Crónica de la Contratación Laboral en época de COVID-19

Crónica de la Contratación Laboral en época de COVID-19

Por: Daniela Daza

Hace menos de dos años comencé a trabajar en una empresa en la que he aprendido a querer lo que hago, al punto que hoy puedo afirmar que trabajo en algo que me apasiona y me hace sentir activa. Soy consultora 360 grados y ayudo a las empresas a escoger los mejores perfiles personales y profesionales para ocupar sus vacantes; una tarea nada fácil pero supremamente importante para el desarrollo del país. Me especializó en todas las posiciones que hacen parte de la cadena de abastecimiento tales como, VP de Operaciones, VP de Logísticas; Direcciones de Proyecto, Planta, Producción, así como de Calidad y Compras, entre otros.

Todo iba muy bien hasta hace tres meses hasta que llegó el famoso COVID-19. Al principio de la pandemia comencé a ver el panorama tornarse gris para todos los procesos activos que estaba manejando en ese momento. Todos en el Head Hunter compartíamos la misma percepción. De 10 posiciones que tenía abiertas, se congelaron 8. Sin embargo, así no lo crean, pudo ser peor, hubo consultores que se quedaron sin nada, sin ninguna plaza laboral que trabajar.

De ahí que, como podrán imaginarse, las últimas semanas han sido las más críticas para la empresa y para la contratación de personal en general, siguiendo la suerte, o mejor, la mala suerte de la economía. Muchos sectores afectados de la industria, entre ellos el petrolero, el automotriz, la construcción o el textil, se contrajeron sustancialmente, contrayéndose en consecuencia la dinámica de su contratación laboral. De hecho, muchas de las empresas que hacen parte de los sectores mencionados decidieron tomar acciones rápidas, entre las cuales estuvieron: otorgamiento de licencias no remuneradas, suspensión de contratos laborales, vacaciones colectivas, reducciones de salario (entre 20%-30%) y, por supuesto, la congelación de la contratación de nuevo personal. Muchas, inclusive, redujeron los puestos de trabajo para poder disminuir la carga salarial y prestacional, y controlar de alguna manera sus costos fijos.

Sectores como el de Alimentos, Agroindustrial, Agroquímicos, Farma, Logístico y Tecnología son los que están moviendo la economía durante la pandemia y, por lo mismo, las contrataciones laborales. Las áreas de tecnología y/o logística están teniendo un rol muy importante dentro de las empresas durante el COVID-19, ya que son precisamente estas áreas las llamadas a materializar la anhelada “adaptación” o “reinvención” que exige la coyuntura actual.

Por otro lado, la pandemia ha hecho que los departamentos de recursos humanos hayan tenido que adecuarse en tiempo récord y hacer de “toderos” en sus organizaciones.  Son ellos los que han gestionado el manejo de la crisis al interior de las empresas. Son ellos, quizá, los que más han demostrado su capacidad de adaptación, comunicación, resiliencia, y confianza para garantizar una comunicación asertiva a toda la empresa y al equipo colaborativo.

Con la reactivación progresiva decretada por el Gobierno y gracias igualmente a la capacidad humana de adaptación, tengo la percepción de que la industria ya empezó, poco a poco, a despertar. Esta reactivación descongelará la necesidad de las empresas de ocupar vacantes, de continuar adelante con los proyectos que por elementales razones se habían puesto en el congelador, y de implementar nuevas estrategias para reestablecer el negocio y proyectarlo post-COVID-19. Por lo anterior, muchas empresas se están preguntando cuál será la magnitud y las características de la demanda de talento humano en la actualidad y hacia futuro, o cuáles serán los roles o funciones que tendrán que contratar en adelante.

La respuesta a esta pregunta se irá construyendo semana a semana según el avance de las circunstancias; sin embargo, les comparto los nombres de los perfiles más contratados post COVID-19: Kams digitales, Director e-comerce, Director mercadeo-nuevo consumidor, Director de Tecnología, Director logística de última milla, Televentas, Director seguridad y salud en el trabajo y los asuntos relacionados con seguridad laboral y bioseguridad.

 

 

*Columnista Invitada Dirección Temática del Magdalena. 

