(Comcel (Claro) demanda a nuevo operador partners ¿Temor a la competencia o desequilibrio?

(Comcel (Claro) demanda a nuevo operador partners ¿Temor a la competencia o desequilibrio?

Por: Sadi Contreras Fuset

Hace unos días el operador de servicios móviles Claro demandó a la firma Avantel por usar una frecuencia asignada al operador entrante Partners sin autorización del Ministerio TIC.

La historia es más complicada de lo que parece por la multiplicidad en las posibilidades de negociación para la compartición de la infraestructura de redes, instalaciones esenciales, interconexión y espectro entre operadores, acuerdos que permiten a los usuarios de servicios poder acceder con su línea en cualquier lugar del país, donde exista cobertura de señal sin importar la propiedad de la red, a todos los servicios disponibles en la zona geográfica de ubicación.

La firma Novator Partners fue adjudicataria en diciembre de 2.019, en subasta del espectro electromagnético que estuvo a cargo del Ministerio de las TIC, de un bloque de espectro radioeléctrico que le permitirá operar en bandas altas y bandas bajas para ofertar sus servicios de telefonía móvil, datos, internet, etc. Como operador entrante o nuevo operador de servicios móviles en el mercado colombiano, la norma le permite acceder a  algunos beneficios en materia de tarifas de interconexión que cobran los demás operadores (Claro, Movistar o Tigo) por el servicio de Rooming Automático Nacional (RAM), es decir la posibilidad de compartirle su infraestructura y espectro al nuevo operador (Partners) en las zonas donde no tendrá cobertura propia.

Partners propietaria del operador de servicios móviles Wom informó a la opinión pública en los primeros días del mes de julio de este año que “…adquirió una participación mayoritaria de las acciones de la compañía (Avantel) y que ha dado los primeros pasos en términos legales con el fin de buscar un acuerdo en el marco del proceso de reorganización, regido por la ley 1116 de 2006 en el que se encuentra actualmente Avantel…”.

Avantel, que desde el año 2.014 presta sus servicios de servicios móviles en el país,  se acogió desde el año anterior a un proceso de reorganización financiera acumulando, entre otras, numerosas deudas con los otros operadores por incumplimientos e interpretaciones subjetivas de la regulación vigente.

En pasados días Avantel anunció mediante comunicado a la opinión pública la venta de la mayoría de sus acciones al nuevo operador Partners. Esa negociación desató la furia de los demás operadores móviles en el mercado, especialmente de Comcel (Claro), por dos motivos específicos:

El primero, la categoría de “operador entrante” de Partners le da unos beneficios tarifarios durante 5 años por interconexión (uso de redes y espectro de otros operadores), derecho que según los operadores establecidos (Claro, Tigo, Movistar) perdió este “nuevo” operador con base en dicha transacción de fusión, compra o absorción de Avantel, por la antigüedad que tiene ésta última compitiendo en el mercado nacional mayor a los 5 años.

Y segundo por el uso por parte de Avantel del espectro asignado a Partners en la banda de espectro 700 Mhz, banda que Avantel no tiene asignada para prestar servicios, sin todavía conocerse la formalización de la compra de esa empresa, transacción que por ahora es solo un anuncio y al día de hoy no se conoce un acuerdo firmado entre las partes para la compartición y/o uso del espectro asignado al operador entrante, lo que para el operador Comcel (Claro) es una cesión del espectro sin autorización del Ministerio de las TIC.

La decisión de si la firma Parnerts es o no operador entrante con la compra de Avantel seguramente tendrá un largo camino por recorrer. En esta columna concentrémonos en la segunda motivación que despertó el disgusto de Comcel (Claro) frente al nuevo operador.

El pasado 20 de diciembre el Ministerio de las TIC adjudicó mediante la figura de subasta, porciones de espectro en las bandas 700. 1900 y 2500 Mhz. La firma Novator Parnerts logró asignación de espectro en las bandas de 700 (20 Mhz) y 2500 (30 Mhz), bandas que en el imaginario son carriles para transporte de señales con el fin de prestar servicios de telefonía, datos, internet, y otros, en la escasa autopista radioeléctrica que conocemos como el espectro electromagnético.

