El nuevo chip de la educación

El nuevo chip de la educación

Por: Carlos Ramírez

 

A finales de abril de 2020, Liliana María Guaca, escribía para Al Centro una columna donde presentaba dos claves para el desarrollo en la educación en el país. Primero, educar constantemente a los docentes para que transmitan conocimiento actual a sus alumnos. Segundo, acercar la educación a la población por medio del gobierno y no solo esperar que esta se movilice hacia las enseñanzas.

Posteriormente en junio otras perspectivas llegarían a complementar y ampliar los horizontes entorno a la educación y el mundo digital.

Jairo Gómez, Director de Bienestar Escolar de Al Centro, presentaba en su video-columna los retos a afrontar de cara al regreso presencial de las clases en cientos de colegios privados desde el primero de Agosto, haciendo énfasis en la transformación metodológica de la enseñanza.

Por otro lado, Diego Tovar, presentó varios puntos interesantes sobre las transformaciones empresariales en medio de la pandemia. De las múltiples buenas ideas planteadas, rescato el cambio de la mentalidad victimizadora a la de responsabilidad personal por nuestro propio futuro,  la inequidad como reto primordial que debe superar la civilización y las nubes de Clowdworking, propias de la sociedad 5.0.

Durante el mismo mes, Carlos Avilán, mostró una radiografía reveladora respecto a la situación de conectividad a nivel nacional y global. Para mencionar algunas cifras, cerca de 23.8 millones de colombianos no tienen conexión a internet en el país y aproximadamente 3.700 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a este servicio, que para muchos de nosotros es equiparable en prioridad al agua, la comida o la electricidad.

Ya para Julio, el director de Tecnologías de la Información para Al Centro, Juan José Ramírez, hacía un repaso por las iniciativas del gobierno en términos de cobertura de internet y sus avances, así como el camino pendiente a recorrer para realmente lograr una transformación de impacto por medio de las herramientas digitales.

Todas estas ideas parecen encontrarse en un lugar común y es la necesidad de revolucionar el sistema educativo pensando no solo en cubrir las necesidades esenciales, como enseñar a leer, resolver ecuaciones matemáticas o aprender inglés, sino en ofrecer herramientas para que nuestros ciudadanos compitan, y desde muy jóvenes, a escala global.

Estamos frente a una gran oportunidad para dejar de enseñar cápsulas de conocimiento destinadas exclusivamente a pasar exámenes y subir en los rankings. Es vital evolucionar enseñando ideas contextualizadas que se puedan aplicar, y rápido, en el mundo real dando paso a la experimentación.

Es empezar a premiar los fracasos excelentes y quitarle peso a los éxitos mediocres. Los fallos constantes son la constante del mundo digital y eso lo puede ver cualquiera cuando, frente a su computador, escribe su primera línea de código: hello world.

Ante esto, las universidades tradicionales deben cambiar a velocidades que antes del COVID no hubieran considerado.

Ya no compiten entre sí en las capitales. Compiten con plataformas globales que por una fracción del costo de un semestre universitario enseñan conceptos prácticos y aplicables, que una persona puede dominar en cuestión de semanas. Además te dan certificado.

Colombia es un país tradicionalmente exportador de materias primas. 70% de nuestro PIB depende del petróleo. La industrialización a nivel del primer mundo está lejos de ser el camino más eficaz para hacer de un país pobre pero rico en recursos naturales, un país competitivo.

La respuesta real está en tener ciudadanos educados en herramientas digitales, cuyo mercado abarca el planeta entero ofreciendo soluciones tecnológicas de primer nivel. Un activo, si así se puede considerar, que solo requiere implantar por medio de la educación moderna la semilla que produzca la motivación necesaria para nunca parar de aprender.

Este cambio incluso puede repercutir en la eficiencia del tiempo para los profesores, quienes dejarán de estar de alguna forma presos de las clases sincrónicas, a poder dejar su conocimiento en video y adelantar sus investigaciones y proyectos en paralelo.