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Cadena perpetua al populismo

Por: Juan Manuel Borráez

 

El día 16 de mayo del presente año, la Cámara de Representantes, por 135 votos a favor y 22 en contra, aprobó el proyecto que tiene por objetivo que se establezca la cadena perpetua para violadores de niños y niñas en Colombia. A la iniciativa le quedan dos debates en el Senado para convertirse en una norma de carácter constitucional. Es posible predecir que tendrá la misma suerte que en la Cámara de Representantes.

 Las voces a favor, han manifestado que este proyecto busca castigar de manera ejemplar a quienes cometan estos delitos en contra de los menores, haciendo énfasis en los muy altos números de reincidencia. De igual manera, han expuesto el argumento de que, eventualmente, una pena de privación de libertad perpetua generaría una suerte de disuación a quien pensara cometer un delito sexual en contra de un menor.

 Pretender que la cadena perpetua solucione el constante irrespeto a los Derechos de los niños, es querer que el Derecho Penal funcione como la máquina de tapar huecos en la incapacidad del Estado de proteger, a quienes, constitucional y legalmente, se debe cuidar de manera prevalente.  

 Es importante manifestar que el problema no se dirige hacia el monto de las penas, hay una muy clara incapacidad institucional para investigar y judicializar las denuncias sobre agresiones a menores. En Colombia, las tasas de esclarecimientos, imputaciones y condenas sobre delitos sexuales, para 2019 fue del 11,88% (El Tiempo – https://bit.ly/2ZmsudP). Es evidente, entonces, que la propuesta de cadena perpetua, no ataca este muy grave problema de raíz, lo cual implica que a pesar de que pueda ser aprobado por el Congreso de la República, estos deleznables actos en contra de menores seguirán sucediendo.

 En el sistema penal colombiano, ya existen penas lo suficientemente altas para castigar a quienes cometen este tipo de actos en contra de los menores, que pueden rondar los sesenta años, lo que a mi juicio es, prácticamente, una cadena perpetua, teniendo en cuenta que además no cuentan con beneficios penales. El endurecimiento de penas, que ya de por si son largas, de ninguna manera tiene un efecto positivo en la reducción del crimen. Lo que sí tiene un impacto, es una pena efectiva.

En ese mismo sentido, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su documento sobre Seguridad Ciudadana en América Latina y el Caribe del año 2018, ha expresado que la supuesta  disuasión del crimen, a través del aumento de penas carece de estudios rigurosos. Adicionalmente, indica que en América Latina la baja resolución de casos (menos de la mitad que en los países desarrollados) acompañado de un muy alto grado de impunidad, hacen que los potenciales criminales no observen la amenaza de encarcelamiento como algo probable (Banco Interamericano de Desarrollo – https://bit.ly/2yb5wuK) .

Por otro lado, diversos tratados internacionales en materia de Derechos Humanos suscritos por Colombia, incluyen la prohibición expresa de penas crueles, inhumanas o degradantes, constituyendo la cadena perpetua una pena inhumana, así como contraria a los principios de Derechos Humanos, de acuerdo con la Comisión de Derecho Internacional de la ONU (Summary Records of the 229th Meeting – UN Doc A / CN. 4 / SER. A / 1992).

 Otro punto que no deja de ser relevante en la discusión es el penitenciario. El costo financiero de mantener a una personas privadas de su libertad de manera vitalicia será difícil de afrontar por el presupuesto estatal.  Sumado a esto, se encuentra las dificultades operativas del INPEC, así como la sobrepoblación carcelaria causante de un hacinamiento de cerca del 53% en las cárceles colombianas.  

 Para concluir, este proyecto de Acto Legislativo es inconveniente, innecesario y contrario al Derecho Internacional y la Constitución Política de Colombia, en el cual se deja expuesta la incapacidad del Estado de tener una política pública integral de protección a los menores.

 Es igualmente lamentable el uso que se le está dando a la tragedia de los niños agredidos sexualmente con fines politiqueros. Parece que con el proyecto de cadena perpetua, se piensa más en los votos del futuro que en los Derechos de los menores y como protegerlos de los agresores sexuales.  

