincorporación, pero estos proyectos enunciados son exitosos y merecen ser conocidos, divulgados y apoyados. Sus contundencias están permitiendo desarrollar iniciativas colectivas e inclusivas en el territorio. Todos estos ejemplos de desarrollo socioeconómico son tan solo una muestra del éxito de la vinculación de reinsertados a proyectos productivos en diversas áreas. Así como lo afirma la Fundación Ideas para la Paz (FIP) en su informe sobre reincorporación económica de excombatientes de las FARC, “La reincorporación ha avanzado a través de la prueba y el error, en un camino que no ha estado exento de tropiezos”[7]. Por consecuencia, la reintegración socioeconómica tendrá éxito siempre y cuando las partes -Gobierno, Sociedad Civil y Excombatientes- sigan comprometidas con lo pactado, convirtiéndose en referentes para que en Colombia se siga impulsando, apoyando y aceptando nuevas apuestas y acciones por lograr la tan anhelada paz.
¡Compartámoslas, divulguémoslas y apoyémoslas!
[1] ARN. (2018). Documento CONPES 3931. Política nacional para la reincorporación social y económica de exintegrantes de las Farc-EP.
[2] Ya son 900 reincorporados en Colombia formados bajo el modelo de entornos productivos:
[3] Se graduaron más de 60 excombatientes como operarios de maquinaria amarilla: http://www.reincorporacion.gov.co/es/sala-de-prensa/noticias/Paginas/2020/Se-graduaron-más-de-60-excombatientes-como-operarios-de-maquinaria-amarilla.aspx
[4] Asociación de Mujeres excombatientes se beneficia con iniciativa piscícola en Tolima: http://www.reincorporacion.gov.co/es/sala-de-prensa/noticias/Paginas/2020/Asociación-de-Mujeres-excombatientes-se-beneficia-con-iniciativa-pisc%C3%ADcola-en-Tolima-.aspx
[5] Conectando Con Los Que Hacen Paz: https://fundacioncompaz.org/conectandoconlosquehacenpaz/