Esta no es una columna de indignación, es de esperanza. Esperanza para millones de colombianos en condición de pobreza, que por un costo mínimo y sin incurrir en desplazamientos costosos a las urbes pueden adquirir el conocimiento del mundo y competir a escala global.

Si hay algo bueno que la pandemia produjo en la civilización ha sido acelerar, en todo el mundo, los cambios proyectados en décadas antes de la emergencia.

La diferencia la marcarán entonces las naciones que menos se llenen de excusas y se muevan de forma ágil, pasando de hablar de tendencias, a liderarlas y materializarlas.

 

FUENTES

Guaca, M. (2020) Claves para avanzar en el mejoramiento de la calidad educativa en las regiones.

Recuperado de https://www.alcentro.co/claves-para-avanzar-en-el-mejoramiento-de-la-calidad-educativa-en-las-regiones/

Gómez, J. (2020) Volver a clases después de la pandemia. [Archivo de video]. Recuperado de https://www.alcentro.co/volver-a-clases-despues-de-la-pandemia/

Tovar, D. (2020) Transformación organizacional, retos e impactos después del COVID. Recuperado de https://www.alcentro.co/transformacion-organizacional-retos-e-impactos-despues-del-covid/

Avilan, C. (2020) La brecha digital en Colombia como una oportunidad. Recuperado de https://www.alcentro.co/la-brecha-digital-en-colombia-como-una-oportunidad/

Ramírez, J. (2020) Una nueva visión para la transformación digital. Recuperado de https://www.alcentro.co/una-nueva-vision-para-la-transformacion-digital/

*Miembro Dirección Emprendimiento

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Ruralidad, calidad educativa y reclutamiento forzado

Ruralidad, calidad educativa y reclutamiento forzado

Por: Juanita Peñuela Cadavid

La pandemia por la que actualmente está atravesando el mundo ha puesto en evidencia las realidades de inequidad en distintas esferas de la sociedad. Una de ellas ha sido en la educación, especialmente debido a las dificultades de acceso y conectividad de miles de niños, niñas y adolescentes (NNA) que viven en zonas rurales o cascos urbanos periféricos en el territorio colombiano. Sumado a ello, en el país las dificultades para alcanzar a esta población se profundizan debido a las constantes y cambiantes dinámicas del conflicto armado interno que no ha entrado en cuarentena.

Es necesario aclarar que si bien Colombia ha sido testigo de más de un acuerdo de paz[1] el conflicto armado interno permanece en las regiones, con distintas dinámicas y reconfiguración de actores. Como lo expresa el Centro Nacional de Memoria Histórica, en su documento ¡Basta Ya! Memorias de guerra y dignidad, “desentrañar las lógicas de la violencia contra la población civil es desentrañar también lógicas más amplias de la guerra: el control del territorio y el despojo de tierras (…) la victimización de las comunidades ha sido un objetivo en si mismo, pero también ha sido parte de designios criminales más amplios de los actores de la guerra” (pp. 15)

Por lo anterior, las declaraciones de la senadora Sandra Ramírez sobre las cuales afirma que las FARC-EP no reclutaron menores desconocen el contexto del país y no reconocen a las víctimas ni la realidad de los NNA del campo colombiano. Además, sin mencionar que, en su caso, el ingreso a las FARC-EP fue a la edad de 17 años[2]. Según cifras de la Defensoría del Pueblo, un 87,5% de los departamentos del país presentan alertas de riesgo por reclutamiento de menores [3]. Además, el Registro Único de Víctimas reconoció que desde 1985, la cifra de menores reclutados por grupos armados ilegales es de un poco más de ocho mil menores, una realidad alarmante que no da tregua, pues cifras entregadas por la Coalición contra la vinculación de niñas, niños y jóvenes al conflicto armado en Colombia (COALICO) confirman que solo en el 2019 el número de menores reclutados ascendió a los doscientos.