 Es por eso que desde esta tribuna, propongo que como ciudadanos le exijamos a nuestros representantes el diseño de medidas integrales, y a largo plazo, que hagan efectiva la Constitución Política en lo que se refiere a la prevalencia de los Derechos de los menores por sobre los de el resto, no con proyectos facilistas que solo buscan acrecentar sus números de aceptación ciudadana. Es momento para darle cadena perpetua al populismo.

*Miembro Dirección Seguridad y Justicia 

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El ingreso

El ingreso

Por: John Jairo Ocampo

 

En los últimos tres meses han corrido ríos de tinta en los medios escritos y millones de megas en conferencias por internet de expertos que escriben y opinan sobre las fórmulas para superar la crisis.

Aparecen propuestas muy sofisticadas, muy buenas teorías y mucho populismo, como el de emisoras que promueven15 días sin IVA. Pero pocas se concentran en lo que debe ser la prioridad en la sociedad: El INGRESO.

Esa palabra corta, pero contundente, es motor de los hogares, del comercio, de la producción y de la economía en su conjunto. Sin ingreso nada se puede hacer para soportar la dinámica de un país.

Y es el ingreso la palabra que debemos aprender a conjugar de aquí en adelante. Los verbos claves, en mi concepto, son: Mantener, Cuidar y Recuperar.

Esto aplica para los hogares como para el Gobierno. Guardadas las proporciones todos deben cuidar el bolsillo y evitar caer en tentaciones de gastos innecesarios y muchas veces mal direccionados.

Vamos por partes. MANTENER el ingreso es esencial para los que no la han perdido. Como lo han revelado muchos estudios hay entre 10 y 12 millones de colombianos que aún mantienen su ingreso.

Entre estos están los trabajadores y contratistas del sector público, empelados de la agricultura, de los servicios públicos, de las comunicaciones, supermercados, hipermercados, de la salud, entre otros más.

Estos trabajadores, que hoy gozan del ingreso, deben hacer todos los esfuerzos para mantenerlo. En medio de esta crisis los que no han perdido su trabajo son muy afortunados.

Sé de muchas empresas, entre ellas varios medios de comunicación, que han planteado la necesidad de reducir salario a sus trabajadores Es un dilema complejo entre bajarse el sueldo o perder el empleo.

Traigo a la memoria una de las hipótesis del entonces ministro de Minas del gobierno Pastrana, Luis Carlos el “Chiqui” Valenzuela, quien en un debate a las regalías les dijo a los parlamentarios que si no se ajustaba el porcentaje que se transfiere a las regiones se pondría en riesgo la permanencia de muchas multinacionales en el   país y les hizo esta cuenta:  1×0=0, si se van, y 1×1=1 si se quedan.

Cada trabajador, ni más faltaba, está en su derecho de escoger entre un ajuste temporal de su salario o perder el empleo. Eso sí, lo más importante es que estas medidas sean por unos pocos meses, y no se vuelva permanente entre los empresarios.

El otro verbo a conjugar es CUIDAR. Los que aún tienen ingreso deben ser muy cuidadosos a la hora de gastar. Si bien al estar confinados se reducen costos en transporte, comida fuera del hogar o en una que otro vento social, se suben otros gastos como servicios públicos y el mercado mensual.

Es necesario, en estos momentos tan críticos, ser cuidadosos con el gasto. Hoy cuando se está más expuesto a las tecnologías el bombardeo por redes de productos y servicios es abrumador. Para eso es que sirven las redes, para que con la inteligencia artificial y el Big-Data, lleguen mensajes promocionando cosas que uno pensó en algún momento comprar pero que ahora no son una prioridad.

Ojo con el uso de las tarjetas de crédito y las deudas en general. Hay que medir bien la capacidad del bolsillo. A manera de recomendación, si usted tiene comprometido el 30% de sus ingresos en deudas debe frenarse. Por ejemplo, si gana 1 millón de pesos y paga en créditos más de 300 mil pesos está en problemas y debe apretarse el cinturón.

Por último, el otro verbo es RECUPERAR el ingreso. Este es el gran reto para las familias y para el Gobierno. Hay millones de colombianos, que desde antes de la de crisis estaban desempleados y en la informalidad, pero lo más preocupante es que esas cifras van en un demoledor ascenso. En solo marzo 1.6 millones de personas dejaron de trabajar.

