Por: Juan Camilo Vargas

Es apasionante observar cómo los diferentes países que han dado la apuesta por el cannabis trabajan incansablemente en medio de una pandemia global por avanzar hacia una industria regulada, controlada, con aporte económico, pero sobre todo con impacto significativo en la vida de las personas. 

Es ahí donde debemos centrar toda nuestra atención, en la posibilidad que ofrece el cannabis para mejorar considerablemente la calidad de vida de las personas, resaltando que en plena pandemia, los diferentes gobiernos reconocieron el efecto terapéutico de la planta y le otorgaron estatus de industria esencial – a la par de los alimentos -, gracias a su potencial efecto contra la ansiedad causada por el confinamiento.

Este año que culmina tuve el inmenso privilegio de ser invitado como conferencista a diferentes eventos nacionales e internacionales de la industria del cannabis, algunos de ellos fueron el Prohibition Partners Live, el Global Cannabis Intelligence Summit; fui también invitado al evento anual del Canadian Council for the Americas de Alberta y al Diálogo Canadá Colombia organizado por la Cámara de Comercio Colombo Canadiense, entre otros.

Debo decir que quedé gratamente sorprendido del nivel de calidad con el que fueron organizadas estas conferencias debido a las limitaciones generadas por la pandemia y en este sentido quisiera compartir con ustedes algunos hitos importantes en el ámbito global y local:

  • MORE (Marijuana Opportunity Reinvestment and Expungement Act): La Cámara de Representantes de los Estados Unidos pasó una ley que busca poner fin a la prohibición federal de la marihuana en el país del norte. Una prohibición que, de ser levantada, aliviaría gran parte de los problemas que la industria vive hoy día como lo es la apertura del canal cambiario.

Aunque podría decirse que es un acto simbólico hasta tanto no se dé un voto conjunto con el Senado, – controlado mayoritariamente por los Republicanos – no deja de ser un hito y un argumento más para que el Gobierno Norteamericano avance hacia el anhelado sueño de tener una legalización federal, más ahora que el líder demócrata Joe Biden llega al poder y ha mostrado junto con Kamala Harris un apoyo decidido a esta industria. 

De igual forma, las elecciones presidenciales de noviembre dejan una industria más parada con la aprobación de la marihuana recreativa o medicinal en 5 nuevos estados (AZ, MS, SD, MT, NJ). 

  • Naciones Unidas (ONU): En una votación reñida, La Comisión de Estupefacientes de Naciones Unidas atendió las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y eliminó el cannabis de la lista IV, reconociendo su “potencial” terapéutico en la salud humana. 

En otras palabras, esta recomendación allana un camino para la investigación y la evidencia científica del cannabis con fines medicinales, lo que sin duda es un respaldo significativo que permitirá tener un soporte legal para continuar con la investigación de la planta que les permita a los gobiernos tener más argumentos para su legalización.

  • Inversión en crecimiento y nuevos jugadores en LATAM: De acuerdo con Prohibition Partners, Latinoamérica y el Caribe pasó de recibir USD 400 millones en capital de riesgo en 2016, a más de USD 4.000 millones en el 2019. 

Seguramente en 2020 veremos un retroceso en los flujos de capital, pero con otras formas de inversión vía fusiones y adquisiciones en 2021; sin embargo, no deja de ser llamativo que nuevos actores como Perú, Ecuador, Argentina y Costa Rica quieran entrar a competir en un sector que fue considerado esencial en la mayoría de los países en medio de la pandemia. De igual forma, México y Brasil estarían cerca de pasar regulaciones claves que aumentarían significamente el tamaño de mercado regional tanto en oferta como en demanda. 

Con relación al cannabis y su reconocimiento como sector esencial en medio de la pandemia, queda el reto adicional de que las compañías exitosas tengan la capacidad de integrarse en cadenas globales de abastecimiento sin pretender controlar todo el proceso con una sola empresa, sino por el contrario enfocarse en sus propias capacidades y hacer uso de las alianzas estratégicas.

  • Efecto anticipado del COVID: Nuevas e innovadoras formas de acceder a productos a base de cannabis siempre fueron necesarias, sin embargo, el COVID anticipó este proceso aceleradamente. 