Entonces, ¿por qué hablar de reclutamiento de menores a la luz de la calidad educativa? Mucho se ha hablado respecto al derecho a la educación en Colombia y hoy se habla sobre la necesidad de llegar con dispositivos y conectividad a quienes no tienen acceso a las clases virtuales que en sus instituciones educativas se han venido adelantando por la situación de emergencia sanitaria que se vive en el país. Y aunque resulta necesario llegar a estas regiones con conectividad, este tipo de medidas deben realizarse dentro del contexto y la realidad en la que viven los NNA que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad en el país.

Las realidades del campo colombiano y de cascos urbanos pequeños o ubicados en límites periféricos contrastan con las de las grandes urbes. Las primeras se caracterizan por ser espacios profundamente impactados por la desigualdad social fruto de la violencia estructural del país y a su vez por dinámicas del conflicto armado interno como desplazamiento forzado, confinamiento y reclutamiento a menores. Ello, dificulta el acceso a servicios cobijados dentro de los derechos fundamentales como el de la educación. De ahí, que iniciativas como el proyecto de Escuelas Radiofónicas adelantada por la Acción Cultural Popular (ACPO) a finales de la década de los 40 en Boyacá sea tan representativa, pues puso en la opinión pública la precariedad educativa en estas zonas del país.

Y aun así, no dejan de surgir interrogantes como ¿por qué los menores están “disponibles” para el reclutamiento? ¿Por qué las cifras que han logrado obtener organismos como COALICO o las llegan a los cientos de niños reclutados en tan solo un año? ¿Cuáles son las condiciones socio-económicas bajo las cuales viven los NNA que terminan enlistados en estos grupos? ¿Podría la educación de calidad contribuir a mitigar el reclutamiento de menores en las regiones rurales y cascos urbanos periféricos de Colombia?

Si bien no se puede desconocer que históricamente las escuelas y su comunidad educativa (especialmente profesores y estudiantes) se han visto afectado por dinámicas propias de la violencia directa como afectaciones físicas y fuego cruzado, generando las condiciones para el desplazamiento forzado y el reclutamiento de menores, no se puede desconocer el potencial que esta tiene como espacio físico y comunitario para la construcción de paz local y el empoderamiento de agentes fundamentales para la misma como lo son los NNA.

Vale la pena analizar casos internacionales como los de Ruanda y Sierra Leona que nos dan indicios sobre como las políticas para el posconflicto le apostaron a calidad educativa (formación docente, estructura curricular y pedagogías contextualizadas) que tuviera en cuenta los contextos locales y los impactos que el conflicto había tenido en cada uno de ellos para contribuir a mitigar las dinámicas violentas. Partieron del reconociendo de la educación como una herramienta de transformación de realidades sociales como la violencia estructural que alimenta los conflictos armados de estos países, así como el colombiano.

Por ejemplo, en Ruanda trabajaron con “4R’s”[4]: redistribución, reconocimiento, reconciliación y representación; cuatro aspectos que le permitieron al Ministerio de Educación diseñar su marco conceptual y teórico para adelantar reformas educativas contextualizadas y tendientes hacia la construcción de paz. Así, la educación rural trascendió del marco curricular académico, no porque este fuera menos importante, sino porque entendieron que debe ir de la mano de una priorización de la agencia del profesorado y los estudiantes, así como de la verdad y la reconciliación como elementos de calidad educativa fundamentales.

Es por esto que las declaraciones de la senadora Ramírez no pueden ser tomadas a la ligera, en especial por las denuncias recientemente realizadas por El Espectador sobre el silencio de los grupos armados ilegales frente al reclutamiento, pese a ser una práctica aún recurrente en el país. Más aún cuando en el artículo 2 del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y duradera se expresa que “los delitos de lesa humanidad (…) la sustracción de menores, el desplazamiento forzado, además del reclutamiento de menores, de conformidad con lo establecido en el Estatuto de Roma” no serán objeto de amnistía o indulto.