Han sido bien intencionados los esfuerzos del Gobierno para lograr que la gente más vulnerable tenga su ingreso.

Pero hay cosas que no han funcionado como se esperaba. Las garantías a los créditos para empresas no resultaron tan efectivas porque los bancos no asumieron riesgos y vetaron sectores que no han recibido un peso durante la cuarentena. Tampoco es eficiente porque dada la iliquidez de esas pequeñas empresas y la demora en la recuperación, endeudarse no es la mejor opción.

Lo del auxilio a la nómina se hizo tarde y es muy limitado. Como han dicho los empresarios “algo es algo, peor es nada”. Lo que sucede es que las empresas con cero pesos de ingresos no tienen opción distinta que suspender contratos o despedir personal. Un apoyo de 40% del salario mínimo no es suficiente ante la imposibilidad de pagar el 60% adicional más los aportes a la seguridad social.

Para recuperar el ingreso la clave pasa por una estrategia agresiva de generación de empleo. En eso el Gobierno se la debe jugar por un ambicioso plan de inversión dirigido a los sectores más intensos en la demanda de mano de obra.

Subsidios a la compra de vivienda que dispare la construcción, la inyección de recursos a los proyectos viales e infraestructura, presionar a la baja de tasas de interés de los bancos para los créditos de consumo y apoyo a todos los proyectos que generen empleos deben ser la prioridad.

Pero no todo lo puede hacer el Gobierno. Es muy importante también que las empresas, que durante años han acumulado billonarias ganancias, hagan también su esfuerzo. Las empresas deben aportar y no con donaciones que al final les representan más beneficios tributarios.

Las grandes compañías tienen billonarias utilidades acumuladas y es bueno que asuman un verdadero sentido de apoyo para que los hogares puedan recuperar el ingreso.

En la medida que haya ingreso, hay consumo. Si hay consumo se mueve el comercio. Si se mueve el comercio hay producción y si hay producción hay empleo y si hay empleo hay ingreso. Ese es el circulo al que hay que apostarle.

 #ConTodoRespeto: Como van las cosas nos tendremos que acostumbrar al efecto acordeón. Abra y cierre la cuarentena. Como van las cifras me temo que en junio tendremos que ver otros 14 días de aislamiento obligatorio y estricto.

*Periodista especializado en Economía. Director de Medios de Comunicación y Libertad de Prensa

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El ingreso

La vida humana en el internet #mividaeninternet

Por: Juan Manuel Ramírez


Desde la creación del primer módem de internet, por parte de la compañía Bell; el inicio de ARPA, del Ministerio Estadounidense de Defensa de ideas relativas a una red global de computadores; y el anuncio público de la Word Wide Web (www), hasta llegar a una nueva era histórica, como lo es la cuarta revolución,  estamos viviendo un cambio fundamental en nuestras vidas que es, no solo el internet en la vida humana, sino la vida humana en el internet.

Era impensable que actividades como trabajar, ver televisión, educarnos, cocinar, ubicarnos, conciertos, comprar productos, enamorarnos entre otras actividades muy humanas, se desarrollen sin nuestra presencia física a través de todos nuestros sentidos. Pero casi desde el nacimiento de internet, una serie infantil: los supersónicos de los años 60´s , recreaban nuestro mundo y nos permitió experimentar imágenes de teletrabajo, clases online, compras digitales, telemedicina y muchos más avances que eran ciencia ficción pero que hoy son una realidad.

El internet llego para ser parte de nosotros, pero lo que estamos experimentando ahora es nuestra vida a través del internet y este fenómeno se ha potenciando aún más con el gran número de dispositivos móviles, internet de las cosas, crecimiento de la economía digital, el big data y en especial, las plataformas digitales.

Las plataformas, con las que que vivimos y convivimos,  son estructuras muy diversas, al incluirse las redes sociales, los motores de búsqueda, portales de servicios de pago o de contenidos audiovisuales, que componen las empresas digitales más importantes en la economía digital como Google Search, Wechat, Amazon, Twitter, Waze, TikTok, Facebook, Netflix, Uber, y otras de origen nacional como Rappi, no solo representan másde $60 billones de dólares en ingresos para el año 2025 sino se componen como un eje fundamental para el desarrollo económico de todos los países y de las personas.