En este sentido, el acceso al cannabis y sus derivados de manera remota debe ser ágil, seguro y controlado y es aquí donde la tecnología entró a jugar un papel determinante para que los usuarios con el menor contacto posible, pudiera acceder al cannabis y así mismo para que las empresas estén en la misma capacidad de mantener su cadena de producción y abastecimiento con el menor contacto posible y sin demoras.

El uso de la tecnología de manera remota no solo aplica para la venta per se, aplica incluso desde el mismo el cultivo. Por ejemplo, en Colombia la empresa Sierra Genetics, junto con un aliado estratégico, están haciendo seguimiento genético mediante un panel de marcadores específicos desarrollados mediante códigos de barras individuales para permitir la trazabilidad y autenticidad de los cultivares de cannabis en tiempo real. Este tipo de variables son las que los inversionistas empezarán a ver con mayor atención en 2021.

  • Más y nuevos usos del cannabis: Durante este año particularmente se empezó a hablar con gran entusiasmo de otros cannabinoides como el CBG y CBN que, aunque gozan de menos popularidad, también tienen propiedades para el manejo de diferentes patologías. 

Si bien debemos culminar con éxito la consolidación del mercado del CBD y sobre todo del THC, es importante considerar nuevos beneficios de la planta que permitan diversificar el portafolio de negocios en tanto que muchas empresas se están enfocando en lo mismo.

Similar sucede con la promisoria industria de alimentos y bebidas y su potencial con el cannabis como materia prima o ingrediente. Nuevas experiencias y formas de consumo serán los determinantes en el cliente, en donde nuevamente la integración de cadenas de valor es indispensable. Canadá es un buen ejemplo de esto en donde gran parte de las cervecerías locales han incursionado en la industria del cannabis a través de diferentes licenciatarios.

En lo que respecta a Colombia, el reto principal sigue siendo el acceso a mercado atado a la imperiosa necesidad de monetizar inversiones realizadas hace más de 4 años. Involuntariamente el mercado local se ha ido volcando hacia el CBD por tener menor restricciones en su manejo y comercialización y es así como también han proliferado empresas de cosméticos en donde también existe la necesidad de educar al consumidor y hacerle entender cuál es el verdadero valor de sus “claims”, de lo contrario habrán perdido su apuesta por este nicho de mercado.

De otro lado, sigo creyendo que el verdadero lucro de esta industria estará en dos nichos de mercado: el primero, los medicamentos con concentraciones de THC superiores al 1 % ya que es ahí donde Colombia puede añadir valor y reclamar la tan anhelada industria farmacéutica que inspira la Ley 1787, y segundo, en el cannabis de uso adulto o recreativo, debate que aún no arranca con firmeza en el país y que tardará un tiempo para que se dé, hasta tanto no haya un consenso político alrededor del consumo.

Hoy con más de 1.000 licenciatarios, y solamente 22 compañías con cultivares registrados, sigo creyendo que a diferencia de las clásicas industrias emergentes, la industria del cannabis requiere la inversión de capital considerable desde el momento cero, lo cual pone a la delantera a las empresas que tienen orientación de mercado mediante sellos y certificaciones donde obligatoriamente deben verse como empresas farmacéuticas no meramente agrícolas.

Y aquí es importante mencionar la necesidad de las empresas por mostrar facturación que les genere caja para solventar las operaciones en cultivo. Sin entrar en asuntos políticos, si Colombia como país tomó la decisión de llevar la delantera en esta industria, debe continuar desarrollando con innovación una regulación acorde a los cambios constantes y drásticos que se ven en el ámbito mundial, de lo contrario nos habremos quedado únicamente con proyecciones económicas que nunca llegarán a tener impacto.

En línea con lo anterior, quiero dejar tres retos importantes para solucionar en esta industria en el corto plazo: Primero, la obligatoriedad de flexibilizar la reglamentación y adaptarla al ritmo de lo que sucede en el mundo y sobre todo en la región con nuestros competidores; dos, continuar los esfuerzos de educación mediante una estrategia conjunta de la industria, gobierno y academia; y tercero; la creación de una hoja de ruta para la apertura de mercados internacionales vía aprovechamiento de TLC´s.

Finalmente, quiero resaltar con entusiasmo la creación de la asociación Procanacol en cabeza de Juan Manuel Galán, al tener un enfoque holístico hacia la industria del cannabis y así acompañar su implementación y desarrollo desde las diferentes perspectivas como la política, social, cultural y sobre todo la científica.

Bienvenido 2021.

*Columnista Invitado – Socio en VT Investors.

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