La Corte Constitucional en sentencia C-519 de 2.016 ratificó la naturaleza jurídica de la definición de permiso de uso del espectro radioeléctrico: “Acto administrativo que faculta a una persona natural o jurídica, pública o privada, para usar, explotar y/o gestionar total o parcialrnente una o varias porciones específicas del espectro radioeléctrico, por un término definido” 

Dicho lo anterior queda claro que un operador beneficiado con la asignación del espectro radioeléctrico por parte del Estado, sin necesidad de ceder sus derechos y obligaciones, podrá “usar, explotar y/o gestionar” las porciones adjudicadas a él, para lo cual podrá compartir sus redes y espectro con otros operadores que así lo requieran mediando acuerdos comerciales entre ellos.

Para el caso en comento, Parners tuvo y tiene dos escenarios que podrían permitirle hacer uso de la porción de espectro asignada para que otro operador transporte su señal o servicios:

  1. Que se haya finiquitado y formalizado la adquisición de Avantel por parte del nuevo operador Novator Parnerts, porque al pasar a ser de su propiedad puede naturalmente hacer uso de su espectro adjudicado en la subasta de diciembre de 2.019 para transportar la señal de una firma comprada.
  2. Que no exista aún la formalización de la compra pero que hayan concretado un acuerdo para la compartición de infraestructura (Roaming Automático Nacional, RAN) entre Partners y Avantel, teniendo en cuenta que el espectro es una parte integral del concepto de instalación esencial para dicha compartición.

Un ejemplo son los acuerdos que pactan con los operadores virtuales de red (Móvil Éxito de Almacenes Éxito y Virgin Mobile) que se caracterizan precisamente por no tener infraestructura propia ni espectro asignado y, como pasivos, beneficiarse de los acuerdos con los operadores que les facilitan su red y su espectro para transportar su señal y prestar los servicios ofertados.

Otra manera posible podría ser la compartición de infraestructura activa denominada RAN sharing, donde hay una sola estación que presta servicio en las bandas de frecuencias para los dos operadores.

Es importante tener en cuenta que los operadores tradicionales normalmente demandan cualquier acción dudosa de un operador entrante con el fin de intentar mantener sus posiciones dominantes en el mercado. Pero en este caso sí considero que el Ministerio de las TIC no debe apresurarse a lanzar juicios anticipados que determinen una posible cesión del espectro sin autorización de la Entidad, porque como se puede colegir de esta columna, existen otras opciones jurídica y técnicamente válidas para el uso, explotación y gestión del espectro sin que necesariamente implique la cesión de derechos a un tercero.

Ya el Ministerio y la Agencia Nacional del Espectro han iniciado las investigaciones necesarias para aclarar la situación que no tiene antecedentes en la regulación colombiana, pero que es producto de la evolución y reinvención de negocios en el sector de las tecnologías, investigaciones que deben al final propender por fortalecer la libre competencia, los abusos de posibles abusos de dominancia y bienestar del usuario. 

 

*Director  Regulación de Contenidos Tecnológicos

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En términos de homicidios, los árboles no permiten ver el bosque

Por: Freddy Osorio

En términos de homicidios, los árboles no nos dejan ver el bosque

 

La discusión en la que nos quieren meter el presidente y el Ministro de Defensa acerca de las masacres es inane. El primero insulta la inteligencia de los colombianos al comparar lo incomparable, mientras que el segundo usa una estrategia de tratar de navegar un campo minado semántico. En ambos casos no estamos enfocándonos en el problema: en el país nos estamos matando.

Fuente: Ministerio de Defensa, 2020

 

 

Más allá de los bandos, las diferencias, los egos de políticos que quieren mostrar que el país está mejorando, en Colombia han muerto al menos 1.021 personas en eventos donde han muerto 4 o más personas en los últimos 10 años, según el Ministerio de Defensa. El año pasado Medicina Legal reportó 11.630 homicidios. Según cifras de la policía, entre enero y julio del 2020, 6.395 personas fueron víctimas de homicidio. Nada de esto es banal.

El problema no era la cantidad de muertos que ponía el conflicto, sino más bien los muertos que ponemos los colombianos y ocultábamos con la excusa del conflicto.

El engaño estadístico y los debates ocultan que no hemos podido avanzar en la solución a los problemas estructurales relacionados con la lentitud del estado en prevenir las masacres anunciadas. En 28 años aún no hemos aprendido a actuar como estado frente a las advertencias hechas por la Defensoría.