La influencia de las plataformas ,como destaco no solo es la económica y los retos que le generan a los mercados tradicionales, sino que están transformando nuestras vidas en sentido digital al utilizar los humanos estas herramientas para ser más productivos y dinámicos no solo en nuestros trabajos o educación sino en nuestros actividades más humanas como enamorarnos, comer y divertirnos.

Por lo tanto, el sentido que le estamos dando al internet a través de las plataformas es humanizarlo ,y no esta mal, ya que nos ha permitido estar siempre acompañados, y participando activamente aun en nuestros eventos sociales y celebraciones, lo que ha sido un impacto para todos ya que considerábamos que cumpleaños, asistir a conciertos y demás eventos sociales solo eran válidos en nuestro pensamiento, si asistíamos presencialmente.

Este aislamiento nos enseñó que el internet nos acompaña no solo en el trabajo, estudio y servicios médicos, sino ahora en nuestra vida. Depende de como la utilicemos, esta nos puede proporcionar un gran tesoro que es tener herramientas para pasar más tiempo para invertir con nuestras familias.

Aunque esta humanización del internet y las plataformas no es fácil, ya que no estamos acostumbrados a lo digital,  puesto que en el transcurso de nuestra historia, las actividades y sentimientos humanos son fructíferos. Este cambio debemos afrontarlo, no dejando nuestra vida solo en un plano digital porque todo extremo es negativo pero si afrontando esta nueva realidad aprovechando las nuevas tecnologías.

Es un tiempo para transformarnos, para aprovechar lo que nos ofrece el internet y ponerlo en práctica para buscar el bien general. Desde nuestros niños incentivando la programación en ellos, como en colocar todos nuestros esfuerzos en cerrar las brechas digitales, porque todos tenemos el derecho como humanos a acceder al internet en igualdad de condiciones.

 

 

*Director TIC

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El ingreso

Empatía, valor del que carece la Dimayor

Por: David Pombo
Como algunos saben soy futbolero, pertenezco desde hace 19 años a una barra futbolera y popular en Santa Marta. Desde el 2005 decidí estudiar sobre los fenómenos sociales alrededor del fútbol y la construcción de identidades que surgen en medio de la pasión que despierta este deporte. Así logré mi tesis de pregrado en antropología “Fútbol, identidades juveniles y barras bravas en Santa Marta». Recientemente participo como vocero de la barra a la que pertenezco en el Colectivo Barras Colombianas por la Convivencia, proceso en el que confluyen veinte barras futboleras de todo el país, la mayoría de equipos de primera y segunda división del Fútbol Profesional Colombiano (FPC).

Estos espacios me han permitido formar un sentir sobre el fútbol como pasión, alegría, carnaval e identidad. En la actualidad, el fútbol despierta distintas opiniones, dando como resultado que sea concebido en muchos casos como mercancía, gremio e industria en el mundo del libre mercado en la globalización; así mismo en el mundo de los medios de comunicación, del espectáculo y las redes sociales. Brindo este contexto de mi relación con el fútbol para quienes lleguen a este artículo sepan que estoy escribiendo desde la orilla de un aficionado al fútbol, de un hincha, de un barrista, y si quieren también, desde la mirada de un cliente que reclama a su proveedor, ¡empatía!

Sí, ¡empatía!

La División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) actúa como entidad administrativa y reglamentaria del FPC, asocia a todos los equipos profesionales (36) de fútbol en Colombia para actuar y tomar decisiones como gremio económico y deportivo. Esta entidad como encargada de reglamentar y administrar los torneos del fútbol colombiano (Liga BetPlay, Torneo BetPlay, Copa BetPlay y Liga Femenina) es el principal interesado en la reanudación del FPC en el marco de la pandemia y las medidas de cuarentena. Recientemente ha copado la atención de un sector de la opinión pública nacional, debido a las constantes declaraciones y pronunciamientos de su presidente Jorge Enrique Vélez, y de algunos de sus afiliados como Eduardo Méndez, presidente de Santa Fe, entre otros dirigentes del fútbol en Colombia. Sin embargo, en esta columna no quiere profundizar sobre las declaraciones y sus contenidos, lo que pretende es resaltar la escasa empatía de esta entidad con quienes somos sus grupos de interés o stakeholders y que se agudiza con la emergencia sanitaria del COVID19.