Por eso, cuando en el país se habla de mejorar la calidad educativa y se menciona que esta es un derecho de los NNA, no se debe olvidar que este servicio debe estar contextualizado dentro de un marco de posconflicto en medio de un conflicto aún vigente. Se debe entender como una herramienta que tiene el potencial de contribuir a mitigar algunas de las violencias estructurales que llevan a que los NNA terminen en manos de grupos armados ilegales, casi como si no tuvieran otra opción.

 

 

[1] M19 en 1990, en 1991 con el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el Movimiento Armado Quintín Lame (MAQL), en 1994 con la Corriente de Renovación Socialista (CRS) y el Frente Francisco Garnica de la Coordinadora Guerrillera, en el 2005 con las Autodefensas Unidas de Colombia y en el 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), entre otros.

[2] Al respecto, es importante aclarar que la Corte Constitucional, mediante el auto 251 de 2008 afirmó que jurídicamente la voluntad del menor para el caso del reclutamiento es inexistente, razón por la cual se define como víctima del delito en mención.

[3] Prevención del reclutamiento de niños, niñas y adolescentes. Análisis de la política pública con enfoque étnico. Defensoría del Pueblo

[4] Para más información ver: https://pdfs.semanticscholar.org/3499/e1cffebaa75e899d465d99a1c087c33bcfea.pdf

*Miembro Dirección de Construcción de Paz

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Desigualdad y exclusión educativa en la Pandemia: ¿Qué tanto se ven afectados los niños y niñas rurales en Colombia?

Desigualdad y exclusión educativa en la Pandemia: ¿Qué tanto se ven afectados los niños y niñas rurales en Colombia?

Por: Liliana María Guaca

Frente a la situación de aislamiento social y cierre temporal de las escuelas, se ha definido desde el Gobierno Nacional estrategias de acompañamiento escolar a los niños y niñas desde el hogar, a través de la mediación tecnológica. En las zonas urbanas, estas medidas se han logrado desarrollar debido al acceso a bienes y servicios que garantizan condiciones mínimas para el desarrollo de la actividad académica. No obstante, en las zonas periféricas y rurales donde las oportunidades no son las mismas, que para las familias urbanas de mayores ingresos, la situación es totalmente opuesta.

Es así, que la pandemia ha puesto de relieve la desigualdad entre los estudiantes rurales y urbanos en el sistema educativo. En este caso, la pobreza, la discapacidad, la etnia, y la dispersión geográfica son factores asociados que agudizan la situación y ponen evidencia el alto riesgo de deserción escolar al que se enfrentan hoy las instituciones educativas rurales.

Las dificultades en el acceso a los medios tecnológicos como tablets o computadores, sumado al factor conectividad, se convierten en los principales factores de exclusión, ya que es a través de las plataformas virtuales, que se procura mantener el proceso de escolarización.

Según un estudio de la Universidad Javeriana, el 96% de los municipios del país no desarrollan el proceso escolar de manera virtual porque más del 50% de los estudiantes de grado 11º de las escuelas rurales no tienen computador ni acceso a internet, sumado a que en caso de contar con algunos equipos, estos no son modernos y no permiten desarrollar un proceso educativo de calidad.

Respecto del acceso y la conectividad, el Censo DANE (2018) reveló que solo el 16.2% de las zonas rurales tienen acceso a internet. De los 32 departamentos, 22 tienen menos del 30% de viviendas conectadas y La Guajiara, Chocó, Caquetá y Vaupés, encabezan la lista de los que tienen la más baja conectividad del pais, siendo este último el más bajo con un 4%.

El cuarto informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020: Inclusión y educación – Todos, sin excepción de la UNESCO aplicado a 209 países   “Identifica una exacerbación de la exclusión durante la pandemia del COVID-19 y se estima que alrededor del 40% de los países de ingresos bajos y medios- bajos, no han prestado apoyo a los alumnos desfavorecidos durante el cierre temporal de las escuelas”. Con este panorama los desafios de la educación rural en Colombia son titánicos, y se deben plantear escenarios posibles para lograr mantener a estos niños y niñas dentro del sistema educativo y así no perpetuar los circulos intergeneracionales de la pobreza.