Los observadores externos nos siguen pidiendo actuar ante patrones similares de violencia. Y mientras estamos en discusiones mediáticas, nos seguimos matando. Usar detalles para justificar los homicidios no nos permite ver que nos seguimos matando: los árboles no nos dejan ver el bosque.

*Miembro Fundador

 

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Urgente hablar de odio

Por: Laura Herrera

Desde hace algunos años venimos percibiendo un ambiente de polarización cada vez más denso por la sobreabundancia comunicativa -muchas de las conversaciones privadas ahora son públicas- y por la democratización de la comunicación -ahora cualquiera puede emitir un mensaje. Según datos del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones son cuatro los principales temas que más nos llevan a enfrentarnos: la política, el fútbol, la religión y la causa animalista.

Frente a los hechos políticos, paradójicamente, el suceso que abrió la puerta a una polarización mucho más intensa en redes sociales fue el proceso de paz y desde entonces la situación se ha venido agudizando. De acuerdo con la Misión de Observación Electoral (MOE), para las elecciones del 2018, el 10% de los mensajes compartidos en redes sociales fueron de intolerancia y el pico de más alto nivel de agresividad fue en la primera vuelta presidencial en la que se registraron más de 1.700.000 mensajes en este sentido. 

Con los últimos hechos políticos se profundizó la grieta. La polarización no para, y los discursos se radicalizan aún más. ¿Deberíamos preocuparnos? Sí y mucho. De la intolerancia al odio hay un par de pasos. El odio se está apoderando del discurso público siendo la raíz de la incitación, la división y un obstáculo cada vez más grande para el progreso de la agenda del país. 

El discurso de odio es cualquier forma de comunicación que sea un ataque o utilice un lenguaje ofensivo o discriminatorio contra una persona o un grupo de personas en razón de su raza, religión, nacionalidad, color, ascendencia, género, orientación política u otro factor de identidad. Lo más grave: el discurso de odio tiene efectos en secuencia: se empieza por la discriminación, violencia contra símbolos, violencia física y llega  incluso al genocidio. ¿Es exagerado? No, no lo es. A mediados del siglo XX Colombia vivió la época de La Violencia como resultado del discurso de odio y sectario que nos llevó a matarnos entre liberales y conservadores. El odio alimentó al Ku Klux Klan y fue el precursor de crímenes atroces como los de la Alemania Nazi, Ruanda, Bosnia y Camboya. 

El Tribunal de Nuremberg condenó a Julius Streicher quién denominó a los judíos como “parásitos, enemigos, malhechores y transmisores de enfermedades que deben ser destruidos en beneficio de la humanidad” incitando a los alemanes a perseguirlos. Streicher negó tener conocimiento  de las ejecuciones masivas de judíos, pero el Tribunal determinó que las incitaciones de Streicher al asesinato eran claramente “persecuciones por razones políticas y raciales en relación con crímenes de guerra”.  Steicher fue sentenciado a muerte.

El discurso de odio no es un juego y no debe, de ninguna manera, ser estrategia de comunicación política. La comunicación tiene un poder transformador que requiere responsabilidad cuando entra en la esfera pública. Hace unos días fuimos testigos del enfrentamiento entre dos HT #DespideAUnMamerto y #NoCompreAEmpresariosUribistas ¿Esto es inofensivo? No, es incitación a la discriminación, de hecho, de forma más frecuente se leen mensajes en los que la gente expresa que no podría ser amigo, pareja o tener relación con alguien con una posición política o idolología diferente y, hace unos días en medio de una caravana que rechazaba la medida de aseguramiento contra Uribe, un ciudadano, motivado por su intolerancia, amenazó al otro con hacer uso de su arma de fuego.

¿Estamos saturados del rifi rafe de la conversación digital? Sí, y es una buena noticia porque quiere decir que sabemos que algo anormal está ocurriendo. Al odio hay que hacerle frente. El silencio es cómplice, es una señal de indiferencia al fanatismo y a la intolerancia. A finales de 2019, la ONU lanzó una estrategia para frenar la nueva oleada de odio que está a la vuelta de la esquina y en ella recomendó tres cosas: i) combatir el discurso de odio con más discursos que le hagan frente; ii) inculcar en la nueva generación digital el rechazo por el discurso de odio; iii) investigar qué es lo que lo genera y; iv) entender que es responsabilidad de todos detenerlo.

