Por: Jorge Iván Cárdenas*
@cardenas_iv

La noción de desarrollo territorial en proporción con la historia de Colombia es relativamente corta, no es hasta la constitución del 91 que se crean los niveles de gobierno territorial, y desde hace 20 años que se empezó a involucrar la descentralización en la agenda política del país, como resultado se dio la creación de la Subdirección General Territorial del Departamento Nacional de Planeación, entidad encargada de liderar la elaboración de políticas públicas en función del desarrollo, en especial a través de Plan Nacional de Desarrollo. 

De igual manera en función del desarrollo territorial se han creado leyes, como la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial y recientemente la Ley de Regiones. También el actual PND tiene en cuenta los Pactos Territoriales como la manera de articular las políticas públicas en los territorio, y esta en curso la creación de la misión de descentralización que abre la ventana de oportunidad para reinventar un nuevo esquema territorial pensando desde las subregiones funcionales, las provincias, las Regiones Administrativas de Planificación, entre otras nuevas figuras. 

Ahora bien, el mensaje que quizá no se ha tenido en cuenta en la coyuntura del debate de la planificación territorial, es la implementación de una agenda visionaria en relación con la dinámica mundial. Las grandes ciudades y ejemplos de Smart Cities han afrontado retos en innovación, desarrollo de economías locales, nuevos esquemas de gobernanza, provisión de infraestructura, oferta de servicios, generación de recursos, conectividad y resiliencia a través estrategias de un desarrollo dirigido y de largo plazo, y en sobresalto el papel de movilización global desde un escenario local.

En Bogotá, por ejemplo, la Fundación ProBogotá Región esta hacienda una apuesta interesante en establecer un set de políticas públicas que transcienda los gobiernos de turno hacia el año 2051. Estrategia que se deberían replicarse en la agenda territorial a nivel nacional, en especial cuando en el primer semestre de 2020 se apresura la elaboración de más de 1.100 Planes de Desarrollo Territorial a nivel municipal y departamental, como también la elaboración de la Hoja de Ruta de las 16 subregiones PDET. Esto carecen de una visión y sinergia en función del desarrollo, dado que tradicionalmente los planes se han convertido en una colcha de retazos para cumplir la obligación de la planeación.

En este orden, y en función de la oportunidad de repensar la agenda territorial, como también el acertado acercamiento de parte del gobierno nacional con las entidades territoriales; es pertinente utilizar las herramientas que existen para mejorar la planificación territorial como la existencia de 237 nodos de desarrollo, 101 subregiones funcionales, y 16 regiones PDET identificadas que requieren la implementación de políticas públicas diferencias y a largo plazo según su predominancia urbana, rural remota, rural cercana, intermedia y con mayor grado de afectación por el conflicto.

Según Strategic Intelligence del Foro Económico Mundial la manera en como se afronta los riesgos locales tienen un impacto global, sobre todo cuando se busca mejorar la provisión y eficiencia de los recursos en materia de energía, conectividad con los mercados, financiación de proyectos, sostenibilidad ambiental, participación y democracia, relación con inversionistas, justicia y estabilidad jurídica, fortalecimiento de habilidades y capacidades, disrupción en el mercado laboral, incursión de nuevas tecnologías, y en general una nueva orientación de los gobiernos a menor nivel.

En conclusión, Colombia tiene una oportunidad inmensa de planificar los territorios con rigurosidad en función de las dinámicas mundiales del desarrollo, y en donde además la elaboración de los nuevos Planes de Desarrollo Territorial, la misión de descentralización, los pactos territoriales, entre otras ventanas; permite que la agenda publica de planificación se mencione la beta de mejorar e involucrar una visión programática del desarrollo territorial como nudge unit hacia la promoción de mejor calidad de vida de los territorios. Solo hay que hacerlo con criterios técnicos por arriba de la cultura política local.

*Columnista invitado del Tanque de Pensamiento Al Centro.

Sobre Jorge Iván: Es economista de la Universidad de la Salle y asesor-contratista de la Subdirección General Territorial del Departamento Nacional de Planeación. Con experiencia en el sector financiero como analista de riesgos para BBVA y Banco AV Villas. Laboró como consultor y asesor en la elaboración de planes de desarrollo y programáticos para organizaciones no gubernamentales como la Asociación Ante Todo Colombia, Cordecoso SAS, Ford Foundation, y 4P Consultores. Ponente invitado a la Cumbre de Comunicación Política.

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