En medios nacionales, algunos docentes rurales frente a esta situación han desarrollado alternativas para mantener a sus estudiantes escolarizados, optando por visitar en moto u otro medio alternativo, vereda a vereda para poder llevar el conocimiento a sus estudiantes, hasta familias que frente a la falta de conectividad y medios tecnológicos, han tenido que viajar hasta las cabeceras municipales o capitales de departamento para encontrar las guias de trabajo para sus hijos o un servicio de internet para conectarse con el sistema.

En este escenario tan complejo, se vislumbran algunas alternativas de cómo se puede avanzar en el mejoramiento de las condiciones de prestación del servicio educativo rural. Recientemente se sancionó una ley en el congreso liderada por la Representante a la Cámara por Bogotá, Juanita Goebertus del Partido Verde, que permite la flexibilización del transporte escolar en la ruralidad, en donde no aplica es bus amarillo y con cinturones de seguridad, ya que no existen operadores que presten los servicios o  las condiciones de vias de acceso terrestres son limitadas.

Si bien se abre la posibilidad a los territorios que se reglamenten otro tipo de trasportes alternativos que permitan pensarse un sistema multimodolal que beneficie a los territorios, estos deben garantizar las medidas de seguridad del caso y desde el gobiierno nacional se deben fortalecer el acompañamiento, especialmente a las regiones en su reglamentación con prontitud. Esta ley combate las brechas entre lo urbano y lo rural al proveer a los niños y niñas oportundidades de movilizarse hasta sus escuelas  de manera altenativa y garantizar así el acceso a la educación.

Finalmente, se espera de parte de los gobiernos locales que una vez los estudiantes vuelvan a las aulas, se desarrollen programas de refuerzo, acompañamiento y nivelación, y se definan acciones claras de  seguimiento a la efectiva adquisición y evaluacion de  los aprendizajes en la ruralidad, y que no resulte siendo un proceso que en apariencia garantiza la escolaridad pero que en el fondo, acrecenta las brechas y la exclusion educativa de aquellos que más lo necesitan.

 

*Miembro Dirección de Educación

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La importancia de la Contratación Estatal para la reactivación económica.

Por: María Camila Herrera 

La crisis sanitaria generada por el COVID 19 ha traído tanto consecuencias negativas para la salud como nefastos efectos en la economía generando la necesidad de iniciar una extensa lluvia de ideas para reactivar la producción, además de aquellas que ya han sido propuestas por el gobierno. Para esto serán esenciales iniciativas de todos los sectores de la sociedad, y el actor llamado a dar ejemplo en esta oportunidad, si no en todas, debe ser el Estado. Este debe realzar su liderazgo ahora más que nunca y proponer una agenda de políticas públicas al estilo del New Deal de Franklin D. Roosevelt con el objetivo de contribuir de la mano de reformas, leyes, programas de inversión pública, y a través de la intervención inteligente en los sectores más débiles.

Una de las alternativas mediante las cuales el Estado puede inyectar recursos de forma directa en la economía, que no solo tengan como fin la eventual recuperación de esta, sino que busquen el crecimiento de la misma a nivel nacional. Es decir, mediante la cual el Estado no solo logre la recuperación del comercio, sino que después de la “nueva normalidad” el país crezca económicamente para superar las pérdidas que ha dejado la crisis, es la contratación estatal. Esta es fundamental para lograr los fines esenciales del Estado y representa una parte importante de la economía del país debido al peso que tiene con relación al PIB y al gasto del gobierno. Solo en Colombia, según Fedesarrollo, la contratación pública corresponde al 12,5% del PIB y al 35,7% del gasto público.

