Por: Susana Cifuentes
La noticia sobre el rearme de exlíderes y excombatientes de las FARC-EP nos dejó a muchos sin alientos pues se expusieron e hicieron realidad las fragilidades del Acuerdo de Paz en Colombia. Lo anterior, amenazó los avances del proceso de paz y muchos contradictores del acuerdo aseguraron que era el fin de la paz para Colombia. Pero como “no hay mal que por bien no venga”, miles de colombianos defensores del acuerdo sentimos más que nunca la necesidad de ampararlos y mostrar los avances y esfuerzos excepcionales de las víctimas, excombatientes, líderes sociales, académicos, así como miembros de la comunidad internacional, del gobierno y de las organizaciones sociales.
En los procesos de paz, la implementación de medidas socioeconómicas de reincorporación -a corto, mediano y largo plazo- constituye tal vez una de las fases más esenciales y a la vez más difíciles, para garantizar una paz duradera y sostenible en el tiempo. De acuerdo con la Política Nacional para la Reincorporación social y económica de exintegrantes de las FARC-EP (CONPES 3931 de 2018), se identificaron cuatro acciones necesarias para alcanzar el proceso de reincorporación de los exintegrantes de las FARC-EP, a saber:
1. “El fortalecimiento de procesos de articulación y planificación entre los actores involucrados en la reincorporación de exintegrantes de las FARC- EP y sus familias;
2. La promoción de la reincorporación comunitaria en el territorio, orientada al fortalecimiento del tejido social, la convivencia y la reconciliación;
3. La generación de condiciones para el acceso a mecanismos y recursos necesarios para la estabilización y proyección económica de exintegrantes de las FARC–EP y sus familias, de acuerdo con sus intereses, necesidades y potencialidades;
4. La generación de condiciones para el acceso y la atención de los derechos fundamentales e integrales de exintegrantes de las FARC-EP y sus familias[1]”.
La acción número tres, enuncia la importancia de la reintegración económica de acuerdo con intereses, necesidades y potencialidades de los exintegrantes FARC-EP. Justamente, es esta acción la que priorizo en mi columna pues si bien no es más importante que las otras, si es primordial para garantizar la generación de ingresos, la ocupación de exintegrantes y la reincorporación socioeconómica de estos. Como en todo proceso de paz, la reincorporación socioeconómica no es un tema fácil y el contexto colombiano no está exento a esta regla. Por eso, en esta columna enfatizaré sobre los avances y las buenas prácticas en materia de reincorporación socioeconómica pues no es conveniente quedarse solamente en un discurso negativo.
Si se observa con detenimiento las acciones de reincorporación que se están logrando en el territorio colombiano, es posible sentir inmenso orgulloso pues son bastante novedosas y exitosas. La Agencia para la Reintegración y la Normalización (ARN) publicó recientemente la historia de “36 excombatientes de las FARC-EP quienes se graduaron como técnicos laborales agropecuarios en Quimbaya, Quindío después de tres meses de formación con Fundapanaca”[2]. Otro caso que vale la pena resaltar es el de 65 excombatientes que “tras recibir 156 horas lectivas, 156 horas prácticas y 150 horas en certificación de competencia laboral se graduaron como operarios de maquinaria amarrilla en el municipio de la Unión, Valle del Cauca.”[3]. Otra historia exitosa es la de la Asociación de Mujeres Productoras del Oso (Asomaproso) quien comenzó a cultivar tilapia roja en el antiguo ETCR El Oso en Planadas. Con este proyecto, “se espera una producción de 1.200 a 1.500 unidades que serán comercializadas a partir del mes de abril en mercados locales, con la expectativa de impactar en plazas mayoristas y supermercados de cadena a nivel regional”[4]. Asimismo, la iniciativa #ConectandoConLosQueHacenPaz[5] de la Fundación COMPAZ ha estado enfocada en contar historias como la de Ligia y Leonardo, víctimas del conflicto armado, quienes decidieron apoyar a campesinos que sustituyeron cultivos de coca por cultivos de café. Por último, pero no menos importante, Humanicemos DH es la “única organización de Desminado Humanitario en el mundo que está integrada por personas en proceso de reincorporación[6]”. La organización le está apostando a la reconciliación, a la vida y a la reconstrucción de los territorios con Minas Antipersonal.