La Dimayor en su afán de convertir el fútbol en un producto comercializable, se ha olvidado de quienes consumimos de este deporte, me refiero al hincha, las barras y los aficionados en general. Su interés mercantilista lo llevó a fracasar en su intento de transmitir el FPC por televisión cerrada en su canal Win Sport +, el cual no es más que la muestra del interés por sacar a las hinchadas de los estadios y convertir en el fútbol en un paquete de televisión por suscripción.

Desde la orilla de los aficionados este interés solo va en detrimento de la fiesta futbolera, esa que cada fecha organiza a los hinchas y barras del fútbol, razón por la que los aficionados y opinión pública futbolera decidieron emprender la campaña “Lo pagará su madre” que ha sido una acción espontanea en contra de los intereses de la Dimayor y algunos de sus miembros por establecer el canal privado Win Sport +.

Sobre la empatía, para el caso de la Dimayor también vale la pena mencionar las últimas intervenciones de su presidente respecto al “Protocolo de salubridad para la reactivación del fútbol profesional” en medio de la pandemia, que en todo caso constituían medidas cuyo único propósito consistía en iniciar competencias a puerta cerrada en junio en todos los estadios del país, 300 personas máximas por cada partido, pruebas COVID cada 72 horas para futbolistas y cuerpo técnico.

Como era de esperarse, estas medidas fueron rechazadas de manera contundente por parte del Gobierno Nacional que a su vez puso en consideración la reanudación del fútbol siempre y cuando se realice de manera localizada en cuatro o cinco ciudades del país, las cuales deben seleccionarse de acuerdo con su situación epidemiológica. A propósito de lo anterior, otro de los casos sonados recientemente tiene que ver con el contrato que se pretendía firmar con la empresa canadiense Athletics & Healt el cual fue objetado por la Comisión de Mercadeo de la Dimayor (algunos dirigentes de la oposición al presidente de esta entidad), precisamente por ser una empresa de papel que solo está interesada en facturar el jugoso contrato con la organización del fútbol en Colombia.

Estos hechos muestran evidentemente el interés descomedido de la Dimayor, y especialmente de quien dirige la entidad, quien al parecer pretende tratar el fútbol como mercancía empaquetada en televisión, incluso con su novedosa y contingente propuesta de la eLiga o Liga PS.

Me pregunto si la Dimayor ha hecho por lo menos un estudio de marketing con quienes consumimos el fútbol, sobre qué nos interesaría que sucediera con él, o si ha consultado a las barras futboleras que son fieles consumidores del fútbol colombiano, sobre cómo están pensando la liga y la copa Poscuarentena o Pos-Covid, ¡la respuesta es NO! No han sido consultados porque precisamente el interés que ha mantenido siempre la Dimayor e incluso la FCF en complicidad con algunos medios, es sacar del fútbol a la afición para que no se conviertan en riesgos sociales o políticos para el negocio del fútbol. No obstante, se olvidan de que como partes involucradas o interesadas tenemos mucho más que aportar y no la idea de poner en riesgo al mercado del fútbol. Es por esto que levanto la voz, exigiendo a esta entidad un mejor relacionamiento, reciprocidad, comunicación y empatía con sus grupos de interés.

En esta misma línea, las constantes intervenciones en medios de comunicación por parte de Ernesto Lucena, Ministro del Deporte, y que en repetidas ocasiones le ha dicho a los dirigentes del fútbol que lo primordial es la salud de los jugadores y de quienes pertenecen al ecosistema del fútbol, pidiéndoles que sean pacientes, argumentando que no solo el fútbol se ha visto afectado por el COVID19, sino todas las disciplinas deportivas, las cuales  han postergado sus competencias a nivel orbital, nacional y local.

De acuerdo con esto, podemos decir que el ministro Lucena ha mantenido ese interés por ser empático con todos los deportistas, medios, gremios y demás actores del mundo deportivo, a pesar de las dificultades económicas que esta coyuntura genera, está anteponiendo primero la salud de los deportistas, sus familias y de la afición futbolera en general.