Estos porcentajes de por sí ya son bastante altos, lo cual resalta su importancia. Al incrementarlos estamos aportando directamente recursos a la economía dando lugar al crecimiento de la vida productiva del país. A su vez, es una de las formas en las que es posible combatir la recesión económica, siendo muy cuidadosos con fenómenos como la inflación o el déficit fiscal. El Fondo Monetario Internacional elabora recomendaciones en la misma línea, pues exhorta al gobierno nacional a aumentar el gasto público para compensar la recesión actual. Una herramienta ideal para que esto suceda durante la crisis es la propia contratación pública, pues mediante el incremento del gasto permite que el Estado como actor económico sea un gran generador de empleo y actúe como una fuente de ingresos y crecimiento para las empresas colombianas.

Siendo así, es fundamental que los procesos de contratación relacionados con toda clase de obras y proyectos inicien tan pronto como sea posible, pues esta actividad está actualmente limitada y dirigida a priorizar la adquisición de bienes y servicios relacionados con la mitigación de la pandemia. Si bien debe mantenerse como prioridad la satisfacción de las necesidades que surgen de la crisis, no puede dejarse de lado la importancia de reactivar la economía en todos los sectores del comercio para superar las dificultades que prevén múltiples estudios en un futuro muy próximo, entre las que están la pobreza extrema y el incremento del desempleo.

La tramitación de nuevos contratos que no estén relacionados con la urgencia manifiesta es completamente posible a través de la celebración de audiencias públicas virtuales que permitan mantener el mercado de compras estatales; y mediante el uso de la plataforma del Sistema Electrónico para la Contratación Pública. Las entidades del sector público deben estimular estos procesos y agilizar la celebración de nuevos contratos que puedan ser ejecutados en un futuro cercano. Pues, aunque las medidas tomadas por el decreto legislativo número 440 de 2020, a través del cual se modifican leyes en temas contractuales, incluyen la no paralización de los pagos a contratistas, la contratación directa para la adquisición de bienes y servicios relacionados con la pandemia, el aumento presupuestal de las compras directas en grandes superficies, la contratación por urgencia manifiesta, y demás; estas no estimulan nuevas contrataciones que impulsen la economía por proyectos u obras no relacionados con la pandemia.

Si nuestro fin es superar la crisis económica, desde ya es primordial tomar las medidas necesarias. La contratación estatal es una herramienta ideal y por lo tanto es imprescindible que se elimine toda limitación a la tramitación de nuevos contratos públicos no relacionados con la pandemia y que se fomente el inicio de nuevos procesos en todos los sectores a partir de las plataformas tecnológicas existentes. Así podrá iniciar el proceso de ejecución de estos, que dará lugar a una etapa de reactivación en la economía liderada por el Estado.

*Miembro Dirección de Contratación Pública 

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Desigualdad y exclusión educativa en la Pandemia: ¿Qué tanto se ven afectados los niños y niñas rurales en Colombia?

A defender la institucionalidad

Por: Juan Manuel Borráez

El 4 de agosto de 2020 sin duda será uno de los más impactantes del año en Colombia, dado que la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia decretó medida de detención domiciliaria al ex presidente y actual senador, Álvaro Uribe Vélez por presunto fraude procesal y soborno a testigos.

El caso es de una gran complejidad, ya que incluso inicia cuando la Corte Suprema de Justicia archivó una denuncia del senador Uribe contra el también senador Iván Cepeda, por una supuesta manipulación de testigos en su contra. La Corte consideró que no era Cepeda quien estaría intentando manipular testigos, mientras que Uribe presuntamente sí. Esto por intermedio de uno de sus abogados, Diego Cadena, quien también enfrenta un proceso penal por fraude procesal y soborno.

No obstante, no es intención de esta tribuna ahondar en los elementos probatorios del proceso penal o expresar una opinión sobre la inocencia o culpabilidad del senador Uribe o de su abogado Cadena. Esto será decisión, para el caso de Uribe, de la Sala de Juzgamiento de la Corte Suprema de Justicia. Esta columna busca hacer una defensa de la institucionalidad colombiana, de la división de poderes, del respeto a las decisiones judiciales y velar por los derechos procesales de quien enfrenta un proceso penal, cualquier persona que sea.

