Por: Rodrigo Arenas Mayaudon*
@Rodrigoarenasm
8:00am Inicio mi recorrido en la calle 93 con carrera 10. Camino hacia la calle 95 con carrera 11, lugar donde hay un local comercial que realiza recargas Tullave y el más cercano a la estación de la carrera 7, donde puedo tomar el autobús L82.
8:07am Llego al local para realizar la recarga, sin embargo, me informan que máquina con la que se hace este procedimiento fue retirada. De nuevo salgo, camino hacia la calle 90 con carrera 11 en búsqueda de un punto “Paga Todo” con el mismo objetivo: abastecer mi tarjeta de un pasaje de Transmilenio.
8:15am Luego de caminar 5 cuadras más, llego al siguiente local en la calle 90 con carrera 11, el cual tampoco tiene recargas en el momento. Por último, busco la opción de recarga en mi celular y me entero que los cajeros Servibanca realizan recargas. ¡Haberlo sabido antes!
8:21am Llego al cajero Servibanca más cercano y realizo recarga de $10.000 pesos con una tarjeta del banco BBVA. La transacción tiene un costo de $5.000 pesos, por lo que termino cancelando $15.000 pesos.
8:30am Llego a la estación carrera 7 con calle 94, espero la ruta con la incertidumbre de saber a qué horas pasará.
Fig.1 (Intervención propia, mapa puntos de recarga Tullave).
Esta situación, aunque parezca exagerada, la pueden llegar a vivir los cerca de 1 millón de usuarios diarios del Sistema Integrado de Transporte (Sitp) en lo que sería un mal día para el servicio de recargas de tarjeta Tullave.
Ya son casi 5 años desde que se pudo articular el sistema de recaudo de servicio Sitp en torno a la tarjeta Tullave y aún los bogotanos se confunden y padecen constantes fallas. Algunas de esas, asociadas a una implementación desconectada del comportamiento habitual de los ciudadanos y sobre todo, de las tendencias tecnológicas usadas alrededor del mundo en materia de transporte público.
El pago en el Sitp puede realizarse a través de la tarjeta Tullave, tarjetas bancarias de entidades financieras como Davivienda, Colpatria y/o Bancolombia (aunque con límite de $10.000 pesos diarios) y con carnet universitario de unas pocas instituciones que han logrado realizar acuerdos pese a ser grandes usuarios del sistema.
Según la empresa Recaudo Bogotá (que se encarga de recibir el dinero de los pasajes), las tarjetas Tullave se pueden recargar en cualquiera de las 138 estaciones de Transmilenio que hay en Bogotá, en los 9 portales, o en los más de 2.000 puntos de recarga en establecimientos “PagaTodo” distribuidos en las 20 localidades de Bogotá. Además de otros cientos de cajeros Servibanca y locales comerciales que prestan el servicio de recarga ajustados a determinados costos, horarios y disponibilidad del sistema.
En teoría y con las cifras mencionadas, se creería que la cobertura para realización de recargas estaría bien distribuida y cubierta en toda la ciudad, pero la realidad y el diario vivir de los bogotanos refleja otra situación.
Una encuesta realizada a distintos usuarios del sistema de Transmilenio o Sitp, encontró que más del 40% de ciudadanos encuentra lugares de recarga entre 0 y 500 metros de su paradero, mientras que un 48% manifestó que deben recargar a 500 o 1000 metros de su paradero habitual.
Este resultado demuestra que, si bien hay una gran cantidad de usuarios de Transmilenio que pueden recargar en la misma estación donde utilizan el sistema, hay otro gran porcentaje que debe realizar largos desplazamientos para recargar pasaje a parte del desplazamiento habitual para llegar a su paradero habitual, como demuestra la fig. 1 y 2.
Fig.2 Encuesta propia
Asimismo, los usuarios manifiestan que en ciertos sectores de la ciudad el problema no solo radica en la ausencia de lugares de recarga, sino en los horarios de apertura de los mismos.
Por ejemplo, en los barrios Modelo y José Joaquín Vargas en la Localidad de Barrios Unidos, manifiestan que “el mayor problema que tenemos las personas de este sector para recargar la tarjeta tu llave, no es que el punto de recarga este lejos, es el horario del establecimiento que lo hace. La mayoría de las personas salen a sus actividades diarias antes de las 8am y estos locales abren entre 8:30 am y 9:00 am (…) Igualmente, pasa constantemente que en la noche cuando se va a recargar, los establecimientos no tienen recarga, o se les acabaron y se debe ir al otro barrio para buscar otro Paga Todo.»