Para finalizar y no olvidarnos de la realidad actual del deporte, especialmente el fútbol y el mundo del espectáculo, considero que han sido muchas las opiniones sobre el futuro inmediato del fútbol en Colombia, o sobre el futbol poscuarentena y de todas ellas me quedaría con aquella en la que se le da un peso importante a la salud de los futbolistas y sus familiares, privilegiando el regreso de este deporte con afición posterior a la existencia de una vacuna.

*Director Localidad Santafé y Candelaría.

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El ingreso

Aumentar tarifas del transporte público

Por: Santiago González

Aumentar el pasaje de Transmilenio y el SITP, es poco sensible con el ciudadano representativo: el ciudadano de a pie.

Empecemos por mencionar algunas cifras de la realidad económica de la ciudad: 1. Bogotá tiene una informalidad laboral según el DANE del 41,8%; 2. Del total del salario mínimo, el rubro de transporte es uno de los que más porcentaje se lleva: entre el 20% y 30%; 3. Alrededor de solo el 20% de bogotanos tiene carro; 4. Tansmilenio reporta perdidas de alrededor de $220.000 millones al año, por tener cerca de 380.000 colados diarios en el sistema que representa el 15,36% de usuarios.

De esta manera, según el estudio presentado en el foro “La evasión en Transmilenio: un reto de ciudad” del total de colados, el 25% lo hace en la troncal de la carrera Décima, 18% en la Caracas, 18% en la NQS y 15% en la calle 26. El Socorro es la estación con más tasa de colados, con más del 57% de evasión. Le siguen Nieves con 40% y Policarpa con 40%. Según la Cámara de Comercio de Bogotá el 85% de los usuarios de Transmilenio y SITP pertenecen a los estratos 2 y 3, y el 88% gana menos de un millón de pesos, lo que podría concordar con las troncales en donde más colados se presentan.

Ahora bien, la administración de Claudia López decidió incrementar el valor del pasaje en $100 teniendo en cuenta tres escenarios posibles: 1. Un aumento general en la tarifa de $100; 2. No hacer ningún aumento; y, 3. Hacer el incremento de $100 en el componente zonal y troncal, pero manteniendo el valor de los transbordos y aumentando la ventaja de tiempo en 15 minutos (pasando así de 95 minutos a 110). De esta manera, la opción utilizada fue la tercera con la que se pretende cubrir los costos en el alza del combustible y la operación del sistema.

Por consiguiente, la razón que daba el Distrito es que con el aumento año tras año del combustible diésel, y con el hueco fiscal actual de $700.000 millones, de no aumentar en $100 el pasaje ese incremento del déficit aumentaría en $100.000 millones.

Entonces, independientemente de que, si los sistemas de transporte deben ser autosostenibles o que se deba o no subsidiar el sistema, la discusión debe ir en pro de cómo conseguir más recursos para la financiación del mismo. En este sentido, se han planteado soluciones: La primera es lo que se denomina el Contamination Tax que básicamente dice que los vehículos que más contaminen deberían pagar más impuestos; La segunda, cobrar por parqueo en vía pública; La tercera, revisar los contratos de los operadores privados; La cuarta, y teniendo como ejemplo a Chile, es apostarle a tecnologías eléctricas. La razón es que en Chile el costo de un bus diésel por 6.000 kilómetros pasó de 2.500 dólares a 700. Con esto, se subsidiaría la tarifa del transporte público permitiendo así, que el ciudadano más humilde destine sus recursos a otro rubro. Son propuestas que deberían ser presentadas nuevamente ante El Concejo de Bogotá.