Por eso mi deber como profesional de la comunicación política es invitarlos a poner este tema en la agenda pública, a darle la relevancia,a detenerlo. Nuestra historia se escribe sobre el enfrentamiento de bandos, hemos sido incapaces de salir de un círculo vicioso que tiene una gran cuota de responsabilidad en los fracasos que hemos tenido como Estado y como nación. Cuestiónense: ¿Y si la salida es otra? ¿Y si la respuesta es la forma en que nos comunicamos? Tal vez. Se los dejo a su reflexión.

 

 

 

*Directora de Comunicación Política

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Marca personal

Por: Juan Falkonerth

 

En un mundo cada vez más competitivo, exigente y globalizado, se hace necesario que cada persona trabaje y explote en debida forma sus habilidades, no solo con la finalidad de adaptarse a los cambios que trae consigo la vida, sino para lograr conquistar ese mercado de su interés, consolidarse y destacarse en ese ámbito y que mejor momento que este, en el cual, varias personas están pensando en conocerse a sí mismas, adaptarse y/o reinventarse para hacer frente a la coyuntura.

Todos son en sí una marca personal y partiendo de esta premisa, se requiere que las personas sean conscientes de esta realidad, la exploren en su interior, la trabajen y por supuesto, que la exterioricen de forma exitosa, esto implica un largo proceso, pero para recorrer un largo camino siempre es menester dar el primer paso.

Para empezar, se debe tener claro qué es la marca personal, pues bien, este concepto que tiene múltiples definiciones puede entenderse principalmente como la gestión que se hace de un perfil profesional asemejándolo a una marca comercial, así lo define Vilma Núñez, experta en la materia. La gran finalidad es crear una identidad propia y destacar los principales atributos de la persona en sus áreas de experticia.

Puede resultar complejo el término, pero al final del ejercicio lo que se persigue es que cada persona deje una huella y sea recordada por algo específico, logrando sacar ventaja y monetizar la iniciativa. Piénsese, por ejemplo, en una marca comercial reconocida como Coca Cola, la cual todos conocen muy bien, producto del amplio marketing que se le hace a diario, esta no solo es referenciada como una bebida gaseosa o un refresco, sino que trae implícita una cadena de valor asociada a la felicidad; pues bien, este mismo ejercicio se plantea en la construcción de marca personal, ¡que lo conozcan y lo identifiquen por algo!

Existen grandes referentes de marca personal como lo son Oprah Winfrey, quien ha dedicado su vida a los medios de comunicación y es reconocida como una gran presentadora; Steve Jobs, a quien el mundo recuerda como un gran emprendedor y por aportar a la creación de dispositivos electrónicos; Jürgen Klaric, docente investigador experto en neuromarketing y neuro-innovación y; Yesenia Valencia, actriz y empresaria colombiana dedicada a la industria del cine hecho con celulares; todos ellos con ciertos rasgos característicos, tienen claro su enfoque y son fácilmente identificables.

La marca personal es importante porque permite a las personas sacar provecho de sus fortalezas y contrarrestar sus debilidades, estas pueden materializarse en los procesos de reclutamiento laboral y de emprendimiento, en las cuales, lo importante es desmarcarse de la competencia y lograr ser elegido ya sea por el jefe de talento humano, los directivos de la organización o por los clientes de un emprendimiento o de alguna unidad productiva.

Karem Suárez, YouTuber de finanzas personales, señala cinco elementos claves en la construcción de marca personal, a los cuales ella denomina los cinco básicos y que se comparten a continuación: i) realizar una lista de habilidades y fortalezas; ii) especializarse en una sola cosa; iii) buen manejo de redes sociales; iv) cuidar a diario la marca personal y; v) definir objetivos y ponerlos en marcha; herramientas que sin duda alguna, ayudan en el proceso de reconocimiento y de construcción de marca personal.

Por su parte, Joanna Prieto, consultora y coach de marca personal con propósito, indica que en esta construcción es necesario trazar un plan de trabajo, generar contenidos de calidad con cierta regularidad y siempre ser empático con la comunidad que se ha creado; así mismo, indica que no se debe incurrir en malas prácticas tales como el uso inapropiado del lenguaje, ser descortés o no atender los llamados de la comunidad que ahora le sigue y lo más importante, no convertirse en un spam por compartir contenidos que carezcan de fuentes confiables y que no puedan ser verificados.