Esta situación ocasiona retrasos y molestias en la ciudadanía que, junto a las demás circunstancias negativas que presenta el sistema como la inseguridad, incomodidad y sobre todo la incertidumbre de frecuencias; constituyen incentivos para el uso del automóvil o la motocicleta.
En la encuesta de percepción ciudadana 2018, Bogotá Cómo Vamos evidenció que en el periodo 2017 – 2018, hubo una disminución de usuarios de Transmilenio y Sitp, de 2% en ambas modalidades, mientras que el uso del vehículo particular durante el mismo periodo aumentó 5%. Adicionalmente, Bogotá Cómo Vamos, logró comprobar que la satisfacción de los usuarios con Transmilenio y Sitp, disminuyó 6% y 7% respectivamente durante la misma evaluación 2017 – 2018.
Pese a que esta disminución de uso e insatisfacción no responde únicamente a la ausencia masiva de medios de recarga, solucionar esta problemática -que también logramos constatar por medio de una encuesta propia-, sí podría considerarse como opción de mejora en el corto plazo ante las quejas recurrentes de los usuarios.
Fig.3 Encuesta propia
Extraña por esto, que hoy el sistema de recaudo en Bogotá, no sea un sistema realmente masivo y diverso con múltiples formas de recarga de pasajes como por ejemplo aplicaciones móviles, pagos en línea, masificación en supermercados, corresponsales bancarios, tiendas de barrio, entre otros asociados medios transaccionales que hoy en día están alcance del ciudadano.
En este mismo sentido, se sugiere también tener en cuenta el contexto sociodemográfico de la población bogotana y contemplarse la opción de pago en efectivo de pasajes unitarios directamente en el autobús, considerando un valor un poco más elevado con el propósito de incentivar el hábito de recarga previa, pero que facilite el pago a quien en su momento no disponga de dinero para realizar una recarga.
Imposibilitar el pago en efectivo, mientras no exista un sistema realmente masivo de recarga es contraproducente y desincentiva el uso de transporte público. Inclusive, el impedir pago en efectivo puede ser uno de los principales detonantes de la desorganización de frecuencias y del déficit financiero que hoy vive el sistema integrado de transporte público de Bogotá.
Ante la necesidad de acceder al servicio, usuarios que no cuentan con recarga en Tullave se ven en la obligación de adquirir pasajes a revendedores, los cuales se ubican en las paradas de autobús y aprovechan esta situación para ofrecer los pasajes gratuitos de transbordo que otorgan las tarjetas personalizadas Tullave.
Según recaudo Bogotá, el 13% de los viajes diarios se realiza en esta modalidad de reventa, que consiste básicamente en:
- El revendedor vende un primer pasaje ($2.200, algunos lo ofrecen a $2.000 o menos).
- Antes de 95 minutos venden los dos transbordos ($2.200 x 2) a los que tiene derecho esa misma tarjeta por $0 pesos en rutas distintas.
- En el sistema queda registrado un solo pasajero, pero en realidad son dos adicionales de los que no se tiene ningún tipo de trazabilidad y de los que no se recibió ningún pago y representa al día cientos de millones de pesos perdidos.
Fuente: Publimetro.co
Para algunos usuarios será un momento de suerte contar en el paradero con un revendedor de pasajes, no obstante, en otros casos no se presenta ninguna posibilidad de recarga y se debe acudir a la célebre frase “¿Quién me vende un pasaje?” al ingresar al autobús, con la esperanza de que algún ciudadano preste su tarjeta.
“Algunas veces los conductores del SITP han dejado pasar las personas sin validar pasaje, no porque no tengan dinero para pagar o quieran ser colados, ven el desespero de la gente, porque no les venden un pasaje dentro del bus y no hay donde recargar”, manifiestan usuarios del sistema, cuando en horas de la mañana no encontraron puntos de recarga abiertos en su barrio.
Dar solución a los múltiples problemas que vive hoy el Sitp, demanda de una gran reforma estructural del sistema, no obstante, como respuesta efectiva en el corto plazo, se podría empezar con la masificación de puntos y medios de pago, dado que el auge de las nuevas tecnologías y la cuarta revolución industrial permitirían que los cambios en infraestructura física fuesen mínimos y al contrario la restructuración se hiciera de manera digital con mecanismos ya existentes y usados de manera cotidiana en otros países.
Nota final: Bogotá se ha convertido en el primer destino turístico de Colombia, el octavo destino de América Latina y según revista Forbes la capital colombiana podría convertirse en el primer destino sudamericano. ¿Alguien se ha preguntado lo difícil que puede llegar a ser para un turista acceder al servicio del Sitp o de Transmilenio?
*Columnista Invitado de Tanque de Pensamiento Al Centro