Por: Diego Rengifo*

Actualmente, en Colombia, solo el 28% de la población mayor de 60 años se encuentra cubierta por el sistema pensional (datos del observatorio fiscal de la Javeriana) y los subsidios a las pensiones se le entregan a la población con pensiones más altas: Según el Ministerio del Trabajo (2012), se subsidian hasta 1.000 millones a quienes cotizaron hasta 25 SMLMV y solo 90 millones a quienes cotizaron el mínimo.

Además, el 46,9% de la población ocupada es informal, es decir, no se va a pensionar; el pasivo pensional equivale al 108% del PIB, el gasto pensional equivale al 20% del Presupuesto General de la Nación, y según el Departamento de Planeación Nacional, “uno de cada cinco adultos mayores se encuentra en condiciones de pobreza en Colombia”.

Es decir, el sistema pensional parece generar más impactos negativos que soluciones y herramientas para la igualdad, la cobertura y la sostenibilidad fiscal del país. Además, para tener una cobertura tan baja, demanda una cantidad muy elevada de los recursos del fisco.

Es evidente que el sistema pensional en Colombia necesita una reforma estructural, que replantee desde lo más profundo su modelo. Racionalmente se esperaría que el Gobierno Nacional proponga políticas encaminadas a garantizar que el sistema pensional cumpla con los objetivos que plantea la literatura basada en casos exitosos:

a. Garantizar aseguramiento y cobertura a la población.
b. Redistribución de la riqueza.
c. Erradicación de la pobreza.
d. Promover un consumo estable en el mediano y largo plazo.

Sin embargo, hasta ahora, el Gobierno propone el aumento de la cobertura a partir de permitir que quienes ganan menos de un salario mínimo, puedan cotizar en el programa de Beneficios Económicos Periódicos – BEPS y accedan a sus “beneficios”.

Si bien esto aumentaría la cobertura del sistema pensional, continúa siendo un modelo de reparto, que se basa en que los trabajadores actuales financian la pensión de los pensionados actuales; este es el modelo tradicional de Colpensiones que nos ha traído este déficit y reparto inequitativo de subsidios. Actualmente los trabajadores de uno o dos salarios mínimos pagan los millonarios subsidios de quienes cotizaron 25 salarios mínimos, incluso sin que los de menos ingresos lleguen a pensionarse.

Por otro lado, encontramos el régimen de ahorro individual – RAIS, en el que las personas ahorran toda su vida, sus ahorros son invertidos en el mercado de capitales, y basado en los rendimientos y el capital que se logre acumular, recibe un monto mensual. Dado que la mitad de la economía es informal, muy pocas personas, que han cotizado en el RAIS, logran pensionarse. Por la inestabilidad laboral, la informalidad y los bajos salarios, este sistema es financieramente sostenible, pero no garantiza cobertura, consumo en el largo plazo, ni disminución de la desigualdad y la pobreza; solo quienes han tenido trabajo formal toda su vida logran pensionarse, y este privilegio solo lo tienen unos pocos en este país.

Debemos exigirle al gobierno una reforma estructural, que sea financieramente sostenible, y que garantice el ahorro de la población; el Régimen de Prima Media de Colpensiones genera déficit y no genera ahorro dado que lo que se les retiene a los trabajadores se gasta inmediatamente en las pensiones actuales. El nuevo modelo que se debe proponer no puede ser de competencia entre el Régimen de Prima Media y el Régimen de Ahorro Individual, dado que nunca el sector público podrá competir con el sector privado.

Tal y como lo recomiendan los expertos, se propone un modelo de pilares en el que quienes cotizan hasta 2 o 3 salarios mínimos, reciban un subsidio pensional, y que se pensionen bajo el modelo de régimen de prima media; y que quienes cotizan más de 2 o 3 salarios, coticen en un modelo de ahorro, en el que ellos sean los dueños de sus pensiones y se pensionen una vez alcancen el monto que se requiere para lograrlo, y que quienes tienen los ingresos más altos subsidien parcialmente a los de menos recursos.

Además de una reforma estructural que garantice sostenibilidad fiscal y reparto equitativo de la riqueza, es necesario que el gobierno elimine las barreras que tienen los empleadores para entrar a la formalidad. Se tiene que exigir una revisión de la tasa efectiva de tributación, que según el Doing Business alcanza el 72%, una barrera que no genera ningún incentivo a que los empleadores se formalicen y garanticen el pago de parafiscales de sus empleados.

*Columnista Invitado de Tanque de Pensamiento Al Centro

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