Todo esto, trae como propósito 3 finalidades claves las cuales son referidas por Sylvia Ramírez, coach de felicidad y marca personal, la primera lograr que lo noten, la segunda que lo recuerden y la tercera, pero no menos importante, que lo prefieran; obteniendo esto se puede llegar a la conclusión de que se ha hecho un trabajo exitoso en la construcción de marca personal.

A manera de conclusión, la marca personal es uno de los activos más importantes que se tienen en la actualidad y que se debe trabajar en debida forma, esto con el propósito de que la imagen que se quiere proyectar sea la que efectivamente vean las demás personas. Ojalá en estos periodos de introspección se comprometan firmemente con esta causa que tiene como único destinatario a todos y cada uno de ustedes y que puede hacer la diferencia entre un “tal vez te recuerdo” a un “por supuesto que sé quien eres”.

 

 

*Director de Emprendimiento

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Acoso callejero y espacio público

Por: Tania Patiño

En una de las pocas ocasiones que he salido a la calle durante la cuarentena, un hombre se me acercó y me dijo unas palabras sobre mi aspecto físico que él consideró apropiadas y que yo percibí como abusivas e impertinentes, además de incómodas. Su mirada intrusa sobre mi cuerpo me asustó. Generalmente sigo sin decir nada, pero en esta ocasión reaccioné y le dije: ¿puede dejar de hacer eso? El hombre hizo cara de intimidación cuando vio que alguien del lugar a donde se dirigía podría percatarse de lo que había hecho. Pocas veces le respondemos a un agresor en la calle, pensé.

En el mundo, entre el 80% y el 100%  de las mujeres han sido acosadas alguna vez en la calle. Al igual que el resto de las colombianas, desde muy joven he padecido y normalizado el acoso callejero en sus múltiples manifestaciones. Aunque ese lenguaje verbal y no verbal violento ejercido contra las mujeres puede parecer una banalidad o un capricho, tiene consecuencias negativas en nuestras vidas, por ejemplo, evitar estar en espacios públicos o sentir altos niveles de miedo en lugares como restaurantes, transporte público, parqueaderos, calles o parques. Como sociedad, tenemos la obligación de revisarlo y transformarlo.

El acoso callejero es una forma de violencia contra las mujeres, que hace parte de un continuum cuya manifestación más extrema es el feminicidio. Que el acoso esté normalizado no significa que no sea violencia. Si no lo nombramos como lo que es, no podremos cambiarlo. El informe “(In)seguras en las ciudades” de la organización Plan Internacional reveló que el acoso sexual es el principal riesgo de seguridad que enfrentan las niñas y las jóvenes en el mundo.

En Colombia, la violencia contra las mujeres está concebida por la Ley 1257 de 2008, como “cualquier acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así́ como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito público o en el privado.” El acoso callejero restringe el derecho de las mujeres a vivir libres y seguras y es una forma de violencia de género.

Esta violencia es la manifestación pública de muchas otras violencias ejercidas en ámbitos de la vida más privados; y es también un síntoma de que algo no está bien en nuestra sociedad.

Si los hombres en Colombia maltratan a las mujeres en las calles de todo el país, ¿qué garantías de seguridad tendremos en el ámbito privado?

Cuando un hombre en la calle utiliza sus palabras, sus movimientos corporales o su fuerza para relacionarse de manera violenta con las mujeres, está ejerciendo una amenaza de escalada de violencia y está coaccionando a la mujer a abandonar ese espacio, lo que termina en una cadena sin fin de privación arbitraria de la libertad de las mujeres. Esto impacta sustancialmente nuestra movilidad y, en general, el ejercicio de nuestro derecho al espacio público. Las mujeres sabemos que el riesgo de salir a la calle solas es muy alto, nos cohibimos de estar a ciertas horas en el ámbito público y escogemos la forma en que nos vemos tratando de minimizar con esas medidas la violencia sexual en la calle. Ser mujer es, muchas veces, tener miedo de salir a la calle. Las únicas razones: ser mujeres y estar en un espacio público. No existe ninguna justificación para este tipo de violencia.

Estas acciones y comportamientos nos afectan moral y psicológicamente y, en algunos casos, física, sexual y hasta económicamente si esto, por ejemplo, implica restricciones para la movilidad que afecte el ámbito laboral. Sin desconocer que la inseguridad nos afecta a todos, los hombres no padecen esta violencia particular y no se percatan de este tipo de situaciones para tomar ciertas decisiones en su vida cotidiana, lo que de entrada genera condiciones de desigualdad en libertades y derechos.