En primer lugar, por el derecho que le corresponde al ex presidente Uribe, se debe exigir  desde la ciudadanía que el proceso goce de absoluta imparcialidad, independencia judicial y transparencia. Un proceso judicial llevado a cabo de esta manera, también garantiza el derecho que tiene la ciudadanía a conocer la verdad sobre los hechos que rodean a quien ocupó la máxima dignidad del Estado colombiano.

Sin embargo, los ciudadanos deben reivindicar y exigir que, tanto quienes ocupan un cargo público como otras figuras políticas del país, en especial las ligadas al Partido Centro Democrático, acepten y acaten las decisiones de los jueces y que éstas sean debidamente controvertidas ante las autoridades judiciales mediante los recursos que la Constitución y las leyes colombianas contemplan.

No han sido pocos los ataques que ha recibido la rama judicial, particularmente la Corte Suprema de Justicia, calificándola de “izquierdista”, “antiuribista”, entre otros calificativos. Los jueces en el ejercicio de sus funciones solo están condicionados por la ley. No deja de ser llamativo y preocupante que altos cargos estatales como senadores y representantes a la Cámara, incluso embajadores, hagan llamados a desconocer las decisiones judiciales e inclusive a convocar constituyentes para reformar el Estado incluyendo a las cortes.

Capítulo aparte merece el presidente Iván Duque. Desde días anteriores a la medida de detención domiciliaria contra el ex presidente Uribe, realizó una implacable defensa suya ante un medio de comunicación. Adicionalmente, una vez conocida la medida, fue publicado un video en sus redes sociales dando una alocución en la que resaltó de Álvaro Uribe su patriotismo, reivindicó su inocencia, destacó el legado de sus dos periodos presidenciales y llamó a la “reflexión como ciudadano, para que las vías judiciales operen, y un ciudadano (Uribe) pueda ejercer su defensa en libertad”, ejerciendo una evidente presión para que la Corte tome una decisión en determinado sentido.

En su calidad personal, el presidente Duque puede tener la ideología que quiera y creer en la inocencia de cualquier persona sometida a un proceso penal. Sin embargo, debe entender que una vez se posesionó como presidente de Colombia el 7 de agosto de 2018, su papel ya no es el de representante de una corriente política en una contienda electoral, su rol pasó a ser el de Jefe de Estado y primer mandatario de todos los colombianos. Lo que debe hacer es defender la institucionalidad, promover el cumplimiento de las decisiones judiciales y fomentar que la manera de ser cuestionadas sea en sede judicial.

Los contradictores políticos del ex presidente Uribe también deben reflexionar, pues ha sido público que cuando han tenido que enfrentar procesos judiciales o disciplinarios en su contra, han atacado a las cortes y a la institucionalidad afirmando que en Colombia no se vive en democracia o que el Estado se encuentra cooptado por el narcotráfico. Las instituciones no se pueden defender cuando es un contradictor político el que se encuentra en medio de un proceso penal, y atacadas cuando es alguien de su misma corriente ideológica quien se encuentra en uno. La defensa de los valores democráticos no puede ser selectiva.

Para finalizar, vale la pena recordar que Álvaro Uribe no ha sido condenado y nadie es considerado culpable hasta que se demuestre lo contrario. El proceso debe continuar. En ese sentido, lo único deseable es que al ex presidente le sea respetado el derecho a la defensa y, en general, a un juicio justo y transparente.

Quienes se identifican con Uribe, tienen todo el derecho a protestar y a expresar su desacuerdo con esta decisión judicial, mientras sea por los conductos constitucionales y legales, esto incluye la protesta pacífica. Afortunadamente, la institucionalidad colombiana, aun con sus fallas y retos, tiene los medios para expresar el disenso frente a las decisiones emanadas de cualquier autoridad del Estado.

