Por: Lizeth Rozo*
@liz_ddhh
El ser humano sin distinción de raza, sexo, religión, nacionalidad, posición política o económica está protegido por emblemáticos marcos jurídicos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, e importantes instituciones como la Organización de Naciones Unidas, que han surgido a través de la historia como resultado de la necesidad de enmarcar, velar y defender los Derechos Humanos de todos los ciudadanos alrededor del mundo.
No obstante que la misión de estos organismos y estatutos sea la protección y defensa de los Derechos Humanos, no se puede desconocer que estos han sido vulnerados y violentados, a lo largo y ancho del planeta y en diferentes épocas de la historia.
De los eventos que configuran su vulneración han sido víctimas: niños, niñas, adolescentes, hombres y mujeres de todas las edades y estratos socioeconómicos. Al respecto, muchos de los Estados del mundo entero se han pronunciado jurídica y vinculantemente en torno a los Derechos Humanos y en pro justamente de su defensa.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, fue adoptada y proclamada por la Asamblea General en su Resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948, señalando en su preámbulo: “Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad” (Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948, p. 01).
En Colombia, la Constitución Política de 1991 ha sido denominada por académicos y juristas como la Constitución de los Derechos Humanos y de la oportunidad, garantista de un Estado Social de Derecho y de la preponderancia de los derechos fundamentales. Sin embargo, nuestro país se enmarca entre los constantes vulneradores de derechos hacia la mujer, donde se señala que esto obedece a móviles como el conflicto armado y toda clase de violaciones a los Derechos Humanos y fundamentales.
Colombia se enfrenta a un panorama desolador de altos indicativos de violencia, no solo sexual sino psicológica y económica que ameritan una pronta intervención, de cara a su conocimiento, a las garantías de defensa, de reparación, de no repetición y al restablecimiento de los derechos de las mujeres vulneradas, de alguna u otra forma invisibilizadas.
Es menester generar acciones prácticas que le permitan a las mujeres conocer y reconocer sus derechos de forma que sea este conocimiento específico, e incluso aplaquen la violencia económica, generándoles fuentes de ingresos y estabilidad monetaria, como el emprendimiento.
El conocimiento de los derechos fundamentales enmarcados en nuestra constitución y el emprendimiento, como generador de ingresos, surgen como instrumentos de ayuda al empoderamiento para la defensa y reivindicación de todos y cada uno de sus derechos fundamentales, especialmente de aquellos que les han sido vulnerados, en las mujeres no solo víctimas del conflicto armado, sino de toda índole.
*Miembro de número de la Dirección de Emprendimiento.