Una recomendación para los hombres: si creen que el acoso callejero es un chiste o algo sin importancia, pregúntenle a mujeres cercanas a ustedes cómo se sienten cuando salen, qué significa un piropo en la calle, cómo se sienten después de una situación de acoso en un espacio público y cómo han repercutido esos hechos en sus decisiones. Encontrarán varias respuestas de quienes a ustedes jamás se les ocurriría decirle o hacerle lo que tal vez le han dicho a una desconocida en las calles de Colombia, o lo que tal vez han dejado pasar como un chiste.

Para generar un cambio que redunde en beneficio de los derechos y libertades de las mujeres debemos todas y todos rechazar el acoso callejero, hacer cada vez más consientes a las mujeres de la importancia de reaccionar con firmeza frente a estos hechos inaceptables. Los hombres además deben trabajar para transformar su masculinidad y relacionarse de forma más saludable con el mundo y en general con mayor respeto por las mujeres y por ellos mismos. Alrededor del mundo hay varias iniciativas como Men Can Stop Rape, the Coaching Boys into Men program y Man Up Campaign. Finalmente, las ciudades deben ser diseñadas con una perspectiva de género, de tal forma que las mujeres podamos gozar de nuestros derechos y ejercer nuestras responsabilidades de forma segura, libre, tranquila y en igualdad de condiciones.

 

 

*Miembro Dirección de Género y Equidad

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La verdad y la justicia, un campo de batalla

Por: Daniel Albarracín

 

«La primera víctima cuando llega la guerra es la verdad», es una frase atribuida al senador Hiran Johnson en 1917 o al dramaturgo griego Esquilo hace 2.500 años. Y en Colombia, dicha frase aplica para tiempos de guerra y parece que también para el post-Acuerdo. En tanto la verdad, y de la mano la justicia –transicional-, la reparación y la no repetición siguen siendo objetivo de quienes les incomoda el actual proceso para la construcción de paz con justicia social.

Para entender esta situación y lo que ha sucedido últimamente, permítanme recorren un poco de historia que nos dé un contexto al respecto, para adentrarnos en las dificultades para la implementación del Punto 5 de Víctima y como tal del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR) con sus dos instituciones clave como la Justicia Especial para la Paz (JEP), la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad (CEV) y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD).

Entonces, si bien han existido ciertas prácticas culturales que regulan los conflictos y establecido rutas para su resolución es con las confrontaciones de los siglos XIX y XX, que la comunidad internacional toma una posición al respecto por medio del Derecho Internacional Humanitario (DIH), en prima instancia. Serían las Naciones Unidas, entre otras organizaciones internacionales, la que se encamine a hacer posible la paz, con desarrollo y el goce efectivo de los Derechos Humanos.

Los tribunales de justicia han tomado relevancia desde Nuremberg con el Estatuto de Roma en 1997 y la Corte Penal Internacional (no confundir con la Corte Internacional de Justicia), que promueven la implementación de mecanismos de justicia transicional que eviten la impunidad y procuren por la verdad. Esto mecanismos pueden tener un complemento extrajudicial, como las Comisiones de la Verdad (de Esclarecimiento o Históricas) que aporten al entendimiento de las causas, dinámicas, actores e implicaciones de los diferentes conflictos (como Sudafrica, El Salvador, Brasil, Perú, etc.)[1].

Por otro lado, las experiencias nacionales sobre el entendimiento del conflicto, desde la academia o la institucionalidad, se siguen realizando en medio del conflicto armado y social; por lo cual una u otra aproximación puede tener cierto sesgo. Y es que no es para menos, la disputa por cómo se registra una situación histórica, más un conflicto como el colombiano, implica profundizar en ciertas interpretaciones dejando de lado otras. Esta profundización debe apuntar a resignificar a las víctimas y dar claridades a la sociedad sobre los casos más significativos.

En Colombia, esta disputa se ha profundizado con la implementación del SIVJRNR y el inicio del gobierno Duque en 2018. Con frases como “volver trizas ese maldito papel que llaman el Acuerdo Final…” o “acaso vamos a permanecer contemplativos frente a una institucionalidad ilegítima originada en unos acuerdos ilegítimos…”[2] de figuras de los partidos de Gobierno, o trinos como “Es que la JEP es la “espada de Damocles” de las guerrillas y sus amigotes contra las Fuerzas Militares de Colombia” del actual Director del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH)[3], se evidencia una oposición a instituciones judiciales (JEP) y extrajudiciales (CEV y UBPD) fundamentales para la construcción de Paz.