Por otro lado, si se revisa el histórico del aumento del pasaje de Transmilenio, el aumento del salario mínimo y la inflación tenemos que:

Año
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
Salario M
 $ 260.100
 $ 286.000
 $ 309.000
 $ 332.000
 $ 358.000
 $ 381.500
 $ 408.000
 $ 433.700
 $ 461.500
 $ 496.900
 $ 515.000
 $ 535.600
 $ 566.700
 $ 589.500
 $ 616.000
 $ 644.350
 $ 689.455
 $ 737.717
 $ 781.242
 $ 828.116
 $ 877.803
Aumento SM
 –
9,1%
7,4%
6,9%
7,3%
6,2%
6,5%
5,9%
6,0%
7,1%
3,5%
3,8%
5,5%
3,9%
4,3%
4,4%
6,5%
6,5%
5,6%
5,7%
5,7%
Pasaje TM
 $        800
 $        900
 $     1.000
 $     1.100
 $     1.200
 $     1.200
 $     1.300
 $     1.400
 $     1.500
 $     1.600
 $     1.700
 $     1.750
 $     1.700
 $     1.700
 $     1.800
 $     1.800
 $     2.000
 $     2.200
 $     2.300
 $     2.400
 $     2.500
Aumento real Pasaje TM
 –
11,1%
10,0%
9,1%
8,3%
0,0%
7,7%
7,1%
6,7%
6,3%
5,9%
2,9%
-2,9%
0,0%
5,6%
0,0%
10,0%
9,1%
4,3%
4,2%
4,0%
Inflación
8,75%
7,65%
6,99%
6,49%
5,50%
4,85%
4,48%
5,69%
7,67%
2,00%
3,17%
3,73%
2,44%
1,94%
3,66%
6,77%
5,75%
4,09%
3,18%
3,80%
Salario M Real
1,41%
0,45%
0,44%
1,76%
1,31%
2,02%
0,24%
-1,65%
5,12%
0,34%
0,12%
3,05%
1,93%
0,64%
-2,37%
0,79%
2,45%
2,39%
1,86%
Impacto al Usuario
-9,7%
-9,5%
-8,7%
-6,6%
1,3%
-5,7%
-6,9%
-8,3%
-1,1%
-5,5%
-2,7%
6,0%
1,9%
-4,9%
-2,4%
-9,2%
-6,6%
-2,0%
-2,3%

 

Explicación: Se toma la serie desde el año 2000 que es cuando entró en operación Transmilenio, y se toma en cuenta las variables del aumento año tras año en el pasaje de Transmilenio, en el Salario Mínimo, y la inflación. Lo que podemos evidenciar, es que el usuario que utiliza transporte público y en este caso puntual Transmilenio, que a su vez es el que pertenece a los quintiles más pobres de la ciudad, siempre ha tenido un impacto negativo a medida que aumentan los pasajes del sistema. La operación sale de la resta entre la variable “Salario M real” y “aumento real pasaje TM”

Así pues, esto ha significado que, –y teniendo en cuenta lo que se mencionaba sobre en qué estratos viven los usuarios que utilizan TM y viven con un salario mínimo–, las personas más vulnerables son las que se ven afectadas con los incrementos en las tarifas. Por consiguiente, aumentar el precio del pasaje del transporte es irresponsable con el bolsillo del ciudadano representativo: 1. A medida en que aumenta el pasaje en transporte público, se empieza a equiparar con los costos del transporte privado, llevando así al consumidor a preferir optar por una moto, por ejemplo; 2. Como lo mencionaba antes, el transporte público es el transporte de la mayoría. Solo cerca del 20% de bogotanos tienen vehículo, y tarifas altas no incentiva a bajarse del carro; 3. A raíz de esto, se genera una pérdida de competitividad del transporte público frente al privado; 3.1 Mayor consumo de combustibles fósiles; 3.2 Mayor contaminación del aire; 4. Es una medida regresiva si se compara el aumento real del salario mínimo versus el aumento real del pasaje de Transmilenio (ver tabla).

Finalmente, si bien se ha ido mejorando en nuevas tecnologías para reducir costos y evitar el aumento de colados en el sistema, esto no puede verse como algo económico en el que se tenga como fin, el sostenimiento del sistema. De acuerdo con el ex Concejal Juan Carlos Flórez, Colombia es el segundo país de la región en el que el transporte es más caro teniendo en cuenta la variable del salario mínimo, superado solo por el metro de Sao Paulo. Las fuentes de ingresos deben buscarse, pero creo yo, no del bolsillo de los más vulnerables.

*Miembro Dirección Transporte Público y Asuntos Urbanos

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