 

*Miembro Dirección de Seguridad y Justicia

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Desigualdad y exclusión educativa en la Pandemia: ¿Qué tanto se ven afectados los niños y niñas rurales en Colombia?

Turismo. La reapertura que Colombia espera.

Por: Julián David Roberto

Todos añoramos recorrer los hermosos paisajes de nuestro país, sin embargo, si no le apostamos al turismo responsable, sostenible y seguro, esta actividad no será posible.

En los últimos 10 años a nivel mundial se ha incrementado esta práctica económica y social, que ha tenido grandes impactos positivos en muchos países del mundo.

Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), en el año 2019 se registraron mas de 1.500 millones de llegadas de turistas internacionales en el mundo, lo que representó un incremento de l4% de la actividad turística con relación al año 2018.

En cuanto al PIB mundial de turismo, la WTTC (World Travel & Tourism Council)  afirma que se incrementó en 3% para el año 2019 y se ha mantenido con este crecimiento constante en los últimos 10 años.

El Turismo ha demostrado ser una actividad económica de crecimiento acelerado, que ha brindado la oportunidad de crear millones de empleos a nivel mundial.

En Colombia este fenómeno no es la excepción; según cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo  entre los años 2011 y 2017, se presentó un incremento de 69% en la llegada de viajeros internacionales, generando aproximadamente un 74% de nuevas empresas y 19% de nuevos empleos.  En el año 2019 se registró una ocupación hotelera de 57,8 % y se aumentó en un 2,7%  la llegada de visitantes a Colombia, registrando más de 4´515.932 millones de visitantes.

En Boyacá, se presentó un gran crecimiento en los últimos años; la Secretaria de Turismo del Departamento afirma que para el año 2019 se registró una ocupación hotelera del 37,19% y la demanda de empleos fue de 6.985 personas.

Sin duda alguna, el turismo, ha sido un elemento dinamizador de la economía colombiana y de las regiones, sin embargo, en la actualidad por las medidas tomadas por el Gobierno Nacional para mitigar los estragos en salud publica que genera el Covid 19, este sector ha sido de los más afectados. Se estima que en lo que llevamos de este año se han perdido mas de 16,51 billones de pesos y más de 2,3 millones de empleos se han visto afectados. Y esas cifras pueden ir en aumento si no se actúa ya.

En países de Europa como Francia, Grecia, Chipre, Alemania y España, la reapertura al turismo y a la nueva normalidad ya son un hecho. España uno de los últimos países en sumarse a la reactivación turística, lo ha hecho de forma progresiva en todo el territorio salvo algunos lugares como Cataluña, donde según los últimos reportes oficiales se han presentado algunos rebrotes de Covid 19.

Colombia, debe desde ya establecer criterios necesarios que favorezcan la reactivación de este sector, desde una proyección a la implementación de una política de turismo responsable, sostenible y seguro, que genere confianza.

La base de la reactivación del Turismo en Colombia es la confianza, puesto que si se realiza una reapertura acelerada, que no genere garantía del correcto cumplimiento de medidas de bioseguridad, será la reapertura de un Turismo inútil, puesto que muy pocas personas irán a lugares donde no se les garantice su seguridad.

Algunas organizaciones de este sector, han propuesto que se implemente un sello de bioseguridad, que certifique la implementación de protocolos necesarios para garantizar la salud de los turistas. Sin embargo, se considera que la implementación de este tipo de certificados hará que las empresas incurran en altos costos.

Debemos iniciar a plantear soluciones eficaces para reactivar el turismo en Colombia, para así evitar que cada vez más empleos se pierdan, al igual que el cierre de más micro, pequeñas y medianas empresas que trabajan en este sector.  Para esto se le debe apostar a generar confianza, como factor determinante en la reactivación de un turismo que a su vez sea responsable, sostenible y seguro.

 

*Director Temático para el Departamento de Boyacá

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