El Centro Democrático, con Duque como presidente, ha procurado cumplir con estas banderas de campaña. Lo cual se refleja en que para el 2020, según el portal PACIFISTA[4] la inversión a los diferentes proyectos del Acuerdo es tan solo del 0.8% del PIB, siendo que el compromiso estaba sobre el 10%. Así mismo en el Plan Nacional de Desarrollo (2018-2022), el tema de paz quedo por fuera de las 10 prioridades de inversión. Por otro lado, Alejandro Rodríguez advirtió en 2019 sobre la reducción del presupuesto para la ANT y la ART instituciones fundamentales para el cumplimiento del primer punto[5] de Acuerdo.

En ese sentido, el informe del Instituto Kroc[6] en relación al avance de punto 5 (Víctimas), en el que está la JEP y la CEV, tan solo se han completado el 21% de las disposiciones y el 29% no se han iniciado[7]. Lo cual implica un rezago en el cumplimiento a las víctimas núcleo de los Acuerdos y una apropiación por parte de ciertos sectores políticos para fines electorales.

Pero esta disputa también se da en redes sociales, como Twitter, en dónde según el trabajo de Valeria Cortés (periodista de El Espectador) sobre los bots contra la JEP, “Solo el 5 % de los usuarios produjeron contenido original, el 95 % restante se dedicaron a propagar el mensaje de esta minoría”[8]. Pero la Comisión de la Verdad, también ha sido objeto de calumnias por parte diferentes personalidades, entre ellas el exministro de defensa Juan Carlos Pinzón con acusaciones como que “mayoría de comisionados registran afinidad ideológica o nexos con grupos armados”; sin aportar prueba alguna.

Y ante la solicitud de rectificación por parte de la Comisión, el exministro profundizó en sus ataques a la falta de representatividad, desconociendo el proceso que realizó el comité de escogencia compuesto por designados de la Corte Suprema de Justicia, el secretario general de Naciones Unidas, de las Universidades, del Tribunal Europea de DDHH y el Centro Internacional para la Justicia Transicional[9]. Y no siendo suficiente con las calumnias del exministro, una periodista de la Revista Semana definió la ideología de los comisionados como de izquierda por defender los DDHH[10] (minuto 7:10).

Vale anotar que ante las difamaciones del Exministro y de algunos grupos políticos, se han dado muestras de apoyo y respaldo de víctimas y organizaciones, por destacar una de ella la que hizo la Comisión Interétnica de la Verdad del Pacífico-CIVP, que articula a más de 30 organizaciones étnico-territoriales de pueblos indígenas y afrocolombianos, a favor la JEP y la CEV.

La construcción de paz implica reconocer las causas históricas del conflicto, sus actores y dinámicas, así como el compromiso de los victimarios (institucionales y extra-institucionales

 

[1][1] Se destaca el caso brasileño puesto que al informe de una Comisión no oficial, sobre las violaciones de Derechos Humanos durante la dictadura, que se tituló “Brasil nunca mais” las Fuerzas Militares presentaron su informe Brasil Siempre buscando “justificar su accionar”. (Millan, 2014).

[2] https://www.youtube.com/watch?v=vIRJK2d84-8

[3] https://cuestionpublica.com/trinos-dario-acevedo-director-centro-memoria-historica/

[4] https://pacifista.tv/notas/presupuesto-2020-duque-recursos-paz-implementacion-acuerdo/

[5] http://blogs.eltiempo.com/no-hay-derecho/2019/10/11/una-paz-austera/

[6] Instituto de la Universidad de Notre Dame que hace un segimiento al proceso de implementación del Acuerdo Final

[7] http://peaceaccords.nd.edu/wp-content/uploads/2020/06/200630-Informe-4-final.pdf

[8] https://www.elespectador.com/colombia2020/justicia/jep/hay-una-bodeguita-uribista-contra-la-jep/

[9] https://www.comitedeescogencia.com/#

[10] https://twitter.com/RevistaSemana/status/1283835033422372865

*Miembro Dirección de Contrucción de Paz

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