A pesar de otras opiniones, muchos excombatientes de las FARC-EP sí dejaron las armas y sí están comprometidos con su reintegración socioeconómica. Muchos contradictores del acuerdo de paz aseguran que en Colombia hay muchos procesos en curso, pero poco de paz. Es aquí donde es menester resaltar que no existe una sola definición de paz, ni una sola ruta para llegar a ella. Para estos debates sobre si hay paz o no en el país, nada más necesario que volver a la academia y a los estudios de paz. Quienes académica y profesionalmente estamos especializados en estudios de paz, valoramos los postulados de Joseph Galtung, sociólogo, matemático y uno de los más grandes investigadores en temas de paz, cuando afirma que existen dos dimensiones para definir la paz: la paz positiva (presencia) y la paz negativa (ausencia). Es decir, que hablamos de paz negativa cuando hay “ausencia” de guerra, de conflicto armado y de actos de violencia. Por ejemplo, cuando hay un cese al fuego o un acuerdo de paz, lo que podría corresponder al caso colombiano. Por el contrario, hablamos de paz positiva cuando hay una “presencia” de bienestar, serenidad, cooperación, crecimiento económico, desarrollo, igualdad, justicia, pluralismo y poca violencia. En este sentido, si nos referimos a los términos de Galtung, el contexto colombiano correspondería más a una paz negativa que a una paz positiva.
Ahora bien, así el país se encuentre en un aparente estado de “paz negativa”, actualmente existen medidas y acciones “positivas” que vale la pena destacar pues contribuyen contundentemente al tan anhelado desarrollo, crecimiento y bienestar. Personalmente considero que no existe una única ruta de reincorporación, pero estos proyectos enunciados son exitosos y merecen ser conocidos, divulgados y apoyados. Sus contundencias están permitiendo desarrollar iniciativas colectivas e inclusivas en el territorio. Todos estos ejemplos de desarrollo socioeconómico son tan solo una muestra del éxito de la vinculación de reinsertados a proyectos productivos en diversas áreas. Así como lo afirma la Fundación Ideas para la Paz (FIP) en su informe sobre reincorporación económica de excombatientes de las FARC, “La reincorporación ha avanzado a través de la prueba y el error, en un camino que no ha estado exento de tropiezos”[7]. Por consecuencia, la reintegración socioeconómica tendrá éxito siempre y cuando las partes -Gobierno, Sociedad Civil y Excombatientes- sigan comprometidas con lo pactado, convirtiéndose en referentes para que en Colombia se siga impulsando, apoyando y aceptando nuevas apuestas y acciones por lograr la tan anhelada paz.
¡Compartámoslas, divulguémoslas y apoyémoslas!
[1] ARN. (2018). Documento CONPES 3931. Política nacional para la reincorporación social y económica de exintegrantes de las Farc-EP.
[2] Ya son 900 reincorporados en Colombia formados bajo el modelo de entornos productivos:
[3] Se graduaron más de 60 excombatientes como operarios de maquinaria amarilla: http://www.reincorporacion.gov.co/es/sala-de-prensa/noticias/Paginas/2020/Se-graduaron-más-de-60-excombatientes-como-operarios-de-maquinaria-amarilla.aspx
[4] Asociación de Mujeres excombatientes se beneficia con iniciativa piscícola en Tolima: http://www.reincorporacion.gov.co/es/sala-de-prensa/noticias/Paginas/2020/Asociación-de-Mujeres-excombatientes-se-beneficia-con-iniciativa-pisc%C3%ADcola-en-Tolima-.aspx
[5] Conectando Con Los Que Hacen Paz: https://fundacioncompaz.org/conectandoconlosquehacenpaz/
[6] Humaniserons DH: http://humanicemosdh.org/quienes-somos/#1461176539074-7d8fd0eb-d72d
[7] http://ideaspaz.org/media/website/FIP_NE_Reincorporacion.pdf