Por: Diego Tovar*
@Diego_tovar1
En línea con lo que manifestó Barack Obama en Grecia en uno de sus últimos pronunciamientos como presidente de los Estados Unidos, donde alertó que la desigualdad creada por la globalización es el mayor desafío para la democracia, creo que los colombianos debemos tener un propósito trascendente en nuestras vidas, más cuando nuestro país ocupa, con independencia del analista, uno de los primeros lugares en los rankings de las sociedades menos equitativas del planeta.
Por eso, me veo obligado, antes de hablar de IA o de la Cuarta Revolución Industrial (4RI), a compartir los que en mi opinión son los mayores desafíos de nuestra sociedad. Primero, uno ético, en el que debemos superar el modelo representativo en el que nos victimizamos todo el tiempo en quienes nos representan, para pasar a una ética participativa, en la que asumamos incondicionalmente la responsabilidad de entender que solo cada uno, puede transformarse a sí mismo. Luego, el reto educativo, en el que nos corresponde el rol de evangelizar a nuestra sociedad, para entender que la denominada cuarta revolución industrial, es tal vez, la última oportunidad que tenemos los colombianos, para cerrar la brecha de equidad en nuestro país.
En una nueva economía, la economía de la abundancia, en la que la posesión de activos se vuelve irrelevante y en la que compartir es la clave para acceder a recursos que no son de su propiedad, la información se ha convertido en el más importante de los activos. En la sociedad exponencial, la de la Ley de los rendimientos acelerados de Kurzweill y en la que los aceleradores de la exponencialidad son la IA, la robótica, la biotecnología y la ciencia de datos, tener propósitos de transformación trascendentes, masivos y éticos, resulta clave para nuestra sociedad.
En 2013, David Brooks habló del Dataísmo como la filosofía emergente y se refería al Big Data que ahora se convierte en ideología y hasta en religión. Byung-Chul Han en su libro Psicopolítica (Herder) ve a esta como el nuevo poder del capitalismo neoliberal, en la medida en que se sirve del Big Data, para apoderarse de los datos que le entregamos voluntariamente, como en Facebook, para luego predecir nuestro comportamiento y condicionarnos a nivel pre – reflexivo, además de vigilarnos y lograr hasta controlarnos. Han observa una segunda Ilustración, como el “tiempo del saber puramente movido por los datos”. Yuval Noah Harari, en Homo Deus (Debate) ve el dataísmo como una religión y advierte que después de haber adorado a Dioses y hombres, la adoración a los datos amenaza al humanismo y a la libertad.
Parece que enfrentamos un gran dilema. Es lo que Marina Garcés llama en su libro Nueva Ilustración Radical (Anagrama), la anti ilustración o en analfabetismo ilustrado, en el que lo sabemos todo, o eso creemos, pero no podemos nada. Franc Berardi ha dicho que “lo más preocupante del tiempo actual es la muerte del pensamiento crítico” y propone “crear solidaridad entre los cuerpos de los trabajadores cognitivos del mundo y construir una plataforma de colaboración tecno poética entre ellos que nos permita liberar el conocimiento del dogma económico”.
Propone entonces crear una nueva clase revolucionaria que llama cognitariado. Garcés y los demás autores citados, ven una próxima rendición de los humanos respecto a la tarea de aprender, porque lo sabemos todo a partir del Big Data, y eso amenaza la opción de vivir más dignamente con el avance tecnológico. Por eso propone Garcés, una nueva ilustración radical que afirme la libertad y la dignidad de la experiencia humana en su capacidad para aprender de sí misma. Yo comparto su propuesta.
Bernardi, ve una posibilidad de una inteligencia colectiva, con un uso igualitario y social de la tecnología, pero que necesita una potencia cultural, psíquica y política que parece no existir aún.
Mi propuesta es entonces, construir una nueva filosofía, a partir de una conciencia ética participativa que nos permita transformar las amenazas del caos en oportunidades de igualdad y prosperidad, a partir del uso ético de los aceleradores disruptivos. En esta búsqueda, desde Everis hemos decidido apoyar al BID, para que junto con NTT, Google, Microsoft y Telefónica lancemos en Octubre fAIr LAC, una iniciativa en la que gobiernos y empresas de consultoría y tecnología trabajemos para buscar cómo la IA puede contribuir al bienestar social.
El concepto japonés del Keidanren, denominado la Sociedad 5.0, puede ser la base de esta nueva filosofía. Este concepto, pone a la sociedad y no a la industria en el centro de la revolución digital. La idea es formar una sociedad super – inteligente con igualdad. En la Sociedad 5.0 se integran el espacio digital y el espacio físico, en aquello conocido como Phygital. En las sociedades anteriores, la creación del conocimiento la hacían los humanos, mientras que en la Sociedad 5.0 lo harán las máquinas, a través de la inteligencia artificial (IA), pero al servicio de las personas. Y se producirán los que he llamado Augmented Humans.
Hoy, las personas investigan usando la informática, acceden y analizan la información en la nube y logran producir a través de robots que los humanos controlan. En la Sociedad 5.0, serán sensores sobre múltiples dispositivos, en lo que conocemos como Internet de las Cosas, IoT, los que harán la investigación, usando la IA y el Big Data y harán recomendaciones a los humanos, para que finalmente la producción la hagan de manera autónoma los robots en las fábricas.
Oficialmente, la Sociedad 5.0 “es una sociedad centrada en lo humano que equilibra el progreso económico con la resolución de problemas sociales mediante un sistema que integra de forma avanzada el ciberespacio y el espacio físico”. ¿No será esta la sociedad que necesitamos en Colombia, para romper la brecha de equidad? Una sociedad de la imaginación y la creatividad, la de la economía naranja, pues solo en esto los humanos superaremos a las máquinas y lograremos ser los Augmented Humans.
Creo firmemente que el desafío está en la educación. La IA no solo debe sustituir el trabajo, sino que lo debe mejorar y aumentar. Los trabajos de menor valor desaparecerán, entonces debemos educar y reeducar para esta nueva sociedad del bienestar.
Para aterrizar estos conceptos, hemos desarrollado desde hace cerca de 20 meses, con un piloto en el Departamento del Cauca, una alianza público-privada y abierta, con el SENA, para crear el ecosistema de cierre de la brecha digital en Colombia. En este, estamos transformando radicalmente el modelo educativo colombiano, vinculando la oferta con la demanda a través de la IA, y logrando el pleno empleo a cerca de 70.000 colombianos por año, creando el concepto de cloud sourcing, a través del cual exportaremos el talento colombiano de la economía naranja para el mundo, usando nubes de talento. Bienvenidos a la Sociedad 5.0.
*Columnista invitado. CEO de Everis.